(Artículo publicado en Diario Monitor el 3 de junio de 2008)
“Los japoneses aman religiosamente las Olimpiadas”. Esta frase puede sonar trillada, pero no es una exageración. Y para constatarlo basta ver el raiting que acaparan las transmisiones de los juegos veraniegos en este país. Por ejemplo, según las estimaciones de la compañía de monitoreo Video Research, el raiting de la inauguración de los juegos de Sidney, transmitida por la NHK, fue del 40%; una cifra sumamente alta, considerando que en Japón existe una oferta amplia de canales por aire.
De este modo, ante este claro interés por los juegos olímpicos, en estos meses, distintos periódicos japoneses ha emprendido diversos sondeos para saber cuáles son las expectativas que tienen los japoneses hacia la próxima justa veraniega de Pekín. Y los resultados han sido interesantes.
Por ejemplo, muchos respondieron que les gustan este tipo de eventos porque promocionan la paz y el entendimiento entre las nacionales. Así, están convencidos de que la justa de Pekín será todo un éxito. Otros, por su parte, contestaron que la justa será una oportunidad única para que se fortalezcan las relaciones chino-japonesas. Finalmente, un amplio número manifestó que tienen una gran esperanza en los deportistas japoneses. Especialmente, en la selección japonesa de béisbol, conformada por jugadores profesionales.
Sin embargo, los aficionados olímpicos japoneses no son los únicos que han mostrado un interés por la justa veraniega. Distintas empresas han utilizado el escaparate olímpico para promocionar sus productos. Especialmente las empresas productoras de televisiones han invertido una cantidad impresionante en comerciales para mostrar las bondades de sus nuevos productos.
En suma, por donde le veamos, los próximos juegos olímpicos representan un gran espectáculo para los japoneses, pero por qué los japoneses les gusta ver tanto este tipo de justas. La respuesta más obvia es porque Japón es una potencia deportiva. Actualmente, Japón se encuentra en el décimo lugar en el ranking de medalleo de todos los tiempos con 335 medallas y es el segundo país asiático con más medallas. Estas cifras superan por mucho al número de medallas que ostentan las 4 potencias deportivas de América Latina: Cuba (170), Brasil (76), Argentina (60) y México (52).
Sin embargo, pese a lograr siempre medallas, el desempeño de Japón en los últimas olimpiadas ha sido muy pobre y más que satisfacciones han traído decepciones. Esto queda claro en el atletismo en donde Japón no ha podido sobresalir, así como en los deportes en conjunto en donde se ha perdido la fuerza del pasado, especialmente en el voleibol.
Entonces por qué los japoneses siguen esperando con ansia los juegos olímpicos. Hay una razón histórica: la Olimpiada de Tokio. Estos juegos representaron un momento cúspide del orgullo nacional japonés, que había sido pisoteado por la humillante derrota en la Guerra del Pacífico y la ocupación estadounidense. Además, sirvió como un gran escaparate para exhibir la recuperación económica y los adelantos tecnológicos. Por todas estas razones, muchos japoneses han visto en las olimpiadas el símbolo del “nuevo Japón” y eso ha redituando en un afición desmedida por la justa veraniega, que sigue vigente hasta la fecha.
Sin embargo, hay que aclarar que no todo es alegría. Muchos sondeos han mostrado que muchos japoneses están preocupados por los problemas logísticos que enfrentará la Olimpiada de Pekín. Además, ven como factores problemáticos los altos índices de contaminación que ostenta la capital china; la falta de higiene de la comida, así como la falta de un respecto amplio de los derechos humanos y la represión hacia los tibetanos. Aunado a lo anterior muchos temen que los deportistas japoneses puedan ser insultados por el público chino.
Ante esta situación, diversos personajes públicos en Japón y China han exhortado que no mezclen el deporte con la política. Además, han manifestado que no se gana nada protestando, en clara alusión a las manifestaciones protibetanas. En los personal estoy de acuerdo que se debe fomentar la concordia, pero siento que estas personalidades han olvidado que este tipo protestas entorno a la olimpiada no son nuevas y en momentos llevan hacia resultados dolorosos. Un claro ejemplo es la Matanza de Tlatelolco, perpetuada por el gobierno mexicano, semanas antes de la Olimpiadas de 1968. En este sentido, es necesario tomar con seriedad las manifestaciones que están en contra de la Olimpiada. Y quién sabe, como sucedió en México, estas tensiones pueden ser un factor de cambio político en China, aunque probablemente acarrearán un resultado doloroso.
