Texto publicado en Diario Monitor, 31 de octubre de 2006
Isami Romero (IR): hasta ahora hemos analizado las diferencias entre el nacionalismo de Abe y el de la izquierda latinoamericana. Y recalcamos que no se deben hacer caricaturizaciones sobre él como si fuera un “populista”. Antes que todo, no es un nacionalista como Chávez ni Morales, inclusive ni un Lula ni un AMLO.
Pedro Erber (PE): es bueno que saques este comentario. Recuerdo que en su charla, Gerald Curtis dijo que Koizumi logró ser popular sin ser “populista”. Es decir, que la gente lo quiso, pese a que perjudicó a muchos. Y que estas características no las tiene Abe.
Por lo que toca al nacionalismo, un punto que diferencia a Japón de América Latina es su pasado imperialista. No es lo mismo un nacionalismo de una región, compuesta por países con un pasado colonial, que el de un colonizador. De hecho, en Latinoamérica está aconteciendo un movimiento poscolonialista y es por eso que la mayor parte de la izquierda es nacionalista. En Japón, por lo contrario, la izquierda ha mantenido una crítica hacia el nacionalismo. Y al mismo tiempo, han aceptado la constitución impuesta por Washington y están en contra de que se cambie.
IR: y lo curioso es que la izquierda no se considera vendepatrias. Para ellos los traidores son los conservadores que entregan de manera abierta, territorio japonés para que Estados Unidos construya sus bases. Esto es ambivalente. Al fondo la izquierda ha tenido problemas para definir su lucha. No es como en Latinoamérica que ve en los grupos oligárquicos y en Washington al enemigo. Esto lleva finalmente a que el ser nacionalista en América Latina no sea algo tan malo como en Japón.
PE: es cierto, la izquierda está en una situación extraña. Ahora bien, recuerdo que una charla de café me dijiste que en América Latina, mas que una crisis de la izquierda, hay una en la derecha. Es decir, la izquierda gana en muchos lugares, aunque en algunos casos sus gobiernos no han sido lo que se esperaba, como fue Lula. En Latinoamérica, esto se debe a que hay un debilitamiento de la derecha como alternativa.
IR: tienes razón. Ahora, haciendo la analogía con Japón, me parece que es un caso diferente. La izquierda parece tan débil y la derecha extremadamente fuerte. Al grado que la única esperanza de cambio es que éste se dé dentro de las fuerzas conservadoras. El problema es qué tipo de “cambio” podemos aspirar. Para muchos la clave es la salida de las bases y la recuperación de la autonomía. Para consumar este objetivo, la reforma constitucional es el punto de inflexión, pero no sé si resulte. Okinawa, por ejemplo, es una zona demasiado estratégica. Creo que aún cambiando la constitución habrá bases...
PE: el tiempo se nos acaba, culminemos. Comenzamos hablando sobre el ascenso de Abe y como a luz de este suceso, podemos ver algunos puntos importantes de la situación que ocurre actualmente en América Latina.
Ahora quisiera decir algo que es importante. Después de la charla de Curtis, alguien sacó el comentario sobre la posibilidad de que apareciera un “Abe latinoamericano”. Por todo lo que hemos hablado aquí eso no es probable. En América Latina, la izquierda ya es nacionalista de entrada. Voy a exagerar, pero Morales ya es un especie de “Abe boliviano”. Por eso creo que es difícil que surja un “Abe latinoamericano” de derecha.
Un tema de reflexión sin duda. En fin, concluyo preguntándome, si no sería posible en Latinoamérica, y en general en el mundo actual, una crítica profunda hacia el neoliberalismo que no termine cayendo en algun tipo de “conservadurismo” de derecha o izquierda, que busque en los recuerdos del pasado una solución.
IR: tus últimas palabras son importantes pero requieren de un mayor espacio. Pero retomando tu analogía, creo que cuando equiparamos el nacionalismo de Abe y el latinoamericano, también es importante resaltar que el papel que tiene la sociedad es diferente. En Japón, pese a que es una democracia y con una prensa libre, la mayoría es apática o bien tienen una postura conservadora. En América Latina no estoy seguro de que sea lo mismo. Aunado a lo anterior, la derecha no es como la entendemos nosotros. No todos los conservadores piensan que el neoliberalismo es la panacea. Muchos por sus clientelas consideran que es mejor un estado paternalista. Esto contrasta con la derecha en América Latina que ha mantenido un apego al neoliberalismo. Esto ha provocado una crisis de identidad, al grado que no ha podido desarrollar un modelo de estado de bienestar, como lo hizo la derecha europea. En este sentido, el PAN y Calderón y en general la derecha latinoamericana que está el gobierno están obligados a encontrar una alternativa real al neoliberalismo.
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