(Ensayo publicado en Diario Monitor, 11 de mayo de 2006)
Los conflictos fronterizos acarrean siempre problemas angustiosos y en ocasiones hasta militares. Hace unas cuantas semanas fuimos testigos de un nuevo incidente entre Japón y Corea por la soberanía de Takejima (Dokto en coreano); una diminuta isla de 23 Km2 que se encuentra en el Mar del Japón. Veamos qué fue lo que pasó.
El pasado 19 de abril, Tokio anuncia que dos barcos de su guardia costera realizarán investigaciones oceánicas cerca de Takejima. Ante esta situación, el presidente Roh Moo-hyun ordena a la guardia costera coreana desplazarse hacia Dokto. Parecía que se avecinaba un enfrentamiento miliar. Empero, después de una negociación, Japón decide abortar la misión y a cambio obtiene la promesa de Seúl de que no “bautizará” con nombres coreanos las llanuras oceánicas que rodean a Dokto en un congreso internacional que se llevará acabo en junio.
¿Cuál ha sido el trasfondo histórico del conflicto? Intentemos darle una respuesta. La disputa territorial tiene sus orígenes en el siglo XVII cuando el shogunato Tokugawa (Japón) y el Reino de Choson (Corea) se disputaron la tutela de la isla. En un principio, parecía que ambas partes lograrían un acuerdo, pero el consenso no se consigue y la tutela del diminuto territorio quedó en el limbo. Finalmente, en 1900, Corea decide anexar oficialmente la isla, solucionándose el conflicto parcialmente.
Sin embargo, después del histórico triunfo de Japón en la Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905), Corea se convierte de facto en un protectorado japonés. De esta manera, en 1905, Takejima es incorporada a la prefectura de Shimane y en 1910 Corea se vuelve parte del Imperio del Japón.
La colonización sería brutal, pero finalizaría en 1945, gracias a la derrota de los japoneses en la segunda Guerra Mundial. Como es sabido, Japón sería ocupado por el ejército estadounidense y su aparato colonial sería desmantelado. Empero, en este proceso de reordenamiento territorial, Corea no quedaría beneficiado por completo. En 1946, el jefe Supremo de las Fuerzas Aliadas, Douglas MacArthur, trazaría una línea fronteriza entre Japón y Corea, quedando Takeshima del lado japonés.
Esta situación molestó a los coreanos, ya que para ellos Dokto, que significa la “isla de la independencia” representaba el símbolo de la colonización japonesa y por ningún motivo podría quedar en manos de sus enemigos. Así, seis años después, aprovechando que Japón aún no era miembro de las Naciones Unidas, el presidente surcoreano Syngman Rhee traza una nueva línea que incluye Dokdo y empieza a ocupar militarmente la isla.
Japón rechaza esta situación y proclama que Takejima le pertenece. Y propone que el problema se lleve a la Corte Internacional, pero Corea no acepta. Así, las negociaciones quedarían paralizadas y Corea tendría de facto la tutoría de la isla. Para 1965, cuando se normalizan las relaciones diplomáticas entre ambos países, Japón buscaría negociar de nuevo el regreso de la isla, pero Seúl no acepta.
Después de los años sesenta, el conflicto quedaría inerte y Dokto se volvería en el símbolo del nacionalismo coreano. Empero, en los últimos años, un nuevo nacionalismo empezaría a conformarse en Japón y numerosos políticos exigirían el regreso de Takejima a soberanía japonesa, incluyendo el Primer Ministro Jun’ichiro Koizumi.
Ante este ascenso, Corea reaccionaría con la misma vara. En enero de 2004, inspirados en un fuerte nacionalismo y sentimiento anti-japonés, Seúl anuncia la emisión de un timbre postal para conmemorar a Dokto. Esto irrita de sobremanera a Tokio. De esta manera, el 16 de marzo de 2005, influenciados por un fuerte nacionalismo, la legislatura de Shimane declara oficialmente la celebración del Día de Takejima. Como era de esperarse, esto enfadaría a numerosos coreanos y se desatarían marchas en las calles en contra de Japón. En sus reclamos, los manifestantes acusaron a Koizumi de buscar una nueva invasión colonial.
En suma, el conflicto nipo-coreano de los últimas semanas tiene un trasfondo complejo y por la acumulación de odios, posiciones arrogantes, problemas de comunicación, así como decisiones arbitrarias de Estados Unidos no se vislumbra una pronta solución. ¿Cómo se puede arreglar eso? Desde mi punto de vista, todo depende de lo que haga Japón. Mientras este país asiático no muestre un “verdadero” arrepentimiento hacia sus errores del pasado, el problema de Dokto, así como sus actuales relaciones ríspidas con China no se podrá solucionar.
0 件のコメント:
コメントを投稿