11/09/2008

Islandia: una nueva reflexión

El 19 de agosto de 2008, escribí una cavilación en donde reflexioné sobre un viaje que hice por Islandia. Esta tierra gélida de casi 300 mil habitantes superó todas mis expectativas. Jamás había visto un país en donde la vida fuese tan cara. Por ejemplo, tomarse un simple café en el Segafredo ZANETTI (una cadena italiana de café que ha logrado una popularidad modesta en Japón) que está ubicado enfrente de la casa de gobierno islandés, cuesta alrededor de 500 yenes (5 dólares). El mismo café en el Segafredo de Shibuya (una de las zonas con mayor concurrencia en Tokio) cuesta 300 yenes (3 dólares). ¡Qué decir de los precios de restaurantes islandeses! Comer en Reikiavik es un lujo. No quiero acordarme cuánto me costó esa modesta fonda de comida islandesa tradicional que frecuenté en esos días. Ni mucho menos la pizza que comí en un pequeño café.

Sin embargo, lo anterior no implica que el islandés promedio no pueda comer en un restaurante modesto o caro. Todo lo contrario. Por lo menos hasta agosto de 2008, los sueldos de los islandeses eran suficientes para hacerlo. De hecho, según las cifras del FMI y el Banco Mundial, en los últimos 20 años, el PIB per capita islandés logró duplicar, algo que es digno de resaltar. Además, en el año de 2007, Islandia logró colocarse en los primeros sitios del ranking mundial en esta materia, superando a Japón: la comúnmente llamada “segunda economía mundial”.

Otro detalle que me sorprendió de Islandia fue la gran cantidad de niños y mujeres embarazadas que había en la calle, así como el número de jugueterías establecidas en Reikiavik. Antes de ir a Islandia, tenía la impresión de que encontraría un país similar a Suecia o a Japón: sociedades longevas, víctimas del llamado ciclo de decrecimiento poblacional. Sin embargo, resultó todo lo contrario. Como dije anteriormente el número de infantes en la calle era notorio. Y más en una ciudad en donde sólo habitan 170 mil habitantes. De hecho, según las estimaciones del ONU, Islandia tiene la taza de natalidad más alta de los países desarrollados: tres niños por familia.


En fin. Por todas estas razones, al final de la cavilación del 19 de agosto de 2008, pensé que la experiencia islandesa podía ser benéfica para Japón y también para otras latitudes como México.


Pero, ¿qué permitió esta situación de desarrollo económico? No soy economista y carezco del conocimiento técnico para describir con detalle el comúnmente llamado “milagro islandés”, pero todo lleva hacia la siguiente aseveración: la reforma neoliberal que implementaron las autoridades de Reikiavik desde 1991 fue la clave. Igualmente, la entrada oficial de Islandia al Espacio Económico Europeo fue otro elemento importante. De hecho, hasta hace unos años, Islandia era considerada como los pocos casos de países en donde las reformas neoliberales no habían derivado en mayor desigualdad social.


Pero, ¿qué tan cierto era esto? Por los diversos artículos que he leído hay indicios para pensar que sí fue cierto. Antes de los años noventa, Islandia era un país oscuro y “pobre”. Esta situación ha sido sintetizado de una manera notable en la novela de Hallgrímur Helgason, 101 Reykjavik.


Esta obra trata diversos temas sociales que aquejaba a la sociedad islandesa de los principios de los noventa y los trata desde una visión de humor negro. El protagonista de esta obra es Hylnur Björn: un hombre de 35 años desempleado que vive con su madre en la zona postal 101 de la ciudad de Reikiavik. Hynur se mantiene sólo con el seguro de desempleo que le da el gobierno y en un ataque apatía decide recluirse en su casa, viendo sólo la televisión y utilizando la computadora. De este modo, la vida de Hylnur es patética como lo era la economía de Islandia, pero todo cambia cuando su madre le confiesa que es lesbiana.


Después de eso, la compañera de su madre, Lola, se muda a su casa. Hylnur se siente atraído por ella y comienza un extraño triángulo amoroso… Para no extender más el relato, esta situación hace que cambie la vida patética de Hylnur y se asuma finalmente como un persona madura. En lo personal me costó trabajo entender el trama porque me tocó leerla en inglés (siempre se me ha dificultado leer novelas en este idioma), pero creo es una obra recomendable. Por cierto, hay una adaptación cinematográfica que hizo el actor y directos islandés Baltasar Kormákur en el año 2000, en donde actúa Victoria Abril.


Pero, bueno me desvié del tema… regresemos nuestro argumento a su inicio. Las causas del “milagro islandés”. Como dije fue la política neoliberal de las autoridades de Islandia la que revertió ese oscuro mundo de 101 Reykjavik. El gobierno islandés privatizó los bancos y bajo los impuestos que tenía que pagar las empresas, incentivando así la inversión. Aunado a lo anterior, se decidió transferir los altos impuestos que pagan los islandeses hacia obras de infraestructura, especialmente para reforzar la industria pesquera: la principal economía de Islandia. Asimismo, se construyeron diversas plantas geotérmicas para aprovechar la energía de los volcanes de la isla y reducir la dependencia del petróleo y el carbón. Finalmente, el gobierno logró garantizar las bondades del sistema social heredado de los gobiernos socialdemócratas, evitando la desigualdad social.


Sin embargo, el “milagro islandés” terminó en octubre de 2008. La crisis financiera que azotó a Estados Unidos y luego a la economía mundial, traería efectos funestos sobre Islandia. Los principales bancos privados no podrían garantizar el pago de deuda de corto plazo; la deuda externa islandesa aumentaría a niveles inverosímiles; y la moneda nacional (krona) se depreciaría estrepitosamente, imposibilitando por completo las transacciones económicas y de divisas.


Ante esto, el gobierno de Geir Haarde no tendría otra alternativa que recurrir a medidas drásticas. Una de ellas y la más dolorosa fue la nacionalización de la banca. Asimismo, fijaría la krona al euro; pediría un gigantesco préstamo a Rusia (una nación que siempre fue vista como un “vecino” incómodo); y, finalmente, solicitaría la ayuda del FMI. Dicho en palabras distintas: Islandia vivió la misma experiencia que experimentó México en los años ochenta ,cuando cayeron los precios del petróleo y obligaron al, entonces, presidente José López Portillo y Pacheco a nacionalizar la banca privada y devaluar el peso.


La verdad estoy sorprendido de los acontecimientos ocurridos sobre Islandia. Por un lado, la bancarrota de este país terminó finamente con el mito del “milagro islandés”. Por otro lado, condenó a una de las sociedades más igualitarias a un futuro latinoamericano. Es decir, una ampliación de la brecha entre los ricos y pobres.


La pregunta de los 64 millones: ¿podrá salir Islandia avante de esta crisis? Yo creo que sí. Es un país que ha vivido siempre con escasos recursos y ha salido avante. Sin embargo, el costo político y social será grande y por qué no puede que regrese de nuevo ese oscuro mundo de 101 Reykjavik

De regreso

Después de dos meses de no escribir nada regreso a este espacio virtual. La razón es algo complicada, aunque no tan trágica.

Hace unos meses, los dueños del Diario Monitor —lugar en donde solía poner cada martes mis cavilaciones— decidieron cancelar su sección de Análisis. Lo anterior hizo que me quedara sin un espacio “oficial” en donde pudiera escribir mis trivialidades semanales. Ignoro las causas, aunque presumo que fue la falta de dinero, pero también la difícil situación que enfrenta su director José Gutiérrez Vivo. En fin, es un tema que no me concierne a mí y bueno cierro así casi dos años y medio de actividades en este periódico.

Ahora bien, justo en el momento que me avisaron los editores de Diario Monitor la noticia, se me quitaron los ánimos de seguir escribiendo. No por depresión o tristeza. Simplemente me dio pereza hacerlo. Cada semana tenía que cumplir con una cuota semanal de 4500 letras y sin darme cuenta eso me había generado un estrés innecesario. De este modo, cuado me di cuenta de que me había librado de esta responsabilidad, pues dije mejor me tomo un descanso y dedico mi tiempo a otras actividades. Fue por eso, que decidí darme unas largas vacaciones.

Empero, en las semanas subsecuentes que dejé de escribir, recibí varios mensajes de amigos que se preguntaban la razón de mi repentina desaparición en la red. Igualmente, por razones extrañas, algunas personas comenzaron a externar sus comentarios en mis cavilaciones pasadas. Inclusive, algunas que fueron puestas hace un año. Fue, entonces, que pensé: “Esta terapia semanal de escribir cosas sobre Japón no había sido una banalidad”. De este modo, superando la pereza que me había invadido en los últimos meses, decidí “postear” de nuevo.

No sé cuando dure esta actividad, pero bueno la temática seguirá siendo la misma: analizar un tema político, cultural o literario de Japón, tratándolo de contrastarlo con la “realidad mexicana”. Sin embargo, en esta ocasión buscaré un mejor estilo menos riguroso como el que había mantenido, ya que esto no es una columna de un periódico. Por lo que toca a la frecuencia, buscaré escribir cada semana, probablmente cada martes.

Veamos qué pasa. Espero que sea de su interés amable lector y disculpe los problemas de redacción y los mexicanismo inherentes del autor de estas cavilaciones. Gracias por su vista.

10/20/2008

Descanso

A todos los lectores de esta modesta columna. He dejado hace unas semanas de escribir pero en noviembre vuelvo a escribir de nuevo. Disculpen la demora.

9/19/2008

El cambio político en Japón (segunda parte)

En la pasada cavilación, vimos las causas de la dimisión del primer ministro Yasuo Fukuda (2007-actualmente). El problema que sigue ahora es esbozar quién será su sustituto, pero ante de hacerlo vale la pena hacer un breve recuento de las formas como se eligen a los primeros ministros en Japón.

Empecemos diciendo lo siguiente: Japón es un sistema parlamentario y a diferencia del sistema presidencial mexicano en el cual el jefe del ejecutivo es elegido por el voto directo de los ciudadanos, el primer ministro lo eligen los diputados de la Dieta, quienes son escogidos por el sufragio popular. Este órgano gubernamental está formado por dos Cámaras —la Baja y la Alta— y en ambas sus diputados votan; pero en términos constitucionales son los votos de los legisladores de la primera los que definen quién será el jefe del ejecutivo. Dicho en otros términos, el partido con más diputaciones en la Cámara Baja es el que determina la elección del primer ministro y no importa mucho si la oposición tiene la mayoría en la Cámara Alta, como sucede ahora.

Pero cuándo los diputados deciden el cambio de mandos. En términos generales, lo deciden después de una elección general; por lo que si el partido oficial pierde la mayoría en los comicios de la Cámara Baja y una fuerza de oposición logra transformarse en la primera fuerza su líder se vuelve en el siguiente primer ministro. Sin embargo, esto no ha sucedido, hasta la fecha no se puede hablar de la existencia de una real alternancia de poder en Japón, ya que las fuerzas conservadoras han dominado el espacio electoral.

Entonces, cómo se de el cambio de mandos. La “alternancia” se da cuando el presidente del oficialista Partido Liberal Demócrata (PLD) deja su cargo y se lo transfiere a un miembro de su partido o bien convoca a una elección interna. Independientemente del método que se use, quien logra convertirse en el presidente del partido conservador se vuelve automáticamente en el primer ministro, ya que el PLD siempre ha ostentado la mayoría en la Cámara Baja; pero, qué motiva, entonces, al presidente en turno dejar su cargo.

