6/24/2008

El petróleo y Japón

(Artículo publicado en Diario Monitor el 24 de junio de 2008)

En las últimas semanas, los principales diarios japoneses han resaltado con grandes letras que estamos en la antesala de la “tercera crisis petrolera” (la primera fue en 1973 y la segunda en 1978). Para muchos, esto es una simple exageración, pero viendo la estrepitosa alza del precio del crudo, así como la repercusión que ha tenido ésta sobre la canasta básica y los principales servicios; quedan más claro que estas preocupaciones no son una trivialidad. Inclusive, algunos economistas han señalado en la televisión, que de no mejorar la situación; miles de japoneses no tendrán otra solución que vivir en las calles.

Empero, no todas las voces son pesimistas. Por ejemplo, científicos japoneses han manifestado que su país logrará salir avante, ya que existe una enorme capacidad tecnológica en Japón. Por otro lado, algunos “historiadores” chauvinistas han señalado que el pueblo japonés tiene una gran capacidad de adaptarse a los cambios políticos y económicos, por tanto, no hay ninguna razón para pensar que Japón no saldrá avante de esta crisis.

¿Realmente es cierto esto? Por lo que toca a la capacidad tecnológica no hay ninguna duda: Japón puede librar esta crisis. Desde la primera la crisis petrolera de 1973, este país asiático logró desarrollar fuentes de energía alternas. Así, esta nueva crisis puede incentivar al desarrollo de nuevos inventos que sustituyan a los hidrocarburos. Por lo que toca a la capacidad de supervivencia de la sociedad japonesa, no es tan claro si Japón pueda salir bien librado. Si bien, es cierto que Japón logró salir exitosamente de la miseria que trajo la Guerra del Pacífico y adaptó sus patrones de consumo en las crisis petroleras pasadas; la actual sociedad japonesa no están listos para afrontar este tipo de problemáticas. Muchos japoneses nacieron en una época de paz y prosperidad y no están acostumbrados a tener patrones de consumo modesto. Digámoslo así: es una sociedad que desperdicia las cosas.

Resumiendo la información de los párrafos anteriores, no hay una garantía completa de que Japón esté listo para enfrentar la “tercera crisis petrolera”. Además, cabe destacarse que hay un elemento adicional que puede inhibir el accionar japonés: la capacidad diplomática de Japón.

En las pasadas crisis petroleras, Japón entendió acertadamente que la única forma de solventar la falta de crudo era replantear su diplomacia hacia los principales países productores de petróleo. Así, pese a tener una fuerte alianza con Estados Unidos, después de la primera crisis de 1973, las autoridades japonesas decidieron distanciarse de Washington y mantuvieron una diplomacia proárabe, mostrando, al mismo tiempo, un alejamiento y una fuerte crítica hacia Israel. De igual manera buscaron acercarse con México y Venezuela.

Este mismo patrón de comportamiento se observó, también, en las segunda crisis petrolera. En esos años, Japón siguió manteniendo una diplomacia proárabe y mantuvo, al mismo tiempo, una “relación sana” con Irán, que en esos años se perfilaba como un verdadero peligro para los intereses estadounidenses en el Medio Oriente. Asimismo, Japón decide brindar asistencia económica a Nigeria y Arabia Saudita.

Como vemos, Japón lograría establecer una negociación exitosa con los países productores, pero actualmente el gobierno de Yasuo Fukuda no ha sido capaz de hacerlo. En los últimos años, Japón ha apoyado la política intervencionista de Bush en Irak y no ha podido mantener una neutralidad que le permita negociar el petróleo en el Medio Oriente. Igualmente, las relaciones con África siguen siendo efímeras y las relaciones con los otros productores de crudo, principalmente Rusia siguen siendo frías. Aunado a lo anterior, el desinterés hacia México (tampoco hay una clara política de Calderón hacia Japón) y la desconfianza que han mostrado Tokio hacia Venezuela, son muestras de que Tokio no podido reactivar los éxitos del pasado.

Como palabras finales, no hay una barita mágica que permita salir de la “tercera crisis petrolera”. Sin embargo, Japón tiene las capacidades de tecnológicas para solventar la crisis, siempre y cuando, el gobierno y la sociedad japonesa se pongan las pilas. El primero tiene que volver a repasar las lecciones del pasado y replantear su diplomacia, así como buscar la autonomía frente a Estados Unidos que le permita negociar con los países productores de petróleo. Por lo que toca al segundo, es necesario que se implemente dentro de los japoneses una cultura de consumo que evite un gasto excesivo, tal y como lo hicieron sus antepasados hace 400 años.

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