(Artículo publicado el 4 de diciembre de 2007)
El pasado 24 de noviembre se efectuaron en Australia, elecciones federales. El resultado fue algo inesperado y tuvo un eco importante dentro de Japón. En el caso de México, su efecto es algo incierto, ya que Australia ha sido un país sumamente lejano y poco importante para el gobierno mexicano. Veamos, entonces, qué pasó, pero antes, quisiera mencionar algunos datos.
Antes que todo, como muchos países de la Manconmunidad Británica de Naciones, Australia tiene un sistema parlamentarista y una estructura bipartidista, aunque son tres los partidos que dominan la arena política: el Partido Liberal Australiano, el Partido Nacional de Australia y el Partido Laborista Australiano. Generalmente, los dos primeros forman una coalición de tendencia conservadora, mientras que el tercero representa a la centro-izquierda. Asimismo, otra característica importante, es que Australia ha buscado establecer una diplomacia de “potencia media” (Canadá y México entran también en esta categoría). Está política busca 1) marcar un distanciamiento de las grandes potencias; 2) promover dentro de la agenda mundial, temas distintos a los militares como el comercio y los derechos humanos; 3) incentivar la cooperación dentro de los organismos internacionales; y 4) fungir como mediador de conflictos, así como “puente” entre regiones distintas.
Ahora bien, en el caso de la política exterior, cabe destacarse que, si bien Ausralia tiene una postura “progresista”, su dirección nunca ha sido lineal y depende de qué grupos estén en el poder. Así, cuando los conservadores toman las riendas, Australia mantiene un acercamiento estrecho con Estados Unidos, especialmente en asuntos que Washington considera claves como el anticomunismo, la Guerra de Vietnam, la Guerra en Irak, así como la lucha contra el terrorismo y el boicot al Protocolo de Kioto. Por su parte, cuando los laboristas gobiernan, Australia tiende a mantener un alejamiento relativo de Estados Unidos, así como un activismo hacia otros temas como el apoyo hacia el “Tercer Mundo” y un acercamiento con los países del Asia-Pacífico.
Una vez mencionado esto, ahora sí podemos analizar brevemente lo qué pasó en las elecciones del pasado 24 noviembre y su efecto inmediato. En estos comicios, el Primer Ministro John Howard (1996-2007) y la coalición conservadora sufrieron una sorpresiva derrota, poniendo fin a 11 años dominación conservadora (la segunda más larga de la historia). Inclusive, el propio Howard no pudo reelegirse en su distrito. De este modo, un nuevo gobierno laborista dirigido por Kevin Rudd asumirá las riendas de Australia a partir de diciembre de este año.
¿Por qué perdieron los conservadores? Algunos consideran que hubo un hartazgo de muchos australianos hacia el largo gobierno conservador. Otros opinan que el apoyo que brindó Howard hacia la cruzada irresponsable de George W. Bush en Irak, así como la negativa del gobierno conservador de apoyar el Protocolo de Kioto fueron un detonador del descontento. De hecho, muchos electores han responsabilizado a Howard de los cambios climáticos y las terribles sequías que han azotado a Australia en este año. Finalmente, la propuesta de Rudd, quien han tenido una prestigiada carrera como diplomático y su amplio conocimiento del idioma chino, fue atractiva. El líder laborista prometió un acercamiento con Asia, reconociendo, al mismo tiempo, la estructura multicultural de la sociedad australiana; algo que Howard había olvidado. También, propuso una política activa hacia el problema climático y repatriar parcialmente de las tropas australianas despachadas hacia Irak. Y como un aliciente para los grupos conservadores ofreció no emplear políticas intervencionistas.
Evidentemente, este viraje va a traer una reorientación en la diplomacia exterior australiana, especialmente hacia el apoyo incondicional que brindó este país a Estados Unidos. Igualmente, el ascenso laborista también es un duro golpe para Japón. Durante el mandato de Howard, los gobiernos conservadores japoneses buscaron establecer una alianza estratégica con Canberra para poder alejar el liderazgo que está ejerciendo China en el Asia-Pacífico. De hecho, en la pasada reunión de la APEC, realizada en Sydney, el primer ministro Shinzo Abe (2006-2007) logró establecer una reunión histórica con Bush y Howard para acordar una cooperación en temas de seguridad. Este proyecto trilateral busca atraer a India y crear con ella un esquema regional de países que comparten valores similares como la democracia y la libertad. Probablemente, este proyecto se mantendrá, pero el nuevo gobierno laborista ha considerado la necesidad de emprender un acercamiento con China. Veamos qué pasa.
