12/31/2007

Los Cosmopolitas

(Artículo publicado en Diario Monitor el 1 de enero de 2008)

Desde ya varios años, Nueva York, Londres, París y Tokio han sido consideras como las grandes “mecas” de la moda mundial (aunque en años recientes han comenzado a sobresalir como Frankfurt, Shangai y Madrid). Para constatar esto, basta ver, simplemente, las frívolas secciones de moda, que existen en los periódicos mexicanos.

En lo personal, no tengo mucho interés por la moda, en parte, porque siempre la he asociado con los prejuicios clasicistas y racistas que han predominado en la sociedad mexicana, pero también porque han existido varias restricciones presupuestarias dentro mi economía familiar, que impiden un consumo masivo de la llamada “ropa de moda”. Esto no implica, por supuesto, que uno pueda deslindarse por completo. Siempre existe los “demonios” internos y también uno que otro destello de vanidad, que llevan a uno a comprar una ropa de diseñador impronunciable.

Ahora bien, después de estar viviendo tanto tiempo en Japón, he detectado, que mi percepción de la moda ha cambiado. Por lo menos es distinta a la que tenía cuando vivía en la Ciudad de México, en esos años “oscuros” cuando el PRI gobernaba. Antes que todo, hay cosas que no cambian. Sigo sin entender por qué la “ropa de moda” es tan cara. Tampoco comprendo qué es lo fascinante de los Centros Comerciales ni por qué la “ropa de moda” genera tantos desplantes de grandeza sobre la gente. Sin embargo, admito (por lo menos en Japón. En México no lo creo ni por un momento) que la ropa puede funcionar como una forma de explayar la individualidad de las personas. Por ejemplo, en Japón, la existencia de diversas modas ha permitido a sus habitantes, escapar momentáneamente de la “opresión” que viven (una percepción a veces exagerada por los medios japoneses y extranjeros, aunque tiene mucho de cierto).

Otro punto favorable que detecto de la moda, es que ésta ha permitido a muchos personas que viven en Tokio volverse en personas “cosmopolitas” ¿Qué me refiero con “cosmopolita”? Según la Real Academia de la Lengua Española, una persona cosmopolita es aquella “que considera a todos lugares del mundo como su patria”. Es decir, son esas personas que son capaces de tomar los elementos de varias culturas y los plasma en su ropa y su hogar. Probablemente, entren en esta categoría muchas de las personas que concurren a los cafés de la Condesa, pero no lo sé, creo que ellos son sólo un estrato rico de una sociedad desigual que los gobiernos panistas no han podido solucionar.

Pero regresando el argumento a Tokio: ¿qué es lo fascinante de que los japoneses sean “cosmopolitas”? En primer lugar, a diferencia de Nueva York, Paris y Londres en donde cohabitan personas de diferentes culturas (lo cual induce inevitablemente hacia actitudes “cosmopolitas”); en Tokio los elementos “cosmopolitas” se han desarrollado dentro de una sociedad de “raza homogénea”. La pregunta obligada, entonces, es por qué ocurre esto. Para algunos es el nivel educativo (lo dudo), mientras que algunos han resaltado el desarrollo económico (tampoco es regla). Algunos consideran que es el sincretismo de la cultura japonesa que puede “robarse” los elementos de otras culturas y los hace suyos (soy escéptico de esto).

Independiente de las causas, lo que sí se puede decir es, que lo “cosmopolita” ha redituando indirectamente en fomentar la tolerancia hacia la “diversidad” en Japón. Basta caminar una tarde en las calles de Tokio para constatar esto.

Ahora bien, muchos de los mexicanos que he tenido la oportunidad conocer en Tokio, han quedado anonadados por esto. Aunque muchos de ellos han mostrado una actitud intolerante hacia esta situación. Por ejemplo, les sorprende que muchos japoneses estén vestidos de manera “ridícula” o que tengan el pelo teñido de rubio, especialmente los hombres. Para ellos esas vestimentas denotan un mal gusto (probablemente) y en el caso de pintarse el pelo, les parece que no va con la “raza” japonesa y es estéticamente feo (probablemente). Empero, es injusto ver a la moda de los japoneses nada más con los lentes clasistas y racistas que tenemos implantados muchos de nosotros los mexicanos.