Hay varias razones. Primero, los que han durado más tiempo en el poder, como Eisaku Sato (1964-1972), Yasuhiro Nakasone (1982-1987) y Jun’ichiro Koizumi (2001-2006), han dejado voluntariamente el cargo, ya que han logrado consumar sus proyectos políticos. Otros como Ryutaro Hashimoto (1996-1998) y Takeo Miki (1974-1976) han tenido que renunciar después de perder importantes escaños en una elección nacional. Igualmente, otros como Yoshiro Mori (2000-2001) y Shinzo Abe (2006-2007) han dejado el poder por sus ineficientes gestiones. En esta categoría podemos poner al primer ministro Fukuda. Por otro lado, algunos como Kakuei Tanaka (1972-1974) y Sosuke Uno (1989) han dejado el poder después de que la presa sacó a la luz pública sus escándalos.

Cabe destacar dos cuestiones curiosas. En la larga historia del dominio del PLD, sólo dos mandatarios han fallecido en el cargo, Masayoshi Ohira (1978-1980) y Keizo Obuchi (1998-200), mientras que sólo uno, Takeo Fukuda (1976-1978), padre del actual Primer Ministro, ha perdido una elección interna siendo el presidente en turno.

En suma, hay distintas razones que explican la dimisión de un primer ministro. Además, hay que destacar que no siempre se llevan acabo las elecciones internas. Todo depende de los momentos políticos; pero en el caso particular de la renuncia de Fukuda no será el caso. En su discurso de dimisión, el Primer Ministro anunció la realización de elecciones internas y pidió a los mandos del PLD que realizaran unas elecciones ejemplares que permitan sobrepasar la crisis que vive Japón (más bien dicho su partido). De este modo, el próximo 22 de septiembre se realizarán las elecciones internas y quien resulte ganador será el siguiente primer ministro, además de que tendrá que convocar a comicios anticipados en las siguientes semanas.

Por ahora se han postulado cinco candidatos con perfiles distintos: Taro Aso, secretario general del PLD, Kaoru Yosano, Ministro de Finanzas y Políticas Económicas, Yuriko Koike, ex ministra de Defensa, Shigeru Ishiba, ex ministro de Defensa, y Nobuteru Ishihara, ex ministro de Caminos y Transportes. ¿Quién será el afortunado en dirigir las riendas del PLD? Si no pasa nada extraordinario, el ganador será Aso; pero quién es él y qué implicaciones traerá para Japón su llegada, lo analizaremos en la cavilación de la semana siguiente.

9/09/2008

El cambio política en Japón (primera parte)

(Artículo publicado en Diario Monitor, el 9 de septiembre de 2008)

El pasado lunes, 1 de septiembre, el primer ministro Yasuo Fukuda (2007-actualmente) convoca a una conferencia de prensa. Ahí, anuncia su dimisión y señala que para lograr las reformas que requiere Japón, es necesario la llegada de un nuevo líder y que ha decidido aprovechar que la Dieta no está en sesiones para acelerarla. De este modo, por segunda vez consecutiva, un mandatario renuncia a su cargo en Japón, lo cual agudiza más la crisis que vive el oficialista Partido Liberal Demócrata (PLD) —organización conservadora que ha llevado las riendas desde la década de los cincuenta— desde que el popular Jun’ichiro Koizumi (2001-2006) dejó el poder.

¿Cómo recibieron los japoneses esta noticia? Los grupos más críticos de la administración de Fukuda recibieron con alegría las palabras del Primer Ministro, pero para la mayoría de los japoneses, su renuncia los dejó anonadados. No había una razón clara que pudieran incentivar una medida tan drástica. Además, era una decisión irresponsable, ya que apenas en agosto el mandatario había cambiado a los miembros de su gabinete.

Pero ¿por qué renunció Fukuda? Desde una visión particular, es difícil saber las razones exactas, en especial por qué lo hizo después de cambiar su gabinete; pero desde una óptica general la renuncia tiene una explicación “simple”: es producto de una aguda crisis de legitimidad que enfrenta el PLD y de los fracasos de sus políticas sociales, así como de la falta de líderes carismáticos que puedan llenar el vació que dejó Koizumi y su populismo de derecha. Sin embargo, Fukuda tiene otra explicación.

En su discurso de dimisión, el Primer Ministro resalta que la principal causa que debilitó a su administración fue la situación de “gobierno dividido” que vive actualmente Japón; pero recalca enfáticamente que la mayor parte de la responsabilidad la tuvo la primera oposición: el Partido Demócrata Japonés (PDJ), el cual tiene un dominio de la Cámara Alta de la Dieta desde el 2006.

De acuerdo a Fukuda, el líder demócrata Ichiro Ozawa se ha negado a cooperar con su partido y sin esta cooperación es imposible hacer frente a los problemas que aquejan actualmente a Japón; pero muchos especialistas consideraron que las palabras del Primer Ministro son simples “patadas de ahogado”. Es cierto que el PDJ no ha cooperado plenamente con el PLD, pero ningún partido lo hace si no recibe nada a cambio. Además, cabe resaltar que muchos de los argumentos de los demócratas son propuestas válidas y algunas están encaminados a contener y a corregir los abusos de poder que han establecido los conservadores desde los años cincuenta.

De hecho, por donde se le vea, la mayor parte de la responsabilidad es de Fukuda y el PLD. El Primer Ministro no hizo nada para evitar que los miembros de su partido boicotearan las propuestas de los demócratas y desincentivaran la cooperación. Asimismo, utilizó la inmensa mayoría de curules que ostenta su partido en la Cámara Baja (66%) para imponer leyes, como un impopular impuesto a la gasolina y el establecimiento de un nuevo sistema de seguro social que los condena a muchas personas de la Tercera Edad a vivir en miserables condiciones. Finalmente, Fukuda fue incapaz de solucionar los problemas de negligencia, que han prevalecido en el Departamento de Seguro Social, así como los escándalo de enriquecimiento ilícito de varios funcionarios del Ministerio de Defensa. Para no extender más la cavilación, basta decir nada más que, si de responsabilidades se trata, la de Fukuda y el PLD, supera a la de la oposición.

Como palabras finales, es preciso señalar que mientras siga prevaleciendo una situación de “gobierno dividido”, un simple cambio de mandos no traerá un resultado favorable, como lo piensa el Primer Ministro. La verdadera solución está en el establecimiento de compromisos y en esta negociación se tendrían que sentar todas las fuerzas políticas y establecer unas reglas de convivencia que incentiven la cooperación. Sin embargo, eso no se ha logrado desde el 2006 y es muy improbable que se dé con el nuevo gobierno. De esto modo, no hay otro camino que convocar a elecciones y preguntarle a la ciudadanía qué opción quieren: una situación de “gobierno dividido”, en donde siga gobernado el PLD o una en donde ambos cuerpos legislativos los controle el PDJ.

Las encuestas muestran un escenario favorable para la alternancia, pero aún falta un largo trecho para las elecciones. Primero el PLD tendrá que definirá quién será su presidente, lo cual puede camiar el rumbo de los siguientes comicios. La pregunta obligatoria es quién será el sustituto de Fukuda. En la siguiente cavilación lo analizaremos.

9/02/2008

Las Olimpiadas de Tokio

(Artículo publicado en Diario Monitor el 2 de septiembre de 2008)

En la parte final de la cavilación pasada señalé que Tokio tiene amplias posibilidades de volverse en la sede de los Juegos Olímpicos de 2016. En caso de concretarse esto, la capital japonesa albergaría por segunda ocasión unas Olimpiadas y con esto Japón obtendría una oportunidad única para impulsar su economía como lo hizo China en los pasados Juegos de Pekín. Por esta razón y aprovechando el momento olímpico, quisiera emprender una reflexión sobre este tema. Empecemos, mencionando cómo inició la candidatura.

En los finales del 2005, un grupo de empresarios, políticos y urbanistas presentan a la opinión pública un proyecto que busca promover la candidatura de Tokio como sede de los Juegos Olímpicos de 2016. De inmediato, los medios deciden cubrir la noticia, pero la gran mayoría concluye que es una propuesta trillada, ya que no había recursos para financiar un proyecto de esa magnitud. Empero, los miembros del Comité Organizador deciden no dar marcha atrás a su proyecto y logran el apoyo del derechista gobernador Shintaro Ishihara.

Esto resulta un gran avanece, pero, el proyecto olímpico se topa de inmediato con la negativa de los partidos de oposición locales, ya que la realización de los Juegos implicaría un alto costo para los habitantes de Tokio, además de desatar daños ecológicos irreparables. Esta situación implica un nuevo revés, pero el Gobernador no claudica y decide colocar a la justa veraniega como la bandera de su campaña electoral para los comicios gubernamentales de 2007.

Después de una larga campaña, Ishihara gana las elecciones, oficializándose así la candidatura de Tokio. Empero, dentro de Japón muchos grupos siguieron manteniendo una fuerte crítica hacia la realización de la Olimpiada. Además en los mismo meses Fukuoka (la ciudad más importante del sur de Japón) decide postularse también como sede olímpica, desatándose una batalla entre ambas ciudades. Finalmente, en agosto de 2007 el Comité Olímpico Japonés decide elegir a Tokio como la ciudad que apoyará y en septiembre del mismo año, junto con otras seis ciudades (Chicago, Río de Janeiro, Madrid, Bakú, Doha Praga), la capital japonesa oficializa frente al Comité Olímpico Internacional (COI) su intención de ser la sede de los Juegos Olímpicos de 2016.

Empero, los medios japoneses siguieron mostrando su desacuerdo. Para muchos, era innecesario gastar un dinero excesivo en unas Olimpiadas. Además, señalaron que era muy improbable que el COI apoyara la realización de unos Juegos en Asia-Pacífico después de Pekín.

Ante estas criticas, Ishihara decide emprender una gran campaña mediática en donde expone ante la opinión pública las bondades de su proyecto, la “Olimpiada Compacta”, cuya principal característica era aprovechar la infraestructura heredada de las Olimpiadas de 1964. De este modo, sólo se construiría un nuevo Estadio Olímpico, evitándose un gasto excesivo y un deterioro ecológico y los Juegos se realizaría en un radio de 8 kilómetros cuadrados. Además, dado los bajos índices de criminalidad que existen en Tokio, la seguridad de los turistas que visiten en ese tiempo la capital japonesa estaría asegurada.

Frente a esta maniobra, la oposición decide contrarrestar la campaña mediática por medio de desplegados en varios periódicos, argumentando que el proyecto no contemplana otros gastos y exigen su anulación, pero para su sorpresa, los medios comienzan a apoyar la propuesta del Gobernado, lo cual implicó un gran triunfo para Ishihara. Finalmente en junio de 2008, Tokio logra pasar de manera apabullante la primera ronda y junto con Chicago se perfila como una de las sedes con mayores posibilidades (las otras dos candidatas son Río de Janeiro y Madrid). Esto trajo una reconciliación de Ishihara con los medios, lo cual hace que Japón esté unido para lograr el gran objetivo.

