12/31/2007

Los Cosmopolitas

(Artículo publicado en Diario Monitor el 1 de enero de 2008)

Desde ya varios años, Nueva York, Londres, París y Tokio han sido consideras como las grandes “mecas” de la moda mundial (aunque en años recientes han comenzado a sobresalir como Frankfurt, Shangai y Madrid). Para constatar esto, basta ver, simplemente, las frívolas secciones de moda, que existen en los periódicos mexicanos.

En lo personal, no tengo mucho interés por la moda, en parte, porque siempre la he asociado con los prejuicios clasicistas y racistas que han predominado en la sociedad mexicana, pero también porque han existido varias restricciones presupuestarias dentro mi economía familiar, que impiden un consumo masivo de la llamada “ropa de moda”. Esto no implica, por supuesto, que uno pueda deslindarse por completo. Siempre existe los “demonios” internos y también uno que otro destello de vanidad, que llevan a uno a comprar una ropa de diseñador impronunciable.

Ahora bien, después de estar viviendo tanto tiempo en Japón, he detectado, que mi percepción de la moda ha cambiado. Por lo menos es distinta a la que tenía cuando vivía en la Ciudad de México, en esos años “oscuros” cuando el PRI gobernaba. Antes que todo, hay cosas que no cambian. Sigo sin entender por qué la “ropa de moda” es tan cara. Tampoco comprendo qué es lo fascinante de los Centros Comerciales ni por qué la “ropa de moda” genera tantos desplantes de grandeza sobre la gente. Sin embargo, admito (por lo menos en Japón. En México no lo creo ni por un momento) que la ropa puede funcionar como una forma de explayar la individualidad de las personas. Por ejemplo, en Japón, la existencia de diversas modas ha permitido a sus habitantes, escapar momentáneamente de la “opresión” que viven (una percepción a veces exagerada por los medios japoneses y extranjeros, aunque tiene mucho de cierto).

Otro punto favorable que detecto de la moda, es que ésta ha permitido a muchos personas que viven en Tokio volverse en personas “cosmopolitas” ¿Qué me refiero con “cosmopolita”? Según la Real Academia de la Lengua Española, una persona cosmopolita es aquella “que considera a todos lugares del mundo como su patria”. Es decir, son esas personas que son capaces de tomar los elementos de varias culturas y los plasma en su ropa y su hogar. Probablemente, entren en esta categoría muchas de las personas que concurren a los cafés de la Condesa, pero no lo sé, creo que ellos son sólo un estrato rico de una sociedad desigual que los gobiernos panistas no han podido solucionar.

Pero regresando el argumento a Tokio: ¿qué es lo fascinante de que los japoneses sean “cosmopolitas”? En primer lugar, a diferencia de Nueva York, Paris y Londres en donde cohabitan personas de diferentes culturas (lo cual induce inevitablemente hacia actitudes “cosmopolitas”); en Tokio los elementos “cosmopolitas” se han desarrollado dentro de una sociedad de “raza homogénea”. La pregunta obligada, entonces, es por qué ocurre esto. Para algunos es el nivel educativo (lo dudo), mientras que algunos han resaltado el desarrollo económico (tampoco es regla). Algunos consideran que es el sincretismo de la cultura japonesa que puede “robarse” los elementos de otras culturas y los hace suyos (soy escéptico de esto).

Independiente de las causas, lo que sí se puede decir es, que lo “cosmopolita” ha redituando indirectamente en fomentar la tolerancia hacia la “diversidad” en Japón. Basta caminar una tarde en las calles de Tokio para constatar esto.

Ahora bien, muchos de los mexicanos que he tenido la oportunidad conocer en Tokio, han quedado anonadados por esto. Aunque muchos de ellos han mostrado una actitud intolerante hacia esta situación. Por ejemplo, les sorprende que muchos japoneses estén vestidos de manera “ridícula” o que tengan el pelo teñido de rubio, especialmente los hombres. Para ellos esas vestimentas denotan un mal gusto (probablemente) y en el caso de pintarse el pelo, les parece que no va con la “raza” japonesa y es estéticamente feo (probablemente). Empero, es injusto ver a la moda de los japoneses nada más con los lentes clasistas y racistas que tenemos implantados muchos de nosotros los mexicanos.

Como palabras finales, quisiera señalar que no es mi intención decir que lo “cosmopolita” sea la panacea. Si volteamos el otro lado de la moneda, son síntomas de una sociedad en donde se ha infiltrado la cultura extranjera, especialmente la estadounidense y ha modificado la cultura nacional. Algunos llaman esto como Imperialismo Cultural y pone como ejemplo claro a Tokyo Disneyland: un lugar en los donde los “cosmopolita” se puede tornar grotesco (por lo menos para este columnista).

12/26/2007

Hombres y mujeres de negro

(Articulo publicado en Diario Monitor el 26 de diciembre de 2007)

Comparto con usted, amable lector, una faceta lo que uno puede ver cotidianamente en un vagón de tren en Tokio.

Sin duda, lo primero que resalta es el número de hombres y mujeres trajeados. Son los trabajadores de cuello blanco. No por nada son la fuerza laboral mayoritaria de Japón. 47 millones trabaja en alguna oficina. Pero no sólo estos sujetos son los que abundan. En otra parte, están los estudiantes. Su número no es tan amplio, ya que cada año se reduce la población juvenil, pero muchos estudian en Tokio. La gran mayoría está vestida de uniforme escolar, algunos con el cabello pintado y peinados de manera exótica. Eso sí, siempre irreverentes. Es lo que caracteriza la adolescencia. Japón no tendría que ser la excepción.

Por su parte, tenemos a las muchachas vestidas de manera “ridícula”. En un extremo están las jóvenes que piensan que son la catante Beyonce. Están bronceadas, utilizan gafas oscuras y minifaldas extremadamente cortas. En el otro extremo, están las lolitas góticas, chicas vestidas con faldas de trabajadoras domésticas y maquillaje negro. Por otro lado, en los asientos están las personas de la tercera edad. Resalta el número de ancianas. No por nada Japón es el país con mayor esperanza de vida femenina en el mundo. A veces si uno tiene suerte, puede encontrar a algunas con el pelo teñido de color púrpura, verde o azul.

Ahora bien, de tanta pluralidad de “especimenes”. Un grupo particular llama la atención. En el caso de los varones están vestidos de traje sastre negro con peinados conservadores. Por su parte, las mujeres visten falda sastre color oscuro, sin el pelo pintado y mucho menos maquillaje llamativo.


Este tipo de vestimenta es conocido como traje de recluta. ¿Cuál es su profesión? Ellos no venden cosas. Son los universitarios (y no universitarios) que anualmente buscan empleo en este país. La pregunta ahora es ¿cómo funciona esto? Cada año, dentro del sector privado como público, miles de trabajadores, de 60 a 65 años, dejan de laborar. Así, las empresas y el gobierno están obligados a contratar nuevo personal para cubrir estas salidas fortuitas con personas que hayan culminado la educación media superior, aunque se prefiere a gente con educación universitaria.


Normalmente, las convocatorias de trabajo son abiertas y en orden de preferencia van, primero aquellos universitarios que están cursando el cuarto año de carrera; después los jóvenes que no encontraron trabajo en los años anteriores; y finalmente los que fueron despedidos de otras empresas.


Por lo que respecta a la distribución de las profesiones, las empresas que se dedican a cuestiones tecnológicas suelen contratar a los que estudiaron carreras físico-matemáticas, pero las empresas y el gobierno destinan sus plazas a todo tipo de carreras, siempre y cuando pasen los requerimientos de contratación. Primero, se hacen varios exámenes escritos; luego se realizan ejercicios grupales para analizar cómo funcionan los jóvenes en tareas colectivas; finalmente, el interesado tiene que hacer una entrevista. En pocas palabras, el proceso de contratación es “meritocrático”. Empero, no significa para nada, que sea un sistema justo. Siempre tienen gran ventaja los que estudiaron en universidades de prestigio.


Un dato trivial: si una familia japonesa quiere que su hijo o hija tenga un buen trabajo, tienen que invertir más o menos 20 millones de yenes (2 millones de pesos), que cubren desde la primaria hasta la educación superior. De hecho, la colegiatura de la universidad más cara en Japón es de 100000 pesos anuales. Creo que es lo que paga más o menos un alumno del ITESM. Ahora, si el PIB per capita de México es de 5000 dólares y el de Japón es de 37000 dólares: ¿a quién le sale más caro la educación de sus hijos?


Una pregunta más ¿podemos aplicar ese sistema en México? La respuesta parece negativa. En primera, el número de empresas en México es muy poco para que se logre un constante reciclaje de personal como sucede en Japón. Además, mientras la contratación de las empresas no se haga bajo un criterio meritocrático y siga el compadrazgo y los prejuicios es imposible aplicar un sistema japonés. Otro punto, es que si no se logra una rápida titulación es imposible que los universitarios logren ingresar de manera fluida a las empresas. Finalmente, la columna vertebral del sistema japonés es el sistema de retiro. Si no se tiene un sistema de retiro realmente digno, nada evitará que muchas personas mayores de 60 años sigan ocupando plazas y no permitan que la gente joven entre. En fin, para poder estos atributos depende de nuestros estadistas, pero también de nosotros mismos. Veamos qué pasa en el futuro.

12/18/2007

La desigualdad en Japón

(Artículo publicado en Diario Monitor el 18 de diciembre de 2007)

Después de la Guerra del Pacífico, Japón queda devastado, pero en menos de 15 años, este país logra recuperarse hasta convertirse en la “segunda economía mundial”. Asimismo, el modelo de exportaciones logra un aumento sustancial de la clase media y erradica por “completo” la pobreza. De este modo, a finales de los años 70, muchos comienzan a afirmar que el modelo capitalista japonés es el más equitativo del mundo. Este crecimiento tuvo también un efecto directo sobre Estados Unidos, principal aliado militar y socio económico de Japón. Y en los primeros años del decenio de los 80, diversos medios estadounidenses comienzan a alertar sobre el “peligro” japonés. De igual manera, numerosos economistas comienzan a resaltar que el capitalismo estadounidense tiene serias desventajas frente al modelo japonés.

Empero, no todas las voces aceptaron esta idea. Muchos especialistas encontraron que el voraz modelo económico mantenía debilidades y que tarde o temprano caerían por sus propias contradicciones. Esas visiones pesimistas tendrían razón y en los años 90, Japón comienza a experimentar una terrible recesión que no sólo destruye el exitoso modelo de la posguerra, sino que debilita por completo las bases de la sociedad japonesa.

El resultado final de la crisis económica es la quiebra de miles de empresas, la entrada de numerosas transnacionales y el aumento del desempleo. Asimismo, la recesión provoca un enorme déficit gubernamental, haciendo que los gobiernos conservadores decidan emprender reformas neoliberales que aniquilan definitivamente el débil estado de bienestar japonés. Finalmente, el mito de la igualdad social se destruye y la brecha entre los más ricos y pobres se abre estrepitosamente. Inclusive, algunos economistas japoneses han señalado que Japón comienza a encaminarse al desastroso escenario de las naciones latinoamericanas.

Así, en este claro estancamiento un problema olvidado por los japoneses comienza a tener repercusiones serias: el aumento de los indigentes. El gobierno ha tratado de reincorporar a estas personas al mercado laboral, pero ha fracasado. A esto hay que añadir que las autoridades conservadoras no han considerado prioritario resolver el problema de la desigualdad y la pobreza. De hecho, se espera que en los años siguientes años aumente la población de indigentes y existe una alta probabilidad de que los jóvenes comiencen a vivir en las calles.

