1/29/2008

La ciudad del futuro

(Artículo publicado en Diario Monitor el 29 de enero de 2008)

¿Está buscando una casa? ¿Quiere los mejores servicios y los más innovadores del momento? ¿Quiere trabajar en uno de los centros económicos más importantes del mundo? Pues acaba de encontrar el lugar. Este paraje se llama Songdo: una isla artificial de 6 km2 (una superficie que representa la sexta parte de la Delegación Cuauhtémoc) que está ubicada a escasos 60 km al oeste de Seúl.

Songdo forma parte del proyecto de la Ciudad Internacional de Inchon que busca establecer la “zona económica libre” más importante del Noroeste de Asia y se han invertido en ella 25 mil millones de dólares. Y de acuerdo a los encargados del proyecto, se tiene planeado que en el 2014 (fecha en que tienen planeado el fin de la construcción de la ciudad) albergará a unas 65 mil personas y para el 2020, la población de la ciudad ascenderá a 200 mil personas y unas 500 mil trabajarán diario ahí.

Sin duda, suena interesante, pero qué hace tan especial a este proyecto urbano. En muchos sentidos, se asemeja a lo que prometió en su momento la Ciudad Satélite (urbe fundada en 1957 en el municipio de Naucalpan, estado de México) o bien a lo que se está haciendo ahora en Santa Fe (una basta zona que abarca las delegaciones de Cuajimalpa y Álvaro Obregón).

Sin embargo, Songdo tiene una peculiaridad mayor. Es la primera “ciudad ubicua” del mundo. Es decir, una urbe en donde los sistemas de información estarán interconectados y miles de computadoras serán integradas a las viviendas, las calles y los edificios de oficinas (véase http://www.new-songdocity.co.kr/).

Por ejemplo, Songdo contará con una escuela internacional en donde se buscará implementar un sistema de educación digital que podrá detectar en tiempo real el desempeño de los estudiantes. Igualmente, utilizando un sofisticado GPS (sistema de posicionamiento global), los padres de familia podrán saber en dónde están jugando sus hijos (este sistema ya se empieza a utilizar en Japón). Asimismo, con una sola tarjeta se podrá abrir las casas; pagar los servicios públicos; entrar al cine; y hacer las compras. Finalmente, la ciudad contará con un moderno sistema de ondas de radio que podrán distinguir los tipos de basura (un sistema similar ya lo aplica Odaiba, una isla artificial ubicada en la bahía de Tokio) y ayudará a su diversificación.

Sin embargo, la historia no termina aquí. Los departamentos para la gente de edad avanzada tendrá una sistema en donde podrán detectar cualquier anomalía en su salud y en caso de una emergencia el sistema le comunicará esto a los servicios de emergencia. Suena como a una película de ciencia ficción, pero hay muchas cosas que quedan a la deriva e invitan a una reflexión.

Por ejemplo, es claro que ninguno de los sistemas más modernos son perfectos y están supeditados a los errores humanos, así como de otros factores. En este sentido, es tenebroso pensar que una sola tarjeta pueda controlar todo. Igualmente, un sistema que permita detectar la ubicación de todas las personas puede generar un estrés innecesario, además de que las relaciones humanas pueden quedar truncadas. Inclusive, ahora mismo sucede esto con el celular y el Internet.

Asimismo, como lo ha plasmado la película alemana, Metrópolis (1927), detrás de estos proyectos existe una inevitables segregación de las personas. Qué quiero decir con esto. El proyecto de Songdo parte de la idea de que sólo los habitantes y las personas que trabajen ahí podrán tener el acceso a los servicios públicos, pero los que no vivan ahí no podrán usarlos. Esto es peligroso en las condiciones de desigualdad social que vive actualmente la República de Corea. Si bien, el modelo de desarrollo económico coreano ha logrado eliminar muchas de las desigualdades, no es perfecto. El sistema de seguridad social tiende a privatizarse y la brecha entre los pobres y los ricos se ha acrecentado, después de la Crisis económica asiática de 1997 y las subsecuentes reformas neoliberales. A esto hay que añadir que en una eventual reunificación coreana (en donde el norte quede colapsado y Seúl tenga que absorber estos gastos), la polarización económica puede acrecentarse, dejando a la deriva un proyecto tan frívolo como el de Songdo.

A guisa de conclusión, creo que estamos aún a mucha distancia de crear una “ciudad ubicua”. Antes de eso es necesario subsanar las desigualdades. Además establecer una política energética más eficaz y limpia, ya que este tipo de proyectos necesitan mucha energía y sería una imprudencia realizarlos sin pensar en esto. Finalmente, como lo demuestra Metrópolis, el factor humano sigue siendo un lastre. Especialmente, la corrupción es un factor que puede inhibir cualquier proyecto de automatización urbana.

