(Artículo publicado el 26 de febrero de 2008 en Diario Monitor)
La semana pasada me reuní con unos amigos y después de cenar; fuimos a tomar unas copas y charlamos durante varias horas sobre diferentes temas. Dentro de esta amena conversación, un tópico llamó mi atención: el póster político. Probablemente, usted, amable lector, se estará preguntando qué tiene de emocionante esto. La verdad yo pensé lo mismo mientras discutía esto con mis amigos, pero después de esta charla consideré que no es un tema tan trillado como parece.
Bueno, qué fue lo que motivo la plática. Todo salió porque, un amigo me comentó que un profesor de la Universidad de Tokio había puesto a sus alumnos a recolectar información sobre los pósteres de los candidatos que había participado en las elecciones de la Cámara Alta. Para ser más precisos, el estudio tenía la finalidad de analizar cómo está vinculado la conducta de los electores con la imagen que proyectan los candidatos, así como los colores y los lemas que usan en sus pósteres.
A mi amigo, cuya especialidad son los temas electorales, le pareció sumamente interesante, pero yo le pregunté: ¿qué tiene de emocionante eso? Es cierto, que los electores analizan la apariencia y lo que ofrecen los candidatos, pero dado que la mayoría de ellos pertenecen a un partido político; son finalmente la estructura e ideología de los partidos los que definen el triunfo. Por ejemplo, el Partido Comunista Japonés (PCJ) ha mantenido en todas sus campañas y pósteres la defensa de la constitución pacifista, así como el establecimiento de un sistema de seguro social más equitativo y un repudio al aumento del IVA.
Mi amigo me dio la razón, pero me dijo que no sucede siempre esto. Hay partidos que permiten que sean los candidatos mismos los que diseñen sus pósteres y hay caso en donde en el póster se señala una cosa totalmente contraria a lo que quieren las cúpulas del partido. Esto confirma, la idea de varios politólogos japoneses que sostienen que, salvo los partidos con ideologías rígidas como el PCJ o bien con clientelas cautivas como el Partido del Gobierno Limpio (la base electoral es la secta neobudista Soka Gakkai); la mayoría de los partidos japoneses son más una federación de facciones que una organización vertical.
Pero bueno, después de varias copas y más ejemplos, uno de mis amigos me preguntó: cómo son los pósteres políticos en México. Respondí que mi especialidad no es la ingeniería electoral mexicana y que hace mucho tiempo que no he vivido en México, pero mi impresión es lo siguiente.
En México se tapizan las paredes con la “horrible” o “bonita” cara de los candidatos. Esto contrasta con Japón. Aquí los pósteres se colocan normalmente en pizarras designadas especialmente para eso, o bien se les pueden ver en pequeños establecimientos u hogares que apoyaban explícitamente a un determinado partido o candidato. De esta manera, en Japón no se ven nunca las paredes tapizadas de la foto del mismo candidato (esto pasaba hace diez años, no sé ahora si con las reformas del IFE se haya evitado esto). Igualmente, no se ven las calles llenas de pósteres dando un aspecto de feria.
Obviamente, a mis amigos les llamó la atención lo que les dije. Y después vinieron las preguntas inevitables. 1) ¿Quién paga eso? 2) ¿Qué hacen con los pósteres después de la elección? 3) ¿Importa la imagen de los candidatos? Fueron muchas preguntas y bueno respondí de esta manera.
Antes que nada, hasta donde tengo entendido, el dinero para financiar a los pósteres viene de las partidas que reparte del IFE. Es decir, es parte de los impuestos de los mexicanos. Por lo que toca al destino de los pósteres después de la elección, simplemente se van a la basura. La gran mayoría no están hechos de un material biodegradable y dada las precarias técnicas de reciclaje de nuestro país, pues todo se pierde. Finalmente, por lo que respecta a la imagen de los candidatos, considerando los prejuicios sociales y hasta racistas que muchos mexicanos tenemos, hay candidatos que no se ven beneficiados por su aspecto físico. Sin embargo, siento que en México importa más el partido que el candidato. Por lo menos esto sucede en el caso de los diputados y senadores.
A guisa de conclusión, el tema de los pósteres políticos sacó a relucir cosas que había olvidado. No es problemático que el dinero de los impuestos se vayan a financiar las campañas políticas, sino la forma como se tira a la basura muchos recursos que se pueden volver a usar. Pero, bueno todo fue una charla de cantina y como se dice por ahí, los temas políticos no combinan con el alcohol.