Ante esta situación una organización civil ha buscado enfrentar de una manera innovadora el problema de los homeless (indigentes que viven en la calle). Su nombre es Big Issue Japan. Esta organización lucrativa fundada en el año 2003 comercializa una revista quincenal en donde colaboran gratuitamente actores y músicos japoneses, así como otros de talla internacional como Nikole Kidman, Björk, Gael García Bernal, entre otros. Sin embargo, lo peculiar es que no sólo busca destinar dinero hacia los indigentes, sino que tiene como principal misión reincorporarlos a la sociedad. Así, la empresa ha decidido que sean los mismos homeless los que salgan a vender las revistas en las calles. Para ser más precisos la mayor parte de las ganancias (alrededor del 60%) las recibe el indigente y la empresa obtiene sólo una parte mínima que sirve para solventar los costos de edición.

Sin duda, es un proyecto interesante y es posible su exportación hacia otras latitudes en donde el problema de los indigentes es mayor. Ahora bien, es preciso señalar que este proyecto no es una idea japonesa, sino inglesa. En el año de 1991, John Bird y Dave Bulldog deciden crear la revista y el concepto de indigentes vendedores. Actualmente, además de las versiones británica y japonesa, existen ediciones de Big Issue en Australia, Namibia y Sudáfrica. De igual manera existen proyectos similares en Argentina (Hecho en Bs As), Austria (Megalophon), Brasil (Ocas) y Eslovaquia (Nota Bene).

A guisa de conclusión quisiera señalar lo siguiente: el continuo aumento del número de indigentes y la falta de trabajo para ellos demuestran que el “capitalismo japonés” no es benevolente sino todo lo contrario. De igual manera, la situación que existe en Japón es una prueba de que los gobiernos que decidan implementar reformas neoliberales, no pueden descuidar a sus ciudadanos y agudizar las desigualdades. Finalmente, Big Issue puede ser un modelo innovador para la ciudad de México en donde miles de indigentes y niños de la calle no tienen trabajo. Pensando, simplemente en os lectores potenciales que hay en el DF y en el área metropolitana; una revista de estas características podría ser un éxito. Ahora depende, de la sociedad civil buscar ésta y otras alternativas.

12/11/2007

Béisbol y otras cosasa más

(Artículo publicado en Diario Monitor el 11 de diciembre de 2007)

El béisbol es el deporte de conjunto más popular de Japón y el mejor pagado a nivel profesional. De hecho, algunos cronistas japoneses han sostenido que su país ostenta el segundo lugar mundial, aunque, en estricto sentido, la novena japonesa nunca ha logrado coronarse la Copa Mundial de Béisbol, organizada por la Federación Internacional de Béisbol (IFBA). Pero dejando este tipo fanfarronadas, lo que nadie puede negar es que la Liga Japonesa es una de los mejores del mundo.

Ahora bien, en los últimos años, la selección de béisbol ha acaparado la atención de millones de japoneses. Esto se debe en gran medida a que la IFAB ha permitido la participación de jugadores profesionales en sus torneos internacionales, haciéndolo más espectacular, pero esto no es la única razón. Después, del fracaso en las Olimpiadas de Sydney, en donde el equipo japonés quedó en cuarto lugar; los directivos de la Asociación Japonesa de Béisbol (AJB) han decidido reestructurar a la selección y han fomentando una fuerte campaña publicitaria para apoyar a la novena japonesa, provocando el ascenso de un “nacionalismo deportivo” inédito en Japón. De este modo, frases como “el equipo de todos” o “la responsabilidad de llevar en el pecho al Sol Naciente (la bandera japonesa)” comenzaron a llenar los espacios en los medios.

Aunado a lo anterior, la AJB ha decidido que la selección sea dirigida por managers con renombre y que hayan dirigido a un equipo profesional. Así, para las Olimpiadas de Atenas fue contratado Shigeo Nagashima, el legendario Manager de los Gigantes de Yomiuri (el equipo más popular y con más títulos en Japón). Posteriormente, Sadaharu Oh —otro legendario jugador de los Gigantes y el bateador que ostenta el récord de mayor número de cuadrangulares en el mundo (868)— tomó las riendas de la selección en el Clásico Mundial de Béisbol de 2006 (torneo en donde Japón quedó campeón). Y, finalmente, a partir de 2007, la AJB contrató a Sen’ichi Hoshino (ex manager de los Dragones de Chunichi y los Tigres de Hanshin).

Por lo que toca al nuevo manager de la selección, no es un triunfador como sus antecesores, pero tiene una personalidad atractiva y representa la imagen de masculinidad japonesa tradicional. De hecho, los medios japoneses lo han definitivo como el “Hombre de Hombres” y han considerado que esto es un rasgo necesario para poder cohesionar a un equipo plagado de estrellas y hacerlo clasificar a las Olimpiadas de Pekín. Esta empresa se ve sencilla, ya que en términos de material humano, el equipo japonés es superior que sus rivales asiáticos, pero en los últimos años la brecha entre la República de Corea y Taiwán, se ha cerrado. Especialmente, la novena coreana ha sido un dolor de cabeza. Por ejemplo, en las olimpiadas de Sydney, el equipo coreano humilló a la novena japonesa y le arrebató la medalla de bronce. Asimismo, en el pasado Clásico Mundial de Béisbol, Corea cosechó dos triunfos sobre Japón, aunque en el tercer partido, la semifinal, sucumbiría frente a su odiado rival.

De este modo, la presión que tenía el equipo japonés fue abismal. Finamente, en los primeros días de diciembre se llevó acabo el torneo preolímpico en Taiwán. En éste participaron, además de Japón y el “país” anfitrión, las selecciones de la República de Corea, Filipinas, Tailandia, Hong Kong y Pakistán. El ganador de este torneo garantiza su participación en las Olimpiadas de Pekín, mientras que el segundo y tercero pasan directamente a un torneo final, en donde participarán los equipos de México, Canadá, Australia, España, Reino Unido, Australia y Sudáfrica (Los tres primeros lugares se clasifican directamente a la justa del próximo verano).


Ahora bien, previo a los partidos, los medios siguieron resaltado el “nacionalismo deportivo” y comenzaron la guerra de declaraciones. Y en el caso del enfrentamiento contra los coreanos, resultó uno de los mejores partidos, pero también mostró muchos de los resentimientos que tienen los coreanos hacia Japón y la arrogancia japonesa. Finalmente, el equipo japonés ganaría el torneo y Hoshino logró el primer paso hacia Pekín, aunque falta el reto más importante: conseguir la medalla de oro.


Independientemente de lo que pase en las próximas olimpiadas, el “nacionalismo deportivo” que se ha formado entorno al béisbol es interesante, pero en lo personal me parece algo molesto, si consideramos el pasado nacionalista de este país en la primera mitad del siglo XX. A lo mejor es una preocupación innecesaria, aunque como lo ha demostrado el chauvinismo que ha dominado entorno a la selección mexicana de fútbol; este tipo de desplantes no es nada sano.

12/04/2007

Cambio político en Australia

(Artículo publicado el 4 de diciembre de 2007)

El pasado 24 de noviembre se efectuaron en Australia, elecciones federales. El resultado fue algo inesperado y tuvo un eco importante dentro de Japón. En el caso de México, su efecto es algo incierto, ya que Australia ha sido un país sumamente lejano y poco importante para el gobierno mexicano. Veamos, entonces, qué pasó, pero antes, quisiera mencionar algunos datos.

Antes que todo, como muchos países de la Manconmunidad Británica de Naciones, Australia tiene un sistema parlamentarista y una estructura bipartidista, aunque son tres los partidos que dominan la arena política: el Partido Liberal Australiano, el Partido Nacional de Australia y el Partido Laborista Australiano. Generalmente, los dos primeros forman una coalición de tendencia conservadora, mientras que el tercero representa a la centro-izquierda. Asimismo, otra característica importante, es que Australia ha buscado establecer una diplomacia de “potencia media” (Canadá y México entran también en esta categoría). Está política busca 1) marcar un distanciamiento de las grandes potencias; 2) promover dentro de la agenda mundial, temas distintos a los militares como el comercio y los derechos humanos; 3) incentivar la cooperación dentro de los organismos internacionales; y 4) fungir como mediador de conflictos, así como “puente” entre regiones distintas.

Ahora bien, en el caso de la política exterior, cabe destacarse que, si bien Ausralia tiene una postura “progresista”, su dirección nunca ha sido lineal y depende de qué grupos estén en el poder. Así, cuando los conservadores toman las riendas, Australia mantiene un acercamiento estrecho con Estados Unidos, especialmente en asuntos que Washington considera claves como el anticomunismo, la Guerra de Vietnam, la Guerra en Irak, así como la lucha contra el terrorismo y el boicot al Protocolo de Kioto. Por su parte, cuando los laboristas gobiernan, Australia tiende a mantener un alejamiento relativo de Estados Unidos, así como un activismo hacia otros temas como el apoyo hacia el “Tercer Mundo” y un acercamiento con los países del Asia-Pacífico.

Una vez mencionado esto, ahora sí podemos analizar brevemente lo qué pasó en las elecciones del pasado 24 noviembre y su efecto inmediato. En estos comicios, el Primer Ministro John Howard (1996-2007) y la coalición conservadora sufrieron una sorpresiva derrota, poniendo fin a 11 años dominación conservadora (la segunda más larga de la historia). Inclusive, el propio Howard no pudo reelegirse en su distrito. De este modo, un nuevo gobierno laborista dirigido por Kevin Rudd asumirá las riendas de Australia a partir de diciembre de este año.

¿Por qué perdieron los conservadores? Algunos consideran que hubo un hartazgo de muchos australianos hacia el largo gobierno conservador. Otros opinan que el apoyo que brindó Howard hacia la cruzada irresponsable de George W. Bush en Irak, así como la negativa del gobierno conservador de apoyar el Protocolo de Kioto fueron un detonador del descontento. De hecho, muchos electores han responsabilizado a Howard de los cambios climáticos y las terribles sequías que han azotado a Australia en este año. Finalmente, la propuesta de Rudd, quien han tenido una prestigiada carrera como diplomático y su amplio conocimiento del idioma chino, fue atractiva. El líder laborista prometió un acercamiento con Asia, reconociendo, al mismo tiempo, la estructura multicultural de la sociedad australiana; algo que Howard había olvidado. También, propuso una política activa hacia el problema climático y repatriar parcialmente de las tropas australianas despachadas hacia Irak. Y como un aliciente para los grupos conservadores ofreció no emplear políticas intervencionistas.

Evidentemente, este viraje va a traer una reorientación en la diplomacia exterior australiana, especialmente hacia el apoyo incondicional que brindó este país a Estados Unidos. Igualmente, el ascenso laborista también es un duro golpe para Japón. Durante el mandato de Howard, los gobiernos conservadores japoneses buscaron establecer una alianza estratégica con Canberra para poder alejar el liderazgo que está ejerciendo China en el Asia-Pacífico. De hecho, en la pasada reunión de la APEC, realizada en Sydney, el primer ministro Shinzo Abe (2006-2007) logró establecer una reunión histórica con Bush y Howard para acordar una cooperación en temas de seguridad. Este proyecto trilateral busca atraer a India y crear con ella un esquema regional de países que comparten valores similares como la democracia y la libertad. Probablemente, este proyecto se mantendrá, pero el nuevo gobierno laborista ha considerado la necesidad de emprender un acercamiento con China. Veamos qué pasa.