A guisa de conclusión, Ishihara y el Comité de Promoción de la Olimpiada de Tokio han superado el primer obstáculo, pero creo que aún no es tiempo de cantar victoria. Si bien, la propuesta de una “Olimpiada Compacta” puede lograr un apoyo de distintos sectores tanto de Japón como del extranjero, esto no puede materializarse sin el apoyo de la mayoría de los miembros del COI, en especial de los países africanos y asiáticos. Es ahí donde está el gran reto. Sin los votos de estas naciones es imposible pensar que gane Tokio y dado que los últimos años Japón ha perdido presencia en esas regiones, no se puede descartar un gran descalabro. De este modo, Chicago parece perfilarse como la sede ganadora, pero aún falta mucho. Todo se definirá en octubre de 2009, cuando el COI dé su veredicto.

8/27/2008

Las olimpiadas: una primera reflexión

(Artículo publicado en Diario Monitor el 26 de agosto de 2008)

Han terminado, finalmente, las Olimpiadas de Pekín. Después de dos arduas semanas de competencias, China es la gran campeona y toda la inversión en infraestructura, así como el costo social, político y humano, que significó la justa veraniega tuvo una justa recompensa. Eso sí, los problemas de desigualdad económica que aquejan actualmente a China, así como el autoritarismo de su gobierno y la represión emprendida hacia los grupos minoritarios salió relucir antes de los juegos, pero esto no fue un obstáculo, aunque obligan la realización de nuevas reformas.

Ahora bien, una vez culminada la justa en China, los ojos de las principales autoridades deportivas se enfocan hacia Londres. La capital inglesa albergará los juegos olímpicos de 2012 y todo indica que será unas grandes Olimpiadas, pero algunos diarios londinenses han sostenido que no se logrará a tiempo la modernización de la capital inglesa. Cuando leí estas notas, no di mucho crédito de esto. Gran Bretaña, a diferencia de China, es un país que logró mucho antes la salida del atraso. Pero hace unos días estuve por Londres y la verdad quedé sorprendido.

Por ejemplo, el metro londinense es un desastre. No sólo es viejo. Es ineficiente y a comparación del de Tokio, carece de las facilidades para que las personas discapacitadas pueden subir a los vagones. Igualmente, las señalizaciones son sumamente ambiguas y para rematar, hay pocas máquinas de boletos y no son modernas. Aunado a lo anterior, los trenes llegan tarde y cruzar las calles de Londres es un odisea, ya que los semáforos para los peatones, simplemente no sirven de nada.

Empero, no es un caos como la ciudad de México. A pesar de todas estas desventajas, Londres ha logrado impulsar de una manera exitosa el turismo y en este rubro supera por mucho a Tokio. Por ejemplo, el establecimiento del pase por día permite el uso ilimitado del metro por la principal zona turística de Londres, lo cual posibilita un desplazamiento relativamente barato, algo que en Tokio es impensable. Además, la existencia de numerosos restaurantes extranjeros (comida china, india, árabe, mexicana, etc.) permite a los turistas seguir comiendo los platillos que acostumbran, algo que en Tokio no sucede igual, ya que la comida extranjera que sirven aquí está demasiado amoldada al paladar japonés.

Como se ve, Londres, pese a todo lo que se diga, es una de las mejores sedes para albergar los juegos olímpicos y no dudo que logrará su cometido. Eso sí, es una ciudad cara como Tokio, por lo que muchos mexicanos que la visiten tendrán que sufrir con esto.

Ahora bien, mientras los ojos de la comunidad olímpica se centra en el Reino Unido, la vista de muchos japoneses se centran en Tokio, ya que las autoridades de esta ciudad, especialmente su gobernador, el derechista Shintato Ishihara, decidieron postular a la capital japonesa como la sede de los próximos juegos olímpicos de 2016. En un inicio, muchos criticaron esta postulación por considerarla un gasto excesivo y señalaron que otras ciudades japonesas como Osaka y Fukuoka, así como Dubai u otras ciudades asiáticas deberían albergar la justa veraniega. Empero, Ishihara logró su cometido y hace un par de meses, la capital japonesa, pasó la primera ronda.

Ahora, Tokio tendrá que competir contra Chicago, Madrid y Río de Janeiro y todo se definirá en octubre de 2009, cuando en Copenhague se designe de la sede de los juegos de 2016. Por cierto, muchos especialistas han considerado que Chicago y Tokio son las dos sedes que tienen más posibilidades. Pero ¿cuáles son las opciones reales de Tokio? Esto será el tema de la cavilación de la siguiente semana, pero adelantando un poco, basta decir lo siguiente.

El proyecto de Ishihara, por su contenido tiene mucha oportunidad de ganar. Su intención es reutilizar la infraestructura heredada de la Olimpiada de 1964 y centrar en un espacio reducido la mayor parte de la justa. Además, las excelentes condiciones de transporte y de seguridad permitirán realizar sin ningún problema un evento de tal magnitud. Esto significa que no se gastarán recursos innecesarios de los habitantes de Tokio y junto con la colaboración de las empresas japonesas y el uso de tecnología de punta se garantizarán un gran show.

En fin, pero aún falta mucho. A guisa de conclusión, es muy prematuro decir que Tokio ganará la sede. Además, lo que ahora es primordial son los Juegos Olímpicos de Londres, pero la cuenta regresiva ha comenzado. Veamos qué pasa.

8/19/2008

Islandia: una lección interesante

(Artículo publicado en Diario Monitor el 19 de agosto de 2008)

Hace unas semanas, tuve la oportunidad de visitar Islandia. Esta nación de 300 mil habitantes es una de las democracias más prósperas del orbe y una de las pocas naciones en donde las reformas neoliberales no han redituado en mayor desigualdad como ha sucedido en Japón (y México). Por esta razón quisiera contrastar esta “extraña” nación con Japón para encontrar algunas similitudes y resaltar sus diferencias.

Empecemos, viendo algunos datos. Islandia ostenta un alto nivel educativo como muchos de los países escandinavos, pero no sólo eso. Según el FMI, en el año 2007 el PIB per capita de Islandia fue de 41 mil dólares. Esta cifra sólo fue superada por Luxemburgo (76 mill) y Noruega (42 mil) y sobrepasa por mucho los números que ostentaron Japón (31 mil) y México (10 mil) en el mismo periodo. Aunado a lo anterior, la expectativa de vida masculina en Islandia es la más alta del mundo, lo cual habla de un eficiente sistema de salud y mejores condiciones laborales que otras naciones. Además, la UNICEF ha catalogado a Islandia como uno de los países en donde se respetan mejor los derechos de los infantes. Y otras cifras muestras que en este país hay 2.7 niños por familia: la cifra más alta de Europa. Dicho en otras palabra, en este país el decrecimiento poblacional no es un problema social como en Japón.

En suma, por donde se le vea Islandia es un país sumamente próspero, pero esto no implica necesariamente la existencia de una sociedad opulenta ni muchos menos una en donde se gaste un excesivo dinero en mega proyectos de infraestructura como en los Emiratos Árabes Unidos. Los islandeses llevan una vida sencilla. Además, pagan altos impuestos, los cuales son el sostén de un eficiente e igualitario sistema de seguro social. Además, hay que recalcar que el nivel de vida es sumamente caro, ya que la mayoría de los productos de consumo interno se tienen que importar del extranjero como sucede en Japón. Para darse una idea de esto, basta con ver cuánto cuesta una taza de café en este país. En Reykiavik una taza de café en Starbucks cuesta alrededor de 450 kronas (5 dólares). El mismo café en Tokio —catalogada por muchos como una de las ciudades más caras del mundo— cuesta alrededor de 350 yenes (3 dólares).

Ahora bien, dejemos un momento estas cuestiones y analicemos las causas de este desarrollo ¿Qué factores explican este éxito económico? Islandia vive básicamente de la pesca y es junto con Japón una de las principales potencias pesqueras en el mundo. De hecho, se tiene estimado que el 75% de la actividad la ocupa la industria pesquera (12% de la fuerza laboral), incluida la pesca de las ballenas (un tema que ha sido criticado por muchos ecologistas), seguida después de los servicios, especialmente el turismo. Esta situación es muy similar a la que tiene Noruega, pero a diferencia de esta nación escandinava, Islandia carece de abundantes yacimientos petrolíferos, lo cual es, sin duda, un problema.

¿Cómo le ha hecho Islandia para superar este problema? Antes de los años 80, la mayor parte de la energía del país la generaban los hidrocarburos, pero actualmente, gracias al desarrollo de la energía geotérmica e hidrotérmica, este problema se ha logrado subsanar, reduciéndose también la emisión de contaminantes. Así, salvo el uso del petróleo en los transportes aéreos, terrestres y marítimos, la dependencia actual del petróleo es casi del 0%. Una situación que Japón, aún con los paneles solares y las numerosas y peligrosas plantas nucleares, no ha podido lograr.

Esto sin duda deja una gran lección para Japón y también para México, ya que son dos países en donde existen una gran cantidad de volcanes que pueden servir como fuentes de energía alternativa y limpia. Sin embargo, hay que destacar que la experiencia islandesa no es la panacea. Este país lo logró por una coincidencia de características geográficas y una ínfima cantidad de población. Emular esa experiencia en un país como Japón con 130 millones de habitantes suena sumamente complicado. A esto debemos añadir que la existencia de una raza homogénea en Islandia ha permitido desarrollar políticas de igualdad más eficaces y establecer un eficaz control del crimen, algo que en naciones como México en donde existe una desigualdad social y una pluralidad étnico-cultural suena imposible.

A guisa de conclusión, la experiencia islandesa es una muestra clara de cómo en condiciones desfavorables aún es posible la salida del atraso. Aprendamos de ella, pero manteniendo siempre la cabeza fría.

7/29/2008

Kyogoku y el Japón de los años cincuenta

(Artículo publicado en Diario Monitor el 29 de julio de 2008)

En los últimos años, han proliferado en España y América Latina las obras de escritores japoneses. Así se pueden conseguir los libros de los llamados “clásicos” (Yukio Mishima, Yasunari Kawabata y Kenzaburo Oe), así como de Haruki Murakami, sin duda uno de los más talentosos escritores japoneses que aún siguen vivos. Sin embargo, siguen sin traducirse una camada de escritores como Shintaro Ishihara, Kenji Miyazawa, Osamu Dazai, Kobo Abe, así como las obras de escritores modernos como Ryu Murakami y Miyuki Miyabe, entro otros. Sin duda, los problemas de idioma son un obstáculo, pero también se explica esto por la precaria situación de la industria literaria de América Latina.

Dejando a un lado estos detalles. Hoy quisiera dedicar esta cavilación al análisis de las obras de Natsuhiko Kyogoku (1963-actualmente). Especialmente, las novelas de las serie Hyakki Yako (La marcha nocturna de los 100 demonios): El verano de Ubume (1994); La caja de Moryo (1995); La jaula de Tesso (1995); El sueño de Kyokotsu (1995); La razón de Jorogumo (1996); La fiesta de Nuribotoke (1998); La herida de Onmoraki (2003); y La gota de Jami (2006).

Empecemos mencionando una breve semblanza de este autor. Kyogoku nace en Hokkaido y estudió confección para después incursionar en el mercado del diseño de ropa. Finalmente, en 1994, la editorial Kodansha (una de las más importantes de Japón), le publica su obra prima El verano de Ubume, una extensa novela de 800 páginas y la primera de la serie Hyakki Yakko. Así, comienza una fructífera carrera. Algunas obras lograrían ganar premios importantes y finalmente en 2004, Kyogoku obtiene una de las preseas más codiciadas: el premio Naoki con su obra Los 100 cuentos de Nochinokosetsu, que no es parte de Hyakki Yakko.

