
Armstrong, Alan, Preemptive Strike: The Secret Plan that Would Have Prevented The Attack on Pearl Harbor, Guilford, The Lyons Press, 2006, 285 pp.
(Reseñada colocada originalmente en octubre de 2006 en blog anterior)
Este libro es una obra intrigante.
Por medio de una exhaustiva investigación de fuentes primarias, Alan Armstrong describe como desde 1940, Estados Unidos había planeado eliminar a su principal rival en el Asia-Pacífico: el Imperio del Japón. Concretamente, los hombres más cercanos al presidente Franklin D. Roosevelt, Chiang Kai-Shek, así como su esposa Soong May-ling habían planeado un ataque sorpreresivo a Tokio, que sería realizado por pilotos chinos, adiestrados por expertos estadounidenses.
De acuerdo a Armstrong, esta misión hubiera evitado el ataque a Pearl Harbor, perpetuado el 7 de diciembre de 1941. Es decir, Estados Unidos no hubiera sufrido una de las 4 peores humillaciones militares que ha recibido durante toda su historia (por lo menos en su territorio). Las otras tres son la quema del Capitolio, el 25 de agosto de 1814, por las fuerzas británicas y canadienses; el ataque de Francisco Villa (Doroteo Arango) al pueblo de Columbus, Nuevo México, el 9 de marzo de 1916; y obviamente el ataque del 11 de septiembre de 2001 a las torres gemelas.
Entonces, ¿por qué no se dio? En primer lugar, la opinión pública estadounidense en ese momento no estaba convencida de que las fuerzas militares estadounidenses participaran en la guerra de Europa y mucho menos, luchar contra del Imperio de Japón. Además, los movimientos pro neutralidad y aislacionistas había logrado tomar una importante fuerza. Especialmente el movimiento político lidereado por Charles Lindberg (el primer hombre en cruzar el Océano Atlántico en un solo vuelo).
Otra causa que explica el fracaso de la misión secreta fue la falta de presupuesto para emprenderla, así como la poca experiencia de los pilotos chinos y la imposibilidad de los militares estadounidenses de atacar a diestra y siniestra cualquier blanco, debido a una legislación que abogaba por la neutralidad. Además, Armstrong señala que los impedimentos diplomáticos, así como los obstáculos institucionales y “morales” fueron determinantes para que Estados Unidos no pudiera “liberar” al pueblo chino de la opresión japonesa.
(Reseñada colocada originalmente en octubre de 2006 en blog anterior)
Este libro es una obra intrigante.
Por medio de una exhaustiva investigación de fuentes primarias, Alan Armstrong describe como desde 1940, Estados Unidos había planeado eliminar a su principal rival en el Asia-Pacífico: el Imperio del Japón. Concretamente, los hombres más cercanos al presidente Franklin D. Roosevelt, Chiang Kai-Shek, así como su esposa Soong May-ling habían planeado un ataque sorpreresivo a Tokio, que sería realizado por pilotos chinos, adiestrados por expertos estadounidenses.
De acuerdo a Armstrong, esta misión hubiera evitado el ataque a Pearl Harbor, perpetuado el 7 de diciembre de 1941. Es decir, Estados Unidos no hubiera sufrido una de las 4 peores humillaciones militares que ha recibido durante toda su historia (por lo menos en su territorio). Las otras tres son la quema del Capitolio, el 25 de agosto de 1814, por las fuerzas británicas y canadienses; el ataque de Francisco Villa (Doroteo Arango) al pueblo de Columbus, Nuevo México, el 9 de marzo de 1916; y obviamente el ataque del 11 de septiembre de 2001 a las torres gemelas.
Entonces, ¿por qué no se dio? En primer lugar, la opinión pública estadounidense en ese momento no estaba convencida de que las fuerzas militares estadounidenses participaran en la guerra de Europa y mucho menos, luchar contra del Imperio de Japón. Además, los movimientos pro neutralidad y aislacionistas había logrado tomar una importante fuerza. Especialmente el movimiento político lidereado por Charles Lindberg (el primer hombre en cruzar el Océano Atlántico en un solo vuelo).
Otra causa que explica el fracaso de la misión secreta fue la falta de presupuesto para emprenderla, así como la poca experiencia de los pilotos chinos y la imposibilidad de los militares estadounidenses de atacar a diestra y siniestra cualquier blanco, debido a una legislación que abogaba por la neutralidad. Además, Armstrong señala que los impedimentos diplomáticos, así como los obstáculos institucionales y “morales” fueron determinantes para que Estados Unidos no pudiera “liberar” al pueblo chino de la opresión japonesa.
De hecho, en una parte, Armstrong cita que Roosevelt, sabiendo que el ataque a Pearl Harbor era inminente el 6 de diciembre de 1941, no quiso atacar a Japón, argumentado que “Estados Unidos era un país democrático”...