11/28/2007

Medidas drásticas

(Articulo publicado en Díario Monitor el 27 de noviembre de 2007)

El pasado 20 de noviembre, el gobierno japonés puso en vigor un nuevo sistema para monitorear la entrada de extranjeros. A partir de esta fecha, todos los visitantes extranjeros mayores de 16 años, que ingresen a territorio japonés, estarán obligados a registrar sus huellas digitales y tomarse una fotografía. Si el viajero u “hombre de negocio” extranjero se niega; las autoridades migratorias japonesas tendrán todo el derecho de negarle el permiso de entrada y expulsarlo indefinidamente. De hecho, los únicos que estarán exentos de esto, son los diplomáticos y los extranjeros con residencia permanente. Es decir, los coreanos y chinos nacidos en Japón. Aunque, diversas ONG han afirmado que los norcoreanos nacidos en Japón no estarán exentos, ya que tienen vínculos “inevitables” con el régimen del generalísimo Kim Jong-Il.

Ante esta situación, como era de esperarse, Amnistía Internacional, así como otras ONG han manifestado abiertamente su rechazo y han señalado que es una política migratoria que atenta contra los derechos humanos. Igualmente, algunos grupos progresistas y los partidos de izquierda han advertido que este tipo de medidas pueden incentivar a otros países a emplear políticas similares hacia los japoneses que están en el extranjero. De hecho, cuando Estados Unidos implementó esta medida, Brasil decidió aplicar medidas similares a ciudadanos estadounidenses. De este modo, no se puede descartar que en meses próximos, muchos ejecutivos japoneses que viajen a Brasil, sean tratados como “visitantes de segunda”.

¿Por qué las autoridades de Tokio han decido medidas tan radicales? El gobierno japonés ha manifestado que esta política busca reducir principalmente, la inmigración ilegal, proveniente del continente chino y Sudamérica. Asimismo, es una medida para garantizar la seguridad nacional y prevenir la entrada de grupos terroristas islámicos provenivientes de Medio Oriente y el Sudeste de Asia. Finalmente, el gobierno japonés ha manifiestado que esta política permite cooperar con las políticas anti-terroristas de Estados Unidos.

En lo personal, me parece que es una medida sumamente dura e irresponsable, ya que se hizo sin un debate serio dentro de la sociedad japonesa. Además, las justificaciones que da el gobierno japonés no son convicentes. En primer lugar, el número de extranjeros con residencia ilegal, pese a ser un problema real, no ha llegado a números tan “alarmaentes” como Europa y Estados Unidos. En este sentido, lejos de ser un simple monitoreo, esta medida es sólo un pretexto para fortalecder la fuerza coercitiva del gobierno japonés.

Igualmente, considero que es una medida exagerada considerando la estructura social de Japón. En este país, pese a la existencia de diversos grupos étnicos, existe una raza “homogénea”. Así, salvo los chinos y coreanos, que son los que pueden diluirse dentro de la sociedad japonesa; es sumamente fácil identificar a cualquier grupo de extranjeros, especialmente los supuestos grupos terroristas. Algo que no pasa en otras latitudes. Por tanto, no queda tan claro, por qué emplear medidas tan drásticas.

Asimismo, como lo demostraron los ataques perpetuados por la secta religiosa Aum-Shinrikyo en 1995; los actos terroristas no tienen que ser dirigidos necesariamente por grupos extranjeros, sino que son los propios japoneses los que pueden ser un peligro mayor. Además, pese al aumento de mafias extranjeras, el crimen organizado sigue siendo dirigido por los propios japoneses.

Finalmente, lo más preocupante es que no existe una fortaleza en el gobierno japonés para garantizar la eficiencia de este nuevo sistema de monitoreo. Esto quedó demostrado con las recientes declaraciones de Kunio Hatoyama, ministro de Justicia. En una conferencia de prensa, Hatoyama admitió que “un amigo de un amigo” es miembro de Al Qaieda. Si una de las principales autoridades japonesas ha aceptado publicamete que tiene vínculos indirectos con grupos terrorristas, qué garantiza la efectividad del gobierno japonés.

En fin. Esperemos, que el gobierno japonés sea responsable; no viole los derechos humanos de los extranjeros; e impida la entrada de gente honrada. Aunque tengo mis reservas, ya que pese a que los extranjeros con residencia legal tienen derecho al seguro social; la sociedad japonesa no ha respetado nunca su integridad. A lo mejor, no han entendio muchos japoneses, que son los extranjeros, los que realizan los trabajos que ellos no quieren hacer y que en el futuro son los extranjeros, los únicos que podrán coadyuvar al cuidado de los ancianos, ya que el número de jovenes en Japón es escaso.

11/21/2007

Necesidad de un nuevo enfoque

(Artículo publicado en Diario Monitor el 20 de noviembre de 2007)

Desde el decenio de los 50, el Partido Liberal Demócrata (PLD) ha dirigido virtualmente los destinos de Japón. Esta “singular” situación ha hecho que muchos estudiosos, así como diplomáticos y periodistas extranjeros vean a la política japonesa como una de las más estables. Algunos radicales, inclusive, han considerado que, ante la clara situación de “estática”; es una pérdida de tiempo analizar la política japonesa, ya que su resultado es siempre predecible.

Sin embargo, esta idea de “estática” es exagerada. Basta con hacer un recuento del pasado, para darse cuenta de que los vaivenes políticos de este país asiático no son tan simples. Por ejemplo, la confusa estructura interfaccional de PLD, así como la lucha individuales de sus principales líderes han hecho difícil predecir los cambios políticos. Igualmente, la opinión pública, así como la oposición han podido impactar en momentos claves la dirección política que quieren seguir los conservadores. Finalmente, la influencia que tienen Estados Unidos también ha sido un motor de inestabilidad. Esto ha quedado demostrado con el eterno conflicto que ha existido entre las fuerzas de izquierda y el PLD entorno a la alianza militar que tiene Japón con Washington.

Para no extender más el relato, basta decir simplemente, que pese a que existe una tendencia constante hacia una “estática” política, la lectura de los cambios políticos no ha sido una empresa fácil. De hecho, en los últimos años, esta tarea se ha complicado por la inestable que vive actualmente Japón (con inestabilidad no me estoy refiero a la existencia de violencia ni mucho menos un peligro hacia la democracia japonesa, es simplemente a la existencia distinta al status quo que había hace 10 años).

Por ejemplo, la renuncia infantil e irresponsable de Shinzo Abe (2006-2007), ha traído un vació político, dejando sin mucha maniobra al PLD y anuncia una posible alternancia política. Igualmente, el triunfo del Partido Demócrata Japonés (PDJ) —la primera oposición— en las elecciones de la Cámara Alta de julio pasado, han traído una situación de gobierno dividido en la Dieta, inédita en la política japonesa. Esta situación trae, inevitablemente el conflicto y pone en riesgo el “eterno” dominio de los conservadores dentro del cuerpo legislativo.

Asimismo, con la virtual aniquilación de la oposición izquierda, Japón se está volviendo cada vez más en un sistema bipartidista en donde existen dos partidos conservadores. Sin embargo, esta estructura es inestable. Por ejemplo, en los últimos días, Ichiro Ozawa, líder del PDJ, buscó negociar con el primer ministro Yasuo Fukuda una coalición, defraudando a millones de japoneses, quienes depositaron su voto para que los demócratas saquen del poder al PLD. Por suerte, esta negociación no se consumó, por el amplio rechazo de la cúpula del PDJ, pero pone en claro que aún es prematuro hablar de un bipartidismo consumado.

Por otro lado, el amplio malestar que sienten muchos japoneses hacia la corrupción de los políticos y negligencia de muchos de los burócratas japoneses han traído una antipatía hacia la política, implicando un factor molesto para el PLD. Finalmente, el fracaso del modelo económico japonés, especialmente su estado de bienestar, muestran que es necesario cambiar la dirección de la políticas públicas.

En suma, estas muestras de inestabilidad hacen pensar que la política japonesa está entrando en una etapa de transmutación. Esta situación obliga, entonces, a los estudiosos a replantear el estudio de la política japonesa, pero, desgraciadamente, aún son especulaciones. De hecho, no es muy claro aún si realmente el malestar de la ciudadanía y la capacidad de convocatoria del PDJ, así como la calidad de sus líderes (especialmente Ozawa), son suficientes para traer la alternancia. Igualmente, no se puede olvidar la presión que pueda ejercer Washington. Las autoridades estadounidense han visto con suma preocupación de que el PDJ quiera bloquear la ayuda “militar” que está brindando Japón hacia sus misiones en Afganistán y esto puede redituar en una presión política que evite la alternancia.

Como palabras finales, no hay rumbo directo. Sin embargo, considero, que si algún día se da la alternancia, los estudiosos tendremos que replantear, necesariamente, el análisis de la política japonesa, tal como les sucedió a los estudiosos de México, quienes han tenido que transitar del mundo de la Revolución mexicana al del Conservadurismo blanquiazul. Empresa, que ha sido, por cierto, sumamente dolorosa para muchos.

11/13/2007

Mixi y las redes sociales de Internet

(Artículo publicado en Diario Monitor el día 13 de noviembre de 2007)

En la cavilación de esta semana, quisiera hablar sobre Mixi: la Red Social de Internet (RSI) más importantes de Japón.

Antes de emprender lo anterior, es pertinente señalar qué es una RSI. De acuerdo a Wikipedia, la “Enciclopedia Libre” en Internet, una RSI es un servicio en línea que busca entrelazar a comunidades de personas con intereses comunes. Generalmente, la membresía es gratuita y uno puede charlar, mandar mensajes a otros miembros, colocar bitácoras (blogs), así como compartir música, videos y archivos. Algunos ejemplos concretos son las empresas estadounidenses Myspace, Bebo, Facebook, Hi5 y Yahoo! 360°. También existen otros variantes como la empresa británica Last.fm que permite a sus usuarios fungir como los engranes de una gigantesca radio en Internet.

Por lo que toca a Japón, junto a los grandes emporios extranjeros, existen versiones nacionales, siendo Mixi la más importante. Esta empresa, fundada en el año de 2004, ofrece la posibilidad de escribir diarios, colocar fotos y videos, así como hacer recomendaciones musicales. Actualmente, están afiliados 10 millones de personas (la mayoría japonesas) y existen dentro de Mixi alrededor de 1 millón de comunidades.

Ahora bien, como la mayoría de las RSI, Mixi ofrece membresías gratis, pero pone como requisitos tener más de 18 años y es necesario recibir la invitación de algún usuario de Mixi. Cabe destacarse, que esta situación no es una innovación. Las otras versiones diseñadas en Estados Unidos ofrecen servicios similares. Sin embargo, el éxito de Mixi, es que sus creadores han logrado satisfacer muchas de las necesidades de los usuarios japonés.

Por ejemplo, han desarrollado un programa fácil (sumamente monótono), que permite a las personas de edad avanzada ingresar sin problemas a una RSI. Además, dado el amplio número de usurarios de celulares en Japón, Mixi ha permitido a sus miembros, acceder desde cualquier teléfono móvil a sus servicios. Asimismo, dado que los japoneses son más reticentes a expresar públicamente sus pensamientos, se ha diseñado un sistema que permite a los usuarios restringir, lo más posible, el accesos a sus diarios y muestra también quiénes son las personas que han buscado leen sus textos (Esto ha permitido subsanar algunos problema de privacidad, pero no ha sido un filtro suficiente para evitar los hostigamientos en la red).

