(Artículo publicado en Diario Monitor el 13 de mayo de 2008)
La Asociación de Manufacturera de Máquinas Expendedoras de Japón (por sus siglas en inglés JVMA) ha estimado que existen actualmente en Japón 2.6 millones de máquinas expendedoras de bebidas refrescantes. Es decir, en este país hay por lo menos una máquina de refrescos por cada 50 personas. Y para constatarlo basta con mirar simplemente las diversas calles de Tokio que están repletas de estas máquinas, algo que contrasta notoriamente con México.
La pregunta obligada, entonces, es por qué existe este amplio número de máquinas. Una primera razón es la existencia de una tecnología suficiente para poder desarrollar máquinas eficaces que garanticen un despacho efectivo. Otra razón es la falta de espacio. En este diminuto país es imposible establecer una “tiendita” en cualquier lugar y no hay otro camino que a colocar las máquinas. Además, no se pueden olvidar los altos salarios que tienen que pagar los empresarios a los vendedores de refrescos. Así, es mejor invertir en la automatización. Finalmente, las buenas condiciones de seguridad permiten que se puedan colocar las máquinas en cualquier lugar.
Empero, existe también una razón que hay que tomar en cuenta: el alto volumen de consumo de bebidas refrescantes. Según la Asociación Japonesa de Bebidas Refrescantes, en el año 2006 se consumieron en Japón 18 millones kilolitros de bebidas refrescantes. Pero qué es lo que toman tanto los japoneses.
A diferencia de México, la variedad de bebidas refrescante es muy amplia y no todo se concentra en los refrescos. En orden descendiente, las principales bebidas que consumen los japoneses son el té (6 millones kl), las bebidas con gas (3 millones kl), el café (3 millones kl), los jugos de frutas (1.75 millones kl) y el agua mineral (1.8 millones kl). Este patrón de consumo, sin duda, es contrastante con el que hay en México. De hecho, es interesante ver cómo la misma Coca-Cola ha tenido que amoldarse a esta realidad y ha tenido que incursionar al mercados del té.
¿Por qué los japoneses consumen tanto té? La razón más evidente es porque es una ancestral costumbre. Se estima que los japoneses comenzaron a consumir el té verde, proveniente de China, en el año 500 DC y se ha vuelto parte vital de su cultura. Por ejemplo, existe una conexión muy cercana entre el té y la gastronomía japonesa, ya que permite contrarrestar los altos niveles de sal que suele tener la comida tradicional japonesa. Digámoslo así: los japoneses no consumen bebidas dulces cuando comen. Otro ejemplo claro de la posición de privilegio que tiene el té verde en la cultura japonesa es en la íntima conexión que existe entre el té y la repostería japonesa. Generalmente, los dulces tradicionales japoneses se acompañan con té verde y como algunos “japonófilos” lo han señalado, el sabor amargo del té verde y la sacarosa de los dulces japoneses tienen una combinación fascinante.
Sin embargo, junto a estos elementos culturales, hay otras razón que explica el notorio consumo de té. En los últimos años, los medios han emprendido una gran propaganda para fomentar el consumo del té verde, así como de otras especies de té (generalmente los de origen chino), ya que le han atribuido atributos benéficos para la salud como la disminución del colesterol.
Sin embargo, hay que advertir que no hay ninguna garantía de que estas bebidas embotelladas sean realmente tan saludables. Los altos contenidos de cafeína que están presentes en el té verde; las toxinas que contienen las latas y los botes de plástico; el uso excesivo de pesticidas en la producción de té verde; y el uso de preservantes artificiales son indicios claros de que el té verde no es como lo pintan. Es por esta razón que muchos productores han buscado fomentar la producción de té verde orgánico. Sin embargo, desgraciadamente, las reglas del mercado y la necesidad de abastecer a un consumo tan excesivo no han permitido su desarrollo.
Como palabras finales quisiera decir lo siguiente: no es mi intención decir que no se tenga que consumir más té verde. Todo lo contrario. Las propiedades que tienen éste para el cuerpo son reales, pero sí creo que es espejismo pensar que un té embotellado hecho por la Coca-Cola sea realmente bueno para el cuerpo. Es momento que los japoneses tenga más conciencia de que el té verde que consumen está lleno de pesticidas y que consideren la opción del té orgánico. Es decir, invertir un poco de su tiempo para infusionarse una taza de un té menos tóxico. A lo mejor es mucho pedir a los habitantes de un país asechado por las prisas del trabajo, quién sabe.