Por lo que especta al estilo de Kyogoku, es excéntrico como gran parte de sus novelas. Por ejemplo, usan palabras complejas y evita la economización de sus textos, lo cual hace que sus obras sean extremadamente extensas. Asimismo, centra su atención en temas ocultos y fantasmagóricos, aunque en ninguna de sus obras ocurren fenómenos paranormales; como los dice uno de sus personajes principales: “en este mundo no hay nada extraño”. Otro punto fundamental de su estilo es la constante alusión del término: yokai (demonio). En los principales títulos de sus obras aparecen constantemente nombres de distintos demonios y en cada una de ellas hay una larga explicación sobre ellos, haciendo extensa la novela y en momentos sumamente pedante.

Por lo que toca a la temática de Hyakki Yakko, estas obras se sitúan en la segunda mitad de los años 50, justo después de la ocupación militar estadounidense. Su tema principal son asesinatos extraños, que son resueltos por el personaje principal de esta serie Akihiko Chuhuzenji, quien es el dueño de una librería de viejo llamado Kyogokudo y quien además tiene dos oficios: shaman shintoista y ogamiya (eliminador de malos espíritus).

Ahora bien la peculiaridad de este excéntrico personaje es que, si bien resuelve los crímenes, en estricto sentido no investiga y mantiene una clara negativa a participar en la resolución de los crímenes. De hecho, son sus tres amigos Tatsumi Sekiguchi (un escritor introvertido con problemas de depresión), Reijiro Enokizu (un arrogante e impredecible detective privado de origen aristócrata que puede ver el pasado de las personas) y Shutaro Kiba (un policía), así como otros personajes secundarios los que buscan la información y se las traen a Chuzenji.

Como se aprecia, la estructura de los personajes es rara. Pero no sólo es lo único extraño, la propia temática de esta serie lo es. Kyogoku ha logrado plasmar en sus textos un mundo oscuro, en donde cohabitan el Japón de la preguerra (tradicional) y el de la posguerra (moderno). Otro aspecto notorio de sus obra es la presencia de la Guerra del Pacífico. La mayoría de los personajes varones fueron mandados a la guerra y las mujeres perdieron a sus familiares, lo cual hace que tengan estigmas y exista una constante alusión del dolor. Finalmente, narra un Japón pobre, que distan mucho de la imagen actual de este país y pone en claro una sociedad prejuiciosa e injusta.

Como palabras finales quisiera señalar lo siguiente: una de las mejores formas de conocer una sociedad es a través de la lectura y las largas obras de Kyogoku permiten esto. Desgraciadamente, no existen hasta la fecha traducciones de sus obras, pero existen las obras de los “clásicos”, que siguen siendo el referente de cualquier escritor japonés. Lo invito a visitar la librería más cercana a su casa y busque las obras de estos escritores. A ver qué le parecen.

7/15/2008

¿Qué viene ahora?

(Artículo publicado en Diario Monitor el 15 de julio de 2008)

La semana pasada, en el lago Toyako, ubicado en la prefectura de Hokkaido, se llevó acabo la trigésima cuarta reunión del Grupo de los Ocho (G8). Como es sabido este foro no tiene ningún carácter oficial, pero dado el poderío económico de sus principales miembros; las decisiones que se tomen ahí tienen un efecto importante sobre el concierto internacional. Por lo que toca al gobierno japonés, la reunión significó una oportunidad de oro para que el primer ministro Takeo Fukuda pudiera recuperar la confianza de la ciudadanía y evitar su salida del gobierno. ¿Qué le depara ahora a Fukuda, después de la reunión? Antes de analizar esto, mencionemos brevemente algo sobre la historia del G8 y los principales resultados de la pasada Reunión de Toyako.

El grupo nace en 1975 como una medida correctiva para solucionar los dolorosos costos que había traído la Crisis petrolera de 1973. El éxito fue tan importante que sus miembros decidieron propicio realizar anualmente una reunión. De este modo, a partir de 1976, el entonces Grupo de los Siete discutiría distintas problemáticas mundiales, que abarcaban desde la lucha contra el comunismo hasta reformas estructurales. Finalmente, en 1998, dada su importancia política y militar, la Federación Rusa se vuele en un nuevo miembro (en el 2003 obtendría plenos derechos), quedando conformada la estructura actual de ocho naciones, aunque no sean necesariamente las economías más grandes del mundo. En orden descendiente, según los datos de PIB que señala el FMI, son: Estados Unidos (1), Japón (2), Alemania (3), Inglaterra (5), Francia (6), Italia (7), Canadá (9) y Rusia (11).

Sin embargo, dado el crecimiento que ha tenido China (número 4 según el FMI) e India (12), así como la importancia estratégica que tiene para Estados Unidos naciones como México (15) y Brasil (10), a partir de 2005, el G8 ha decidido invitar a los jefes de gobierno de estos países para discutir las resoluciones que se den en las reuniones. Y en el caso de esta última cumbre estuvieron presentes además de estos países, Australia, la República de Corea, Indonesia y las naciones más importantes de África, siendo un total 14 países invitados más las naciones del G8.

Por lo que toca a los resultados de la Reunión de Toyako, los temas prioritarios fueron la ecología, el alza del petróleo, los problemas alimenticios y el desarrollo África. En algunos temas se lograron un avance, pero la reunión no logró un resultado significativo. Estados Unidos no se comprometió a buscar una solución para cooperar en el problema ecológico ni implementar medidas económicas correctivas que permitan subsanar la crisis alimenticia. Inclusive, junto con Francia plantearon la necesidad de aumentar nuevas plantas nucleares para solventar el problema de la emisión de dióxido de carbono; algo que suena peligroso. Finalmente, no se logró un acuerdo mayor con los llamados Grupo de los Cinco (en donde está México) para que colaboren en el desarrollo de tecnología limpia y moderen su proceso de industrialización.

En suma, el resultado no fue tan importante y esto fue dañino para Fukuda. El primer ministro había puesto como un tema central de su incipiente y débil gobierno el éxito de los acuerdos ecológicos que se dieran en la Reunión del G8. Inclusive, desde que asumió el gobierno, Fukuda se aferró, en que no cambiaría el gabinete que había heredado de Shinzo Abe (2006-2007) y que no convocaría a elecciones de la Cámara Baja hasta culminar la Reunión de Toyako.

De este modo, dentro del gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD) y en los principales medios se convencieron de que Fukuda convocaría a elecciones inmediatamente que terminara la Reunión de Toyako, cumpliendo con la extraña maldición que han rodeado a las reuniones que se han hecho en Japón: siempre que hay una Reunión del G8 (1979, 1986, 1993 y 2000) hay elecciones.

Empero, dado los bajo índices de apoyo ciudadano y el ascenso del Partido Demócrata Japonés han hecho Fukuda se nieguen a convocar a elecciones. De hecho, algunos especialistas consideran que en caso de que se hiciera ahora mismo las elecciones, el PLD perdería de manera contundente. Por esta razón, dentro del PLD han aumentado las voces de descontento hacia Fukuda y han comenzado a movilizarse para elegir a un nuevo presidente de partido y con él o ella enfrentar las futuras elecciones (que serían en septiembre de este año o la primavera del próximo)

A guisa de conclusión, actualmente Fukuda está contra la pared y no se ve cómo pueda enderezar su débil gobierno. Todo indica que aguantará hasta donde pueda, pero de hacerlo estaría condenando a su partido a la derrota. Veamos qué decide Fukuda.

7/01/2008

El Deporte Nacional y la política

(Artículo publicado en Diario Monitor el 1 de julio de 2008)

Hace un par de días, con un alumno del centro donde laboro, nos pusimos a analizar qué es un “deporte nacional”. Escribo aquí alguna de nuestra conclusiones. De entrada no encontramos una definición exacta de qué puede ser un “deporte nacional”.

Generalmente, es el deporte que más se practica en un país. Por ejemplo, en el caso de México sería el fútbol, mientras que en Japón el béisbol. Sin embargo, para algunos países, el término “deporte nacional” se le asocia más con aquellos deportes en donde se han logrado los mejores resultados. Retomando el caso mexicano podría ser el boxeo o la caminata, mientras que en Japón sería el judo. Finalmente, hay países, como los escandinavos, que han establecido como “deporte nacional”, aquel que representa mejor su cultura y que tiene una fuerte raíz con su historia. Dada esta óptica, la charrería sería el deporte nacional mexicano, mientras que en Japón sería el sumo.

Ante esta diversidad de opiniones, decidimos preguntarle a Wikipedia sobre esto. Sabemos que no es la mejor opción, ya que mucha de la información que está contenida en este medio no es necesariamente cierta, pero encontramos algunos criterios para definir qué es un deporte nacional. De acuerdo a Wikipedia hay tres. Primero, para que un deporte logre el nivel de nacional; las reglas y los objetivos de éste tienen que ser conocidos por todos los habitantes de una nación determinada. Segundo, un “deporte nacional” es aquel se practica y es visto por un gran número de habitantes de una nación determinada. Finalmente, un deporte nacional es aquel que tiene una larga historia de popularidad en una nación determinada.

Siguiendo estos criterios, en el caso de México es sin duda el fútbol. Sin embargo, no sé si todos los mexicanos y mexicanas sepan qué es un fuera de lugar (no tienen por qué saberlo). Igualmente, si bien es cierto que en el fútbol es el deporte con mayor audiencia, esto no significa que este deporte nos guste. Más bien es lo único que se proyecta en televisión abierta. En fin. Por cierto, según Wikipedia, el deporte nacional de México, es la charrería y el fútbol, pero también coloca a la Lucha Libre. Usted qué le parece.

Ahora bien, en muchos países son las autoridades gubernamentales o las instituciones vinculadas al gobierno, las que definen qué es un “deporte nacional”. Sin embargo, no en todos los casos se logra establecer qué es un “deporte nacional”. En Japón, por ejemplo, pese que hay claros deportes que podrían ser considerados como un “deporte nacional” (el béisbol, el judo o el sumo), el Ministerio de Educación no reconoce su existencia.

En el caso del béisbol, dado que es un deporte importado (llega a Japón en el siglo XIX), es complicado establecerlo como un “deporte nacional”, pero no entiendo por qué el judo y el sumo no entrarían en este criterio. Algunos especialistas señalan que, dado que el judo es un deporte olímpico, Japón no puede adjudicarse su monopolio. Por lo que toca al sumo, dado que en recientes años ha aumentado el número de luchadores extranjeros, el gobierno ha desistido de colocarlo como un “deporte nacional”, ya que no representa actualmente una imagen pura del japonés. En lo personal me parece un poco exagerado este tipo de posturas.

Ahora bien, cambiando un poco el tema, en nuestra pesquisa por la página de Wikipedia en japonés encontramos que el deporte nacional de Manchuria es el fútbol. De entrada, hay que señalar que Manchuria no es un país y aunque en los años 30 del siglo pasado, Japón intentó hacerlo su satélite; actualmente es parte de China. Dejando a un lado este dato histórico, nos llamó la atención por qué un país que sólo tuvo una vida efímera, haya establecido tan rápido un “deporte nacional”.

