Texto publicado en Diario Monitor, 24 de octubre de 2006
Pedro Erber (PE): hasta ahora hemos analizado las implicaciones del ascenso del nacionalismo de Abe y su intento por emular el pasado. Sin embargo, hay recalcar que este fenómeno no es exclusivo de Japón, sino que también existe en América Latina. El caso de Venezuela y Bolivia muestran esto. Y es posible decir también que en Brasil ha sucedido algo similar con el discurso nacionalista de Lula. Ahí observamos a una “izquierda vieja” con un discurso que propone —o bien proponía— una resistencia al neoliberalismo.
Sin embargo, me parece problemático que se dejen las dicotomías en este modo. Sólo es un viejo nacionalismo. Eso no funciona más como estrategia para enfrentar a lo que muchos han terminado por catalogar como “derecha” o bien neoliberalismo. Así, me parece que el nacionalismo tanto en Japón como en América Latina no lleva a una situación saludable, pese a que el nacionalismo del segundo parece mejor que el del primero. Pero repito: regresar a los ideales antiguos como una solución de los problemas actuales, no es la salida.
Isami Romero (IR): tienes razón, no es saludable. Pero en América Latina, pese a lo anacrónico del discursos nacionalista de la “izquierda”, creo sus líderes son más consistentes que en Japón. En este país falta un verdadero líder que pueda llamarse “nacionalista.” Qué quiero decir. Los nacionalistas como Abe mantiene un discurso anacrónico hacia Asia, pero no muestran una nueva postura hacia Estados Unidos. Dicho en otras palabras, es un nacionalismo que es incapaz de lograr una autonomía frente a Estados Unidos. De hecho, el único líder que abiertamente mantiene una propuesta “antiestadounidense” es el viejo gobernador de Tokio, Shintaro Ishihara, pero su discurso de desprecio hacia Asia es peligroso. Esto es una situación que tenemos que aclarar: Abe no es un nacionalista latinoamericano.
PE: es importante lo que dices. Probablemente, no es Abe, sino Ishihara el único político nacionalista que se parece más a Lula. No es igual, por supuesto, pero su postura de “autonomía” en las decisiones de política exterior es semejante. Creo que es lo poco que ha podido hacer Lula en su primer gobierno: cambiar la posición diplomática de Brasil.
Es saludable la postura que tomó ante muchos conflictos internacionales, especialmente evitando alinearse inmediatamente con Estados Unidos. Mucha gente, recuerdo, que criticaron esta postura y dijeron que no iba a funcionar, pero trajo muy buenos resultados. Y esta política fue posible porque Brasil pudo hacer alianzas con otros países, especialmente un acercamiento con América Latina y China. Sin embargo, a largo plazo, el lado peligroso de la política exterior de Lula fue que concentró demasiado en Pekín. Y sabemos que China no es un país “amigo” que va a ayudar a Brasil. Al fondo implica que debemos seguir con las relaciones antiguas coloniales o semicoloniales con Estados Unidos: necesitamos abrirnos a diferentes y múltiples relaciones comerciales, politicas, y tambien culturales.
Por lo que toca a Japón, Abe no ha mostrado hasta ahora una estrategia para decir no a Estados Unidos. Y quizas esto no va ser posible mientras existan las bases estadounidenses y que existan restricciones que imposibiliten la existencia del derecho a la guerra. Finalmente, al mantener a Washington como su único aliado, Abe y Japón no van a poder hacer nada. Y lo más triste es que hasta ahora no ha demostrado una intención verdadera por acercarse a China y otros países de Asia. Junto a esto, el problema de Corea de Norte sigue vigente. Abe ha mostrado abiertamente una posición de “macho” frente a Kim Jong-Il y quiere resolverlo con el ejército japonés, cambiando la constitución. Si quiere seguir con esta idea, me parece que no tendrá mucho éxito y terminará fortaleciendo la presencia de las bases. Ahí estoy de acuerdo con Gerald Curtis, si Abe piensa como un nacionalista solitario no va a hacer nada.
IR: el problema, ahora qué región puede servir de pivote. Parece que no es China ni Corea. Pueden ser Australia o Indonesia. A lo mejor es América Latina, aunque creo esta región no es importante para ellos. Mi preocupación es que la inexperiencia de Abe, no le va a permiten ver más allá de Washington. Y para colmo, el gabinete que constituyó no le pude ayudar mucho. La gran mayoría son gente del pasado, mayores que él, escogidos por favores políticos y no por su capacidad como lo intentó Koizumi. Asimismo, no veo, un grupo dentro del PLD que sea el balance como sucedía en el pasado. Y para rematar, la oposición es, como se dice en México de chocolate, demasiado débil. Estamos en una situación desafortunada.
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