Como palabras finales, quisiera señalar que no es mi intención decir que lo “cosmopolita” sea la panacea. Si volteamos el otro lado de la moneda, son síntomas de una sociedad en donde se ha infiltrado la cultura extranjera, especialmente la estadounidense y ha modificado la cultura nacional. Algunos llaman esto como Imperialismo Cultural y pone como ejemplo claro a Tokyo Disneyland: un lugar en los donde los “cosmopolita” se puede tornar grotesco (por lo menos para este columnista).

12/26/2007

Hombres y mujeres de negro

(Articulo publicado en Diario Monitor el 26 de diciembre de 2007)

Comparto con usted, amable lector, una faceta lo que uno puede ver cotidianamente en un vagón de tren en Tokio.

Sin duda, lo primero que resalta es el número de hombres y mujeres trajeados. Son los trabajadores de cuello blanco. No por nada son la fuerza laboral mayoritaria de Japón. 47 millones trabaja en alguna oficina. Pero no sólo estos sujetos son los que abundan. En otra parte, están los estudiantes. Su número no es tan amplio, ya que cada año se reduce la población juvenil, pero muchos estudian en Tokio. La gran mayoría está vestida de uniforme escolar, algunos con el cabello pintado y peinados de manera exótica. Eso sí, siempre irreverentes. Es lo que caracteriza la adolescencia. Japón no tendría que ser la excepción.

Por su parte, tenemos a las muchachas vestidas de manera “ridícula”. En un extremo están las jóvenes que piensan que son la catante Beyonce. Están bronceadas, utilizan gafas oscuras y minifaldas extremadamente cortas. En el otro extremo, están las lolitas góticas, chicas vestidas con faldas de trabajadoras domésticas y maquillaje negro. Por otro lado, en los asientos están las personas de la tercera edad. Resalta el número de ancianas. No por nada Japón es el país con mayor esperanza de vida femenina en el mundo. A veces si uno tiene suerte, puede encontrar a algunas con el pelo teñido de color púrpura, verde o azul.

Ahora bien, de tanta pluralidad de “especimenes”. Un grupo particular llama la atención. En el caso de los varones están vestidos de traje sastre negro con peinados conservadores. Por su parte, las mujeres visten falda sastre color oscuro, sin el pelo pintado y mucho menos maquillaje llamativo.


Este tipo de vestimenta es conocido como traje de recluta. ¿Cuál es su profesión? Ellos no venden cosas. Son los universitarios (y no universitarios) que anualmente buscan empleo en este país. La pregunta ahora es ¿cómo funciona esto? Cada año, dentro del sector privado como público, miles de trabajadores, de 60 a 65 años, dejan de laborar. Así, las empresas y el gobierno están obligados a contratar nuevo personal para cubrir estas salidas fortuitas con personas que hayan culminado la educación media superior, aunque se prefiere a gente con educación universitaria.


Normalmente, las convocatorias de trabajo son abiertas y en orden de preferencia van, primero aquellos universitarios que están cursando el cuarto año de carrera; después los jóvenes que no encontraron trabajo en los años anteriores; y finalmente los que fueron despedidos de otras empresas.


Por lo que respecta a la distribución de las profesiones, las empresas que se dedican a cuestiones tecnológicas suelen contratar a los que estudiaron carreras físico-matemáticas, pero las empresas y el gobierno destinan sus plazas a todo tipo de carreras, siempre y cuando pasen los requerimientos de contratación. Primero, se hacen varios exámenes escritos; luego se realizan ejercicios grupales para analizar cómo funcionan los jóvenes en tareas colectivas; finalmente, el interesado tiene que hacer una entrevista. En pocas palabras, el proceso de contratación es “meritocrático”. Empero, no significa para nada, que sea un sistema justo. Siempre tienen gran ventaja los que estudiaron en universidades de prestigio.