Investigando más, encontramos que en la década de los 30, Japón decidió establecer al fútbol como el “deporte nacional” de Manchuria y pidió oficialmente a la FIFA que reconociera su membresía. Por medio de esta maniobra, el Imperio japonés buscaba el reconocimiento de la independencia de Manchuria, ya que las potencias europeas no lo habían aceptado. Finalmente, la FIFA no aceptaría esto, pero es una clara muestra de cómo el deporte puede ser usado como un instrumento político.

A guisa de conclusión, para muchos puede sonar una trivialidad qué es o qué no es un “deporte nacional”, pero la historia muestra que es un efectivo mecanismo de cohesión; un instrumento de control político; un gran negocio; y obviamente un excelente pasatiempo para ejercitar el cuerpo.

6/24/2008

El petróleo y Japón

(Artículo publicado en Diario Monitor el 24 de junio de 2008)

En las últimas semanas, los principales diarios japoneses han resaltado con grandes letras que estamos en la antesala de la “tercera crisis petrolera” (la primera fue en 1973 y la segunda en 1978). Para muchos, esto es una simple exageración, pero viendo la estrepitosa alza del precio del crudo, así como la repercusión que ha tenido ésta sobre la canasta básica y los principales servicios; quedan más claro que estas preocupaciones no son una trivialidad. Inclusive, algunos economistas han señalado en la televisión, que de no mejorar la situación; miles de japoneses no tendrán otra solución que vivir en las calles.

Empero, no todas las voces son pesimistas. Por ejemplo, científicos japoneses han manifestado que su país logrará salir avante, ya que existe una enorme capacidad tecnológica en Japón. Por otro lado, algunos “historiadores” chauvinistas han señalado que el pueblo japonés tiene una gran capacidad de adaptarse a los cambios políticos y económicos, por tanto, no hay ninguna razón para pensar que Japón no saldrá avante de esta crisis.

¿Realmente es cierto esto? Por lo que toca a la capacidad tecnológica no hay ninguna duda: Japón puede librar esta crisis. Desde la primera la crisis petrolera de 1973, este país asiático logró desarrollar fuentes de energía alternas. Así, esta nueva crisis puede incentivar al desarrollo de nuevos inventos que sustituyan a los hidrocarburos. Por lo que toca a la capacidad de supervivencia de la sociedad japonesa, no es tan claro si Japón pueda salir bien librado. Si bien, es cierto que Japón logró salir exitosamente de la miseria que trajo la Guerra del Pacífico y adaptó sus patrones de consumo en las crisis petroleras pasadas; la actual sociedad japonesa no están listos para afrontar este tipo de problemáticas. Muchos japoneses nacieron en una época de paz y prosperidad y no están acostumbrados a tener patrones de consumo modesto. Digámoslo así: es una sociedad que desperdicia las cosas.

Resumiendo la información de los párrafos anteriores, no hay una garantía completa de que Japón esté listo para enfrentar la “tercera crisis petrolera”. Además, cabe destacarse que hay un elemento adicional que puede inhibir el accionar japonés: la capacidad diplomática de Japón.

En las pasadas crisis petroleras, Japón entendió acertadamente que la única forma de solventar la falta de crudo era replantear su diplomacia hacia los principales países productores de petróleo. Así, pese a tener una fuerte alianza con Estados Unidos, después de la primera crisis de 1973, las autoridades japonesas decidieron distanciarse de Washington y mantuvieron una diplomacia proárabe, mostrando, al mismo tiempo, un alejamiento y una fuerte crítica hacia Israel. De igual manera buscaron acercarse con México y Venezuela.

Este mismo patrón de comportamiento se observó, también, en las segunda crisis petrolera. En esos años, Japón siguió manteniendo una diplomacia proárabe y mantuvo, al mismo tiempo, una “relación sana” con Irán, que en esos años se perfilaba como un verdadero peligro para los intereses estadounidenses en el Medio Oriente. Asimismo, Japón decide brindar asistencia económica a Nigeria y Arabia Saudita.

Como vemos, Japón lograría establecer una negociación exitosa con los países productores, pero actualmente el gobierno de Yasuo Fukuda no ha sido capaz de hacerlo. En los últimos años, Japón ha apoyado la política intervencionista de Bush en Irak y no ha podido mantener una neutralidad que le permita negociar el petróleo en el Medio Oriente. Igualmente, las relaciones con África siguen siendo efímeras y las relaciones con los otros productores de crudo, principalmente Rusia siguen siendo frías. Aunado a lo anterior, el desinterés hacia México (tampoco hay una clara política de Calderón hacia Japón) y la desconfianza que han mostrado Tokio hacia Venezuela, son muestras de que Tokio no podido reactivar los éxitos del pasado.

Como palabras finales, no hay una barita mágica que permita salir de la “tercera crisis petrolera”. Sin embargo, Japón tiene las capacidades de tecnológicas para solventar la crisis, siempre y cuando, el gobierno y la sociedad japonesa se pongan las pilas. El primero tiene que volver a repasar las lecciones del pasado y replantear su diplomacia, así como buscar la autonomía frente a Estados Unidos que le permita negociar con los países productores de petróleo. Por lo que toca al segundo, es necesario que se implemente dentro de los japoneses una cultura de consumo que evite un gasto excesivo, tal y como lo hicieron sus antepasados hace 400 años.

6/19/2008

La construcción de tiempos pasados

(Artículo publicado en Diario Monitor el 17 de junio de 2006)

¿Quién no recuerda sus épocas de juventud? Inclusive, debe haber muchos que siguen añorando esos años maravillosos. Por ejemplo, un buen grupo de mexicanos, que ahora tienen más o menos 65 ó 70 años, siguen recordando al sexenio de Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958) como una época alegre en donde el danzón rodeaba las pistas del Salón México. Además, muchos siguen considerando al gobierno del “anciano presidente” como el menos corrupto de la historia de PRI.

Por otro lado, un amplia generación de mexicanos sigue recordando a los años 80, como una época oscura en donde para comprar chocolates importados se tenía que ir al mercado negro. Finalmente, muchos de nosotros, que fuimos adolescentes durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), seguimos viendo a estos 6 años, como una época de engaño y mentiras, en donde nuestro país, lejos de perfilarse hacia el Primer Mundo, se estancaba en el Tercer Mundo.

En suma, hay tantos recuerdos que invaden nuestras mentes que sería imposible resumirlos en estas breves líneas. Ahora bien, en el caso de Japón, como en otros países, los recuerdos de una época perdida están también presentes. Y en algunos casos han logrado transformarse como obras literarias y hasta temas de debate nacional. Además, hay que recalcar que este tipo de añoranza ha tomado mayor fuerza en estos últimos años, ya que la recesión que ha vivido Japón desde los años 90, ha nublado cualquier esperanza de que regresen los años maravillosos. Veamos someramente, algunos ejemplos.

En primer lugar, un amplio sector de japoneses, que tienen entre 55 y 65 años, han mostrado una gran añoranza por los años 60. Según ellos, estos años eran maravillosos porque, pese a no existir la opulencia actual, eran felices. No tenían dinero, pero tenían trabajo. Los niños y niñas podían jugar sin miedo a ser víctimas de un crimen. Además, cualquier adulto podía regañar a un niño o niña, cuando hiciera una travesura.

Cabe destacarse que esta añoranza es muy frecuentemente verla en charlas que hay en las cantinas de Tokio, pero también en el cine. En los últimos años, distintos cineastas han retomado los años 60 como un tema de reflexión social como los filmes del director Takashi Yamazaki, Always (2003) y Always, la continuación (2007), así como la telenovela Kikujiro y Saki, basasa en el libro del director Takeshi Kitano. El mensaje de estas películas es claro: “en esos años éramos felices”. Otro ejemplo claro de esta búsqueda de añoranza es el cómic de Naoki Urasawa, Nijuseiki Shonen (El muchacho del siglo XX). Esta obra trata de cómo un líder de una secta religiosa conquista la Tierra y transforma al mundo en un copia del Tokio de su infancia (los años 60).

Sin embargo, esta búsqueda de añoranza, no sólo se ha concentrado en el decenio de los 60. También se han retomado otras épocas. Una muestra clara es la película de Yasuo Baba, Baburu he Go (Vamos hacia la Burbuja). Esta película, estrenada en el año 2007, trata de cómo dos personajes viajan al pasado para evitar el estallido de la burbuja económica: la principal causa de la recesión económica que vive actualmente Japón. Así, por medio de una máquina del tiempo llegan a los finales de los 80 y encuentra una sociedad japonesa con una opulencia desmedida, que gasta el dinero a lo estúpido, pero feliz en donde los jóvenes busca simplemente divertirse, ya que tenían asegurados sus trabajos.

Sin embargo, no todas estas manifestaciones de añoranza proyectan un Japón positivo. Un claro ejemplo es Hakaba no Kitaro (Kitato de las tumbas): una animación, basada en el cómic del mismo nombre, que fue dibujado por Shigeru Mizuki en los años sesenta. Ahí, lejos de prevalecer una sociedad en donde la unión familiar es el símbolo de felicidad, vemos un Japón pobre, en donde existen terribles prejuicios sociales y en donde la unión familiar es débil. Otro ejemplo de este pesimismo han sido las novelas de Natsuhiko Kyogoku. Este autor debuta en 1994 con la obra Ubume no Natsu (El verano del Ubume) y a partir de ese año, se ha dedicado a narrar el Japón de los años 50, en donde se observa una sociedad conservadora, víctima de la miseria y herida por la ocupación estadounidense.

A guisa de conclusión, la añoranza de tiempos pasados es un proceso natural de cualquier sociedad, pero salen a relucir más cuando los países están sumergidos en una crisis y en muchas ocasiones estos recueros son reconstruidos como realidades nuevas, dejando así de ser simples imágenes viejas. En fin, es un tema que concierne más a la filosofía. Por cierto, ¿cuándo fueron sus años maravillosos amable lector?

6/11/2008

Los libros en Japón

(artículo publicado en Diario Monitor el 10 de junio de 2008)

Hace un par de días, tuve la oportunidad de leer el número 31 de la revista istor. En este tomo, se analizan básicamente el lugar que ha tenido el libro dentro de la historia y, contiene también un artículo de José María Espinasa que establece una opinión favorable hacia la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro. Como es sabido, esta ley fue impulsada en el sexenio de Vicente Fox Quezada, pero fue vetada por el mismo presidente mexicano, quien aludió diversos argumentos económicos para no aceptarla. Sin embargo, la sociedad mexicana logró sobreponerse de este inexplicable retroceso y, finalmente, después de un largo debate, el 29 de abril pasado, la Cámara de senadores aprobaría la Ley y, al día siguiente, la Cámara de Diputados haría lo mismo.

Sin embargo, esto aún es el principio. Nuestro país necesita, antes que nada de una política educativa que permita establecer una cultura real de la lectura. Aunado a lo anterior, es necesario mejorar también las condiciones materiales de muchos mexicanos. En fin. Es un tema sin duda que podría ser digno de otra cavilación.

Ahora bien, cómo es la situación de los libros en Japón. En este país no existe una ley que busques en específico el fomento de la lectura ni mucho menos que establezca un precio fijo hacia los libros como en México, Alemania, Francia, Colombia, España y Francia. Sin embargo, la mayoría de los libros (si no es que todos) tienen establecido, en su parte trasera, un precio determinado, por lo que las librerías no puede pueden superar este precio. Esta política de fijación de precios está establecida en la mayoría de los productos, aunque no implica que sea siempre un precio justo para los compradores.