“Los japoneses aman religiosamente las Olimpiadas”. Esta frase puede sonar trillada, pero no es una exageración. Y para constatarlo basta ver el raiting que acaparan las transmisiones de los juegos veraniegos en este país. Por ejemplo, según las estimaciones de la compañía de monitoreo Video Research, el raiting de la inauguración de los juegos de Sidney, transmitida por la NHK, fue del 40%; una cifra sumamente alta, considerando que en Japón existe una oferta amplia de canales por aire.
De este modo, ante este claro interés por los juegos olímpicos, en estos meses, distintos periódicos japoneses ha emprendido diversos sondeos para saber cuáles son las expectativas que tienen los japoneses hacia la próxima justa veraniega de Pekín. Y los resultados han sido interesantes.
Por ejemplo, muchos respondieron que les gustan este tipo de eventos porque promocionan la paz y el entendimiento entre las nacionales. Así, están convencidos de que la justa de Pekín será todo un éxito. Otros, por su parte, contestaron que la justa será una oportunidad única para que se fortalezcan las relaciones chino-japonesas. Finalmente, un amplio número manifestó que tienen una gran esperanza en los deportistas japoneses. Especialmente, en la selección japonesa de béisbol, conformada por jugadores profesionales.
Sin embargo, los aficionados olímpicos japoneses no son los únicos que han mostrado un interés por la justa veraniega. Distintas empresas han utilizado el escaparate olímpico para promocionar sus productos. Especialmente las empresas productoras de televisiones han invertido una cantidad impresionante en comerciales para mostrar las bondades de sus nuevos productos.
En suma, por donde le veamos, los próximos juegos olímpicos representan un gran espectáculo para los japoneses, pero por qué los japoneses les gusta ver tanto este tipo de justas. La respuesta más obvia es porque Japón es una potencia deportiva. Actualmente, Japón se encuentra en el décimo lugar en el ranking de medalleo de todos los tiempos con 335 medallas y es el segundo país asiático con más medallas. Estas cifras superan por mucho al número de medallas que ostentan las 4 potencias deportivas de América Latina: Cuba (170), Brasil (76), Argentina (60) y México (52).
Sin embargo, pese a lograr siempre medallas, el desempeño de Japón en los últimas olimpiadas ha sido muy pobre y más que satisfacciones han traído decepciones. Esto queda claro en el atletismo en donde Japón no ha podido sobresalir, así como en los deportes en conjunto en donde se ha perdido la fuerza del pasado, especialmente en el voleibol.
Entonces por qué los japoneses siguen esperando con ansia los juegos olímpicos. Hay una razón histórica: la Olimpiada de Tokio. Estos juegos representaron un momento cúspide del orgullo nacional japonés, que había sido pisoteado por la humillante derrota en la Guerra del Pacífico y la ocupación estadounidense. Además, sirvió como un gran escaparate para exhibir la recuperación económica y los adelantos tecnológicos. Por todas estas razones, muchos japoneses han visto en las olimpiadas el símbolo del “nuevo Japón” y eso ha redituando en un afición desmedida por la justa veraniega, que sigue vigente hasta la fecha.
Sin embargo, hay que aclarar que no todo es alegría. Muchos sondeos han mostrado que muchos japoneses están preocupados por los problemas logísticos que enfrentará la Olimpiada de Pekín. Además, ven como factores problemáticos los altos índices de contaminación que ostenta la capital china; la falta de higiene de la comida, así como la falta de un respecto amplio de los derechos humanos y la represión hacia los tibetanos. Aunado a lo anterior muchos temen que los deportistas japoneses puedan ser insultados por el público chino.
Ante esta situación, diversos personajes públicos en Japón y China han exhortado que no mezclen el deporte con la política. Además, han manifestado que no se gana nada protestando, en clara alusión a las manifestaciones protibetanas. En los personal estoy de acuerdo que se debe fomentar la concordia, pero siento que estas personalidades han olvidado que este tipo protestas entorno a la olimpiada no son nuevas y en momentos llevan hacia resultados dolorosos. Un claro ejemplo es la Matanza de Tlatelolco, perpetuada por el gobierno mexicano, semanas antes de la Olimpiadas de 1968. En este sentido, es necesario tomar con seriedad las manifestaciones que están en contra de la Olimpiada. Y quién sabe, como sucedió en México, estas tensiones pueden ser un factor de cambio político en China, aunque probablemente acarrearán un resultado doloroso.
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