(Artículo publicado en Diario Monitor el 11 de diciembre de 2007)
El béisbol es el deporte de conjunto más popular de Japón y el mejor pagado a nivel profesional. De hecho, algunos cronistas japoneses han sostenido que su país ostenta el segundo lugar mundial, aunque, en estricto sentido, la novena japonesa nunca ha logrado coronarse la Copa Mundial de Béisbol, organizada por la Federación Internacional de Béisbol (IFBA). Pero dejando este tipo fanfarronadas, lo que nadie puede negar es que la Liga Japonesa es una de los mejores del mundo.
Ahora bien, en los últimos años, la selección de béisbol ha acaparado la atención de millones de japoneses. Esto se debe en gran medida a que la IFAB ha permitido la participación de jugadores profesionales en sus torneos internacionales, haciéndolo más espectacular, pero esto no es la única razón. Después, del fracaso en las Olimpiadas de Sydney, en donde el equipo japonés quedó en cuarto lugar; los directivos de la Asociación Japonesa de Béisbol (AJB) han decidido reestructurar a la selección y han fomentando una fuerte campaña publicitaria para apoyar a la novena japonesa, provocando el ascenso de un “nacionalismo deportivo” inédito en Japón. De este modo, frases como “el equipo de todos” o “la responsabilidad de llevar en el pecho al Sol Naciente (la bandera japonesa)” comenzaron a llenar los espacios en los medios.
Aunado a lo anterior, la AJB ha decidido que la selección sea dirigida por managers con renombre y que hayan dirigido a un equipo profesional. Así, para las Olimpiadas de Atenas fue contratado Shigeo Nagashima, el legendario Manager de los Gigantes de Yomiuri (el equipo más popular y con más títulos en Japón). Posteriormente, Sadaharu Oh —otro legendario jugador de los Gigantes y el bateador que ostenta el récord de mayor número de cuadrangulares en el mundo (868)— tomó las riendas de la selección en el Clásico Mundial de Béisbol de 2006 (torneo en donde Japón quedó campeón). Y, finalmente, a partir de 2007, la AJB contrató a Sen’ichi Hoshino (ex manager de los Dragones de Chunichi y los Tigres de Hanshin).
Por lo que toca al nuevo manager de la selección, no es un triunfador como sus antecesores, pero tiene una personalidad atractiva y representa la imagen de masculinidad japonesa tradicional. De hecho, los medios japoneses lo han definitivo como el “Hombre de Hombres” y han considerado que esto es un rasgo necesario para poder cohesionar a un equipo plagado de estrellas y hacerlo clasificar a las Olimpiadas de Pekín. Esta empresa se ve sencilla, ya que en términos de material humano, el equipo japonés es superior que sus rivales asiáticos, pero en los últimos años la brecha entre la República de Corea y Taiwán, se ha cerrado. Especialmente, la novena coreana ha sido un dolor de cabeza. Por ejemplo, en las olimpiadas de Sydney, el equipo coreano humilló a la novena japonesa y le arrebató la medalla de bronce. Asimismo, en el pasado Clásico Mundial de Béisbol, Corea cosechó dos triunfos sobre Japón, aunque en el tercer partido, la semifinal, sucumbiría frente a su odiado rival.
De este modo, la presión que tenía el equipo japonés fue abismal. Finamente, en los primeros días de diciembre se llevó acabo el torneo preolímpico en Taiwán. En éste participaron, además de Japón y el “país” anfitrión, las selecciones de la República de Corea, Filipinas, Tailandia, Hong Kong y Pakistán. El ganador de este torneo garantiza su participación en las Olimpiadas de Pekín, mientras que el segundo y tercero pasan directamente a un torneo final, en donde participarán los equipos de México, Canadá, Australia, España, Reino Unido, Australia y Sudáfrica (Los tres primeros lugares se clasifican directamente a la justa del próximo verano).
Ahora bien, previo a los partidos, los medios siguieron resaltado el “nacionalismo deportivo” y comenzaron la guerra de declaraciones. Y en el caso del enfrentamiento contra los coreanos, resultó uno de los mejores partidos, pero también mostró muchos de los resentimientos que tienen los coreanos hacia Japón y la arrogancia japonesa. Finalmente, el equipo japonés ganaría el torneo y Hoshino logró el primer paso hacia Pekín, aunque falta el reto más importante: conseguir la medalla de oro.
Independientemente de lo que pase en las próximas olimpiadas, el “nacionalismo deportivo” que se ha formado entorno al béisbol es interesante, pero en lo personal me parece algo molesto, si consideramos el pasado nacionalista de este país en la primera mitad del siglo XX. A lo mejor es una preocupación innecesaria, aunque como lo ha demostrado el chauvinismo que ha dominado entorno a la selección mexicana de fútbol; este tipo de desplantes no es nada sano.
