(Artículo publicado en Diario Monitor el 12 de febrero de 2008)
Hace unas semanas tuve la fortuna (desdicha) de mudarme. Salvo el mal clima (el día de la mudanza, Tokio amaneció con nieve), no hubo ningún percance. Ahora bien, en medio de este “caos”, una interrogante quedó en mi mente: ¿por qué esta industria se ha vuelto tan próspera? De este modo, ya librado del “caos”, quisiera analizar esta pregunta trivial en este espacio.
Antes que nada, quisiera empezar mencionando algunos datos de la empresa que contraté: Hikoshi-sha (la traducción literal es Empresa de Mudanza).
Esta compañía es una de las más grandes de Japón y junto con Sakai Hikkoshi Center y Art Coporation ostentan la mayor parte del mercado japonés. Igualmente, este grande emporio ofrece otro tipo de servicios como la reinstalación del equipo eléctrico, la venta de alfombras y hasta servicio de cena después de la mudanza. Asimismo, como una forma de evitar los fraudes y robos; todo el personal de Hikoshi-sha está obligado a portar una identificación oficial y mostrarla antes de emprender la mudanza.
Este último punto suena algo obvio, pero en Japón es algo “llamativo”. A diferencia de México y los países del Cono Sur; en este país no ha existido una marcada costumbre de mostrar una identificación oficial. Probablemente, esto se debe al estigma que dejó el régimen “fascista” que se estableció en la preguerra (en los últimos años, por el aumento de fraudes, el gobierno japoneses han pedido que los japoneses porte un documento que los identifique).
Ahora bien, desconozco si en México hay grandes emporios como Hikkoshi-sha, pero tengo la impresión de que no existen. Generalmente, las empresas que ofrecen servicios de mudanzas en nuestro país son pequeñas y la mayoría de los mexicanos recurre a la ayuda de amigos para ahorrarse el dinero y evitar ser “chamaqueado”.
Entonces, esto lleva a la inevitable pregunta, por qué en Japón se han proliferado los emporios de mudanza. Este fenómeno es relativamente nuevo. De hecho, antes de los años 70, la situación era muy similar a la que hay ahora en México. Sin embargo, después de la Crisis Petrolera de 1973 comienza un cambios sustancial. Muchas de las empresas navieras se vuelven inoperantes por el alza del precio del crudo y deciden concentrar sus capitales en el incipiente sector de las mudanzas. De esta manera, se establece grandes emporios y los precios de los fletes bajan.
Aunado a lo anterior, el crecimiento de la economía, el aumento de la población urbana, así como de nuevas viviendas reditúan en ganancias exponenciales para las empresas de mudanza. Finalmente, la calendarización de muchas de las actividades de la sociedad japonesa ha favorecido a los emporios. Por ejemplo, el año escolar universitario y laboral comienzan en abril. Así, entre febrero y marzo, muchos de los nuevos estudiantes que deciden estudiar en las universidades de las grandes ciudades están obligados a mudarse y recurrir a algún servicio de mudanza. Esto también se aplica a los nuevos empleados (los egresados de las universidades). Igualmente, existe también una calendarización de los traslados del personal laboral, lo cual hace que los grandes emporios estén siempre con una amplia clientela.
Empero, el abismal crecimiento del sector de las mudanzas trajo también problemas. Especialmente un choque frontal entre los consumidores y los oferentes. Las nuevas empresas no tenían la experiencia en el trasporte de muebles y de objetos con alto valor sentimental. Además, eran empresas que no consideraron importante los reclamos de los consumidores y no indemnizaron los daños que causaban. Finalmente, en 1986, el entonces ministerio de Trasporte, decide poner un orden y establece una legislación para proteger a los consumidores de los abusos de esta empresas, redituando en una mayor profesionalización de su personal, aunque los problemas siguen manteniéndose hasta la fecha.
A guisa de conclusión, la industria de mudanza japonesa es una muestra clara de cómo empresas que estaban en la quiebra pudieron sobrevivir y volverse en los actores claves de uno de los sectores más prósperos de este país. Sin embargo, la industria de la mudanza aún sigue siendo un sector que afronta muchos problemas y en los últimos años enfrenta un gran reto: la falta de personal. El decrecimiento poblacional ha provocado una disminución del número de jóvenes, quienes son la principal mano de obra de esta industria. Para solventar esto, algunas opciones son la implementación de mano de obra no joven (40 años y 50 años) y extranjera, algo que puede generar problemas de competitividad y un nuevo choque entre consumidores y oferentes.
