Cuando tenía 14 años, quizás menos, a mi escuela vinieron unos
estudiantes de la Universidad de Tenri a interpretarnos el gagaku (una muestra en youtube). Este tipo de
música se tocaba en las Cortes Imperiales y actualmente lo podemos escuchar en
las bodas shintoistas.
Recuerdo que a ninguno de nosotros nos interesaba esa
música, pero dado que perderíamos clases, fuimos de muy buena gana. Además, no podíamos
negarnos. Si no íbamos nosotros, no habría público. El evento duró más o menos una
hora. Para muchos fue un tormento. Otros no pudieron contenerse la risa. El
hichiriki –uno de los instrumentos de viento- más que el sonido de una flauta,
era el maullido de un gato callejero. Otros optaron por dormirse. Obviamente,
los profesores se molestaron con nosotros, pero qué podían esperar. Además, ellos
tampoco habían escuchado en su vida ese tipo de música. Por lo toca a mí, la
reacción fue en cadena. Me reí, me harté y me dormí.
La verdad, salvo las pinturas y las
marionetas, las expresiones artísticas tradicionales japonesa me han causado
siempre una tremenda flojera. El teatro Noh, por ejemplo, es somnífero (para
mí). El rakugo me ha parecido lo mismo. La danza clásica japonesa es aburrida.
El kabuki no ha sido la excepción. Supongo que con estos comentarios estaré
perdiendo a alguno de mis pocos seguidores y enemistándome más con los amantes
de lo Oriental y de lo japonés.
Aunque sí hay una obra de kabuki que me ha gustado:
東海道四谷怪談 (Tokaido Yotsuya Kaidan), conocido
comúnmente como El kaidan de Yotsuya
(El cuento de fantasma de Yotsuya). Yotsuya es un barrio muy cercano a la Embajada de México en Japón y está actualmente en el distrito de Shinjuku y de Chiyoda.
Normalmente, El kaidan de Yotsuya se interpreta en el verano, época del año
en la cual suelen aparecer los espectros en Japón. Es tétrica y hacen llover
incluso, en el escenario (no sé si lo sigan haciendo). Ha sido una de las
historias de terror más conocidas en Japón.
Cabe destacar que además de la versión de
kabuki, existen una en rakugo, así como varias en
narrativa. Una de ellas ha sido la que escribió Kotaro Tanaka. Pueden leer una
versión corregida y con nuevas ilustraciones en la en la sección detraducciones.
Sin embargo, la versión más interesante y
que ha tenido un éxito comercial importante ha sido 嗤う伊右衛門
(Iemon el sonriente) escrita por Natsuhiko Kyogoku (京極夏彦)
en 1997 y llevada a la pantalla grande en 2004.
A diferencia de la mayoría de
las versiones, en las cuales Iemon (伊右衛門)
se casa por conveniencia con la horripilante Oiwa (お岩) y
luego la maltrata, obligándola a huir; Kyogoku lo plantea de distinta manera.
Iemon y Oiwa están enamorados, pero no son buenos al transmitir sus
sentimientos. Además, Oiwa es una mujer fuerte y no sumisa, quien a pesar de que
se vuelve fea, sale a la calle. Sin embargo, es la propia sociedad
la que se burla de ella. Esta presión social y la conspiración que planea Kihee
Ito terminan por destruir al matrimonio. Lectura recomendada, pero no hay traducción.
2 件のコメント:
Concuerdo plenamente en lo somnífero de la mayoría de las manifestaciones artísticas tradicionales. Por lo general son los más rupturistas con la tradición los que crean obras que permiten disfrutarlas mejor.
Os enlazamos :)
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