10/03/2006

El joven príncipe "viejo" Parte II y Final

(Texto publicado en Diario Monitor, 3 de octubre de 2006)

La semana pasada hicimos un análisis sobre los atributos personales de Shinzo Abe. Ahí mencionamos que su ascenso es un suceso “histórico” en tres sentidos. Primero, es la llegada del mandatario más joven de toda la posguerra. Segundo, personifica el resurgimiento de un conservadurismo, que ha tratado de cambiar las reglas políticas, especialmente la constitución pacifista de 1947. Finalmente, representa un nuevo intento por revertir la “maldición” que ha girado en torno a los gobiernos que suceden a largas administraciones.

Veamos, ahora, los planteamientos de su proyecto y su viabilidad. En su libro, Japón hacia un país hermoso, Abe plantea cuatro objetivos básicos. Primero, hacer que Japón recupere sus tradiciones. Segundo, construir mecanismos que permitan el respeto de la libertad y las leyes. Y para lograrlo, plantea una reforma educativa, así como un reforzamiento de la autonomía de la iniciativa privada frente al gobierno. Tercero, promover la innovación tecnológica que permitan un crecimiento económico. Y, finalmente, desarrollar una diplomacia activa que permitan colocar a Japón en el lugar que merece dentro del sistema internacional.

Estos objetivos, coincidentemente, se parece a lo que Calderón prometió en su campaña, especialmente la megalomanía en la política exterior y en la clara intención de restarle fuerza al Estado. Empero, hay que resaltar que existe una clara diferencia entre ambos líderes inexpertos. Mientras que Calderón no tiene la aprobación de la mayoría, Abe sí. Además, hay que señalar que la capacidad económica de Japón es superior a la de México. Pero dejemos un lado al denominado popularmente como “espurio” y volvamos al caso de Abe.

Como señalamos, el proyecto que quiere establecer Abe es sumamente ambicioso. Ahora bien, qué tan viables es. Analizando las políticas concretas que quiere emprender, creo que tiene inconsistencias. Por ejemplo, Abe ha planteado concretamente aumentar las facultades del Primer Ministro y de su grupo de asesores para acercarlo más al modelo presidencial estadounidense. Empero, no nos dice qué camino hay que seguir ni sus ventajas. Abe no es ingenuo, pero olvida el país que vive. No comprende que esta reforma implicaría la destrucción del sistema parlamentario y le restaría fuerza a los diputados de la Dieta; algo que podía llevar a una innecesaria pelea con la oposición. Además, implicaría la destrucción de los nichos poder de muchos burócratas, los cuales tiene un enorme poder en Japón.

Otro punto, que es sumamente confuso, es la política económica. El primer ministro afirma que el neoliberalismo será el eje fundamental, pero, al mismo tiempo, plantea la implementación de obras públicas ambiciosas como la construcción de un tren bala en el norte de país (región en donde los demócratas, la primera oposición tiene sus nichos de poder). De igual manera, propone un mecanismo que compense a los grupos más débiles y de manera simplista, promete que su gobierno promoverá mecanismos para solventar a los “fracasados”, implicando un mayor gasto. El problema no es que no se deba ayudar a los grupos vulnerables, hay que hacerlo con urgencia, pero Abe no plantea un plan más concreto, dejándonos en la inopia. ¿Cómo conciliar dos objetivos tan ambivalentes? Muchos consideran que Abe eliminará el gasto en educación y seguridad social, para lograr crecimiento. Otros consideran que aumentará la tasa del IVA del 5% hasta 15%, para solventar el déficit que genere la obra pública.

Finalmente, una de las propuestas, que también es ambigua, es la reforma constitucional. No por su contenido, que es básicamente darle derecho de beligerancia a Japón, sino que no nos dice cómo lo logrará. Abe necesita que su partido controle las 2/3 partes de las dos cámaras de la Dieta y lograr pasar un referéndum ciudadano. Esto se ve algo imposible por la conformación de las fuerzas políticas. La prensa sensacionalista dice que Abe convocará a elecciones el próximo marzo para someter a la ciudadanía su reforma, pero muchos creen que esa osadía podría significar un revés para el Partido Liberal Demócrata (PLD) y que los “dinosaurios” del partido no lo permitirán .

En suma, Abe plantea muchas cosas que son inconsistentes y su éxito estará supeditado a las alianzas que teja dentro del PLD, así como con la oposición. Veamos qué sucede. Ahora bien, desde mi humilde opinión, considero que el nuevo primer ministro tiene que dejar a un lado los viejos sueños del pasado (el rearme japonés) y ser menos ambivalente y concentrarse en los problemas que aquejan realmente a este país: la deuda pública y la desigualdad social.

1 件のコメント:

Christian Hernández さんのコメント...

A mi me gustaria ver que tanto afecta o perjudica a Abe la crisis con Corea del Norte... por lo pronto, yo creo que los USA tendran cada vez mas presencia en la region (cosa que no querian)... veremos como afecta esto en la politica interna, sobre todo en el tema de reformar la constitucion...

Saludos.