Hace unas semanas tuve la fortuna (desdicha) de mudarme. Salvo el mal clima (el día de la mudanza, Tokio amaneció con nieve), no hubo ningún percance. Ahora bien, en medio de este “caos”, una interrogante quedó en mi mente: ¿por qué esta industria se ha vuelto tan próspera? De este modo, ya librado del “caos”, quisiera analizar esta pregunta trivial en este espacio.
Antes que nada, quisiera empezar mencionando algunos datos de la empresa que contraté: Hikoshi-sha (la traducción literal es Empresa de Mudanza).
Esta compañía es una de las más grandes de Japón y junto con Sakai Hikkoshi Center y Art Coporation ostentan la mayor parte del mercado japonés. Igualmente, este grande emporio ofrece otro tipo de servicios como la reinstalación del equipo eléctrico, la venta de alfombras y hasta servicio de cena después de la mudanza. Asimismo, como una forma de evitar los fraudes y robos; todo el personal de Hikoshi-sha está obligado a portar una identificación oficial y mostrarla antes de emprender la mudanza.
Este último punto suena algo obvio, pero en Japón es algo “llamativo”. A diferencia de México y los países del Cono Sur; en este país no ha existido una marcada costumbre de mostrar una identificación oficial. Probablemente, esto se debe al estigma que dejó el régimen “fascista” que se estableció en la preguerra (en los últimos años, por el aumento de fraudes, el gobierno japoneses han pedido que los japoneses porte un documento que los identifique).
Ahora bien, desconozco si en México hay grandes emporios como Hikkoshi-sha, pero tengo la impresión de que no existen. Generalmente, las empresas que ofrecen servicios de mudanzas en nuestro país son pequeñas y la mayoría de los mexicanos recurre a la ayuda de amigos para ahorrarse el dinero y evitar ser “chamaqueado”.
Entonces, esto lleva a la inevitable pregunta, por qué en Japón se han proliferado los emporios de mudanza. Este fenómeno es relativamente nuevo. De hecho, antes de los años 70, la situación era muy similar a la que hay ahora en México. Sin embargo, después de la Crisis Petrolera de 1973 comienza un cambios sustancial. Muchas de las empresas navieras se vuelven inoperantes por el alza del precio del crudo y deciden concentrar sus capitales en el incipiente sector de las mudanzas. De esta manera, se establece grandes emporios y los precios de los fletes bajan.
Aunado a lo anterior, el crecimiento de la economía, el aumento de la población urbana, así como de nuevas viviendas reditúan en ganancias exponenciales para las empresas de mudanza. Finalmente, la calendarización de muchas de las actividades de la sociedad japonesa ha favorecido a los emporios. Por ejemplo, el año escolar universitario y laboral comienzan en abril. Así, entre febrero y marzo, muchos de los nuevos estudiantes que deciden estudiar en las universidades de las grandes ciudades están obligados a mudarse y recurrir a algún servicio de mudanza. Esto también se aplica a los nuevos empleados (los egresados de las universidades). Igualmente, existe también una calendarización de los traslados del personal laboral, lo cual hace que los grandes emporios estén siempre con una amplia clientela.
Empero, el abismal crecimiento del sector de las mudanzas trajo también problemas. Especialmente un choque frontal entre los consumidores y los oferentes. Las nuevas empresas no tenían la experiencia en el trasporte de muebles y de objetos con alto valor sentimental. Además, eran empresas que no consideraron importante los reclamos de los consumidores y no indemnizaron los daños que causaban. Finalmente, en 1986, el entonces ministerio de Trasporte, decide poner un orden y establece una legislación para proteger a los consumidores de los abusos de esta empresas, redituando en una mayor profesionalización de su personal, aunque los problemas siguen manteniéndose hasta la fecha.
A guisa de conclusión, la industria de mudanza japonesa es una muestra clara de cómo empresas que estaban en la quiebra pudieron sobrevivir y volverse en los actores claves de uno de los sectores más prósperos de este país. Sin embargo, la industria de la mudanza aún sigue siendo un sector que afronta muchos problemas y en los últimos años enfrenta un gran reto: la falta de personal. El decrecimiento poblacional ha provocado una disminución del número de jóvenes, quienes son la principal mano de obra de esta industria. Para solventar esto, algunas opciones son la implementación de mano de obra no joven (40 años y 50 años) y extranjera, algo que puede generar problemas de competitividad y un nuevo choque entre consumidores y oferentes.
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