El béisbol es el deporte de conjunto más popular de Japón y el mejor pagado a nivel profesional. De hecho, algunos cronistas japoneses han sostenido que su país ostenta el segundo lugar mundial, aunque, en estricto sentido, la novena japonesa nunca ha logrado coronarse la Copa Mundial de Béisbol, organizada por la Federación Internacional de Béisbol (IFBA). Pero dejando este tipo fanfarronadas, lo que nadie puede negar es que la Liga Japonesa es una de los mejores del mundo.
Ahora bien, en los últimos años, la selección de béisbol ha acaparado la atención de millones de japoneses. Esto se debe en gran medida a que la IFAB ha permitido la participación de jugadores profesionales en sus torneos internacionales, haciéndolo más espectacular, pero esto no es la única razón. Después, del fracaso en las Olimpiadas de Sydney, en donde el equipo japonés quedó en cuarto lugar; los directivos de la Asociación Japonesa de Béisbol (AJB) han decidido reestructurar a la selección y han fomentando una fuerte campaña publicitaria para apoyar a la novena japonesa, provocando el ascenso de un “nacionalismo deportivo” inédito en Japón. De este modo, frases como “el equipo de todos” o “la responsabilidad de llevar en el pecho al Sol Naciente (la bandera japonesa)” comenzaron a llenar los espacios en los medios.
Aunado a lo anterior, la AJB ha decidido que la selección sea dirigida por managers con renombre y que hayan dirigido a un equipo profesional. Así, para las Olimpiadas de Atenas fue contratado Shigeo Nagashima, el legendario Manager de los Gigantes de Yomiuri (el equipo más popular y con más títulos en Japón). Posteriormente, Sadaharu Oh —otro legendario jugador de los Gigantes y el bateador que ostenta el récord de mayor número de cuadrangulares en el mundo (868)— tomó las riendas de la selección en el Clásico Mundial de Béisbol de 2006 (torneo en donde Japón quedó campeón). Y, finalmente, a partir de 2007, la AJB contrató a Sen’ichi Hoshino (ex manager de los Dragones de Chunichi y los Tigres de Hanshin).
Por lo que toca al nuevo manager de la selección, no es un triunfador como sus antecesores, pero tiene una personalidad atractiva y representa la imagen de masculinidad japonesa tradicional. De hecho, los medios japoneses lo han definitivo como el “Hombre de Hombres” y han considerado que esto es un rasgo necesario para poder cohesionar a un equipo plagado de estrellas y hacerlo clasificar a las Olimpiadas de Pekín. Esta empresa se ve sencilla, ya que en términos de material humano, el equipo japonés es superior que sus rivales asiáticos, pero en los últimos años la brecha entre la República de Corea y Taiwán, se ha cerrado. Especialmente, la novena coreana ha sido un dolor de cabeza. Por ejemplo, en las olimpiadas de Sydney, el equipo coreano humilló a la novena japonesa y le arrebató la medalla de bronce. Asimismo, en el pasado Clásico Mundial de Béisbol, Corea cosechó dos triunfos sobre Japón, aunque en el tercer partido, la semifinal, sucumbiría frente a su odiado rival.
De este modo, la presión que tenía el equipo japonés fue abismal. Finamente, en los primeros días de diciembre se llevó acabo el torneo preolímpico en Taiwán. En éste participaron, además de Japón y el “país” anfitrión, las selecciones de la República de Corea, Filipinas, Tailandia, Hong Kong y Pakistán. El ganador de este torneo garantiza su participación en las Olimpiadas de Pekín, mientras que el segundo y tercero pasan directamente a un torneo final, en donde participarán los equipos de México, Canadá, Australia, España, Reino Unido, Australia y Sudáfrica (Los tres primeros lugares se clasifican directamente a la justa del próximo verano).
Ahora bien, previo a los partidos, los medios siguieron resaltado el “nacionalismo deportivo” y comenzaron la guerra de declaraciones. Y en el caso del enfrentamiento contra los coreanos, resultó uno de los mejores partidos, pero también mostró muchos de los resentimientos que tienen los coreanos hacia Japón y la arrogancia japonesa. Finalmente, el equipo japonés ganaría el torneo y Hoshino logró el primer paso hacia Pekín, aunque falta el reto más importante: conseguir la medalla de oro.
Independientemente de lo que pase en las próximas olimpiadas, el “nacionalismo deportivo” que se ha formado entorno al béisbol es interesante, pero en lo personal me parece algo molesto, si consideramos el pasado nacionalista de este país en la primera mitad del siglo XX. A lo mejor es una preocupación innecesaria, aunque como lo ha demostrado el chauvinismo que ha dominado entorno a la selección mexicana de fútbol; este tipo de desplantes no es nada sano.
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