Independientemente de esto, la existencia de un precio fijo ha permitido estimular la competencia entre las casas editoriales, mejorar las condiciones de trabajo de los escritores y editores, así como garantizar un mínimo de calidad de los libros. Sin embargo, existen otros elementos que han permitido el fomento de la lectura. Antes que nada, en cada estación de tren hay por lo menos una librería, por lo que los japoneses no tienen que hacer una “peregrinación” por 3 ó 4 librerías para buscar un libro como lo solemos hacer en México. Aunado a lo anterior, gracias a la existencia de un eficaz sistema de postal se pueden enviar sin problemas libros comprados en Internet, facilitando con mayor fuerza la lectura


Para no extender más el relato, los japoneses tienen garantizada las condiciones materiales para la lectura. Sin embargo, hay que acotar que como muchos productos, los libros siguen siendo caros. Además, los estudiantes japoneses no tienen los bondadosos descuentos como los que tienen sus contrapartes mexicanos. Esto es sin duda un problema, pero no se ha atrofiado la lectura.

Esto se debe a la existencia de muchas librerías que comercializan libros usados. Igualmente, la existencia de bibliotecas públicas de calidad ha coadyuvado a esto. Con esto, se han podido contrarrestar el alto precio de los libros y por ende, fomentar la lectura en Japón. Sin embargo, este tipo de facilidades no son las únicas razones del fomento de la lectura. Esta actividad está fomentada desde la escuela y también por los propios medios. Los distintos canales de televisión y periódicos hacen reseñas de diversos libros, ayudando al crecimiento de la industria editorial. En este sentido, si Televisa dedicara una parte de su programación a reseñar un libro, ayudaría mucho a nuestro país, aunque pedirle esto al gigantesco emporio es un sueño guajiro.

Además un elemento esencial es la existencia de los espacios para lectura. Las bibliotecas japonesas permiten a sus usuarios leer en completo silencio. Además, ante la existencia de un transporte y seguro en las grandes urbes, se hace obsoleto manejar un automóvil y por eso, mientras viajan en el tren, los japoneses pueden leer. En el caso del DF, uno lo podría hacer en los peseros, pero dada la oscilación de este tipo de transporte, así como la terrible forma como manejan los choferes, hacerlos sería un martirio.

A guisa de conclusión, sin duda, el fomento de la lectura está ligada a condiciones materiales, pero también a la conjugación de elementos de difusión, espacio y tiempo. Entonces como lo han establecido muchos columnistas en nuestro país: “primero hay que garantizar un mínimo de desarrollo económico y un estado de derecho”. Sin embargo, no podemos esperar tanto, es necesario buscar otras soluciones paralelas que coadyuven a esto. A lo mejor la solución está en los libros, quién sabe.

6/05/2008

La olimpiada y los japoneses

(Artículo publicado en Diario Monitor el 3 de junio de 2008)

“Los japoneses aman religiosamente las Olimpiadas”. Esta frase puede sonar trillada, pero no es una exageración. Y para constatarlo basta ver el raiting que acaparan las transmisiones de los juegos veraniegos en este país. Por ejemplo, según las estimaciones de la compañía de monitoreo Video Research, el raiting de la inauguración de los juegos de Sidney, transmitida por la NHK, fue del 40%; una cifra sumamente alta, considerando que en Japón existe una oferta amplia de canales por aire.

De este modo, ante este claro interés por los juegos olímpicos, en estos meses, distintos periódicos japoneses ha emprendido diversos sondeos para saber cuáles son las expectativas que tienen los japoneses hacia la próxima justa veraniega de Pekín. Y los resultados han sido interesantes.

Por ejemplo, muchos respondieron que les gustan este tipo de eventos porque promocionan la paz y el entendimiento entre las nacionales. Así, están convencidos de que la justa de Pekín será todo un éxito. Otros, por su parte, contestaron que la justa será una oportunidad única para que se fortalezcan las relaciones chino-japonesas. Finalmente, un amplio número manifestó que tienen una gran esperanza en los deportistas japoneses. Especialmente, en la selección japonesa de béisbol, conformada por jugadores profesionales.

Sin embargo, los aficionados olímpicos japoneses no son los únicos que han mostrado un interés por la justa veraniega. Distintas empresas han utilizado el escaparate olímpico para promocionar sus productos. Especialmente las empresas productoras de televisiones han invertido una cantidad impresionante en comerciales para mostrar las bondades de sus nuevos productos.

En suma, por donde le veamos, los próximos juegos olímpicos representan un gran espectáculo para los japoneses, pero por qué los japoneses les gusta ver tanto este tipo de justas. La respuesta más obvia es porque Japón es una potencia deportiva. Actualmente, Japón se encuentra en el décimo lugar en el ranking de medalleo de todos los tiempos con 335 medallas y es el segundo país asiático con más medallas. Estas cifras superan por mucho al número de medallas que ostentan las 4 potencias deportivas de América Latina: Cuba (170), Brasil (76), Argentina (60) y México (52).

Sin embargo, pese a lograr siempre medallas, el desempeño de Japón en los últimas olimpiadas ha sido muy pobre y más que satisfacciones han traído decepciones. Esto queda claro en el atletismo en donde Japón no ha podido sobresalir, así como en los deportes en conjunto en donde se ha perdido la fuerza del pasado, especialmente en el voleibol.

Entonces por qué los japoneses siguen esperando con ansia los juegos olímpicos. Hay una razón histórica: la Olimpiada de Tokio. Estos juegos representaron un momento cúspide del orgullo nacional japonés, que había sido pisoteado por la humillante derrota en la Guerra del Pacífico y la ocupación estadounidense. Además, sirvió como un gran escaparate para exhibir la recuperación económica y los adelantos tecnológicos. Por todas estas razones, muchos japoneses han visto en las olimpiadas el símbolo del “nuevo Japón” y eso ha redituando en un afición desmedida por la justa veraniega, que sigue vigente hasta la fecha.

Sin embargo, hay que aclarar que no todo es alegría. Muchos sondeos han mostrado que muchos japoneses están preocupados por los problemas logísticos que enfrentará la Olimpiada de Pekín. Además, ven como factores problemáticos los altos índices de contaminación que ostenta la capital china; la falta de higiene de la comida, así como la falta de un respecto amplio de los derechos humanos y la represión hacia los tibetanos. Aunado a lo anterior muchos temen que los deportistas japoneses puedan ser insultados por el público chino.

Ante esta situación, diversos personajes públicos en Japón y China han exhortado que no mezclen el deporte con la política. Además, han manifestado que no se gana nada protestando, en clara alusión a las manifestaciones protibetanas. En los personal estoy de acuerdo que se debe fomentar la concordia, pero siento que estas personalidades han olvidado que este tipo protestas entorno a la olimpiada no son nuevas y en momentos llevan hacia resultados dolorosos. Un claro ejemplo es la Matanza de Tlatelolco, perpetuada por el gobierno mexicano, semanas antes de la Olimpiadas de 1968. En este sentido, es necesario tomar con seriedad las manifestaciones que están en contra de la Olimpiada. Y quién sabe, como sucedió en México, estas tensiones pueden ser un factor de cambio político en China, aunque probablemente acarrearán un resultado doloroso.

5/21/2008

Hacia una nueva relación

(Artículo publicado en Diario Monitor el 20 de mayo de 2008)

Muchos periodistas en México han catalogado a las relaciones bilaterales Chino-Japonesas como un vínculo lleno de conflictos, resaltando la existencia de una “centenaria rivalidad” que evita en el entendimiento entre ambos. No es mi intención rebatir por completo estas percepciones. Es una realidad que Japón y China no han podido construir una verdadera cohabitación pacífica como lo han logrado Francia y Alemania, pero es una exageración decir que este conflicto sea centenario.

Ahora bien, por qué no se han logrado una cohabitación de largo plazo. Existen diversas razones que explican esta situación: 1) los factores históricos (guerras, rupturas de las relaciones diplomáticas); 2) la intromisión de agentes externos (Estados Unidos y la URSS); y 3) la incompatibilidad de intereses económicos y políticos. Sin embargo, un factor determinante han sido las percepciones que tienen las autoridades de ambos países y el uso mañoso que han hecho algunos de ellos de la “memoria histórica”.

Por un lado, las autoridades de Pekín no ha perdonado las atrocidades, cometidas por los militares japoneses en la primera mitad del siglo XX y han utilizado este innegable hecho para presionar a Japón. Por otro lado, las autoridades de Tokio siguen manteniendo una clara desconfianza hacia China y han buscado suavizar la creciente hegemonía china, resaltado en muchas ocasiones, un nacionalismo innecesario y una “amnesia” de los crímenes del pasado.

Como se observa, existen muchos elementos que han complicado una sana relación, pero es un error decir que esta situación ha prevalecido siempre. La historia ha mostrado también que ambos países han podido establecer un cierto entendimiento en el corto plazo. Y la causa principal de esto ha sido la coincidencia de las necesidades de los líderes de ambos países.

Por ejemplo, en la primera mitad de los años 70, las necesidades personales del entonces primer ministro Kakuei Tanaka (1972-1974) y la falta de recursos económicos del gobierno chino coincidieron para que se establezca un acercamiento entre ambos, redituando finalmente, en la normalización de las relaciones diplomáticas, que se habían truncando desde 1945. De esta manera, ambos países obtienen nuevas fuentes económicas, estableciéndose una nueva estructura de poder en el Asia Pacífico.

Otro ejemplo de estas coincidencias de necesidades se da en 1990. En ese año, Japón decide cancelar el boicot económico que le había impuesto a China (es el primero en hacerlo del bloque de los “países libres”) por la Matanza de la Plaza de Tiananmen. Esta decisión estaría supeditada a las necesidades económicas de las empresas japoneses que requerían del mercado chino para su expansión, pero también se lograría por la postura pro japonesa que había mostrado Pekín en esos años.

Un último caso de este tipo de coincidencias se dió en semanas recientes, cuando el presidente Hu Jintao visita Japón. En su estadía por Tokio, el mandatario chino sería recibido cordialmente por el primer ministro Yasuo Fukuda y en un comunicado conjunto ambos establecen el fortalecimiento de los lazos de cooperación y evitar considerarse mutuamente como un peligro. Además, establecen una estrecha cooperación para contrarrestar el problema del calentamiento global.

Sin duda, esto es un gran avance y esto se lograría gracias a la coincidencia de las necesidades de ambos mandatarios. Por un lado, el presidente Hu enfrentaba la fuerte crítica internacional por las matanzas acontecidas en el Tíbet y necesitaba de una mano amiga que fortaleciera su imagen internacional y la encontró en Japón. Por su parte, el primer ministro Fukuda enfrentaba un declive dramático del índice de apoyo ciudadano y su gobierno estaba apunto de tambalearse. Por tanto, necesitaba de una hazaña internacional que permita contrarrestar esta situación. De esta manera, esta coincidencia de necesidades reditúa en un mejoramiento notorio de las relaciones entre ambos países.

El espacio se me acaba y como palabras finales quisiera decir lo siguiente. En los siguientes años Japón y China enfrentan un gran reto: eliminar las fuentes de conflicto y lograr la cohabitación pacífica que permita la cooperación en el Asia-Pacífico. Esta tarea no se ve nada fácil, pero creo que hay elementos que pueden permitir un mutuo entendimiento. El punto nodal es que las autoridades de ambos países logren una lectura prudente de los acontecimientos internacionales y logren ver más allá de sus necesidades políticas para dar así el salto definitivo para una relación madura.

