8/15/2006

Memoria histórica

(Texto publicado en Diario Monitor, 15 de agosto de 2006)

Agosto representa un momento de reflexión para los japoneses. Antes que todo, el mes más caluroso del año se empalma con el Obon, festividad budista en donde se honra a los muertos. También coinciden las tres fechas más significativas entorno a la culminación de la Guerra del Pacífico: el lanzamiento de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki (6 y 9 de agosto), así como el discurso de rendición incondicional del Emperador Showa (15 de agosto). Digámoslo así: cada verano anuncia a los japoneses la importancia de la “memoria histórica”.

Este próximo 15 de agosto no será la excepción, pero con la novedad de que probablemente el premier Jun’ichiro Koizumi visite el Mausoleo de Yasukuni, lugar donde reposan “simbólicamente” las almas de todos los soldados caídos en las guerras expansionistas de Japón. ¿Por qué llama la atención esto? Todo se debe a que en este templo también están venerados los 14 criminales de guerra juzgados en los Juicios de Tokio, quienes son los responsables directos de la Guerra del Pacífico.

Ahora bien, vale la pena decir que éstos no había sido venerados desde el principio. Fue a partir de 1978, cuando las autoridades encargas de resguardar este templo deciden colocar "simbólicamente" las almas de estos políticos. Esto representó una reivindicación de las glorias del expansionismo y obviamente sería criticado por los países de Asia-Pacífico. Así, para no generar más polémica los primeros ministros y el Emperador dejaron de ir a Yasukuni como lo hicieron durante los primeros 30 años de la posguerra. De hecho, el único mandatario que no cumplió con esta regla fue Yasuhiro Nakasone (1982-1987). Pero todo cambia con la llegada de Koizumi. El polémico premier, aficionado a Elvis Presley, promete que acudirá cada 15 de agosto al Mausoleo; hecho que molestó de sobremanera a Pekín y Seúl.

Hasta la fecha no ha cumplido su palabra, pero ha ido al templo en otras fechas, logrando un número récord de 5 veces. La izquierda ha criticado esta situación como el fiel reflejo de que los conservadores carecen de “memoria histórica”. Otros como el premio Nobel de literatura, Kenzaburo Oe, manifiestan que todo es parte de una amnesia colectiva. Finalmente, los chinos y coreano coincide que sólo se está revindicando la guerra expansionista.

Sin duda estamos frente a una situación desafortunada y las relaciones entre Japón y sus vecinos se están tornando más tensas. Ahora bien, cambiando un poco la dirección de esta cavilación me pregunto si realmente la “memoria histórica” está distorsionada. Finalmente, no hay una verdad única y es difícil tener una construcción epistemológica que satisfaga a todos. Y como lo han resaltado los historiadores, éste no es un problema que aqueja sólo a Japón. Cualquier país tiene sus demonios y en momentos importantes se sueltan, impidiendo su encarcelamiento.

Por ejemplo, el historiador italiano Sergio Luzzatto en su libro La Crisis del Antifascismo muestra cómo la “memoria histórica” hacia el régimen de Mussolini han perdido fuerza en la actual sociedad italiana. Otro caso es Alemania, país que ha logrado imprimir una fuerte arrepentimiento por los crímenes nazis, pero que no se ha podido sacudir de su pasado. Bueno para qué irnos tan lejos, tenemos a México.

Pregunto alguien de nosotros se acuerda que nuestro país exigió durante años la soberanía de Belice (Guatemala también la disputó), país que hasta el 21 de septiembre de 1981 era una colonia británica. ¿Qué decir de los sismos de 1985? Los libros de los “renegados” Carlos Monsiváis No sin nosotros y Elena Poniatowska Nada, nadie muestran que esta terrible tragedia sigue teniendo eco en una sociedad en donde el gobierno sigue siendo negligente y hay muchas desigualdades.

Y para rematar tenemos las elecciones de 2006, en donde pese a que Luis Carlos Ugalde se jacta de que hubieron comicios ejemplares, el fantasma del fraude sigue rondando. Algunos dicen que se ha desatado la bestia de las elecciones de 1828 en donde compitieron Manuel Gómez Pedraza y Vicente Guerrero. Otros ven la resucitación del manso perro que eran las elecciones virtuales de Don Porfirio y los fraudes del PRI en su época de oro. Para otros, especialmente las principales víctimas de 1988 (no Cárdenas), ven el resurgimiento de una hidra heptacefálica, aunque ahora con 7 cabezas distintas (si es simpatizante de AMLO póngale el nombre que quiera a cada una).

Probablemente, todo dependa del cristal con que se mire y finalmente la “memoria histórica” cambie, pero que alce la mano realmente el país que no tenga su monstruo.

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