5/01/2007

Un año de cavilaciones

(Artículo publicado en Diario Monitor, 1 de mayo de 2007)

En este mes de mayo, esta modesta columna cumple un año. Por tal razón, quisiera hacer un breve recuento de lo que he escrito y emprender, al mismo tiempo, una crítica personal hacia mi trabajo. Empecemos.

Justo, cuando comienzo a escribir mis primera columnas en Diario Monitor, dentro de Japón empieza a suscitarse un cambio. La terrible recesión (1991-2005) que había azotado a la economía japonesa, “desaparece” y comienza a proyectarse una nueva fase de crecimiento, cuya característica principal ha sido la consolidación de un modelo basado en un esquema de libre mercado, que permite la entrada de empresas transnacionales e inversionistas extranjeros. De este modo, las bases que permitieron a Japón volverse en un “monstruo” económico (la intervención estatal y el proteccionismo), desaparecen y llega la “esperanza” del modelo neoliberal.

Sin embargo, pese a la recuperación, un problema mayúsculo sigue sin solucionarse: la deuda publica. Ante esto, las autoridades japonesas, en vez de eliminar las fuentes del problema (el gasto en obras públicas inútiles y los excesivos salarios de los altos funcionarios), deciden recortar el sistema de seguridad social, lo cual puede traer en un futuro cercano un aumento de la pobreza (fenómeno social que se había erradicado supuestamente en los años 80).

Ahora bien, no todo los cambios se han concentrado en la parte económica. En la parte política vemos también una transmutación. En septiembre de 2006, el polémico Jun’ichiro Koizumi deja la jefatura de gobierno y en su lugar llega un “joven” conservador, Shinzo Abe, quien representa al sector más duro y “anacrónico” del gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD). Por esta razón, decidí analizar, durante varias semanas, las repercusiones futuras que tiene la llegada de Abe sobre el sistema política japonés. Empero, para mi sorpresa, el nuevo primer ministro ha defraudado por completo mis expectativas. En sus 7 meses de gobierno, Abe ha sido todo menos un político fuerte. Ha sido un primer ministro gris, poco hábil y sin una falta de visión. De hecho, salvo su alejamiento de Washington (el cual aún no sabemos las causas) y su acercamiento con Pekín (algo que China promovió y no el primer ministro), no ha aportado nada y muchos menos ha buscado una solución real hacia el problema más importante que aqueja a Japón: la desigualdad social.

Por lo que a los otros temas que se han analizado en esta columna, expliqué brevemente algunos temas sociales como el problema de los indigentes en Japón, la ecología; el problema de las minorías (básicamente los coreanos nacidos en Japón, los zainichis); y el lugar que ocupa el suicidio en la sociedad japonesa. De igual manera, dediqué unas semanas a las elecciones locales y la fascinante supervivencia del Partido Comunista Japonés. Finalmente, el choque continuo de Japón con sus vecinos cercanos también fue un tema constante de análisis, destacando las espinosas relaciones con China, las cuales se han deteriorado al punto de poner en riesgo la cooperación en el Asia-Pacífico.
Sin embargo, el objetivo de esta columna no sólo fue analizar temas serios, sino que, en la medida de mis posibilidades, también busqué presentar otras temáticas. Enumero algunos: el béisbol japonés, el rock japonés, la literatura, la televisión y los cómics japoneses, así como la situación de los otakus (una subcultura que para algunas voces representan a una minoría, pero que desde mi perspectiva no cumple con los requisitos básicos para serlo: 1) exclusión abierta de derechos políticos y 2) la imposibilidad legal y social de escapar de su situación de minoría).

En suma, éstos y otros temas han ocupado el interés de este espacio. Y, excluyendo algunos casos, creo que se han cumplido los objetivos básicos que este autor se propuso. Empero, reconozco también que por errores míos y también por mis problemas de redacción; en muchas ocasiones, el contenido de las cavilaciones han sido confusas y sumamente cambiantes. Es mi objetivo mejorar y poder brindar así una información más clara.

Bueno, dejo hasta aquí mi autocrítica y como palabras finales, quisiera agradecer a todos las personas que directamente me han comentado sus críticas, inquietudes y opiniones. De igual manera, quisiera agradecer a los miembros editoriales de Diario Monitor, por brindarme la oportunidad de escribir en este espacio. Finalmente, agradezco también a todos los lectores que han dedicado su valioso tiempo en leer lo que dice esta columna. Muchas gracias.

2 件のコメント:

Armando Román Zozaya さんのコメント...

Felicidades: ojala sea el primero de muchos anhos opinando en medios.

Abrazos!

Laucha さんのコメント...

おめでとう
Para ponerse orgulloso.