Horacio Castellanos Moya, Con la congoja de la pasada tormenta, Barcelona, Tusquets, 2009, 308 pp
Horacio Castellanos Moya es uno de los escritores centroamericanos más interesantes de los últimos años. En su último libro, Con la congoja de la pasada tormenta, se han compilado la mayoría de sus cuentos. Antes de proseguir con su contenido, quisiera mencionar brevemente la razón que me llevó a comprar este libro.
Hace un año, yo no sabía quién era Horacio Castellanos Moya. Ni mucho menos que él era de Centroamérica: región que he estudiado los últimos cuatro años en mis investigaciones. De hecho, mi conocimiento sobre los escritores centroamericanos era (y sigue siendo) irrisorio. Hace varios años (creo que durante la escuela preparatoria) leí (o me hicieron leer) algunos poemas del nicaragüense Rubén Darío. También había hojeado algunos capítulos de El Señor Presidente (1946), de Miguel Ángel Asturias para poder comprender un poco cómo era percibido Manuel Estrada Cabrera en Guatemala. Y, bueno fracasé en mi intento de leer completamente en La orilla africana (1999), de Rodrigo Rey Rosa: escritor guatemalteco que tuve la oportunidad de conocer cuando dio una conferencia en la Universidad de Tokio hace un par de años.
Para no extender más el relato, la verdad tenía una gran laguna sobre la literatura centroamericana. Y obviamente un nulo conocimiento sobre las obras de Horacio Castellanos Moya.
Y bueno, entonces, qué fue lo que me llevó a conocerlo. Mi primer encuentro con él fue por medio de un amigo de la Universidad, quien estaba muy interesado en que sus obras se difundieran por Japón. Me hizo una breve semblanza de El asco. Thomas Bernhard en San Salvador (1997) y me llamó la atención. Para alguien como yo que no ha regresado mucho tiempo a su patria, había ciertos elementos que me identificaban con el personaje de esa novela. Aunque bueno en mi caso yo no estoy exiliado en Japón.
Y bueno, entonces, qué fue lo que me llevó a conocerlo. Mi primer encuentro con él fue por medio de un amigo de la Universidad, quien estaba muy interesado en que sus obras se difundieran por Japón. Me hizo una breve semblanza de El asco. Thomas Bernhard en San Salvador (1997) y me llamó la atención. Para alguien como yo que no ha regresado mucho tiempo a su patria, había ciertos elementos que me identificaban con el personaje de esa novela. Aunque bueno en mi caso yo no estoy exiliado en Japón.
Después de ese primer encuentro, aquel escritor salvadoreño quedó como una charla más, que suelo tengo tener con mis cuates en la Universidad, pero después los gajes del destino me llevaron de nuevo hacia a él. Horacio Castellanos Moya pasaría una breve temporada en Tokio y bueno tuvimos que atenderlo.
Horacio un tipo, como decimos algunos mexicanos, a todo dar. Tenía razón Juan Villoro cuando nos describió quién era Horacio: él es un gran tipo. Y no sólo eso, es uno de los que mejor conoce la historia política contemporánea de Centroamérica y también de México, país donde estuvo trabajando varios años como periodista.
Horacio un tipo, como decimos algunos mexicanos, a todo dar. Tenía razón Juan Villoro cuando nos describió quién era Horacio: él es un gran tipo. Y no sólo eso, es uno de los que mejor conoce la historia política contemporánea de Centroamérica y también de México, país donde estuvo trabajando varios años como periodista.
Hubiera querido hablar más con él sobre esos temas, ya que para nosotros los que hurgamos en los libros de historia y artículos académicos escritos en Estados Unidos, perdemos muchos detalles de lo que pasa en Centroamérica. Nos es imposible entender la complejidad de lo que sucede en América Central y su gigante vecino del norte.