Como vemos, Mixi es un mecanismo importante de comunicación dentro de la sociedad japonesa. Ahora bien, en los personal, no había puesto mucha atención a su existencia. Sin embargo, en los últimos meses por razones diversas me he vuelto miembro de Mixi y he encontrado que es un instrumento sumamente interesante. Y, justamente, utilizando sus funciones, una curiosidad “involuntaria”, me llevó a buscar las comunidades que dedican un espacio especial hacia México.

En un inicio, encontré lo que esperaba: comunidades que resaltan aspectos generales de la cultura mexicana, su comida y música. Muchas de estas comunidades están formadas por latinófilos (mexicanófilos) que sienten una atracción especial hacia México. Algunos, desgraciadamente, muestran un idealismo exacerbado sobre nuestro país. Igualmente, otros presentan marcados estereotipos del mexicano como el borracho tirado bajo un nopal. Esta forma de ver a México es una manifestación común en los llamados países “desarrollados” y es producto de los prejuicios que existen hacia México, pero también por la continua reproducción de muchas autoridades y ciudadanos mexicanos de elementos chauvinistas (llamémosles “mexicanidad”).

Empero, al ir navegando dentro de Mixi, encontré otro tipo comunidades que rebasaron por completo la “mexicanidad”. Por ejemplo, hay una comunidad dedicada a los Narcocorridos. Igualmente, existe una dedicada a la banda de rock regiomontana Volován o la disquera independiente mexicana Nuevos Ricos. Cabe destacarse que esta situación, no se da sólo en la música. En las comunidades sobre deporte, uno encuentra una faceta similar. Por ejemplo, existen comunidades dedicadas a jugadores mexicanos de fútbol, no tan famosos como Osvaldo Sánchez o Ricardo Osorio. Asimismo, hay comunidades de “deportes mexicanos” que han tenido poca difusión como la Liga Mexicana de Béisbol

En suma, esta existencia de nuevos aspectos de México me hacen pensar que existe, actualmente, un sector dentro de Japón que ha sobrepasado las trampas de la “mexicanidad”. Con esto no estoy diciendo que el japonés promedio siga viendo a México con prejuicio, pero quisiera pensar que es una señal positiva de una pluralidad por lo menos dentro de un espacio llamado Mixi .

11/06/2007

¿Hacia dónde va el turismo japonés?

(Artículo publicado en Diario Monitor el 6 de noviembre de 2007)

En los últimos años, los jóvenes japoneses (me refiero a las personas que oscilan entre los 18 y 30 años) han cambiado de manera importante su patrón de consumo. Esta situación se debe, principalmente, a la desigualdad social que ha prevalecido desde los años 90 y que se ha incrementado con mayor ímpetu, después de las reformas neoliberales, que han aplicado los gobiernos conservadores. Sin embargo, hay que señalar que esta transmutación también es producto de la diversificación del consumo de los jóvenes.

Por ejemplo, actualmente, muchos prefieren quedarse en sus casas los fines de semana, mirando el Internet, que salirse a bares. Igualmente, cada vez es mayor el número de jóvenes que han dejado de comprar automóviles. De hecho, en una reciente investigación emprendida por la Cámara Japonesa de la Industria Automotriz, se ha demostrado que muchos jóvenes no ven ventajoso comparar un coche, ya que el transporte público es sumamente eficiente y “barato”. Además, dado que las leyes de tránsito son muy estrictas, especialmente entorno a la ingestión de bebidas alcohólicas; muchos ven poco provechoso salir a divertirse en coche. Finalmente, las condiciones geográficas de las zonas urbanas, sus características demográficas, el altísimo costo que implica mantener un automóvil, así como una pensión; hacen difícil comprar un auto.

Ante esto, las empresas automotrices han decidido desarrollar nuevos modelos más deportivos para atraer la atención de los jóvenes. Asimismo, han buscado mejorar los interiores de los coches, así como sus aditamentos, colocando estéreos más modernos, navegadores satelitales y hasta mejores asientos. Finalmente, han desarrollado motores que gastan menos gasolina y que son más ecológicos. El éxito no ha sido inmediato, pero parece que está dando resultado.

Ahora bien, otro cambio importante entre los patrones de consumo de los jóvenes ha sido en el turismo, especialmente el que va hacia el extranjero. De acuerdo a las cifras gubernamentales en los últimos 10 años, han disminuido abruptamente el número de jóvenes que viajan fuera de Japón. Asimismo, de acuerdo a una encuesta del Nikkei Marketing Journal, un 75% de jóvenes no tienen un interés por visitar un país extranjero y prefieren mejor viajar dentro de Japón o bien ahorrar. Inclusive, algunos han contestado que ante el desarrollo del Internet, es innecesario salir de Japón para conocer el mundo.

Ante este tipo de respuestas, los encuestadores decidieron indagar por qué no quieren salir al extranjero. Un amplio número ha contestado que es demasiado caro viajar. En esto puede que tengan razón. Se calcula que en promedio, un japonés gasta 250 mil yenes (25 mil pesos, aproximadamente), cada vez que sale de Japón. Además, las agencias de viajes no ha buscado ofrecer paquetes más accesibles y sólo se han concentrado en satisfacer a una clientela acaudalada, especialmente el sector de 40 y 50 años.

Pero la historia no termina aquí. Otra razón que explicar el rechazo de viajar hacia el extranjero ha sido la insatisfacción que genera esto dentro de muchos jóvenes. La mayoría de los encuestados considera que los problemas de comunicación generan un estrés innecesario. Además, muchos están convencidos de que es mejor viajar dentro de Japón (especialmente visitar las termas), que salir al extranjero. Asimismo, según ellos, afuera de su país es muy inseguro (en esto tienen razón) y siempre tratan de engañarlos (esto es paranoia, pero sí tiene algo de cierto). Finalmente, muchos jóvenes consideran que al tener tan pocos días de vacaciones, estos viajes, lejos de ayudarles a quitarles su estrés, les genera más. Por esta razón, muchos han visto en el Internet un puente idóneo para conocer el mundo.

Como vemos, los jóvenes japoneses comienzan a fijarse mejor en las bondades que ofrece su país y esto puede ser positivo para poder reactivar muchas zonas turísticas que fueron olvidadas en los años 80 y 90, cuando millones de japoneses salieron a viajar hacia el exterior. Empero, visto desde una perspectiva mexicana, son números problemáticos. El tipo de turismo que ofrece nuestro país, está más enfocado hacia un sector adinerado de Japón, que a los jóvenes, quienes en 10 años serán los potenciales turistas que vengan a visitar Cancún o la Ciudad de México. Así, es necesario que el gobierno vuelva a revalorar su estrategia turística y busque enfrentar a un turista japonés muy apático. Desgraciadamente, el gobierno de Calderón no ha mostrado un avance en esto, pero bueno hablar de esto requiere de más espacio y, probablemente, una mayor investigación del autor de esta columna.

10/23/2007

Los modales en el tren: los límites de la intolerancia

(Por cuestiones técnicas de Diario Monitor, este artículo saldrá publicado el próximo 30 de octubre de 2007)

En esta cavilación quisiera comentar con usted, estimado lector, una percepción personal que tengo sobre los trenes. Espero no le incomode.

Antes que todo, quisiera mencionar un dato estadístico. De acuerdo al último censo del Ministerio de Transportes, alrededor de unos 40 millones de personas utilizan diariamente los trenes en la Región Capital Nacional (que comprende Tokio la mayor parte del valle de Kanto). Esto es una cifra monstruosa, si consideramos que la población del valle de Kanto es de 40 millones y es más impresionante, si la comparamos con los 3.9 millones de usuarios diarios que tiene el Sistema Metropolitano de Transporte de la Ciudad de México.

Ahora bien, pese al enorme número de personas, los trenes son sumamente eficientes y ayudan a evitar la emisión de contaminantes (aunque esto no implica que Tokio esté bien planificado, pero es menos caótico que el DF). Sin embargo, las empresas de trenes no han podido escaparse de un problema crucial: las repercusiones sociales que genera la existencia de millones usuarios. De hecho, salvo los turistas extranjeros que disfrutan el “exotismo” de esta gran urbe, la mayoría de sus habitantes viven un estrés innecesario en los tres y este aumenta exponencialmente en las horas pico.

Ante esta situación, las diversas empresas han buscado establecer algunas soluciones. Por ejemplo, se han buscado eliminar los asientos para ampliar el confort, pero esto sólo ha favorecido a las empresas de trenes, ya que pueden meter un mayor número de personas, haciendo de los vagones una lata de sardinas. Igualmente, las autoridades han exhortado a evitar las horas picos, pero esto ha sido imposible. Asimismo, han creado vagones exclusivos para la mujeres con el fin de reducir el acoso sexual, pero sin mucho éxito.

Finalmente, desde hace varios años, la Asociación Japonesa de Empresas de Trenes ha buscado “reeducar” a los pasajeros y crear un ambiente más cordial. Y para hacerlo, ha decidido emprender cada otoño, una encuesta para detectar cuál conducta es la que los usuarios perciben como más problemática. Con base en estos datos, la Asociación busca en un futuro, crear normas más efectivas dentro de los trenes. Pero, qué conductas son las más problemáticas.

Para ilustrar esto, quisiera mencionar los datos que arrojó la encuesta el año pasado. En orden descendiente las conductas más problemáticas son las siguientes: 1) la forma de sentarse (12.9%); 2) el uso del celular (12.2%); 3) el sonido que se escapa de los audífonos (11.3%); 4) los malos modales al subirse al tren (10.2%); 5) la forma de portar las maletas (9.6%); 6) hablar o conversar fuerte (7.8%); 7) que las mujeres se maquillen (6.9%); 8) sentarse en el piso (4.7%); 9) comer en el tren (4.5%); 10) la poca colaboración de los usuarios hacia la belleza del ambiente público (4.5%).

En lo personal estoy de acuerdo con muchas de estas percepciones. Por ejemplo, es molesto que algunas personas ocupen los asientos reservados para los ancianos y discapacitados. Igualmente, la forma como se suben muchos al tren es ofensivo. Empero, hay otras percepciones que me parecen sumamente intolerantes, especialmente la aversión que tienen los japoneses hacia el ruido. Además, hay que señalar que muchas de estas conductas rebasan las decisiones de los propios usuarios.

En primer lugar, creo que es una postura sumamente moralista criticar a las mujeres que se maquillan. De hecho, mientras no manchen a otra persona, no es problemático. Esto también se aplica hacia la comida. Además, si realmente consideran que es molesto el olor de comida, los usuarios deben demandar a las empresas de trenes que suspendan la venta de comida en las estaciones. Por lo que toca al sonido de los audífonos, dado que nada puede parar la venta de los reproductores portátiles, los usuarios deben exigir el desarrollo de audífonos que aíslen el sonido.

En el caso de los celulares, es algo complejo. Una opción es instalar un sistema dentro de los vagones que aísle la señal de estos aparatos, aunque esto implicaría dejar “incomunicada” a millones de personas, generando hasta pérdidas millonarias. Dado que esto es imposible, probablemente, la única opción sea la promoción de una campaña nacional para fomentar el uso correcto “correcta” del celular (aunque no sé si funcione).

Para finalizar, quisiera decir lo siguiente: la situación de inconformidad que prevalece entorno a los trenes es un problema social que necesita solucionarse, pero su solución debe basarse siempre en la tolerancia y el respeto a la pluralidad. Veamos cómo actúan, las generaciones longevas e intolerantes que siguen gobernando este país.

