7/03/2007

Elecciones en Japón

(Texto publicado en Diario Monitor, 3 de julio de 2007)

El próximo 29 de julio habrá elecciones nacionales en Japón. En estos comicios se pondrán en juego la mitad de los 242 escaños que tiene la Cámara Alta. Este cuerpo legislativo no es una copia del Senado estadounidense (como el mexicano) que tienen una autonomía, aunque sí representa a las diferentes prefecturas (estados) que conforman Japón. Ni muchos menos afecta directamente la dirección política exterior como lo hace un senado en un sistema presidencial.

De hecho su función no es muy clara para muchos japoneses, ya que pese a que sus diputados emiten un voto para designar al primer ministro; en términos reales es la Cámara Baja la que decide quién gobierna este país asiático. Es por eso que muchos analistas han definido a la Cámara Alta como un cuerpo ceremonial y decorativo de del sistema parlamentario bicameral de Japón. Sin embargo, pese a que no tiene un influencia directa en la designación del primer ministro, representa un importante barómetro político para medir el desempeño de los mandatarios japoneses.

Ahora bien, en los últimos años los conservadores no han podido repuntar en estas elecciones. De hecho, en las comicios 2004, el gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD) y el entonces primer ministro Jun’ichiro Koizumi (2001-2206) lograron un triunfo apretado. Además, existe una extraña “maldición” que ha rodeado las elecciones de la Cámara Alta: mandatario conservador que alarga las sesiones de la Dieta y atrasa la realización de los comicios de la Cámara Alta, su partido pierde las elecciones. Esto se ha cumplido cabalmente en las elecciones de 1989 y 1998, costándole sus puestos a Sosuke Uno (1989) y Ryutaro Hashimoto (1996-1998), respectivamente.

En esta ocasión parece que se repite la historia. El actual primer ministro Shinzo Abe alargó el periodo de sesiones por 12 días más y las elecciones, programadas para el 22 de julio, se han retrazaron una semana, empalmándose con el inicio de las vacaciones de verano. Con esta treta, el PLD busca alivianar la lluvia de críticas que ha recibido en los últimos meses y alejar a los electores de las grandes urbes para que no le den su voto a la primera oposición: el Partido Demócrata Japonés (PDJ). Dicho en otras palabras: las táctica de Abe y sus compinches parecen más la de unos niños envidiosos que la de unos políticos que dirigen un país.

En fin. Si la “maldición” que ha aquejado a las elecciones de las Cámara Alta se cumplen, este retrazo de las elecciones podría costarle el puesto a Abe y primer ministro más “joven” de la posguerra pasaría a la historia como un gobernante efímero, algo que su linaje familiar no podría permitirse (su abuelo fue primer ministro en los años cincuenta).

Ahora bien, la gran duda que muchos extranjeros tienen en Japón es ¿por qué podría perder un mandatario que su partido tiene la mayoría en la Cámara Alta y tiene casi el 66% de los curules de la Cámara Baja (la que decide en realidad al primer ministro)?

La respuesta se puede resumir en varias palabras: corrupción, ineptitud gubernamental, arrogancia de Abe y un suicidio de un ministro. Pero el factor que ha determinado el enojo de la ciudadanía y el declive abrupto del apoyo al gobierno de Abe es el problema de las pensiones. Hace un par de meses, la prensa y la oposición ventiló una información increíble. Resulta que el Departamento de Pensiones Sociales no había computado casi 50 millones expedientes. Igualmente, por la ineptitud de los trabajadores del Departamento de Pensiones, muchos japoneses que pagaron sus pensiones no han podido recibir su dinero porque en las computadoras no aparece que saldaron sus cuentas.

Ante esto, el inexperto y arrogante Abe promete que en menos de un año resolvería este problema. Para muchos esto era un promesa clara de campaña electoral, pero para la mala fortuna del líder del PLD, no ha habido un avance y algunos diputados de oposición consideran que dado el paso que va el gobierno, la solución de este problema tardaría 1700 años.

Esta situación ha puesto en alerta a las cúpulas del PLD y en algunos sondeos de opinión pública se muestra que aún sumándose los escaños del Partido del Gobierno Limpio (partido que tiene como base la secta neobudista Sokka Gakkai y es compañero de coalición de los conservadores), no se podría tener la mayoría en la Cámara Alta.

Como palabras finales. No hay aún garantía de que pierda Abe, pero todo dependerá de él. Sin embargo, mientras Abe siga como niño terco diciendo que no renunciará aún perdiendo la mayoría en la Cámara Alta y no actúe con firmeza contra las ineptitudes del Departamento de Pensiones Sociales. El futuro de gris primer ministro se está tornando cada vez más oscuro.

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