Un dato trivial: si una familia japonesa quiere que su hijo o hija tenga un buen trabajo, tienen que invertir más o menos 20 millones de yenes (2 millones de pesos), que cubren desde la primaria hasta la educación superior. De hecho, la colegiatura de la universidad más cara en Japón es de 100000 pesos anuales. Creo que es lo que paga más o menos un alumno del ITESM. Ahora, si el PIB per capita de México es de 5000 dólares y el de Japón es de 37000 dólares: ¿a quién le sale más caro la educación de sus hijos?


Una pregunta más ¿podemos aplicar ese sistema en México? La respuesta parece negativa. En primera, el número de empresas en México es muy poco para que se logre un constante reciclaje de personal como sucede en Japón. Además, mientras la contratación de las empresas no se haga bajo un criterio meritocrático y siga el compadrazgo y los prejuicios es imposible aplicar un sistema japonés. Otro punto, es que si no se logra una rápida titulación es imposible que los universitarios logren ingresar de manera fluida a las empresas. Finalmente, la columna vertebral del sistema japonés es el sistema de retiro. Si no se tiene un sistema de retiro realmente digno, nada evitará que muchas personas mayores de 60 años sigan ocupando plazas y no permitan que la gente joven entre. En fin, para poder estos atributos depende de nuestros estadistas, pero también de nosotros mismos. Veamos qué pasa en el futuro.

12/18/2007

La desigualdad en Japón

(Artículo publicado en Diario Monitor el 18 de diciembre de 2007)

Después de la Guerra del Pacífico, Japón queda devastado, pero en menos de 15 años, este país logra recuperarse hasta convertirse en la “segunda economía mundial”. Asimismo, el modelo de exportaciones logra un aumento sustancial de la clase media y erradica por “completo” la pobreza. De este modo, a finales de los años 70, muchos comienzan a afirmar que el modelo capitalista japonés es el más equitativo del mundo. Este crecimiento tuvo también un efecto directo sobre Estados Unidos, principal aliado militar y socio económico de Japón. Y en los primeros años del decenio de los 80, diversos medios estadounidenses comienzan a alertar sobre el “peligro” japonés. De igual manera, numerosos economistas comienzan a resaltar que el capitalismo estadounidense tiene serias desventajas frente al modelo japonés.

Empero, no todas las voces aceptaron esta idea. Muchos especialistas encontraron que el voraz modelo económico mantenía debilidades y que tarde o temprano caerían por sus propias contradicciones. Esas visiones pesimistas tendrían razón y en los años 90, Japón comienza a experimentar una terrible recesión que no sólo destruye el exitoso modelo de la posguerra, sino que debilita por completo las bases de la sociedad japonesa.

El resultado final de la crisis económica es la quiebra de miles de empresas, la entrada de numerosas transnacionales y el aumento del desempleo. Asimismo, la recesión provoca un enorme déficit gubernamental, haciendo que los gobiernos conservadores decidan emprender reformas neoliberales que aniquilan definitivamente el débil estado de bienestar japonés. Finalmente, el mito de la igualdad social se destruye y la brecha entre los más ricos y pobres se abre estrepitosamente. Inclusive, algunos economistas japoneses han señalado que Japón comienza a encaminarse al desastroso escenario de las naciones latinoamericanas.

Así, en este claro estancamiento un problema olvidado por los japoneses comienza a tener repercusiones serias: el aumento de los indigentes. El gobierno ha tratado de reincorporar a estas personas al mercado laboral, pero ha fracasado. A esto hay que añadir que las autoridades conservadoras no han considerado prioritario resolver el problema de la desigualdad y la pobreza. De hecho, se espera que en los años siguientes años aumente la población de indigentes y existe una alta probabilidad de que los jóvenes comiencen a vivir en las calles.