10/16/2007

La cultura japonesa y sus demonios

(Artículo publicado en Diario Monitor el 16 de octubre de 2007)

“Japón es un país único”. Esta frase simple, pero, al mismo tiempo, arrogante ha sido un elemento vital del Nihonjin-ron: “ideología” que suelen usar muchos japoneses (y extranjeros) para explicar por qué la modernización de Japón ha sido distinta (o superior) a la que ha ocurrido en “Occidente” (Europa y Estados Unidos), así como para justificar la supremacía japonesa frente a los otros países asiáticos. Sin embargo, muchos de estas explicaciones carecen de sustento histórico y no son análisis comparados serios. Dicho de una manera más burda, el Nihonjin-ron representa un “fundamentalismo barato”.

Por tal motivo, los estudiosos más críticos han sostenido que es difícil hablar de una unicidad cultural. Inclusive, los más radicales señalan que la nación japonesa, como concepto cultural, no tiene más de dos siglos. Empero esta percepción es errónea. Como lo ha sostenido el historiador Yoshihiko Amino, la evidencia documental es clara: desde el año 689 los habitantes del archipiélago (por lo menos la elite) han denominado a este conjunto de islas como “Japón”, diferenciándose claramente de los otros “países” de la región.

Ahora bien, paralelamente a esta idea de la unicidad cultural, existe un elemento contradictorio que ha moldeado la identidad japonesa moderna. Me estoy refiriendo a la presencia de Estados Unidos como un “intruso cultural”. De hecho, no es la primera vez que una cultura extranjera “cohabita” con la japonesa. Por ejemplo, en el pasado, China, Corea, Portugal y Holanda cambiaron, en gran medida, la fisonomía de Japón. Sin embargo, ninguno de estos países ha superado la presencia que tiene hoy en día Estados Unidos. Hay que recordar que este país ha sido el único que ha logrado dominar militarmente a Japón.

Por está razón, este tema del “intruso” ha ocupado un espacio de reflexión continuo en diversos espacios y dentro de esta gama de “literatura”, una obra que ha llamado mi atención, es el nuevo libro de la dupla cómica Bakusho Mondai, El Sol y el Arroz (Nichi to Kome). En esta obra, Hikari Ota y Yuji Tanaka se “burlan”, específicamente, de la “trágica” y “humillante”, pero “especial” relación bilateral entre Japón (Nichi=Sol) y Estados Unidos (Kome=Arroz). Y para hacerlo, recurren al Manzai: un género cómico que se basa en un continuo diálogo entre el Boke (la parte que está encargada de decir los chistes y alejar al diálogo de la realidad), interpretado por Ota, y el Tsukkomi (encargado de centrar el diálogo en la realidad y servir como la antitesis de la parte cómica), interpretado por Tanaka.

Cabe destacarse que no es la primera vez que esta dupla emprende este ejercicio. Desde su debut en 1988, se han dedicado a mofarse de los eventos históricos, así como de los diversos “héroes” de la historia japonesa. Inclusive, se han burlado de un tema espinosos que son las guerras que ha participado Japón en su historia moderna. Pero, regresando el argumento al libro El Sol y el Arroz; en esta obra, Bakusho Mondai retoman claramente la idea de Estados Unidos como un “intruso cultural”, pero reconocen al mismo tiempo, la parte “positiva” que ha tenido esta “trágica situación”.

Por ejemplo, en el primer capítulo de libro analizan, el extraño encuentro entre Japón y Estados Unidos, ocurrido en la segunda mitad del siglo XIX, mostrando cómo esta situación redituaría, finalmente, en la “apertura” de Japón al exterior. Otro tema interesante que tratan son los históricos encuentros que sostuvieron la Liga Japonesa de Béisbol y las Grandes Ligas en los años 30, en donde la última dejaría una enorme enseñanza a las posteriores generaciones de jugadores japoneses. Igualmente, la dupla analiza la imagen racista que manejó Estados Unidos de los japoneses durante los años 40 (la imagen de los japoneses como simios). Asimismo, un tema que no puede quedar al margen del análisis es la ocupación estadounidenses y las arbitrariedades que trajo esta en los años posteriores. Finalmente la dupla muestra de una manera interesante, cómo el Tokio Disneyland (inaugurado en 1983), la prueba más clara del imperialismo cultural estadounidense, ha logrado una aceptación inusual dentro de la sociedad japonesa.

Para finalizar, quisiera señalar lo siguiente. Al leer El Sol y el Arroz uno puede concluir que existe una lucha continua entre un “Japón” que ama a Estados Unidos y otro “Japón” que es una “víctima”, que siempre ha sido humillado por un “amigo” (Estados Unidos) que nunca lo ha visto como ente igual. Obviamente, esta problemática, no es una situación única de Japón. Basta ver la historia moderna de México para constatar esto, pero eso es otro tema de reflexión.

10/09/2007

La crisis del Sumo: un breve análisis

(Artículo publicado en Diario Monitor, el 9 de octubre de 2007)

El Sumo (Ozumo) es uno de los “deportes” naciones más emblemáticos de Japón y, probablemente, el más antiguo. Algunos estudiosos consideran que tiene más de 2 mil años. Sin embargo, el Ozumo moderno no es tan viejo. Data del periodo Edo (1604-1867).

Por lo que toca a los elementos que caracterizan a este “deporte”, podemos resumirlos de la siguiente manera. Primero, cualquier luchador (rikishi) está obligado a ingresar a un beya (cuarto). Ahí, obtiene un nombre especial y, al mismo tiempo, recibe la supervisión y “cariño” del oyakata (dueño del cuarto), quién lo entrenará durante toda su vida profesional. Aunado a lo anterior, existen algunos requisitos mínimos para ser luchador.

Antes que todo, es necesario pasar un examen médico, así como medir más de 1.67 metros y pesar más de 67 kilos. Igualmente, por ordenes directas del Ministerio de Educación, todos los luchadores tienen que haber terminado la educación obligatoria (primaria y secundaria). Finalmente, no hay requisitos de nacionalidad. La Federación Japonesa de Ozumo permite a los oyakatas reclutar a sus aprendices libremente. De hecho, actualmente, un 25% de los luchadores son extranjeros.

Otra característica importante del Ozumo es la existencia de jerarquías entre los rikishis. Esta jerarquización no está basada en diferencias de pesos como en el boxeo, sino en la experiencia acumulada por cada luchador. Es decir, por más que un joven rikishi tenga un talento innato, no puede ascender de inmediato a las jerarquías mayores y es necesario que acumulen triunfos. Así, sólo pocos logran obtener el codiciado puesto de yokuzuna, así como adquirir jugosos premios y patrocinios.

Finalmente, una de las características más notorias es la arena circular (dohyo) en donde se lleva acabo la lucha. En dicho lugar se colocan dos rikishis y el primero que toque el suelo con alguna parte de su cuerpo a excepción de sus pies queda eliminado. Igualmente, el que haga contacto con el exterior del dohyo queda eliminado. En suma, el Ozumo representa un “deporte” sumamente “exótico”.

Ahora bien, en los últimos años el Sumo enfrenta una gran crisis. Dado el poco espacio que me queda quisiera señalar su problemática actual, comenzando con un poco de historia.

Como es sabido, después del fin de la Guerra del Asia-Pacífico (1941-1945), Japón quedaría devastado. Así, la hambruna y la pobreza resultarían un problema de escala nacional. Finalmente, Japón lograría recuperarse y en este proceso, el Ozumo tendía un lugar especial. Este “deporte”, junto con el béisbol representarían una válvula de escape para salir de la pobreza. Así, en los años 50 y 60, miles de jóvenes se enrolarían en los beyas. Muchos no lograrían triunfar, pero los que lo lograron, ganarían mucho dinero.

Empero, este “sueño japonés” comenzaría a cambiar abruptamente en el decenio de los 80. El alto crecimiento económico permitiría mejorar las condiciones de miles de jóvenes, redituando en una disminución del interés por el Ozumo. Además, al decrecer igualmente la taza de natalidad, se daría una disminución paulatina de nuevos rikishis. Asimismo, la diversificación deportiva, especialmente el aumento notorio de nuevos deportes más “atractivos” como el fútbol o el tenis, provocaría también la disminución del número de practicantes de Ozumo.

Finalmente, esta falta de rikishis desembocaría en un aumento de luchadores extranjeros, quienes generalmente, provienen de países más pobres que Japón. Esta situación ha traído, por un lado, una sana competencia y pluralidad, pero, por otro lado, la internacionalización ha provocado que muchos elementos tradiciones que habían rodeado a la cultura del Sumo se perdieran, especialmente el “respeto”. El caso más notorio ha sido Asashoryu, yokosuna de origen mongol. Este rikishi es uno de los más fuertes de la historia, pero no ha sabido comportarse como indican los cánones y actualmente está suspendido por sus problemas de comportamiento.

Sin embargo, el mayor problema que enfrenta el Ozumo no es la internacionalización ni la diversificación deportiva. El gran problema es la estructura arcaica y cerrada que tiene la Federación Japonesa de Ozumo. Los máximos dirigentes no han podido transformar al Ozumo en un deporte moderno. El ejemplo más claro ha sido la misteriosa muerte de un joven rikishi en los últimos meses. Este joven fue literalmente apaleado por su oyakata y la Federación no hizo nada. Esto ha puesto en tela de juicio la esencia real del “deporte nacional” más viejo de Japón. Esperemos, que los dirigentes logren cambiar.

10/03/2007

Fukuda y el sudeste de Asia: tiempos de redefinición

(Artículo publicado en Diario Monitor, el 2 de octubre de 2007)

El 18 agosto de 1977, en la ciudad de Manila, el entonces primer ministro Takeo Fukuda (1976-1978), padre del actual mandatario japonés, Yasuo Fukuda, anuncia las directrices que seguirá Japón hacia el sudeste de Asia, señalando, básicamente, que su país 1) no buscará volverse en una potencia militar y contribuirá a la paz, así como la prosperidad mundial; 2) tratará igualitariamente a los países del sudeste de Asia con el fin de contribuir a su desarrollo y fungir, al mismo tiempo, como un “puente” entre Indochina y la Asociación de Naciones del Sudeste de Asia (ANSEA); y 3) buscará la construcción de una relación que permita unir los “corazones” de los japoneses y los pueblos del sudeste de Asia.

Esta arenga representó un hecho singular, ya que por “primera vez”, Japón buscó establecer una responsabilidad abierta hacia el Asia-Pacífico. Aunque también hay que acatar que fue una maniobra política para sobrepasar la terrible crisis que aquejaba en ese entonces al gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD). Sin embargo, para mala fortuna de Fukuda, la Doctrina Fukuda (como bautizó la prensa este discurso diplomático) no le ayudó a mantenerse en el poder ni le redituó tampoco en un éxito inmediato, ya que no pudo contener el radicalismo de Vietnam y evitar que el ejército vietnamita invadiera Camboya.

En este sentido, muchos han considerado a la Doctrina Fukuda como un fracaso, pero la realidad no fue tan negra. Japón nunca renunció a ser un actor de mediación en el sudeste de Asia y el espíritu fraternal se mantuvo. Por ejemplo, pese al radicalismo que mantuvo Vietnam, Japón no rompió relación con Hanoi. Igualmente, buscó fomentar el diálogo para la paz en Camboya y mantuvo siempre la ayuda económica hacia ANSEA. Inclusive, no condicionó nunca esta asistencia, pese a la clara existencia de violaciones a los derechos humanos en estos países. Finalmente, en los años 90, Japón tendría una papel primordial en la pacificación de Camboya y contribuiría también a subsanar los problemas que ocasionó la Crisis Asiática de 1997.

Empero, no todo fue positivo. Japón siguió sin priorizar el problema de los derechos humanos en su política hacia el sudeste de Asia como lo han hecho los otros países “desarrollados”. Prueba de eso es la relación “especial” que han mantenido las autoridades de Tokio con Myanmar (Birmania).