El pasado 24 de noviembre se efectuaron en Australia, elecciones federales. El resultado fue algo inesperado y tuvo un eco importante dentro de Japón. En el caso de México, su efecto es algo incierto, ya que Australia ha sido un país sumamente lejano y poco importante para el gobierno mexicano. Veamos, entonces, qué pasó, pero antes, quisiera mencionar algunos datos.
Antes que todo, como muchos países de la Manconmunidad Británica de Naciones, Australia tiene un sistema parlamentarista y una estructura bipartidista, aunque son tres los partidos que dominan la arena política: el Partido Liberal Australiano, el Partido Nacional de Australia y el Partido Laborista Australiano. Generalmente, los dos primeros forman una coalición de tendencia conservadora, mientras que el tercero representa a la centro-izquierda. Asimismo, otra característica importante, es que Australia ha buscado establecer una diplomacia de “potencia media” (Canadá y México entran también en esta categoría). Está política busca 1) marcar un distanciamiento de las grandes potencias; 2) promover dentro de la agenda mundial, temas distintos a los militares como el comercio y los derechos humanos; 3) incentivar la cooperación dentro de los organismos internacionales; y 4) fungir como mediador de conflictos, así como “puente” entre regiones distintas.
Ahora bien, en el caso de la política exterior, cabe destacarse que, si bien Ausralia tiene una postura “progresista”, su dirección nunca ha sido lineal y depende de qué grupos estén en el poder. Así, cuando los conservadores toman las riendas, Australia mantiene un acercamiento estrecho con Estados Unidos, especialmente en asuntos que Washington considera claves como el anticomunismo, la Guerra de Vietnam, la Guerra en Irak, así como la lucha contra el terrorismo y el boicot al Protocolo de Kioto. Por su parte, cuando los laboristas gobiernan, Australia tiende a mantener un alejamiento relativo de Estados Unidos, así como un activismo hacia otros temas como el apoyo hacia el “Tercer Mundo” y un acercamiento con los países del Asia-Pacífico.
Una vez mencionado esto, ahora sí podemos analizar brevemente lo qué pasó en las elecciones del pasado 24 noviembre y su efecto inmediato. En estos comicios, el Primer Ministro John Howard (1996-2007) y la coalición conservadora sufrieron una sorpresiva derrota, poniendo fin a 11 años dominación conservadora (la segunda más larga de la historia). Inclusive, el propio Howard no pudo reelegirse en su distrito. De este modo, un nuevo gobierno laborista dirigido por Kevin Rudd asumirá las riendas de Australia a partir de diciembre de este año.
¿Por qué perdieron los conservadores? Algunos consideran que hubo un hartazgo de muchos australianos hacia el largo gobierno conservador. Otros opinan que el apoyo que brindó Howard hacia la cruzada irresponsable de George W. Bush en Irak, así como la negativa del gobierno conservador de apoyar el Protocolo de Kioto fueron un detonador del descontento. De hecho, muchos electores han responsabilizado a Howard de los cambios climáticos y las terribles sequías que han azotado a Australia en este año. Finalmente, la propuesta de Rudd, quien han tenido una prestigiada carrera como diplomático y su amplio conocimiento del idioma chino, fue atractiva. El líder laborista prometió un acercamiento con Asia, reconociendo, al mismo tiempo, la estructura multicultural de la sociedad australiana; algo que Howard había olvidado. También, propuso una política activa hacia el problema climático y repatriar parcialmente de las tropas australianas despachadas hacia Irak. Y como un aliciente para los grupos conservadores ofreció no emplear políticas intervencionistas.
Evidentemente, este viraje va a traer una reorientación en la diplomacia exterior australiana, especialmente hacia el apoyo incondicional que brindó este país a Estados Unidos. Igualmente, el ascenso laborista también es un duro golpe para Japón. Durante el mandato de Howard, los gobiernos conservadores japoneses buscaron establecer una alianza estratégica con Canberra para poder alejar el liderazgo que está ejerciendo China en el Asia-Pacífico. De hecho, en la pasada reunión de la APEC, realizada en Sydney, el primer ministro Shinzo Abe (2006-2007) logró establecer una reunión histórica con Bush y Howard para acordar una cooperación en temas de seguridad. Este proyecto trilateral busca atraer a India y crear con ella un esquema regional de países que comparten valores similares como la democracia y la libertad. Probablemente, este proyecto se mantendrá, pero el nuevo gobierno laborista ha considerado la necesidad de emprender un acercamiento con China. Veamos qué pasa.
1 件のコメント:
Mas que un comentario es una consulta...a saber, si es posible encontrar en esta pagina un informe como este pero de los ultimos cincuenta años de Australia, los sucesos mas importentes dentro de lo político,me es indispensable para un informe.
Desde ya muchas gracias
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