Ante esta situación una organización civil ha buscado enfrentar de una manera innovadora el problema de los homeless (indigentes que viven en la calle). Su nombre es Big Issue Japan. Esta organización lucrativa fundada en el año 2003 comercializa una revista quincenal en donde colaboran gratuitamente actores y músicos japoneses, así como otros de talla internacional como Nikole Kidman, Björk, Gael García Bernal, entre otros. Sin embargo, lo peculiar es que no sólo busca destinar dinero hacia los indigentes, sino que tiene como principal misión reincorporarlos a la sociedad. Así, la empresa ha decidido que sean los mismos homeless los que salgan a vender las revistas en las calles. Para ser más precisos la mayor parte de las ganancias (alrededor del 60%) las recibe el indigente y la empresa obtiene sólo una parte mínima que sirve para solventar los costos de edición.

Sin duda, es un proyecto interesante y es posible su exportación hacia otras latitudes en donde el problema de los indigentes es mayor. Ahora bien, es preciso señalar que este proyecto no es una idea japonesa, sino inglesa. En el año de 1991, John Bird y Dave Bulldog deciden crear la revista y el concepto de indigentes vendedores. Actualmente, además de las versiones británica y japonesa, existen ediciones de Big Issue en Australia, Namibia y Sudáfrica. De igual manera existen proyectos similares en Argentina (Hecho en Bs As), Austria (Megalophon), Brasil (Ocas) y Eslovaquia (Nota Bene).

A guisa de conclusión quisiera señalar lo siguiente: el continuo aumento del número de indigentes y la falta de trabajo para ellos demuestran que el “capitalismo japonés” no es benevolente sino todo lo contrario. De igual manera, la situación que existe en Japón es una prueba de que los gobiernos que decidan implementar reformas neoliberales, no pueden descuidar a sus ciudadanos y agudizar las desigualdades. Finalmente, Big Issue puede ser un modelo innovador para la ciudad de México en donde miles de indigentes y niños de la calle no tienen trabajo. Pensando, simplemente en os lectores potenciales que hay en el DF y en el área metropolitana; una revista de estas características podría ser un éxito. Ahora depende, de la sociedad civil buscar ésta y otras alternativas.

12/11/2007

Béisbol y otras cosasa más

(Artículo publicado en Diario Monitor el 11 de diciembre de 2007)

El béisbol es el deporte de conjunto más popular de Japón y el mejor pagado a nivel profesional. De hecho, algunos cronistas japoneses han sostenido que su país ostenta el segundo lugar mundial, aunque, en estricto sentido, la novena japonesa nunca ha logrado coronarse la Copa Mundial de Béisbol, organizada por la Federación Internacional de Béisbol (IFBA). Pero dejando este tipo fanfarronadas, lo que nadie puede negar es que la Liga Japonesa es una de los mejores del mundo.

Ahora bien, en los últimos años, la selección de béisbol ha acaparado la atención de millones de japoneses. Esto se debe en gran medida a que la IFAB ha permitido la participación de jugadores profesionales en sus torneos internacionales, haciéndolo más espectacular, pero esto no es la única razón. Después, del fracaso en las Olimpiadas de Sydney, en donde el equipo japonés quedó en cuarto lugar; los directivos de la Asociación Japonesa de Béisbol (AJB) han decidido reestructurar a la selección y han fomentando una fuerte campaña publicitaria para apoyar a la novena japonesa, provocando el ascenso de un “nacionalismo deportivo” inédito en Japón. De este modo, frases como “el equipo de todos” o “la responsabilidad de llevar en el pecho al Sol Naciente (la bandera japonesa)” comenzaron a llenar los espacios en los medios.

