Desde hace cinco años, tengo en mis manos los dos retratos colocados en la parte final de esta cavilación. El primero es uno de un joven militar y en la parte inferior izquierda dice Naruhisa. El segundo retrato es de otro hombre vestido de traje miliciano. Tiene bigote, está apoyado en su espada y en la parte inferior izquierda dice Tsunehisa.
Estas fotos me las regaló un profesor en México, cuando fui a visitarlo a su cubículo en el año de 2005. Las dos las encontré mientras lo esperaba y me llamaron mucha la atención. Así, no me pude contener las ganas, y le pregunté quién eran estas dos personas y por qué tenía esas fotos en su librero.
—No lo sé. Es más a lo mejor sabe usted quiénes son. Compré estas fotos hace 30 ó 40 años en un mercado de pulgas, en Guadalajara— me dijo.
—Parecen alguno de los miembros de la familia imperial japonesa, pero no lo sé; pero si lo son, ¡qué hacen en México en un mercado de pulgas!— afirmé.
—Lléveselas a Japón, a lo mejor encuentra a alguien quien le pueda decir, quiénes son— insistió.
De esta suerte, estas dos fotos regresaron a país donde fueron tomadas. Bueno así comencé mi investigación y gracias a Don Wikipedia y un libro que muestra el árbol genealógico de la familia imperial, logré saber finalmente quién eran estas dos personas.
El personaje de bigote es el Príncipe Takeda Tsunehisa (1882-1919) miembro de la familia imperial japonesa. Su esposa fue una de las hijas del Emperador Meiji. Tsunehisa fue Mayor General de las fuerzas armadas imperiales; participó en la Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905); y falleció a los 35 años, víctima de la gripe española. Su hijo Tsuneyoshi (1909-1992) fue el Presidente del Comité Organizador de los juegos olímpicos de Tokio (1968) y Sapporo (1972).
El segundo individuo, el joven, es el Príncipe Kitashirakawa Naruhisa (1887-1923). También es miembro de la familia imperial y tío de Tsunehisa. Al igual que su sobrino, se casó con una de las hijas del Emperador Meiji; fue coronel del ejercito Imperial japonés; y falleció a los 35 años en un accidente automovilístico en París. Su hijo Nagahisa (1910-1940) murió en una expedición militar japonesa a Mongolia.
—Lléveselas a Japón, a lo mejor encuentra a alguien quien le pueda decir, quiénes son— insistió.
De esta suerte, estas dos fotos regresaron a país donde fueron tomadas. Bueno así comencé mi investigación y gracias a Don Wikipedia y un libro que muestra el árbol genealógico de la familia imperial, logré saber finalmente quién eran estas dos personas.
El personaje de bigote es el Príncipe Takeda Tsunehisa (1882-1919) miembro de la familia imperial japonesa. Su esposa fue una de las hijas del Emperador Meiji. Tsunehisa fue Mayor General de las fuerzas armadas imperiales; participó en la Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905); y falleció a los 35 años, víctima de la gripe española. Su hijo Tsuneyoshi (1909-1992) fue el Presidente del Comité Organizador de los juegos olímpicos de Tokio (1968) y Sapporo (1972).
El segundo individuo, el joven, es el Príncipe Kitashirakawa Naruhisa (1887-1923). También es miembro de la familia imperial y tío de Tsunehisa. Al igual que su sobrino, se casó con una de las hijas del Emperador Meiji; fue coronel del ejercito Imperial japonés; y falleció a los 35 años en un accidente automovilístico en París. Su hijo Nagahisa (1910-1940) murió en una expedición militar japonesa a Mongolia.
Ahora bien, al examinar la foto de Naruhisa encontré el sello de la persona, quien probablemente la tomó. Su nombre es Kazumasa Ogawa (1860-1929), fotógrafo japonés. Su foto más famosa es el retrato del connotado escritor Soseki Natsume (1867-1916), la cual fue utilizada como modelo para imprimir el billete de 1000 yenes que estuvo en circulación de 1984 hasta 2004 .
Poniendo orden todo lo anterior, estas fotos fueron tomadas por un fotógrafo connotado y son dos personajes de la familia imperial; pero por qué estas dos retratos cruzaron el Pacífico y terminaron en mercado de pulgas de Guadalajara. A lo mejor, algún familiar de Ogawa las trajo a México. O bien, una hipótesis más descabellada: algún miembro de la familia imperial vino a nuestro país antes o después de la guerra. Empero, todo es suposición. Finalmente, decidí comunicarme con el museo encargado de resguardar las obras de Ogawa para que se quedaron con las fotos. Les expliqué cómo las había obtenido.
—Vamos por ellas.— Me dijeron.
Pues los sigo esperando. El día que me citaron no vinieron y no se molestaron más en comunicarse conmigo. A lo mejor, les pareció una trillada lo que les estaba contando. En fin, después de cinco años saco a la luz pública estas fotos. Debería comunicarme de nuevo con las personas del Museo, pero ya no tengo la misma paciencia que antes. El misterio no se ha esclarecido… a lo mejor algún lector tiene una respuesta a esta historia surrealista.
—Vamos por ellas.— Me dijeron.
Pues los sigo esperando. El día que me citaron no vinieron y no se molestaron más en comunicarse conmigo. A lo mejor, les pareció una trillada lo que les estaba contando. En fin, después de cinco años saco a la luz pública estas fotos. Debería comunicarme de nuevo con las personas del Museo, pero ya no tengo la misma paciencia que antes. El misterio no se ha esclarecido… a lo mejor algún lector tiene una respuesta a esta historia surrealista.
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