Pero nuestras charlas se centraron más en trivialidades como la historia de un hombre que lanzó con una llave de judo a un oso que lo atacaba. Horacio le encantó esa anécdota. Decía que el que había quedado más asustado no era aquel hombre sino el oso. .En fin, puras futilidades que trae siempre una buena botella de sake.
Pero nuestras charlas se centraron más en trivialidades como la historia de un hombre que lanzó con una llave de judo a un oso que lo atacaba. Horacio le encantó esa anécdota. Decía que el que había quedado más asustado no era aquel hombre sino el oso. .En fin, puras futilidades que trae siempre una buena botella de sake.
Pero después de charlar con el Horacio de carne y hueso, decidí conocer, entonces, al otro Horacio, al escritor salvadoreño. De esta manera, leí primero El desmoronamiento (2006) y Tirana memoria (2008). Obras demasiadas recientes. A lo mejor sería bueno hacer una reseña primer de ellas, pero creo que hay muchas.
La primera obra es la historia de una familia salvadoreña durante la Guerra de las Cien Horas (Guerra del fútbol) de 1969 (acaba de salir una traducción japonesa recientemente) y la segunda de otra familia salvadoreña en el decenio de los cuarenta cuando cayó la dictadura de Maximiliano Hernández Martínez.
La primera obra es la historia de una familia salvadoreña durante la Guerra de las Cien Horas (Guerra del fútbol) de 1969 (acaba de salir una traducción japonesa recientemente) y la segunda de otra familia salvadoreña en el decenio de los cuarenta cuando cayó la dictadura de Maximiliano Hernández Martínez.
Las dos obras, son excelentes y para aquellos que quieren saber más sobre la política centroamericana son dos novelas que resumen de una manera perfecta la historia. Hay otras obras de Castellanos Moya que tratan también la vida en Centroamérica y su relación con México: país donde muchos centroamericanos han buscado asilo desde el Porfiriato. Desgraciadamente, no he podido leerlas. La falta de tiempo y lo complicado (y caro) que es conseguir las novelas escritas en idioma español en este país me lo han impedido.
Bueno después de esta semblanza, ahora sí quisiera concentrarme en la colección de cuentos: Con la congoja de la pasada tormenta. Los relatos no están ordenados de una manera cronológica. Castellanos Moya decidió darles otro orden. No hay una explicación, pero desde mi perspectiva hay un orden en las voces narrativas. En los primeros captítulos hay un claro acento centroamericano y uso del “voseo” en la narración y conforme transcurren los capítulos las voces se vuelcen más mexicanas o bien son voces de una español más neutro. Es como si hubiéramos ido de sur a norte. Habría que preguntarle a Horacio si hubo un intento de lo anterior.
Pero bueno, dejando a un lado lo anterior. La obra es interesante, pero en lo personal me gusta más el novelista Castellanos Moya que el cuentista. Algunos cuentos, especialmente en la última parte, tiene un toque erótico que es un poco molesto. No porque sean vulgares, sino que ese tipo recursos son tan repetitivos y no se veían plasmados en El desmoronamiento y Tirana Memoria. Asimismo, todos los cuentos son voces masculinas y no hay voces femeninas. Algo que contrasta con las novelasde Horacio. Si hay algo que Castellanos Moya había logrado plasmar en su obras anteriores era las voces de los personajes femeninos. Muy interesantes. y en algunos casos irritantes. En los cuentos no vemos lo anterior.
Empero, por todo lo anterior no implica que este libro sea malo. Simplemente, es diferente a los que yo había hojeado. Y hay unos cuentos magníficos. Por ejemplo, "Con la congoja de la pasada tormenta" y "Variaciones sobre el asesinato de Francisco Olmedo " son dos relatos que plasman de una manera integra la situación social de El Salvador. "Némesis" muestra la cruda faceta de la Guerra de guerrillas que hubo en Centroamérica en los años ochenta. "Tonto y feo" es una obra extraña e interesante.
Pero bueno aquí fenezco la reseña. Dejo en usted, amable lector, el mejor comentario.
Horacio se te extraña en los bares de Tokio