4/16/2008

Monstruos y la destrucción de Tokio

(Artículo publicado en Diario Monitor el 15 de abril de 2008)

Hace una par de horas tuve la oportunidad de ver la película Cloverfield (2008): cinta estadounidense que se estrenó (en México parece que fue estrenada en febrero de este año) hace un par de semanas en los cines japoneses. En este filme un misterioso monstruo destruye Nueva York y aunque no es una obra de arte; es una cinta divertida que mezcla elementos de suspenso y drama humano.

Ahora bien, no deja de llamar la atención, por qué un monstruo de enorme magnitud haya atacado la ciudad de Nueva York. ¿Sabrá el monstruo la importancia de esta ciudad? Sin duda, son trilladas las preguntas que hago y su respuesta es más que evidente: porque los directores y productores son estadounidenses. Empero, hay que recalcar que no es un fenómeno exclusivo de la industria cinematográfica estadounidense. De hecho es un fenómeno recurrente del Cine B mundial. Por ejemplo, las películas del Santo, el enmascarado de Plata, son una clara muestra de este egocentrismo. Quién va a creer en nuestros días, que una serie de villanos, monstruos y extraterrestres se congreguen en la ciudad de México para emprender sus malévolos planes de conquistar la Tierra. Otro caso claro son las películas clase B japonesas, especialmente los filmes de Godzilla en donde este reptil gigante destruye a Tokio.

Ahora bien, en el caso específico de Godzilla, vale la pena acotar que pese a la mala calidad y lo grotesco que suelen ser estas películas como Godzilla vs King Kong (1962); en un inicio los guionistas de Godzilla no buscaban sólo divertir al publico japonés. De hecho, en realidad buscaba transmitir con estas cintas un mensaje más profundo: un rechazo hacia la política bélica de Estados Unidos y los intentos de rearme que buscaban emprender algunas autoridades conservadoras de la posguerra.

Para comprender esto vale la pena concentra el resto de esta cavilación en el trama de Godzilla (1954). La cinta comienza mostrando una serie de desapariciones misteriosas de diversos barcos japoneses en las costas del Pacífico. Después de varias investigaciones, un científico concluye que el causante de estas desapariciones es Godzilla: un antiguo que había sido despertado de su largo sueño por un experimento nuclear. Cabe destacarse que en la película no se muestra claramente, quién es el responsable de este experimento, pero es claro que es Estados Unidos, ya que en el mundo real (en marzo de 1954), este país había detonado una bomba de hidrógeno en las costas cercanas a la Isla de Bikini, ubicada en el Pacífico, cuya radiación afectaría a varias islas y a la tripulación del barco atunero japonés (esto trajo el repudio de miles de japoneses hacia Washington).

Pero regresando el argumento al trama de Godzilla. Después de despertar de su sueño, la gigantesca bestia ataca Tokio, destruyendo gran parte de la ciudad y sería derrotado por una nueva arma de destrucción masiva. Finalmente, en la última parte de la película, los científicos se lamentan de que la causa de esta terrible destrucción de Tokio haya sido causada por las imprudencia de los propios humanos y muestran con mayor enojo que se haya recurrido a una medida tan drástica para derrotar a Godzilla.

Como se ve, la cinta Godzilla buscaba mostrar un claro mensaje de paz y en su momento esta crítica hacia Estados Unidos sería recibido con agrado por miles de japoneses. Así, este éxito comercial serviría para impulsar nuevas cintas y nace así un exitoso género cinematográfico de películas B en donde enormes monstruos destruirían a Japón (junto a Godzilla se sumaría también las series televisivas de Ultraman). Cabe destacarse que Godzilla sería llevado a la pantalla grande 28 veces y a partir de la doceava producción, Godzilla vs Gigan (1972); la gigantesca bestia dejaría su faceta de villano para convertirse en un héroe que salva a la Tierra, aunque seguiría destruyendo a placer la ciudad de Tokio.

Como palabras finales, quisiera señalar lo siguiente: el mensaje de crítica que buscaban plasmar los guionistas de la cinta Godzilla era genuino y tendría un eco importante en las generaciones que no vivieron en carne propia la destrucción de Tokio en la Guerra del Pacífico. Sin embargo, las otras producciones que siguieron a Godzilla, no tendrían esa misma suerte. Muchas dejarían a un lado la cuestión ideológica y buscarían más el éxito comercial, redituando, finalmente en una dilución del mensaje “pacifista” de Godzilla. En este sentido serían cintas huecas en donde sólo se plasma un mundo de destrucción como el que proyecta la cinta Cloverfield.

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