1/15/2008

Televisión de fin de año

(Artículo publicado en Diario Monitor, el 15 de enero de 2008)

“La televisión siempre es mala”. Esta frase, sin duda alguna, no está errada, Y para constatarlo basta ver los programas que transmiten las diversas cadenas de televisión abierta en México. Claro que hay excepciones como los programas culturales que difunden el Canal del Politécnico y el Canal 22, pero nadie puede negar que la mayoría de los programas de televisión mexicano tiene un contenido bajo e inclusive muestran una marcada autocensura. Esto se debe, probablemente, al largo y abrumador dominio de Televisa.

Ahora bien, trasladando la misma situación al caso de Japón, cómo es la calidad de la televisión de este país. Temo decirlo, que en este país la calidad tampoco es satisfactoria. Los programas están supeditados a los patrocinadores y como lo han señalado, diversos corresponsales extranjeros, salvo los documentales que presenta la televisora estatal (NHK), los programas japoneses carecen de un contenido educativo.

No pienso refutar por completo estas visiones de los observadores extranjeros que viven en este país. Empero, tengo mis dudas si realmente las críticas de los corresponsales chinos (cuyo país mantiene una censura hacia los medios), así como de los coreanos (cuyo país tienden a copiar muchas de las producciones japonesas) tengan credibilidad. Igualmente, no sé si los programas que transmiten las cadenas europeas como RAI o Televisión Española sean ejemplos reales de buenos emisiones. Entonces, esto nos lleva a la inevitable conclusión: “la televisión es mala en todo el mundo”.


La pregunta obligada ahora es cómo podemos salir de esta situación. Es difícil responder esto, ya que es un problema que está concentrado no sólo en las televisoras, sino también en la calidad de los propios televidentes. Sin embargo, algunos han resaltado que dentro de un mar de posibilidades, un elemento indispensable es la competencia. Algo que carece México y Japón sí tiene. Pero, desgraciadamente esto tampoco es la panacea.


Un ejemplo típico de esto son los programas de televisión que se transmitieron el 31 de diciembre pasado en Tokio. Ahora bien, antes de hacer una mención más detalladas de estos programas, quisiera señalar una cosa. En Japón, el 31 de diciembre es una fecha especial. A diferencia de la Navidad, en este día la gente puede tener descanso (hay que recodar que este país no es de religión cristina, y por esta razón ni el 24 ni el 25 son días festivos) y se puede reunir con sus familias. Así, lo más común es que en la espera del nuevo año, la mayoría vea la televisión. Algo que probablemente no harían muchos mexicanos.


Ante esta situación, las diversas cadenas (que son independientes entre sí) aprovechan que existe una audiencia cautiva y transmiten programas especiales, cuya característica principal es que participan numerosas celebridades. Además, en busca de un mayor raiting buscan temas frívolos, menospreciando en muchas ocasiones a los millones de los televidentes que quedan presas de su programación. El resultado es que aún con una ardua competencia, no se puede salir de la trampa de los malos programas. Pero qué tan malos son estos programas. En gustos se rompen géneros, así que dejo a su consideración qué programa quisiera usted ver en un 31 de diciembre con su familia.


Por ejemplo, el fin de año pasado, la televisora estatal, la NHK, presentó el Kohaku Utagasen. Este es un show musical anual se lleva desde los años 50 y ahí participan diversos artistas (generalmente son escogidos por sus ventas anuales, pero muchos son viejas estrellas) que son agrupados en dos grupos: el rojo (el de las mujeres) y el blanco (el de los varones). Estos dos grupos compiten, pero el resultado no importa, lo cual hace sumamente monótono al programa. No por eso los últimos años, su raiting ha sido muy bajo.


Por lo que toca a las televisoras privadas. En este año, algunas buscaron innovar como Nippon TV que presentó un show de comedia por parte de Downtown (una de las duplas cómicas más populares de Japón) y TBS trasmitió un show deportivo llamado K-1, el cual se concentró en pelas de Kickboxing. Pero las otras decidieron programas convencionales. Por ejemplo. Fuji Sankei presentó un show de concursos ordinario; TV Asahi trasmitió un concursos de trivias; y Tokyo TV un concurso deportivo en donde participaron diversas personalidades de la farándula.

De nuevo le pregunto estimado lector quisiera ver estos programas. En lo personal, ninguno me trajo una satisfacción, aunque debo admitir que verlo con la familia, es una sensación interesante, pero esto no cambia en nada su esencia. Son malos.

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