Aunado a lo anterior, la AJB ha decidido que la selección sea dirigida por managers con renombre y que hayan dirigido a un equipo profesional. Así, para las Olimpiadas de Atenas fue contratado Shigeo Nagashima, el legendario Manager de los Gigantes de Yomiuri (el equipo más popular y con más títulos en Japón). Posteriormente, Sadaharu Oh —otro legendario jugador de los Gigantes y el bateador que ostenta el récord de mayor número de cuadrangulares en el mundo (868)— tomó las riendas de la selección en el Clásico Mundial de Béisbol de 2006 (torneo en donde Japón quedó campeón). Y, finalmente, a partir de 2007, la AJB contrató a Sen’ichi Hoshino (ex manager de los Dragones de Chunichi y los Tigres de Hanshin).

Por lo que toca al nuevo manager de la selección, no es un triunfador como sus antecesores, pero tiene una personalidad atractiva y representa la imagen de masculinidad japonesa tradicional. De hecho, los medios japoneses lo han definitivo como el “Hombre de Hombres” y han considerado que esto es un rasgo necesario para poder cohesionar a un equipo plagado de estrellas y hacerlo clasificar a las Olimpiadas de Pekín. Esta empresa se ve sencilla, ya que en términos de material humano, el equipo japonés es superior que sus rivales asiáticos, pero en los últimos años la brecha entre la República de Corea y Taiwán, se ha cerrado. Especialmente, la novena coreana ha sido un dolor de cabeza. Por ejemplo, en las olimpiadas de Sydney, el equipo coreano humilló a la novena japonesa y le arrebató la medalla de bronce. Asimismo, en el pasado Clásico Mundial de Béisbol, Corea cosechó dos triunfos sobre Japón, aunque en el tercer partido, la semifinal, sucumbiría frente a su odiado rival.

De este modo, la presión que tenía el equipo japonés fue abismal. Finamente, en los primeros días de diciembre se llevó acabo el torneo preolímpico en Taiwán. En éste participaron, además de Japón y el “país” anfitrión, las selecciones de la República de Corea, Filipinas, Tailandia, Hong Kong y Pakistán. El ganador de este torneo garantiza su participación en las Olimpiadas de Pekín, mientras que el segundo y tercero pasan directamente a un torneo final, en donde participarán los equipos de México, Canadá, Australia, España, Reino Unido, Australia y Sudáfrica (Los tres primeros lugares se clasifican directamente a la justa del próximo verano).


Ahora bien, previo a los partidos, los medios siguieron resaltado el “nacionalismo deportivo” y comenzaron la guerra de declaraciones. Y en el caso del enfrentamiento contra los coreanos, resultó uno de los mejores partidos, pero también mostró muchos de los resentimientos que tienen los coreanos hacia Japón y la arrogancia japonesa. Finalmente, el equipo japonés ganaría el torneo y Hoshino logró el primer paso hacia Pekín, aunque falta el reto más importante: conseguir la medalla de oro.


Independientemente de lo que pase en las próximas olimpiadas, el “nacionalismo deportivo” que se ha formado entorno al béisbol es interesante, pero en lo personal me parece algo molesto, si consideramos el pasado nacionalista de este país en la primera mitad del siglo XX. A lo mejor es una preocupación innecesaria, aunque como lo ha demostrado el chauvinismo que ha dominado entorno a la selección mexicana de fútbol; este tipo de desplantes no es nada sano.

12/04/2007

Cambio político en Australia

(Artículo publicado el 4 de diciembre de 2007)

El pasado 24 de noviembre se efectuaron en Australia, elecciones federales. El resultado fue algo inesperado y tuvo un eco importante dentro de Japón. En el caso de México, su efecto es algo incierto, ya que Australia ha sido un país sumamente lejano y poco importante para el gobierno mexicano. Veamos, entonces, qué pasó, pero antes, quisiera mencionar algunos datos.

