9/09/2008

El cambio política en Japón (primera parte)

(Artículo publicado en Diario Monitor, el 9 de septiembre de 2008)

El pasado lunes, 1 de septiembre, el primer ministro Yasuo Fukuda (2007-actualmente) convoca a una conferencia de prensa. Ahí, anuncia su dimisión y señala que para lograr las reformas que requiere Japón, es necesario la llegada de un nuevo líder y que ha decidido aprovechar que la Dieta no está en sesiones para acelerarla. De este modo, por segunda vez consecutiva, un mandatario renuncia a su cargo en Japón, lo cual agudiza más la crisis que vive el oficialista Partido Liberal Demócrata (PLD) —organización conservadora que ha llevado las riendas desde la década de los cincuenta— desde que el popular Jun’ichiro Koizumi (2001-2006) dejó el poder.

¿Cómo recibieron los japoneses esta noticia? Los grupos más críticos de la administración de Fukuda recibieron con alegría las palabras del Primer Ministro, pero para la mayoría de los japoneses, su renuncia los dejó anonadados. No había una razón clara que pudieran incentivar una medida tan drástica. Además, era una decisión irresponsable, ya que apenas en agosto el mandatario había cambiado a los miembros de su gabinete.

Pero ¿por qué renunció Fukuda? Desde una visión particular, es difícil saber las razones exactas, en especial por qué lo hizo después de cambiar su gabinete; pero desde una óptica general la renuncia tiene una explicación “simple”: es producto de una aguda crisis de legitimidad que enfrenta el PLD y de los fracasos de sus políticas sociales, así como de la falta de líderes carismáticos que puedan llenar el vació que dejó Koizumi y su populismo de derecha. Sin embargo, Fukuda tiene otra explicación.

En su discurso de dimisión, el Primer Ministro resalta que la principal causa que debilitó a su administración fue la situación de “gobierno dividido” que vive actualmente Japón; pero recalca enfáticamente que la mayor parte de la responsabilidad la tuvo la primera oposición: el Partido Demócrata Japonés (PDJ), el cual tiene un dominio de la Cámara Alta de la Dieta desde el 2006.

De acuerdo a Fukuda, el líder demócrata Ichiro Ozawa se ha negado a cooperar con su partido y sin esta cooperación es imposible hacer frente a los problemas que aquejan actualmente a Japón; pero muchos especialistas consideraron que las palabras del Primer Ministro son simples “patadas de ahogado”. Es cierto que el PDJ no ha cooperado plenamente con el PLD, pero ningún partido lo hace si no recibe nada a cambio. Además, cabe resaltar que muchos de los argumentos de los demócratas son propuestas válidas y algunas están encaminados a contener y a corregir los abusos de poder que han establecido los conservadores desde los años cincuenta.

De hecho, por donde se le vea, la mayor parte de la responsabilidad es de Fukuda y el PLD. El Primer Ministro no hizo nada para evitar que los miembros de su partido boicotearan las propuestas de los demócratas y desincentivaran la cooperación. Asimismo, utilizó la inmensa mayoría de curules que ostenta su partido en la Cámara Baja (66%) para imponer leyes, como un impopular impuesto a la gasolina y el establecimiento de un nuevo sistema de seguro social que los condena a muchas personas de la Tercera Edad a vivir en miserables condiciones. Finalmente, Fukuda fue incapaz de solucionar los problemas de negligencia, que han prevalecido en el Departamento de Seguro Social, así como los escándalo de enriquecimiento ilícito de varios funcionarios del Ministerio de Defensa. Para no extender más la cavilación, basta decir nada más que, si de responsabilidades se trata, la de Fukuda y el PLD, supera a la de la oposición.

Como palabras finales, es preciso señalar que mientras siga prevaleciendo una situación de “gobierno dividido”, un simple cambio de mandos no traerá un resultado favorable, como lo piensa el Primer Ministro. La verdadera solución está en el establecimiento de compromisos y en esta negociación se tendrían que sentar todas las fuerzas políticas y establecer unas reglas de convivencia que incentiven la cooperación. Sin embargo, eso no se ha logrado desde el 2006 y es muy improbable que se dé con el nuevo gobierno. De esto modo, no hay otro camino que convocar a elecciones y preguntarle a la ciudadanía qué opción quieren: una situación de “gobierno dividido”, en donde siga gobernado el PLD o una en donde ambos cuerpos legislativos los controle el PDJ.

Las encuestas muestran un escenario favorable para la alternancia, pero aún falta un largo trecho para las elecciones. Primero el PLD tendrá que definirá quién será su presidente, lo cual puede camiar el rumbo de los siguientes comicios. La pregunta obligatoria es quién será el sustituto de Fukuda. En la siguiente cavilación lo analizaremos.

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