7/15/2008

¿Qué viene ahora?

(Artículo publicado en Diario Monitor el 15 de julio de 2008)

La semana pasada, en el lago Toyako, ubicado en la prefectura de Hokkaido, se llevó acabo la trigésima cuarta reunión del Grupo de los Ocho (G8). Como es sabido este foro no tiene ningún carácter oficial, pero dado el poderío económico de sus principales miembros; las decisiones que se tomen ahí tienen un efecto importante sobre el concierto internacional. Por lo que toca al gobierno japonés, la reunión significó una oportunidad de oro para que el primer ministro Takeo Fukuda pudiera recuperar la confianza de la ciudadanía y evitar su salida del gobierno. ¿Qué le depara ahora a Fukuda, después de la reunión? Antes de analizar esto, mencionemos brevemente algo sobre la historia del G8 y los principales resultados de la pasada Reunión de Toyako.

El grupo nace en 1975 como una medida correctiva para solucionar los dolorosos costos que había traído la Crisis petrolera de 1973. El éxito fue tan importante que sus miembros decidieron propicio realizar anualmente una reunión. De este modo, a partir de 1976, el entonces Grupo de los Siete discutiría distintas problemáticas mundiales, que abarcaban desde la lucha contra el comunismo hasta reformas estructurales. Finalmente, en 1998, dada su importancia política y militar, la Federación Rusa se vuele en un nuevo miembro (en el 2003 obtendría plenos derechos), quedando conformada la estructura actual de ocho naciones, aunque no sean necesariamente las economías más grandes del mundo. En orden descendiente, según los datos de PIB que señala el FMI, son: Estados Unidos (1), Japón (2), Alemania (3), Inglaterra (5), Francia (6), Italia (7), Canadá (9) y Rusia (11).

Sin embargo, dado el crecimiento que ha tenido China (número 4 según el FMI) e India (12), así como la importancia estratégica que tiene para Estados Unidos naciones como México (15) y Brasil (10), a partir de 2005, el G8 ha decidido invitar a los jefes de gobierno de estos países para discutir las resoluciones que se den en las reuniones. Y en el caso de esta última cumbre estuvieron presentes además de estos países, Australia, la República de Corea, Indonesia y las naciones más importantes de África, siendo un total 14 países invitados más las naciones del G8.

Por lo que toca a los resultados de la Reunión de Toyako, los temas prioritarios fueron la ecología, el alza del petróleo, los problemas alimenticios y el desarrollo África. En algunos temas se lograron un avance, pero la reunión no logró un resultado significativo. Estados Unidos no se comprometió a buscar una solución para cooperar en el problema ecológico ni implementar medidas económicas correctivas que permitan subsanar la crisis alimenticia. Inclusive, junto con Francia plantearon la necesidad de aumentar nuevas plantas nucleares para solventar el problema de la emisión de dióxido de carbono; algo que suena peligroso. Finalmente, no se logró un acuerdo mayor con los llamados Grupo de los Cinco (en donde está México) para que colaboren en el desarrollo de tecnología limpia y moderen su proceso de industrialización.

En suma, el resultado no fue tan importante y esto fue dañino para Fukuda. El primer ministro había puesto como un tema central de su incipiente y débil gobierno el éxito de los acuerdos ecológicos que se dieran en la Reunión del G8. Inclusive, desde que asumió el gobierno, Fukuda se aferró, en que no cambiaría el gabinete que había heredado de Shinzo Abe (2006-2007) y que no convocaría a elecciones de la Cámara Baja hasta culminar la Reunión de Toyako.

De este modo, dentro del gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD) y en los principales medios se convencieron de que Fukuda convocaría a elecciones inmediatamente que terminara la Reunión de Toyako, cumpliendo con la extraña maldición que han rodeado a las reuniones que se han hecho en Japón: siempre que hay una Reunión del G8 (1979, 1986, 1993 y 2000) hay elecciones.

Empero, dado los bajo índices de apoyo ciudadano y el ascenso del Partido Demócrata Japonés han hecho Fukuda se nieguen a convocar a elecciones. De hecho, algunos especialistas consideran que en caso de que se hiciera ahora mismo las elecciones, el PLD perdería de manera contundente. Por esta razón, dentro del PLD han aumentado las voces de descontento hacia Fukuda y han comenzado a movilizarse para elegir a un nuevo presidente de partido y con él o ella enfrentar las futuras elecciones (que serían en septiembre de este año o la primavera del próximo)

A guisa de conclusión, actualmente Fukuda está contra la pared y no se ve cómo pueda enderezar su débil gobierno. Todo indica que aguantará hasta donde pueda, pero de hacerlo estaría condenando a su partido a la derrota. Veamos qué decide Fukuda.

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