Antes que todo, como muchos países de la Manconmunidad Británica de Naciones, Australia tiene un sistema parlamentarista y una estructura bipartidista, aunque son tres los partidos que dominan la arena política: el Partido Liberal Australiano, el Partido Nacional de Australia y el Partido Laborista Australiano. Generalmente, los dos primeros forman una coalición de tendencia conservadora, mientras que el tercero representa a la centro-izquierda. Asimismo, otra característica importante, es que Australia ha buscado establecer una diplomacia de “potencia media” (Canadá y México entran también en esta categoría). Está política busca 1) marcar un distanciamiento de las grandes potencias; 2) promover dentro de la agenda mundial, temas distintos a los militares como el comercio y los derechos humanos; 3) incentivar la cooperación dentro de los organismos internacionales; y 4) fungir como mediador de conflictos, así como “puente” entre regiones distintas.

Ahora bien, en el caso de la política exterior, cabe destacarse que, si bien Ausralia tiene una postura “progresista”, su dirección nunca ha sido lineal y depende de qué grupos estén en el poder. Así, cuando los conservadores toman las riendas, Australia mantiene un acercamiento estrecho con Estados Unidos, especialmente en asuntos que Washington considera claves como el anticomunismo, la Guerra de Vietnam, la Guerra en Irak, así como la lucha contra el terrorismo y el boicot al Protocolo de Kioto. Por su parte, cuando los laboristas gobiernan, Australia tiende a mantener un alejamiento relativo de Estados Unidos, así como un activismo hacia otros temas como el apoyo hacia el “Tercer Mundo” y un acercamiento con los países del Asia-Pacífico.

Una vez mencionado esto, ahora sí podemos analizar brevemente lo qué pasó en las elecciones del pasado 24 noviembre y su efecto inmediato. En estos comicios, el Primer Ministro John Howard (1996-2007) y la coalición conservadora sufrieron una sorpresiva derrota, poniendo fin a 11 años dominación conservadora (la segunda más larga de la historia). Inclusive, el propio Howard no pudo reelegirse en su distrito. De este modo, un nuevo gobierno laborista dirigido por Kevin Rudd asumirá las riendas de Australia a partir de diciembre de este año.

¿Por qué perdieron los conservadores? Algunos consideran que hubo un hartazgo de muchos australianos hacia el largo gobierno conservador. Otros opinan que el apoyo que brindó Howard hacia la cruzada irresponsable de George W. Bush en Irak, así como la negativa del gobierno conservador de apoyar el Protocolo de Kioto fueron un detonador del descontento. De hecho, muchos electores han responsabilizado a Howard de los cambios climáticos y las terribles sequías que han azotado a Australia en este año. Finalmente, la propuesta de Rudd, quien han tenido una prestigiada carrera como diplomático y su amplio conocimiento del idioma chino, fue atractiva. El líder laborista prometió un acercamiento con Asia, reconociendo, al mismo tiempo, la estructura multicultural de la sociedad australiana; algo que Howard había olvidado. También, propuso una política activa hacia el problema climático y repatriar parcialmente de las tropas australianas despachadas hacia Irak. Y como un aliciente para los grupos conservadores ofreció no emplear políticas intervencionistas.

Evidentemente, este viraje va a traer una reorientación en la diplomacia exterior australiana, especialmente hacia el apoyo incondicional que brindó este país a Estados Unidos. Igualmente, el ascenso laborista también es un duro golpe para Japón. Durante el mandato de Howard, los gobiernos conservadores japoneses buscaron establecer una alianza estratégica con Canberra para poder alejar el liderazgo que está ejerciendo China en el Asia-Pacífico. De hecho, en la pasada reunión de la APEC, realizada en Sydney, el primer ministro Shinzo Abe (2006-2007) logró establecer una reunión histórica con Bush y Howard para acordar una cooperación en temas de seguridad. Este proyecto trilateral busca atraer a India y crear con ella un esquema regional de países que comparten valores similares como la democracia y la libertad. Probablemente, este proyecto se mantendrá, pero el nuevo gobierno laborista ha considerado la necesidad de emprender un acercamiento con China. Veamos qué pasa.