Después del golpe militar de 1988, Japón ha mantenido un constante flujo de ayuda, sin importar la abierta violación de los derechos humanos y no ha manifestado una postura crítica hacia la detención domiciliaria de la principal figura opositora, Aung San Suu Kyi. De hecho, Tokio ha tratado de emular el espíritu de la Doctrina Fukuda y ha buscado fungir como el puente entre Rangún y “Occidente”. Sin embargo, por presiones internas y de los propios “países desarrollados”, en el 2003, Japón no tendría otra alternativa que congelar la asistencia económica hacia Myanmar hasta que mejoren las condiciones de los derechos humanos, pero se negaría, rotundamente, a establecer un embargo económico y castigar políticamente al gobierno militar.

Ahora bien, este postura de diálogo enfrenta un nuevo reto, después de los recientes incidentes de represión en Myanmar, en donde han fallecido varios monjes budistas y también un fotógrafo japonés. La prensa y los diferentes grupos políticos han exigido una postura más enérgica hacia Rangún, pero el viraje no es tan simple. Atacar a Myanmar implicaría romper con el espíritu de la Doctrina Fukuda y, al mismo tiempo, enfrentarse con China, ya que este país ha sido uno de los principales impulsores del gobierno militar. Ante esto, el primer ministro Fukuda ha anunciado que Japón mantendrá una postura de diálogo, pero todo indica que este intento no servirá mucho.

A guisa de conclusión, actualmente, Fukuda enfrentan un momento de decisión importante, ya que tiene que redefinir la Doctrina que estableció su padre hace 30 años y hacerla compatible con las necesidades actuales, especialmente incorporando la lucha por los derechos humanos. De hecho, por la poca maniobra interna que tiene actualmente el mandatario japonés, las posibilidades de que lance una Nueva Doctrina Fukuda son plausibles. Sin embargo, este viraje se tiene que hacer con responsabilidad y no favorecer sólo a los deseos de las potencias europeas y Estados Unidas, ya que el día que Japón renuncie a ser el puente entre Asia y “Occidente”, en ese momento perderá el único atractivo que tiene su diplomacia.

9/26/2007

La última esperanza

(Artículo publicado en Diario Monitor, el 25 de septiembre de 2007 )

La sorpresiva renuncia del primer ministro Shinzo Abe dejó anonadado a todos los sectores políticos. En primer termino, su prematura salida fue un duro golpe para los jóvenes” diputados conservadores que habían apoyado su proyecto nacionalista y habían abogado incesantemente por un cambio generacional dentro del gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD).

Por lo que toca a los “dinosaurios”, la decisión de Abe fue totalmente una irresponsabilidad. Un acto infantil que puede llevar, inclusive, a una derrota del PLD en las próximas elecciones generales. Finalmente, la oposición, encabezada por el Partido Demócrata Japonés (PDJ), criticó con todo la imprudencia de Abe y han comenzado a presionar al gobierno para que convoque a nuevas elecciones. Asimismo, han anunciado que no aprobarán la iniciativa de ley que quiera mandar el PLD para la continuidad de las fuerzas de Auto-Seguridad que despachan combustible a la marina estadounidense en el Océano Índico.

De este modo, la crisis política, desatada el 12 de septiembre, parece anunciar una inevitable transmutación y el fin del “eterno” dominio conservador, pero aún es prematuro decir que vendrá un cambio político trascendental. Como lo ha demostrado la historia de la posguerra, el PLD es como un ave fénix o bien, como lo dice la oposición, una “cucaracha”, que siempre logra salir de las adversidades. Y para lograrlo, las facciones políticas que conforman al PLD han jugado un papel importante. Su pragmatismo y su facilidad de cambiar de alianzas ha sido clave para que el PLD modifique “radicalmente” su postura política.

Evidentemente, la crisis política que vive actualmente el PLD no ha sido la excepción y días después de la renuncia de Abe se perfilarían dos candidaturas contrastantes: Taro Aso y Takeo Fukuda. Mencionemos brevemente quiénes son.

Aso de 67 años es nieto de Shigeru Yoshida, el primer ministro más influyente de la posguerra. Igualmente, es uno de los grupos de derecha más populares dentro del PLD y el principal rival de Abe. De hecho, participó en las elecciones presidenciales peledistas del año pasado, en donde salió vencedor Abe. A pesar de esto, mantuvo una relación estrecha con el primer ministro, ya que ambos comparten proyectos similares. Esto hizo que Abe lo designara como ministro de relaciones exteriores y en agosto pasado, después de la histórica derrota en las elecciones de la Cámara Alta, lo elegiría como secretario general del PLD.

Por lo que toca a Fukuda, es un político gris y con menos experiencia que Aso, inclusive, es más viejo que él. Tiene 71 años. Sin embargo, Fukuda posee un enorme capital político que pocos tienen. Su padre, Takeo, fue primer ministro en los años 70. Asimismo, representa a los grupos pro-asiáticos y pro-chinos dentro del PLD, lo cual ha hecho que chocar con el nacionalismo de Abe.

Ahora bien, en un inicio Aso llevaba una ventaja sobre Fukuda, pero conforme se fueron desarrollando las elecciones presidenciales del PLD, la mayoría de las facciones comenzaron a apoyar la candidatura del último. Para la mayoría, el sucesor de Abe tendría que ser un actor distinto a él. Es decir, un político menos cargado a la derecha y que mantenga un entendimiento con Asia. De este modo, el 23 de septiembre Fukuda gana contundentemente las elecciones presidenciales.

La pregunta obligada, ahora, es cuál es el futuro que le espera a Japón. Aún no hay elementos que muestren cuál serán las directrices del gobierno de Fukuda, pero muchos medios han considerado que habrá un cambio importante. Sin embargo, soy pesimista. No creo que Fukuda pueda solucionar la situación crítica que vive actualmente el PLD.

Mientras no cambie la vieja guardia es difícil que se logren cambiar la corrupta estructura de este partido. Tampoco creo que Fukuda tenga una política social capaz de eliminar la desigualdad social que han dejado las reformas neoliberales de los gobiernos conservadores. Igualmente, pese a que Fukuda quiere establecer una diplomacia más “autónoma” como lo intentó su padre en los años 70, no creo que se dé esto. Actualmente, Washington está presionado enérgicamente a Japón para que mantenga una cooperación militar estrecha, así se ve complicado que la diplomacia japonesa logre una autonomía frente a Estados Unidos.

Pero, veamos qué pasa. Lo que sí creo, es que independientemente de lo que haga o no haga Fukuda, nada podrá evitar la realización de elecciones generales anticipadas y será en esa arena en donde el nuevo primer ministro debe mostar su verdadera capacidad como líder de su partido.

9/19/2007

El fin de la fantasía

(artículo publicado en Diario Monitor, el 18 de septiembre de 2007)

El 26 de septiembre de 2006, Shinzo Abe asume el cargo de primer ministro, convirtiéndose en el político más joven (52 años) en dirigir las riendas de la nación japonesa en la historia de la posguerra. Igualmente, es el primer mandatario nacido en la posguerra y el primer nieto de un ex primer ministro (Nobusuke Kishi) que llega al poder. Asimismo, su ascenso representa el reforzamiento de las facciones de derecha del gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD), que han buscado reformar la Constitución Pacifista, “impuesta” por Estados Unidos. Por todas estas razones, muchos analistas, incluido el autor de esta modesta columna, consideramos que se avecinaba un cambio importante, pero para nuestra sorpresa, Abe resultó un político gris y su poder decrecería dramáticamente.

Este declive se ha debido, en primer lugar, a la incapacidad de Abe para subsanar los problemas de desigualdad social que dejaron las reformas neoliberales que impulsó su antecesor, Jun’ichiro Koizumi (2001-2006). Otro punto importante ha sido los numerosos casos de corrupción que han vinculado a los miembros del PLD, así como al aparato administrativo que maneja el Seguro Social. Algunos analistas radicales han manifestado, inclusive, que la burocracia japonesa se está pareciendo más a los modelos corruptos de América Latina en donde la impunidad es el pan de cada día.

Asimismo, el desfase que existe entre el discurso nacionalista de Abe con los problemas que enfrenta actualmente Japón ha sido un punto nodal del declive. Desde que asumió el poder, el mandatario ha puesto como meta principal la reforma constitucional para hacer de Japón en una “Nación Hermosa”, dejando a un lado la desigualdad social. Así, Abe se encuentra en un mundo fantasioso como el que tuvo Vicente Fox en su mandato y que la prensa de izquierda definió sarcásticamente como “Foxilandia”.

Finalmente, la conjunción de todas estas inconsistencias son las que provocan la derrota histórica del PLD en las elecciones de la Cámara Alta de julio pasado, pero el “fantasioso” primer ministro no dejaría el poder. De acuerdo a él, la ciudadanía no votó en contra de la reforma política, pero la realidad es otra. El Partido Demócrata Japonés (PDJ), la primera oposición, se ha convertido en la primera fuerza de la Cámara Alta y ahora puede bloquear las iniciativas de ley. Prueba de esto, es el rechazo que ha hecho Ichiro Ozawa, líder del PDJ, hacia la continuidad del despacho de combustible que hacen los buques de las Fuerzas de Auto-Seguridad en el Océano Índico a la Marina estadounidense.

Esto representó un duro golpe para el “joven” primer ministro, pero Abe decide seguir con su proyecto y en la pasada reunión de APEC, le manifiesta públicamente a Bush que hará hasta lo imposible para poder lograr convencer a Ozawa. Y el 10 de septiembre pasado, en la Dieta emprende un discurso en donde resume los puntos más importantes que seguirá su gobierno. Todo indicaba, entonces, la continuidad de “Abelandia”, pero dos días después, Abe anuncia públicamente su dimisión, cumpliéndose de nuevo la vieja maldición que ha rodeado la política de la posguerra: los gobiernos que suceden a administraciones largas (más de 5 años) no aguanta más de 2 años.

Esto sorprendió, sin duda a todos, ya que nadie contemplaba una dimisión tan rápida y mucho menos después de que Abe manifestó claramente los objetivos políticos que seguirá su administración. De hecho, hasta la fecha, las razones de su dimisión no son claras, ya que en su discurso de renuncia, Abe manifestaría que la razón principal de su salida es que no pudo persuadir a Ozawa para negociar la continuidad de las Fuerzas de Auto-Seguridad y no reconocería las verdaderas razones del derrumbe de su poder político. Así, Abe mostraría hasta el final el mundo fantasioso que vive.

Ahora bien, días después los medios y los propios grupos del PLD señalarían que los problemas de salud que enfrentaba Abe fueron los que provocaron su dimisión (al día siguiente Abe se internaría en el Hospital de Keio), pero otras voces considerarían que el mandatario estaba metido en un escándalo de evasión fiscal y que esto adelantó su salida. Desgraciadamente, no hay una explicación coherente y lo único que hay ahora es un vació político.

Entonces, la pregunta obligada es ¿quién será el siguiente primer ministro? Por ahora se han perfilado dos candidatos Taro Aso y Yasuo Fukuda, pero aún es prematuro decir quién ganará. Empero, sin importar quién resulte ganador de las elecciones presidenciales del PLD, el nuevo primer ministro tendrá que convocar cuanto antes a elecciones parlamentarias. Veamos qué pasa.