La Asociación de Manufacturera de Máquinas Expendedoras de Japón (por sus siglas en inglés JVMA) ha estimado que existen actualmente en Japón 2.6 millones de máquinas expendedoras de bebidas refrescantes. Es decir, en este país hay por lo menos una máquina de refrescos por cada 50 personas. Y para constatarlo basta con mirar simplemente las diversas calles de Tokio que están repletas de estas máquinas, algo que contrasta notoriamente con México.
La pregunta obligada, entonces, es por qué existe este amplio número de máquinas. Una primera razón es la existencia de una tecnología suficiente para poder desarrollar máquinas eficaces que garanticen un despacho efectivo. Otra razón es la falta de espacio. En este diminuto país es imposible establecer una “tiendita” en cualquier lugar y no hay otro camino que a colocar las máquinas. Además, no se pueden olvidar los altos salarios que tienen que pagar los empresarios a los vendedores de refrescos. Así, es mejor invertir en la automatización. Finalmente, las buenas condiciones de seguridad permiten que se puedan colocar las máquinas en cualquier lugar.
Empero, existe también una razón que hay que tomar en cuenta: el alto volumen de consumo de bebidas refrescantes. Según la Asociación Japonesa de Bebidas Refrescantes, en el año 2006 se consumieron en Japón 18 millones kilolitros de bebidas refrescantes. Pero qué es lo que toman tanto los japoneses.
A diferencia de México, la variedad de bebidas refrescante es muy amplia y no todo se concentra en los refrescos. En orden descendiente, las principales bebidas que consumen los japoneses son el té (6 millones kl), las bebidas con gas (3 millones kl), el café (3 millones kl), los jugos de frutas (1.75 millones kl) y el agua mineral (1.8 millones kl). Este patrón de consumo, sin duda, es contrastante con el que hay en México. De hecho, es interesante ver cómo la misma Coca-Cola ha tenido que amoldarse a esta realidad y ha tenido que incursionar al mercados del té.
¿Por qué los japoneses consumen tanto té? La razón más evidente es porque es una ancestral costumbre. Se estima que los japoneses comenzaron a consumir el té verde, proveniente de China, en el año 500 DC y se ha vuelto parte vital de su cultura. Por ejemplo, existe una conexión muy cercana entre el té y la gastronomía japonesa, ya que permite contrarrestar los altos niveles de sal que suele tener la comida tradicional japonesa. Digámoslo así: los japoneses no consumen bebidas dulces cuando comen. Otro ejemplo claro de la posición de privilegio que tiene el té verde en la cultura japonesa es en la íntima conexión que existe entre el té y la repostería japonesa. Generalmente, los dulces tradicionales japoneses se acompañan con té verde y como algunos “japonófilos” lo han señalado, el sabor amargo del té verde y la sacarosa de los dulces japoneses tienen una combinación fascinante.
Sin embargo, junto a estos elementos culturales, hay otras razón que explica el notorio consumo de té. En los últimos años, los medios han emprendido una gran propaganda para fomentar el consumo del té verde, así como de otras especies de té (generalmente los de origen chino), ya que le han atribuido atributos benéficos para la salud como la disminución del colesterol.
Sin embargo, hay que advertir que no hay ninguna garantía de que estas bebidas embotelladas sean realmente tan saludables. Los altos contenidos de cafeína que están presentes en el té verde; las toxinas que contienen las latas y los botes de plástico; el uso excesivo de pesticidas en la producción de té verde; y el uso de preservantes artificiales son indicios claros de que el té verde no es como lo pintan. Es por esta razón que muchos productores han buscado fomentar la producción de té verde orgánico. Sin embargo, desgraciadamente, las reglas del mercado y la necesidad de abastecer a un consumo tan excesivo no han permitido su desarrollo.
Como palabras finales quisiera decir lo siguiente: no es mi intención decir que no se tenga que consumir más té verde. Todo lo contrario. Las propiedades que tienen éste para el cuerpo son reales, pero sí creo que es espejismo pensar que un té embotellado hecho por la Coca-Cola sea realmente bueno para el cuerpo. Es momento que los japoneses tenga más conciencia de que el té verde que consumen está lleno de pesticidas y que consideren la opción del té orgánico. Es decir, invertir un poco de su tiempo para infusionarse una taza de un té menos tóxico. A lo mejor es mucho pedir a los habitantes de un país asechado por las prisas del trabajo, quién sabe.
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