La semana pasada me reuní con unos amigos y después de cenar; fuimos a tomar unas copas y charlamos durante varias horas sobre diferentes temas. Dentro de esta amena conversación, un tópico llamó mi atención: el póster político. Probablemente, usted, amable lector, se estará preguntando qué tiene de emocionante esto. La verdad yo pensé lo mismo mientras discutía esto con mis amigos, pero después de esta charla consideré que no es un tema tan trillado como parece.
Bueno, qué fue lo que motivo la plática. Todo salió porque, un amigo me comentó que un profesor de la Universidad de Tokio había puesto a sus alumnos a recolectar información sobre los pósteres de los candidatos que había participado en las elecciones de la Cámara Alta. Para ser más precisos, el estudio tenía la finalidad de analizar cómo está vinculado la conducta de los electores con la imagen que proyectan los candidatos, así como los colores y los lemas que usan en sus pósteres.
A mi amigo, cuya especialidad son los temas electorales, le pareció sumamente interesante, pero yo le pregunté: ¿qué tiene de emocionante eso? Es cierto, que los electores analizan la apariencia y lo que ofrecen los candidatos, pero dado que la mayoría de ellos pertenecen a un partido político; son finalmente la estructura e ideología de los partidos los que definen el triunfo. Por ejemplo, el Partido Comunista Japonés (PCJ) ha mantenido en todas sus campañas y pósteres la defensa de la constitución pacifista, así como el establecimiento de un sistema de seguro social más equitativo y un repudio al aumento del IVA.
Mi amigo me dio la razón, pero me dijo que no sucede siempre esto. Hay partidos que permiten que sean los candidatos mismos los que diseñen sus pósteres y hay caso en donde en el póster se señala una cosa totalmente contraria a lo que quieren las cúpulas del partido. Esto confirma, la idea de varios politólogos japoneses que sostienen que, salvo los partidos con ideologías rígidas como el PCJ o bien con clientelas cautivas como el Partido del Gobierno Limpio (la base electoral es la secta neobudista Soka Gakkai); la mayoría de los partidos japoneses son más una federación de facciones que una organización vertical.
Pero bueno, después de varias copas y más ejemplos, uno de mis amigos me preguntó: cómo son los pósteres políticos en México. Respondí que mi especialidad no es la ingeniería electoral mexicana y que hace mucho tiempo que no he vivido en México, pero mi impresión es lo siguiente.
En México se tapizan las paredes con la “horrible” o “bonita” cara de los candidatos. Esto contrasta con Japón. Aquí los pósteres se colocan normalmente en pizarras designadas especialmente para eso, o bien se les pueden ver en pequeños establecimientos u hogares que apoyaban explícitamente a un determinado partido o candidato. De esta manera, en Japón no se ven nunca las paredes tapizadas de la foto del mismo candidato (esto pasaba hace diez años, no sé ahora si con las reformas del IFE se haya evitado esto). Igualmente, no se ven las calles llenas de pósteres dando un aspecto de feria.
Obviamente, a mis amigos les llamó la atención lo que les dije. Y después vinieron las preguntas inevitables. 1) ¿Quién paga eso? 2) ¿Qué hacen con los pósteres después de la elección? 3) ¿Importa la imagen de los candidatos? Fueron muchas preguntas y bueno respondí de esta manera.
Antes que nada, hasta donde tengo entendido, el dinero para financiar a los pósteres viene de las partidas que reparte del IFE. Es decir, es parte de los impuestos de los mexicanos. Por lo que toca al destino de los pósteres después de la elección, simplemente se van a la basura. La gran mayoría no están hechos de un material biodegradable y dada las precarias técnicas de reciclaje de nuestro país, pues todo se pierde. Finalmente, por lo que respecta a la imagen de los candidatos, considerando los prejuicios sociales y hasta racistas que muchos mexicanos tenemos, hay candidatos que no se ven beneficiados por su aspecto físico. Sin embargo, siento que en México importa más el partido que el candidato. Por lo menos esto sucede en el caso de los diputados y senadores.
A guisa de conclusión, el tema de los pósteres políticos sacó a relucir cosas que había olvidado. No es problemático que el dinero de los impuestos se vayan a financiar las campañas políticas, sino la forma como se tira a la basura muchos recursos que se pueden volver a usar. Pero, bueno todo fue una charla de cantina y como se dice por ahí, los temas políticos no combinan con el alcohol.
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