9/11/2007

Shinzo Abe: cuenta regresiva

(Artículo publicado el 11 de septiembre de 2007 en Diario Monitor)

El 26 de enero de 2007, en su discurso anual a la Dieta, el primer ministro Shinzo Abe manifiesta que ha llegado la hora de comenzar la construcción de un “País Hermoso”, que esté comprometido en salvaguardar la paz mundial. Y para lograrlo, será necesario que Japón se libere de la prisión histórica que ha sido el “régimen de la posguerra” (la Constitución Pacifista “impuesta” por Estados Unidos) y reconstruya una alianza más sólida con los países con los que compartimos valores e instituciones comunes (Estados Unidos, Australia e India).

Ante esto, la oposición reaccionaría críticamente. Para estos grupos la prioridad no es crear un “País Fantasioso” que niegue la historia, sino solucionar, cuanto antes, la creciente desigualdad social, producto de las reformas económicas de los últimos 10 años, y depurar el corrupto sistema de seguro social. Igualmente, Japón no debe quedar atado sólo a los deseos hegemónicos de Washington, sino que también es necesario una cohabitación pacífica con China, que finalmente es el país más importante para Japón.

Ante estos ataques, Abe contestaría que a él no le importa lo que piensa la oposición y remataría diciendo, que dado que el Partido Liberal Demócrata (PLD) tiene en la mayoría en la Dieta (en la Cámara Baja tiene 63% de los escaños), nada podrá cambiar el rumbo de la “reforma”. Sin embargo, después de la histórica derrota en las elecciones de la Cámara Alta de julio pasado, la situación ha cambiado por completo: el Partido Demócrata Japonés (PDJ) es ahora la primera fuerza en este cuerpo legislativo.

De esta manera, esta situación de gobierno dividido, inédita en la Dieta, ha obligado a un cambio en la postura arrogante de Abe. De hecho, en las últimas semanas, el premier ha manifestado que ahora sí escuchará todos los alegatos de la oposición y que buscará cooperar con el PLD en la redacción de las leyes pendientes, entre ellas, la Ley especial Anti-terrorista.

Esta ley, que expira el noviembre próximo, es la que permite a los buques de las Fuerzas de Auto Seguridad despachar combustible a los barcos de la marina estadounidense en el Océano Índico y coadyuvar así a la lucha contra lo grupos terroristas en Afganistán. Empero, Ichiro Ozawa, líder del PDJ, ha manifestado que no cooperará con el PLD. Ozawa considera que la guerra contra el terrorismo en Afganistán no fue una misión que ha tenido el consenso oficial de la ONU y que eso rebasa la constitución pacifista, por lo que es necesario replantear la ayuda que puede brindar Japón.

Esto, sin duda, pone en una situación embarazosa a Abe y para su mala fortuna, un importante número de ciudadanos japoneses ha comenzado a mostrar simpatías hacia la postura de Ozawa. Aunado a lo anterior, en fechas recientes la prensa japonesa ha sacado a la luz información de que los barcos japoneses despachan combustible a buques estadounidenses que van hacia Irak, lo cual rebasa por completo la Ley Anti-Terrorista.

Ante esto, Washington y sus aliados ha buscado convencer a Ozawa y presionar al gobierno japonés para que se logre el consenso. Por ejemplo, en el mes pasado, el embajador estadounidense pidió una audiencia con Ozawa para discutir la cooperación en Afganistán. Igualmente, en su reciente visita a Japón la canciller alemana Angela Merkel se entrevistó con Ozawa para pedirle que los barcos japoneses sigan despachando combustible. Finalmente, el propio George W. Bush, en su reunión con Abe en la reciente junta de APEC, ha pedido al “pueblo japonés” que reconsidere que es necesario la cooperación en la lucha contra el terrorismo.

Este problema ha trascendido ya el terreno interno y se ha transformado en un problema internacional. Así, el pasado 9 de septiembre, en la ciudad de Sydney, Abe decide manifestar que el despacho de barcos japoneses es un reclamo de la sociedad internacional y en caso de que la Dieta no aprueba la extensión de la Ley, él dejará el poder. Entonces, la pregunta obligada es cuánto tiempo de vida política le queda a Abe…

Por ahora, no podemos hacer un diagnóstico, pero todo indica que Ozawa no cambiará su postura, lo cual redituará en una inevitable salida de Abe y un duro golpe para la alianza nipo-estadounidense, algo que muchos japoneses no desean. Sin embargo, como lo dijo en un programa televisivo, el diputado del PDJ, Akihisa Nagashima: es necesario que, por primera vez en la historia de la posguerra, Japón le diga no a Estados Unidos y ver cuál será la reacción de Washington. Y en el caso de que Bush decida reprimir a Japón, entonces, tendremos que replantearnos la pertinencia de seguir con esta alianza.

9/05/2007

Las relaciones chino-japonesas: tensiones y afinidades

(Artículo publicado en Diario Monitor, el día 4 de septiembre de 2007)

El 29 de septiembre de 1972, en la ciudad de Pekín, el primer ministro Kakuei Tanaka (1972-1974) y su homólogo chino Zhuo Enlai (1949-1976) firman un documento que finaliza el estado de guerra que había prevalecido entre Japón y China desde 1945. Asimismo, en el mismo documento, las autoridades de Pekín renuncian explícitamente a pedir indemnizaciones de guerra, mientras que los líderes de Tokio reconocen que la República Popular de China es el único gobierno legítimo de China. De este modo, a partir de 1972, las relaciones entre ambos países mejorarían notoriamente, especialmente en el terreno comercial.

Empero, en los últimos años las relaciones bilaterales han entrado en una etapa de tensión. Por un lado, los líderes chinos han intensificado una fuerte crítica hacia Japón, redituando, también, en un aumento notorio del sentimiento anti-japonés dentro de la sociedad china. Por lo que toca a Japón, líderes como Jun’ichiro Koizumi y Shinzo Abe han fomentado un exacerbado nacionalismo y una reivindicación del pasado, desconociendo mucho de los crímenes que cometieron los militares japoneses en la segunda Guerra Mundial. Igualmente, los grupos más conservadores han criticado el expansionismo chino en el Asia-Pacífico, así como las técnicas comerciales desleales emprendidas por las empresas chinas.

Evidentemente, esta tensión también ha tenido un impacto dentro de la sociedad china y japonesa. Por ejemplo, en China, miles de jóvenes, influenciados por un educación oficial anti-japonesa, han atacado con todo al gobierno Japón. Inclusive, han pedido que las autoridades de Tokio se disculpen públicamente por los crímenes que perpeturaron (en término diplomáticos el gobierno japonés ya lo hizo) y han exigido que Japón indemnice al pueblo chino (al parecer han olvidado que las autoridades chinas renunciaron a este derecho).

Ahora bien, este sentimiento anti-japonesa ha traspasado la esfera política y también ha tenido un efecto sobre la parte económica. A pesar de la importancia de las empresas japonesas establecidas en China, millones de chinos han comenzado a plantear la salida de estos emporios. Igualmente, los ataque hacia los ciudadanos japoneses han aumentado. Por ejemplo, en la final de la Copa de Fútbol Asiática de 2004 (en donde jugaron China y Japón), miles de aficionados chinos insultaron a los jugadores japonesas y al culminar el encuentro (en donde perdió China) apedrearon los autobuses del equipo japonés, así como los autos de las autoridades japonesas que asistieron al partido.

Por lo que toca a Japón, no se ha manifestado una expresión agresiva en contra de China. Tampoco hay indicios de que grupos de ultra-derecha ataquen violentamente a los chinos residentes en Japón. Sin embargo, existe una tendencia en los medios a resaltar los crímenes que comenten los chinos y crear una imagen sumamente negativa. Igualmente, en los periódicos de derecha es común ver noticias en donde se señalan sobre el peligro militar chino.

Asimismo, después del penoso incidente en la final de Copa de Fútbol Asiático de 2004, existe dentro del propio Comité Olímpico Japonés y los grupos de derecha una gran preocupación de que en los Juegos Olímpicos de Pekín; la delegación japonesa y los aficionados japoneses vayan a ser agredidos por la población china. Inclusive los más radicales han manifestado que si el gobierno chino no tiene la intención de detener esto, Japón podría boicotear la Olimpiada de 2008.

Empero, no todo es una situación tensa. Muchos medios han olvidado los fuertes lazos de amistad que existen entre ambos países. Pese a la imagen difundida por los medios, China sigue atrayendo a muchos turistas japoneses. Igualmente, la influencia de la cultura china, su cocina, así como su medicina siguen fascinando a muchos japoneses. En China, pasa algo similar. Muchos jóvenes chinos siguen estudiando japonés y el número de estudiantes chinos en las universidades japoneses es muy alto (representan el grupo mayoritario). Igualmente, importante elementos de la cultura pop japonesa, como el J-Pop, los cómics, las animaciones, el cine y la moda ha logrado tener una gran aceptación dentro de China.

A guisa de conclusión quisiera decir lo siguiente. La distorsión de la historia que han emprendido las autoridades chinas y japonesas, así como la postura arrogante y poco sensible de muchos grupos de derecha japonesa son las causas de las tensiones entre Japón y China. Sin embargo, aún existen condiciones para poder mejorar la relación bilateral. Es necesario, como hace 35 años, que los chinos y los japoneses se sienten y encuentren las bases para una cohabitación pacífica.

8/28/2007

La distorsión de la historia

(artículo publicado el 28 de agosto de 2007, en Diario Monitor)

“Usted es una vergüenza, señor Bush. Es una vergüenza lo que está haciendo, y en cualquier momento verá que tiene al mundo en contra, y que el tiempo se le acaba”. Con estas palabras, el controvertido director estadounidense Michael Moore crítico la invasión de Irak en la entrega de los premio Oscares (la ceremonia se realizó el 23 de marzo de 2003).

Cuatro años después, lejos de sentir vergüenza, George W. Bush mantiene la misma postura y se ha negado al retiro de las tropas despachadas hacia Irak. Como los sabemos, esto le ha redituado una gran impopularidad a su administración, pero también ha resultado un duro golpe para el Partido Republicano. De este modo, si las encuestas mantienen las tendencias actuales, el Partido Demócrata (sin importar que sea Hillary Clinton o Barack Obama) ganará las próximas elecciones presidenciales, aunque no hay garantía de que las tropas regresen a Estados Unidos.

Ahora bien, Bush en su intento desmedido de justificar la invasión de Irak ha recurrido de nuevo a la historia, distorsionándola a placer y mostrando que los líderes estadounidenses siguen sin comprender el lugar que la historia les ha puesto. Veamos qué pasó.

El pasado 22 de agosto, en la Convención Nacional de Veteranos de Guerra, realizada en Kansas City, Bush emprendió un discurso en donde justificó la guerra contra el terrorismo, la invasión de Irak y la ocupación parcial de Afganistán. Su discurso dice más o menos lo siguiente: en un día soleado, miles de estadounidenses fueron asesinados y comenzó una guerra mundial. Ese enemigo odiaba la libertad y sentía un desprecio hacia Estados Unidos y el mundo “Occidental”. Ese enemigo emprendió asesinatos masivos, por medio de ataques suicidas. No me estoy refiriendo al ataque terrorista de 11 de septiembre; estoy hablando del ataque a Pearl Harbor, perpetuado por el Gran Imperio del Japón.

Posteriormente, Bush dice lo siguiente: pese a que no son comparables Al Qaeda y el Imperio del Japón, estos dos grandes enemigos de Estados Unidos comparten una ideología similar. Ambos odian la ideología Occidental. Finalmente, Estados Unidos venció a los japoneses e hizo que un país dominado por un sistema opresivo se volviera en una democracia. Además, le dio el voto a las mujeres… Actualmente, el ministro de defensa japonés es una mujer. Asimismo, Japón es uno de los bastiones del liberalismo en el mundo, algo que los propios japoneses nunca imaginaron.