5/14/2008

Una taza de té

(Artículo publicado en Diario Monitor el 13 de mayo de 2008)

La Asociación de Manufacturera de Máquinas Expendedoras de Japón (por sus siglas en inglés JVMA) ha estimado que existen actualmente en Japón 2.6 millones de máquinas expendedoras de bebidas refrescantes. Es decir, en este país hay por lo menos una máquina de refrescos por cada 50 personas. Y para constatarlo basta con mirar simplemente las diversas calles de Tokio que están repletas de estas máquinas, algo que contrasta notoriamente con México.

La pregunta obligada, entonces, es por qué existe este amplio número de máquinas. Una primera razón es la existencia de una tecnología suficiente para poder desarrollar máquinas eficaces que garanticen un despacho efectivo. Otra razón es la falta de espacio. En este diminuto país es imposible establecer una “tiendita” en cualquier lugar y no hay otro camino que a colocar las máquinas. Además, no se pueden olvidar los altos salarios que tienen que pagar los empresarios a los vendedores de refrescos. Así, es mejor invertir en la automatización. Finalmente, las buenas condiciones de seguridad permiten que se puedan colocar las máquinas en cualquier lugar.

Empero, existe también una razón que hay que tomar en cuenta: el alto volumen de consumo de bebidas refrescantes. Según la Asociación Japonesa de Bebidas Refrescantes, en el año 2006 se consumieron en Japón 18 millones kilolitros de bebidas refrescantes. Pero qué es lo que toman tanto los japoneses.

A diferencia de México, la variedad de bebidas refrescante es muy amplia y no todo se concentra en los refrescos. En orden descendiente, las principales bebidas que consumen los japoneses son el té (6 millones kl), las bebidas con gas (3 millones kl), el café (3 millones kl), los jugos de frutas (1.75 millones kl) y el agua mineral (1.8 millones kl). Este patrón de consumo, sin duda, es contrastante con el que hay en México. De hecho, es interesante ver cómo la misma Coca-Cola ha tenido que amoldarse a esta realidad y ha tenido que incursionar al mercados del té.

¿Por qué los japoneses consumen tanto té? La razón más evidente es porque es una ancestral costumbre. Se estima que los japoneses comenzaron a consumir el té verde, proveniente de China, en el año 500 DC y se ha vuelto parte vital de su cultura. Por ejemplo, existe una conexión muy cercana entre el té y la gastronomía japonesa, ya que permite contrarrestar los altos niveles de sal que suele tener la comida tradicional japonesa. Digámoslo así: los japoneses no consumen bebidas dulces cuando comen. Otro ejemplo claro de la posición de privilegio que tiene el té verde en la cultura japonesa es en la íntima conexión que existe entre el té y la repostería japonesa. Generalmente, los dulces tradicionales japoneses se acompañan con té verde y como algunos “japonófilos” lo han señalado, el sabor amargo del té verde y la sacarosa de los dulces japoneses tienen una combinación fascinante.

Sin embargo, junto a estos elementos culturales, hay otras razón que explica el notorio consumo de té. En los últimos años, los medios han emprendido una gran propaganda para fomentar el consumo del té verde, así como de otras especies de té (generalmente los de origen chino), ya que le han atribuido atributos benéficos para la salud como la disminución del colesterol.

Sin embargo, hay que advertir que no hay ninguna garantía de que estas bebidas embotelladas sean realmente tan saludables. Los altos contenidos de cafeína que están presentes en el té verde; las toxinas que contienen las latas y los botes de plástico; el uso excesivo de pesticidas en la producción de té verde; y el uso de preservantes artificiales son indicios claros de que el té verde no es como lo pintan. Es por esta razón que muchos productores han buscado fomentar la producción de té verde orgánico. Sin embargo, desgraciadamente, las reglas del mercado y la necesidad de abastecer a un consumo tan excesivo no han permitido su desarrollo.

Como palabras finales quisiera decir lo siguiente: no es mi intención decir que no se tenga que consumir más té verde. Todo lo contrario. Las propiedades que tienen éste para el cuerpo son reales, pero sí creo que es espejismo pensar que un té embotellado hecho por la Coca-Cola sea realmente bueno para el cuerpo. Es momento que los japoneses tenga más conciencia de que el té verde que consumen está lleno de pesticidas y que consideren la opción del té orgánico. Es decir, invertir un poco de su tiempo para infusionarse una taza de un té menos tóxico. A lo mejor es mucho pedir a los habitantes de un país asechado por las prisas del trabajo, quién sabe.

4/29/2008

Momentos de decisión (parte 2 y final)

(Artículo publicado en Diario Monitor el 29 de abril de 2008)

Como señalamos en la cavilación pasada, la histórica derrota del gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD) en las elecciones de la Cámara Alta, efectuadas en julio de 2007, anuncia el comienza de un inédito gobierno dividido. Así, todo indicaba que el primer ministro Shinzo Abe (2006-2007) tendría que renunciar, pero el mandatario japonés decide que no es preciso hacer esto. Empero, dentro del PLD comienzan a intensificarse las voces que solicitan un cambio de mandos. Asimismo, el Partido Demócrata Japonés (PDJ) —la primera oposición— exige a Abe su renuncia y que convoquen a elecciones generales anticipadas.
Ante todos estos ataques, en septiembre de 2007, Abe no tiene otra opción que renunciar y el partido conservador convoca de inmediato a elecciones internas. Sin embargo, el gran problema que se les presentaba a los miembros del PLD era a quién tendría que elegir. Así, las facciones minoritarias consideran que la persona idónea es Taro Aso: nieto de Shigeru Yoshida (1948-1954), quien ha sido el mandatario más importante de toda la posguerra. Sin embargo, las facciones de centro y los “dinosaurios” señalan que la persona idónea es Yasuo Fukuda, hijo de Takeo Fukuda (1976-1978), primer ministro durante la segunda mitad de la década de los 70.

En medio de esta disyuntiva, las facciones del PLD comienzan a inclinarse a favor de Fukuda, ya que él tenía contactos con los distintos burócratas de alto rango y no estaba a favor de seguir una reforma acelerada. Sin embargo, muchos políticos neoconservadores hacen explícito que la postura de Fukuda a favor de una política exterior más apegada hacia Asia-Pacífico, no era benéfica y que podría debilitar las relaciones con Estados Unidos. Finalmente, Fukuda logra un contundente triunfo y todo indicaba que el PLD comenzaba a cambiar el viraje que había torcido Abe, pero el daño era irreversible.

La Cámara Alta estaba controlada por el PDJ y este partido no estaban dispuesto a negociar. Consciente de esto, Fukuda decide que es preciso mostrar una postura de bajo perfil y comienza a buscar un diálogo con Ichiro Ozawa, líder del PDJ, redituando en una negociación secreta que buscaba la formación de una mega alianza entre el PLD y el PDJ. Empero, esto trae el repudio de los propios diputados del PDJ y la opinión pública. Sin más remedio, Ozawa anuncia que es imposible el diálogo e intensifica su postura de bloquear cualquier iniciativa que lanza Fukuda.

Ante esto, Fukuda dejara su postura de bajo perfil. Aunando a lo anterior, decide mostrar un poco interés en solucionar a los problemas que aquejan al estado de bienestar japonés, apoyando la implementación de una ley que permite penalizar y sustraer las pensiones a millones de personas de la tercera edad.

Esto trae, evidentemente, la crítica del PDJ y anuncia que definitivamente no cooperará. Así, aunque el partido conservador logra “autoritariamente” la aprobación de algunas políticas como el despacho de barcos de las fuerza de Autodefensa hacia el Océano Índico; muchas políticas quedarían paralizas. Por ejemplo, en un hecho inédito, por unas cuantas semanas, el puesto de presidente del Banco de Japón no tendría dueño, ya que el PDJ rechaza a los candidatos que propuso Fukuda. Además, la oposición logra que se retrace el establecimiento de un impuesto a la gasolina (cuyos fondos están destinados para hacer carreteras innecesarias), redituando en una disminución del precio de este combustible y obliga el gobierno para que considera seriamente la posibilidad de una homologación de todos los impuestos para que las distintas localidades puedan destinarlas libremente a los servicios que consideren más importantes.

Ante esta situación, Fukuda decide que ya no se puede tolerar más esta postura intransigente del PDJ y anuncia que su gobierno volverá a subir la gasolina. Esto ha traído el rechazo de la ciudadanía, que está molestó por toda esta parálisis y la poca efectividad del gobierno, así como de la política social que han implementado.

De esta manera, en estos momentos, Fukuda, Ozawa, así como la ciudadanía japonesa enfrenta un momento de decisión. Antes que todo, el primer ministro tiene que encontrar el momento idóneo para convocar a elecciones y plantear una política social que logre el apoyo de la ciudadanía. Por lo que toca a Ozawa, el líder demócrata tiene que encontrar el momento idóneo para dejar su postura intransigente y prepararse para algo que muchos piensa que es inevitable: la sucesión del poder. Finalmente, la ciudadanía tiene que elegir a consciencia, si quieren que el PLD siga dirigiendo las riendas de su nación, o bien darle una oportunidad a la oposición.

4/25/2008

Momentos de decisión (Parte 1)

(Artículo publicado en Diario Monitor el 22 de abril de 2008)

Hoy quisiera dejar a un lado los temas culturales e históricos, así como las trivialidades que ha escrito en las últimas cavilaciones para concentrar mi atención en la política japonesa. Para emprender esto, quisiera delinear un poco la historia reciente.

En 1991, la burbuja económica que había enriquecido a millones de japoneses durante gran parte de los años 80 se destruye, desencadenando una terrible recesión, así como la quiebra de bancos y muchas empresas. Ante esto, el gobierno japonés decide destinar muchos de los fondos del gobierno hacia el rescate bancario y recorta, al mismo tiempo, el gasto social para poder subsanar así el terrible endeudamiento público que había dejado la recesión. Finalmente, en 1999, el Partido Liberal Demócrata (PLD) y el Partido del Gobierno Limpio deciden formar una coalición Centro-Conservadora, cuya directriz principal sería el fomento de una reforma estructural mayor.

De esta manera, a partir del año 2000, el gobierno japonés intensifica las reformas neoliberales, privatizando numerosas dependencias gubernamentales y aplica el recorte del gasto social. Ante esto, los partidos de izquierda y los intelectuales comienzan a hacer público su disgusto. Sin embargo, la cúpula del Partido Demócrata Japonés (PDJ) —la principal fuerza de oposición— decide mostrar una postura de apoyo hacia el PLD, ya que muchos miembros de sus miembros (antiguos miembros del PLD que se había escindido del partido conservador) consideraban que la aplicación de políticas neoliberales era el único camino para superar la crisis.

En medio de esta situación, en el año 2001, Jun’ichiro Koizumi (2001-2006) llega el poder y el carismático Primer Ministro decide usar su popularidad para implementar las políticas neoliberales, trayendo el beneplácito de la cúpula del PDJ. Sin embargo, muchos grupos del PLD hacen explícito su disgusto hacia estas políticas, ya que consideraban que éstas dañarían los interés de los grupos políticos que los apoyaban. Ante la negativa de cooperación, Koizumi anuncia que establecerá las reformas estructurales y que estaría dispuesto a destruir al PLD si es necesario.