El tema parece más de película nacionalista que un libro serio y no dudo que algún cineasta sin mucho talento retome esta obra. Ahora bien, qué tan impactante es el contenido de este libro. La verdad no dice nada nuevo. Este “secreto” era una información que muchos sabían. Sin embargo, nadie le había puesto la atención requerida, ya que para los círculos académicos, el mundo de los “hubiera” no es una tarea seria.
Entonces, ¿por qué Armstrong lo hizo? Esto lo explica su formación. Él no es un historiador ni mucho menos un académico, es un piloto activo que escribe para revistas de aviaciones. Su afición por esta etapa obscura lo motivó a visitar los Archivos Nacionales y emprender una investigación del contendio exacto de lo qué pasó (según él). En este sentido, tuvo la ventaja de no tener el peso de una crítica que le hubiera costado su trabajo. Es por eso que su obra es interesante y digna de una lectura
El tema parece más de película nacionalista que un libro serio y no dudo que algún cineasta sin mucho talento retome esta obra. Ahora bien, qué tan impactante es el contenido de este libro. La verdad no dice nada nuevo. Este “secreto” era una información que muchos sabían. Sin embargo, nadie le había puesto la atención requerida, ya que para los círculos académicos, el mundo de los “hubiera” no es una tarea seria.
Entonces, ¿por qué Armstrong lo hizo? Esto lo explica su formación. Él no es un historiador ni mucho menos un académico, es un piloto activo que escribe para revistas de aviaciones. Su afición por esta etapa obscura lo motivó a visitar los Archivos Nacionales y emprender una investigación del contendio exacto de lo qué pasó (según él). En este sentido, tuvo la ventaja de no tener el peso de una crítica que le hubiera costado su trabajo. Es por eso que su obra es interesante y digna de una lectura
Empero, advierto que el libro es malo como obra académica y esto es una lástima. Por lo menos desde dos puntos de vista es un libro mal escrito (bueno quién soy yo para opinar).
En primera, la forma de edición de los capítulos es deficiente, ya que existen algunas secciones de 6 páginas y otras de 20. Es cierto que nadie le gusta leer capítulos largos, pero no como se editó el libro. Creo que aquí el editor le falló y esto se puede arreglar.
El otro problema y creo que el más importante. Es que Armstrong no pone las causas de la guerra y no profundiza que el conflicto era inminente. Reduciendo todo a una simple misión. Es cierto, que los japoneses había hecho una expansión en Asia, pero también olvida (a lo mejor no sabe, porque esto es común en muchos estadounidense) que en su afán de asegurar su poder, Estados Unidos fue obligando a Tokio a radicalizar su postura. En este sentido, el ataque preventivo no hubiera solucionado nada.
En primera, la forma de edición de los capítulos es deficiente, ya que existen algunas secciones de 6 páginas y otras de 20. Es cierto que nadie le gusta leer capítulos largos, pero no como se editó el libro. Creo que aquí el editor le falló y esto se puede arreglar.
El otro problema y creo que el más importante. Es que Armstrong no pone las causas de la guerra y no profundiza que el conflicto era inminente. Reduciendo todo a una simple misión. Es cierto, que los japoneses había hecho una expansión en Asia, pero también olvida (a lo mejor no sabe, porque esto es común en muchos estadounidense) que en su afán de asegurar su poder, Estados Unidos fue obligando a Tokio a radicalizar su postura. En este sentido, el ataque preventivo no hubiera solucionado nada.
Si realmente quería jugar con la historia era necesario entender los elementos que rodeaban en ambos lados. Ahora bien, supongamos que se hubiera dado ese ataque. Probablemente hubiera evitado la humillación de Pearl Harbor, pero un ataque a Tokio hubiera sido un suicidio para Washington y hubiera puesto de vícitma a Japón.
En suma, es un libro interesante, pero con grandes deficiencias como obra histórica y con una manejo chauvinista de la memoria histórica. Además, no busca entender la historia de Asia, China, Japón y probablemente ni la de Estados Unidos. Finalmente, Armstrong no ha entendido que a su país nunca le ha impordado las, ni lo que diga la opinión pública. Siempre ha utilizado a su antojo las intervenciones, y bueno América Latina es el claro ejemplo. Finalmente, su libro hubiera sido interesante si por lo menos le hubiera dado una lectura a los libros de Akira Iriye, quien para su fortuna escribe en inglés.
En suma, es un libro interesante, pero con grandes deficiencias como obra histórica y con una manejo chauvinista de la memoria histórica. Además, no busca entender la historia de Asia, China, Japón y probablemente ni la de Estados Unidos. Finalmente, Armstrong no ha entendido que a su país nunca le ha impordado las, ni lo que diga la opinión pública. Siempre ha utilizado a su antojo las intervenciones, y bueno América Latina es el claro ejemplo. Finalmente, su libro hubiera sido interesante si por lo menos le hubiera dado una lectura a los libros de Akira Iriye, quien para su fortuna escribe en inglés.
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