Finalmente, remata diciendo lo siguiente: Estados Unidos ha luchado contra los grupos que odian la liberad como los militares japoneses, los Nazis, los comunistas en Corea y Vietnam. Así, como el pasado vencimos a éstos; haremos lo mismo contra el fundamentalismo islámico”.

Al escuchar este discurso, uno no puede decir los mismo que Moore: “Usted es una vergüenza, señor Bush”. Es una estupidez comparar el Imperialismo japonés con Al Qaeda, ya que representan dos movimientos distintos. Igualmente, el pensar que el Japón de preguerra era un monolito autoritario es incorrecto. Los grupos comunistas y liberales japoneses lucharon por ampliar la democracia dentro del Imperio y fueron ellos, junto con la propia elite imperial la que democratizaría Japón en la posguerra (con la ayuda fortuita de Estados Unidos, eso no está en duda).

Además, la ocupación de Irak y Japón son dos situaciones distintas. Los japoneses se rindieron incondicionalmente, a cambio de mantener la institución Imperial. En Irak, por otro lado, Sadam Hussein nunca se rindió y los grupos internos no reconocieron la legitimidad de la ocupación. Finalmente, como lo señala el historiador John Dower, los japoneses “abrazaron la derrota” y la hicieron parte de su consciencia política, fortaleciendo la democracia japonesa. Mientras que en Irak y Afganistán, este proceso no existe, porque la guerra en contra del ejército invasor no ha terminado.

En suma, Bush sigue mostrando su clara “miopía histórica”. Ahora bien, ¿cómo ha sido la reacción en Japón? Salvo los periódicos liberales y la prensa crítica, la noticia no causó revuelto. Si bien, nadie le gusta que comparen a Osama Bin Laden con los militares de los años 40, muy pocos se han animado a defender a capa y a espada a esos políticos (por lo menos en la prensa).

Como palabras finales quisiera decir lo siguiente: en una época en donde el Primer Ministro Shinzo Abe se jacta diciendo que Japón y Estados Unidos comparten valores similares como la libertad y la democracia; uno no deja de cuestionarse si realmente es compatible una “amistad” en donde Washington no reconoce a Japón como un amigo fiable.

8/21/2007

El lugar del inglés en Japón

(Artículo publicado el 21 de agosto de 2007, en Diario Monior)

En los últimos 10 años, diferentes grupos de rock y hip hop mexicanos (especialmente los que son del norte del país) han comenzado a emplear de manera abierta el idioma inglés en las letras de sus canciones. Esto contrasta mucho con los grupos de rock que surgieron en los años 80 como Caifanes, Fobia, Botellita de Jerez o la Malidita Vecindad. En lo personal, no tengo ningún inconveniente que un grupo mexicano utilice el inglés u otro idioma en sus canciones. Además, considerado que casi 20 millones de mexicanos viven en Estados Unidos; es natural que el inglés conforme parte vital de las canciones actuales. Sin embargo, no dudo, que para muchos sectores en México debe ser molesto y desastroso que se menosprecie el español en la industria musical.

Por lo que toca a Japón, el uso masivo del inglés como recurso musical data desde los años 70 y en nuestros días, este idioma está presente tan masivamente, que es difícil encontrar artisitas que no lo empleen. Asimismo, en los últimos años, junto con el inglés, algunos idiomas europeos como el francés, el italiano o el español también han sido empleados por la industria musical japonesa. Para poner un ejemplo. En el año 2001 o el 2002 (no me acuerdo a la perfección), el grupo juvenil Da Pump introdujo en una de sus canciones, la frase en español: “melancólico, triste corazón”. La pronunciación del vocalista era tan mala que la canción sonaba más bien, “me dan cólicos, triste corazón”.

Esta situación nos obliga inevitablemente a preguntarnos: ¿por qué este uso excesivo del inglés u otro idiomas extranjero? Las razones son varias. Muchos japoneses piensan que el inglés es un idioma atractivo, elegante y poco cacofónico. Igualmente, las principales disqueras consideran que el poner frases en inglés reditúan siempre en un éxito comercial, ya que permite a los consumidores identificar de manera rápida las canciones en la televisión y en la radio. Asimismo, muchos cantautores japonesas consideran que el idioma japonés no se presta para muchos de los ritmos “occidentales” como el rock, reggae, rap y rock, ya que en el idioma japonés sólo existen cinco “vocales” (el español y el italiano tiene esta misma estructura) y no permite sacar sonidos más complejos. Por tanto, según ellos, es necesario utilizar el inglés o bien otros idiomas europeos para subsanar esta situación.

Sin embargo también hay una explicación histórica. Después de la segunda Guerra Mundial, las tropas estadounidenses ocuparon el archipiélago japonés durante casi siete años, imponiendo una constitución, un sistema democrático y el uso del inglés como el “idioma extranjero oficial”. Por tanto, desde 1945, los japoneses han estado acostumbrados a escuchar el inglés y aceptar las reglas básicas del “imperialismo anglófono”.

Esta situación es tan evidente, que el inglés está presente en diferentes espacios públicos. Por ejemplo, las estaciones de metro y autobuses siempre hay señalizaciones en inglés (a partir del Mundial de 2002, se ha comenzado utilizar el coreano y el chino). De igual manera, en todas la oficinas gubernamentales, el inglés se utiliza de manera recurrente, al grado de que cualquier persona extranjera que no sea chino o coreano, siempre se le entregara la información escrita en inglés. Asimismo, en muchas de las publicaciones japoneses se suele poner la traducción de los títulos en inglés.

Lo que es interesante, ahora, es que no hay un movimiento que se oponga a esto. De hecho, en Japón, salvo los grupos de extrema izquierda, no existe un movimiento antiestadounidense fuerte. Esto no significa, para nada que los japoneses hablen a la perfección el inglés. La mayoría, no lo puede hablar y en muchos lugares, uno puede encontrar escrito de manera deficiente frases y palabras en inglés. Este tipo de errores se les ha llamado de manera irónica como Engrish. Algunos ejemplos los pueden encontrar en esta dirección: http://www.engrish.com (debe ser lo mismo que los tremendos errores ortográficos que hay en México).

Sin embargo, en los últimos años algunos sectores japoneses, especialmente los sociólogos han comenzando a poner en duda el uso inglés. Esto se debe a que el inglés, ya no puede subsanar las necesidades de la mayoría de los extranjeros que residen en Japón. De hecho, la población angloparlante es infima si se le compara con el número de coreanos, chinos, brasileños, peruanos y filipinos. En este sentido, en un futuro los japoneses tendrán que aceptarse, finalmente, como una sociedad multicultural, y a larga aceptar otras opciones de “idioma extranjero oficial”, disitintas al inglés.

8/14/2007

Hiroshima y Nagasaki

(Artículo publicado en Diario Monitor, 14 de agosto de 2007)

“Una bomba atómica cayó en Japón, todos los chinitos se quedaron sin calzón.” Esta estúpida frase se usaba en mi niñez (tengo 31 años actualmente), cuando jugábamos a las “escondidillas”. A lo mejor se sigue utilizando actualmente, no lo sé. Ahora bien, desconozco cuál es su origen. Empero, intuyo que no fue un niño, sino una persona adulta la que ideo esta imprudente frase. De este modo, quisiera en esta cavilación hacer una reflexión sobre esto y señalar el significado de las bombas atómicas.

Empecemos, analizando la primera parte de la frase: “una bomba atómica cayó en Japón”. Esta parte es totalmente incorrecta. No sólo fue una, sino fueron dos bombas las que arrojó el ejercito estadounidense: una el 6 de agosto de Hiroshima y la otra, tres días después, en Nagasaki. En fin, un error de apreciación, pero donde comienzan una distorsión es en la segunda parte de la frase: “todos los chinitos se quedaron sin calzón”.

Si bien, muchos chinos perecieron en Hiroshima y Nagasaki; la mayoría fueron civiles japoneses. Por tanto aunque suene fanfarrón, es absurdo resumir que toda las personas nacidas en el Este de Asia sea chinas. Inclusive, dentro de la propia República Popular China, existen minorías que no se consideran así mismo como chinos.

Desgraciadamente, esto denota el marcado estereotipo que se tenía en los años 80 sobre el este de Asia, cuyo origen se remonta hasta el Porfiriato. De hecho, en esos años, la sociedad mexicana, les pondría a los chinos estereotipos sumamente ofensivos. Este impacto ha sido tan grande que aún en nuestros días persiste esta situación. Basta con citar, la frase xenofóbica que hizo, el presidente Felipe Calderón Hinojosa, “esos son cuentos chinos”. Si bien, es entendible que el ciudadano mexicano de origen chino Zhenli Ye Gon haya incomodado a la cúpula del PAN al vincularlos con sus negocios turbios, creo que este tipo de frases no son las que debe explayar un presidente. Pero esto se puede superar con un curso de historia y algo de prudencia al momento de decir las cosas (en el caso de Calderón Hinojosa).

Sin embargo, regresando el argumento a la frase “todos los chinitos se quedaron sin calzón”, lo que es increíble es que se resuma los efectos de las bombas atómicas como un chiste de tono clasista. Ojala se hubiera quedado nada más sin prendas íntimas las personas que estaban en Hiroshima y Nagasaki en aquel verano de 1945. Se estima que en la primera ciudad murieron 120 mil personas, mientras que en la segunda perecieron 70 mil. Pero la historia no termina ahí. Los sobrevivientes tuvieron que enfrentar, heridas que nunca sanaron, traumas, rechazo social y muchos fallecieron en años posteriores, víctimas de cáncer.

Pero algo que sigue irritando a muchos de los sobrevivientes es que Estados Unidos siga argumentando que el lanzamiento de las bombas fue algo “positivo”. Para millones de estadounidenses, las bombas permitieron la rendición incondicional del Imperio japonés y evitó un derramamiento mayor de sangre de las tropas estadounidenses y de civiles japoneses. Esta forma de ver la historia, está plasmada, inclusive, en los textos de historia en Estados Unidos. Para decir lo más simple, todos los estadounidenses piensan que las bombas eran algo inevitable.

Sin embargo, muchos estadounidenses no se molestan en ver qué significó el lanzamiento de esas dos bombas. No comprenden que fueron un claro genocidio, un crimen del cuál tiene que avergonzarse y deben obligar a su autoridades a emprender una disculpa pública. Creo que no hay ninguna razón que justifique lo que hicieron.

Por cierto, en las siguientes semanas, la cadena de televisión de cable HBO transmitirá en Estado Unidos el documental White Light, Black Rain, dirigido por Steven Okazaki, en donde 14 sobrevivientes de este terrible genocidio narran sus experiencias. Esperemos que este documental haga ver a los estadounidenses lo qué fueron las bombas, pero soy pesimista. No creo que este documental pueda llenar la distorsión de la historia oficial ni muchos menos obligue a Bush a visitar Hiroshima y Nagasaki para pedir una disculpa oficial.

Para finalizar quisiera decir lo siguiente: si bien, Japón inició la guerra en Asia y perpetuó miles de crímenes, en donde murieron millones de asiáticos inocentes (en su mayoría chinos); no se vale decir que por eso era misma razón se justifique el lanzamiento de las bombas. Así como nada podrá borrar el genocidio que perpetuaron los japoneses en China, tampoco nada podrá borrar lo que Harry Truman y los supuestos paladines de la democracia “Occidental” hicieron en Hiroshima y Nagasaki.