Estas declaraciones traen un aumento de los índices de apoyo hacia su gobierno y con esto Koizumi logra superar las adversidades y comienza la implementación de una reforma neoliberal acelerada. Algunas de ellas tendrían un éxito moderado, fortaleciendo su imagen e incluso de PLD. Finalmente, en las elecciones de la Cámara Baja de 2005, la coalición Centro-Conservadora logra un avasallador triunfo, obteniendo casi dos terceras partes de la principal cámara legislativa y relega al PDJ a un papel ceremonial. De este modo, cuando en diciembre de 2005, Koizumi anuncia que en septiembre de 2006 dejaría el poder; todo indicaba que la economía japonesa salía de la terrible recesión.

Sin embargo, pese a este legado de Koizumi, el costo económico de las política neoliberales fue muy alto. Durante su gestión, la desigualdad social se acrecentó y ante el recorte de gasto social, el gobierno japonés no estaba preparado para poder ofrecer una ayuda hacia los grupos más pobres del país. Además, la supuesta política de austeridad financiera, que buscaba Koizumi fue simplemente un espejismo. Asimismo, el gobierno japonés siguió destinando una enorme cantidad de recursos públicos a la construcción y mantenimiento de carreteras (muchas de ellas innecesarias), favoreciendo los intereses de las constructoras, que son grupos de interés muy cercanos al PLD. Finalmente, Koizumi no logró solucionar los problemas de corrupción y negligencia del Departamento del Seguro Social, dejando a la deriva el ya débil sistema social japonés.

Estos síntomas claros de fracaso, demostraban que la reforma de Koizumi había sido un fracaso, pero el primer ministro saldría ileso de las críticas y en septiembre de 2006, le deja todo este paquete a un inexperto y joven político: Shinzo Abe. Así, la misión del nuevo mandatario japonés sería arreglar los problemas que dejó Koizumi.

Empero, Abe resultaría ser un líder inepto y fuera de realidad. De hecho, lejos de preocuparse de los problemas sociales concentraría la reforma de constitución pacifista, que no tendría un apoyo de la opinión pública. Esta falta de visión política, así como una ciudadanía molesta por la corrupción y la creciente desigualdad llevan, finalmente, hacia la histórica derrota del PLD en las elecciones de la Cámara Alta de julio de 2007 y el inicio de un gobierno dividido inédito. Así, la política japonesa entra en una etapa de gran parálisis.

4/16/2008

Monstruos y la destrucción de Tokio

(Artículo publicado en Diario Monitor el 15 de abril de 2008)

Hace una par de horas tuve la oportunidad de ver la película Cloverfield (2008): cinta estadounidense que se estrenó (en México parece que fue estrenada en febrero de este año) hace un par de semanas en los cines japoneses. En este filme un misterioso monstruo destruye Nueva York y aunque no es una obra de arte; es una cinta divertida que mezcla elementos de suspenso y drama humano.

Ahora bien, no deja de llamar la atención, por qué un monstruo de enorme magnitud haya atacado la ciudad de Nueva York. ¿Sabrá el monstruo la importancia de esta ciudad? Sin duda, son trilladas las preguntas que hago y su respuesta es más que evidente: porque los directores y productores son estadounidenses. Empero, hay que recalcar que no es un fenómeno exclusivo de la industria cinematográfica estadounidense. De hecho es un fenómeno recurrente del Cine B mundial. Por ejemplo, las películas del Santo, el enmascarado de Plata, son una clara muestra de este egocentrismo. Quién va a creer en nuestros días, que una serie de villanos, monstruos y extraterrestres se congreguen en la ciudad de México para emprender sus malévolos planes de conquistar la Tierra. Otro caso claro son las películas clase B japonesas, especialmente los filmes de Godzilla en donde este reptil gigante destruye a Tokio.

Ahora bien, en el caso específico de Godzilla, vale la pena acotar que pese a la mala calidad y lo grotesco que suelen ser estas películas como Godzilla vs King Kong (1962); en un inicio los guionistas de Godzilla no buscaban sólo divertir al publico japonés. De hecho, en realidad buscaba transmitir con estas cintas un mensaje más profundo: un rechazo hacia la política bélica de Estados Unidos y los intentos de rearme que buscaban emprender algunas autoridades conservadoras de la posguerra.

Para comprender esto vale la pena concentra el resto de esta cavilación en el trama de Godzilla (1954). La cinta comienza mostrando una serie de desapariciones misteriosas de diversos barcos japoneses en las costas del Pacífico. Después de varias investigaciones, un científico concluye que el causante de estas desapariciones es Godzilla: un antiguo que había sido despertado de su largo sueño por un experimento nuclear. Cabe destacarse que en la película no se muestra claramente, quién es el responsable de este experimento, pero es claro que es Estados Unidos, ya que en el mundo real (en marzo de 1954), este país había detonado una bomba de hidrógeno en las costas cercanas a la Isla de Bikini, ubicada en el Pacífico, cuya radiación afectaría a varias islas y a la tripulación del barco atunero japonés (esto trajo el repudio de miles de japoneses hacia Washington).

Pero regresando el argumento al trama de Godzilla. Después de despertar de su sueño, la gigantesca bestia ataca Tokio, destruyendo gran parte de la ciudad y sería derrotado por una nueva arma de destrucción masiva. Finalmente, en la última parte de la película, los científicos se lamentan de que la causa de esta terrible destrucción de Tokio haya sido causada por las imprudencia de los propios humanos y muestran con mayor enojo que se haya recurrido a una medida tan drástica para derrotar a Godzilla.

Como se ve, la cinta Godzilla buscaba mostrar un claro mensaje de paz y en su momento esta crítica hacia Estados Unidos sería recibido con agrado por miles de japoneses. Así, este éxito comercial serviría para impulsar nuevas cintas y nace así un exitoso género cinematográfico de películas B en donde enormes monstruos destruirían a Japón (junto a Godzilla se sumaría también las series televisivas de Ultraman). Cabe destacarse que Godzilla sería llevado a la pantalla grande 28 veces y a partir de la doceava producción, Godzilla vs Gigan (1972); la gigantesca bestia dejaría su faceta de villano para convertirse en un héroe que salva a la Tierra, aunque seguiría destruyendo a placer la ciudad de Tokio.

Como palabras finales, quisiera señalar lo siguiente: el mensaje de crítica que buscaban plasmar los guionistas de la cinta Godzilla era genuino y tendría un eco importante en las generaciones que no vivieron en carne propia la destrucción de Tokio en la Guerra del Pacífico. Sin embargo, las otras producciones que siguieron a Godzilla, no tendrían esa misma suerte. Muchas dejarían a un lado la cuestión ideológica y buscarían más el éxito comercial, redituando, finalmente en una dilución del mensaje “pacifista” de Godzilla. En este sentido serían cintas huecas en donde sólo se plasma un mundo de destrucción como el que proyecta la cinta Cloverfield.

4/08/2008

Obesidad manipulada

(Artículo publicado en Diario Monitor el 8 de abril de 2008)

A partir de este abril, todos los japoneses mayores de 40 años tendrán que presentar el Examen Especial de Diagnóstico Médico y Orientación de la Salud. Esta examinación, bautizada por los medios como el “Examen metabólico”, busca prevenir un aumento mayor del “Síndrome Metabólico”: una enfermedad que está relacionada íntimamente con la obesidad y que pueden derivar en problemas cardiovasculares, diabetes y en casos extremos causar la muerte.

Ahora bien, muchos extranjeros que radican en este país han puesto en duda la necesidad de aplicar esta política, ya que a comparación de Estados Unidos o México, en Japón la obesidad no un problema notorio (el peso promedio de los varones y mujeres japoneses es de 63 y 52 kg respectivamente) . Empero, según, el Ministerio de Salud y Trabajo, en los últimos años, debido a la “occidentalización” de los hábitos alimenticios y la falta de ejercicio; el número de personas obesas ha aumentado.

Pero en qué consiste este examen. La examinación no tiene mucha ciencia. Primero, se mide el nivel de cintura de los individuos y en caso de sobrepasar los números establecidos por el Ministerio de Salud y Trabajo (85 cm en los hombres y 90 cm en las mujeres); éstos tendrán que presentar un examen médico más exhaustivo (un análisis sanguíneo para medir los nivele de azúcar y el colesterol, así como una medición de la presión arterial). Finalmente, si los análisis muestran que hay indicios de “obesidad”, el gobierno les recomendará a estas personas cambiar sus hábitos alimenticios. Al mismo tiempo, ordenará a las empresas que implementen la práctica de ejercicio y en caso de no descender los niveles de obesidad; éstas tendrá que pagar una multa.

Cabe destacarse que el Ministerio de Trabajo y Salud ha anunciado que con estas medidas estrictas se podrán mejorar las condiciones de salud de los japoneses y al mismo tiempo, eliminar un 10% de los gastos destinados para el nuevo Sistema Médico para Personas de Edad Avanzada que entró en vigor en abril de este año y subsanar así la falta de presupuesto para la salud (en los últimos 10 años, los gobiernos conservadores han aplicado reformas neoliberales que han culminado en un recorte del presupuesto).

Sin embargo, la prensa, los partidos de izquierda, así como diversos especialidad han puesto en duda la necesidad de aplicar este sistema y algunos lo han considerado como un “fascismo médico”.

En primer lugar, existe una gran duda, entre los especialidad entorno a los números que ha establecido el Ministerio de Salud y Trabajo. Según los datos de la OMC la medida de la cintura para los varones y mujeres es de 90 y 85 cm, respectivamente. Esto no concuerda con las cifras que ha puesto el gobierno japonés y dado que en promedio la cintura de los varones japoneses es de 85 cm; la mayoría quedaría catalogados como personas con el “Síndrome metabólico”. Inclusive, un grupo de especialistas han mostrado estudios que demuestran que los números que manejan el Ministerio de Salud y Trabajo carecen de un rigor científico.

Otro problema que han señalado los médicos es la transparencia de esta política. Durante su formulación, la participación de los médicos fue muy poca y hubo una notoria presencia de diversas empresas farmacéuticas, que son, finalmente, las que se beneficiarían si se aplica esta política. Aunado a lo anterior, otras voces han criticado que el sistema de penalizaciones, que se les imponen a las empresas, es excesiva. También muchas ONG consideran que su aplicación pueden derivar en una discriminación hacia las personas que padecen el “Síndrome Metabólico” y no se puede descartar que en un futuro haya despedidos o que se use a la “obesidad” como un elemento de contratación.

A guisa de conclusión, sin duda, la salud es un elemento vital para nuestra vida y el “Examen Metabólico”, así como la promoción de una alimentación balanceada es una buena medida, pero ante tantas lagunas y sin un debate nacional, su aplicación es una imprudencia. Además, pese a que la obesidad ha aumentado en los últimos años, Japón dista mucho de Estados Unidos en donde este mal es un problema de salud nacional. Asimismo, algo que el gobierno japonés pasa por alto es que dada las condiciones laborales actuales, es muy difícil que los trabajadores puedan hacer ejercicio. Finalmente, si realmente es la “occidentalización” de los hábitos alimenticios, la causa directa del aumento del “Síndrome Metabólico”, por qué el gobierno no hace nada para que los emporios de comida chatarra desaparezcan.