9/11/2007

Shinzo Abe: cuenta regresiva

(Artículo publicado el 11 de septiembre de 2007 en Diario Monitor)

El 26 de enero de 2007, en su discurso anual a la Dieta, el primer ministro Shinzo Abe manifiesta que ha llegado la hora de comenzar la construcción de un “País Hermoso”, que esté comprometido en salvaguardar la paz mundial. Y para lograrlo, será necesario que Japón se libere de la prisión histórica que ha sido el “régimen de la posguerra” (la Constitución Pacifista “impuesta” por Estados Unidos) y reconstruya una alianza más sólida con los países con los que compartimos valores e instituciones comunes (Estados Unidos, Australia e India).

Ante esto, la oposición reaccionaría críticamente. Para estos grupos la prioridad no es crear un “País Fantasioso” que niegue la historia, sino solucionar, cuanto antes, la creciente desigualdad social, producto de las reformas económicas de los últimos 10 años, y depurar el corrupto sistema de seguro social. Igualmente, Japón no debe quedar atado sólo a los deseos hegemónicos de Washington, sino que también es necesario una cohabitación pacífica con China, que finalmente es el país más importante para Japón.

Ante estos ataques, Abe contestaría que a él no le importa lo que piensa la oposición y remataría diciendo, que dado que el Partido Liberal Demócrata (PLD) tiene en la mayoría en la Dieta (en la Cámara Baja tiene 63% de los escaños), nada podrá cambiar el rumbo de la “reforma”. Sin embargo, después de la histórica derrota en las elecciones de la Cámara Alta de julio pasado, la situación ha cambiado por completo: el Partido Demócrata Japonés (PDJ) es ahora la primera fuerza en este cuerpo legislativo.

De esta manera, esta situación de gobierno dividido, inédita en la Dieta, ha obligado a un cambio en la postura arrogante de Abe. De hecho, en las últimas semanas, el premier ha manifestado que ahora sí escuchará todos los alegatos de la oposición y que buscará cooperar con el PLD en la redacción de las leyes pendientes, entre ellas, la Ley especial Anti-terrorista.

Esta ley, que expira el noviembre próximo, es la que permite a los buques de las Fuerzas de Auto Seguridad despachar combustible a los barcos de la marina estadounidense en el Océano Índico y coadyuvar así a la lucha contra lo grupos terroristas en Afganistán. Empero, Ichiro Ozawa, líder del PDJ, ha manifestado que no cooperará con el PLD. Ozawa considera que la guerra contra el terrorismo en Afganistán no fue una misión que ha tenido el consenso oficial de la ONU y que eso rebasa la constitución pacifista, por lo que es necesario replantear la ayuda que puede brindar Japón.

Esto, sin duda, pone en una situación embarazosa a Abe y para su mala fortuna, un importante número de ciudadanos japoneses ha comenzado a mostrar simpatías hacia la postura de Ozawa. Aunado a lo anterior, en fechas recientes la prensa japonesa ha sacado a la luz información de que los barcos japoneses despachan combustible a buques estadounidenses que van hacia Irak, lo cual rebasa por completo la Ley Anti-Terrorista.

Ante esto, Washington y sus aliados ha buscado convencer a Ozawa y presionar al gobierno japonés para que se logre el consenso. Por ejemplo, en el mes pasado, el embajador estadounidense pidió una audiencia con Ozawa para discutir la cooperación en Afganistán. Igualmente, en su reciente visita a Japón la canciller alemana Angela Merkel se entrevistó con Ozawa para pedirle que los barcos japoneses sigan despachando combustible. Finalmente, el propio George W. Bush, en su reunión con Abe en la reciente junta de APEC, ha pedido al “pueblo japonés” que reconsidere que es necesario la cooperación en la lucha contra el terrorismo.

Este problema ha trascendido ya el terreno interno y se ha transformado en un problema internacional. Así, el pasado 9 de septiembre, en la ciudad de Sydney, Abe decide manifestar que el despacho de barcos japoneses es un reclamo de la sociedad internacional y en caso de que la Dieta no aprueba la extensión de la Ley, él dejará el poder. Entonces, la pregunta obligada es cuánto tiempo de vida política le queda a Abe…

Por ahora, no podemos hacer un diagnóstico, pero todo indica que Ozawa no cambiará su postura, lo cual redituará en una inevitable salida de Abe y un duro golpe para la alianza nipo-estadounidense, algo que muchos japoneses no desean. Sin embargo, como lo dijo en un programa televisivo, el diputado del PDJ, Akihisa Nagashima: es necesario que, por primera vez en la historia de la posguerra, Japón le diga no a Estados Unidos y ver cuál será la reacción de Washington. Y en el caso de que Bush decida reprimir a Japón, entonces, tendremos que replantearnos la pertinencia de seguir con esta alianza.

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