1/22/2008

El regreso del pasado

(Artículo publicado en Diario Monitor el 22 de enero de 2008)

Desde hace varios años, diversos medios han resaltado el ascenso de la “izquierda” en América Latina, pero hay que señalar que este movimiento ha tenido diferentes matices. Por ejemplo, las políticas sociales de Evo Morales en Bolivia y Néstor Kirchner en Argentina han sido contrastantes. Igualmente, los modelos de izquierda en Chile y Brasil distan totalmente de lo que Hugo Chávez ha intentado en Venezuela. Finalmente, pese al ascenso de la “izquierda” en Centroamérica, es claro que los historiales políticos que ostentan Álvaro Colom, Daniel Ortega, Oscar Arias y Martín Torrijos son distintos.

Por lo que toca a México, en los últimos años, los medios más críticos han sostenido que este país se está alejando cada vez más de una alternativa de izquierda y las posibilidades de que el PAN se mantenga en el poder se están acrecentando. Un ejemplo de esto han sido las reacciones hacia la designación de Juan Camilo Mouriño como Secretario de Gobernación. La llegada del joven político resucitó, en muchos, al fantasma del autoritarismo priísta. En lo personal, considero que es exagerado decir que el PAN emulará el modelo priísta y es también desgastante jugarle al adivino, cuando aún falta mucho trecho que recorrer, pero no se puede negar que el fantasma del pasado es difícil de borrar.

Ahora bien, cambiado de latitud, qué está sucediendo actualmente en Asia-Pacífico. A diferencia de América Latina, en esta región no vemos el establecimiento de gobiernos de “izquierda” (China y Vietnam tienen regímenes socialistas, pero catalogarlos como simples gobiernos de izquierda es un error). De hecho, desde el decenio de los años 40 hasta los años 80; excluyendo a Japón, Australia y Nueva Zelanda, las naciones de lAsia-Pacífico estuvieron gobernados por regímenes autoritarios personales, militares o bien por partidos únicos.

Sin embargo, en los últimos años 20 años, se ha dado cambios importantes. Por ejemplo, en la República de Corea, se han establecido gobiernos civiles, bajo condiciones más democráticas. Igualmente, el avasallador dominio que tuvo el Partido Nacionalista Chino (Kuomintang) en Taiwán se desmorona y en el año 2000, Chen Sui-Bian y el Partido Progresista Democrático, logran obtener el poder. Finalmente, desde los años 90, los países de la Asociación de Naciones del Sudeste de Asia (ANSEA) han comenzado a abrir los canales políticos.

Para no extender más el relato, en los últimos 20 años, Asia-Pacífico ha entrado en una etapa de amplia democratización, aunque con matices diversos como ha sido el avance de la “izquierda” en América Latina. Pero lo más interesante, es que como le ha sucedido a México, en años recientes se observa el regreso de ciertos modelos del pasado.

Por ejemplo, el triunfo de Lee Myung-bak en las elecciones presidenciales del año pasado en Corea, trae el regreso de los conservadores al poder y el fin de 10 años de gobiernos moderados y, al mismo tiempo, anuncia una redefinición de las políticas neoliberales impulsados por éstos. Igualmente, en las elecciones parlamentaria de Taiwán, realizadas en este mes, el Kuomintang logró un triunfo contundente y anuncia el regreso de aquel partido que dirigió por 51 años los destinos de esta isla. Por lo que toca al sudeste de Asia, el ejemplo más claro ha sido Tailandia. El golpe militar de 2006 (que puso fin al régimen democrático de la Constitución de 1997), así como el triunfo de los grupos políticos cercanos al derrocado primer ministro Thaksin Shinawatra en las elecciones de diciembre del año pasado, anuncian el regreso de la inestabilidad que dominó en ese país desde el fin de la segunda Guerra Mundial.

Finalmente, en Japón, aunque sigue gobernando el mismo partido (Partido Liberal Democrático: PLD), todo indica en que este año se avecinará una realineación política. Además, dentro de este viraje se observan el regreso de elementos del pasado. Por ejemplo, el Partido Demócrata de Japón —la primera oposición— ha buscado establecer en su plataforma política aquellas políticas de intervención estatal que el PLD desarrolló en el pasado y que han sido desechado por éste desde que se establecieron las reformas neoliberales. Igualmente, algunas facciones del PLD han buscado la resurrección parcial de aquellas “mágicas fórmulas” que en el pasado les trajeron muchos éxitos.

A guisa de conclusión, aún es prematuro decir que veremos un regreso del pasado en Japón y en general en Asia-Pacífico, pero hay elementos que muestran esta tendencia. Empero, una emulación completa es imposible. Las condiciones económicas y políticas son distintas de aquellos años. Además, de que China se está perfilando, cada vez más, como un pivote político. Sólo el tiempo lo dirá.

1/15/2008

Televisión de fin de año

(Artículo publicado en Diario Monitor, el 15 de enero de 2008)

“La televisión siempre es mala”. Esta frase, sin duda alguna, no está errada, Y para constatarlo basta ver los programas que transmiten las diversas cadenas de televisión abierta en México. Claro que hay excepciones como los programas culturales que difunden el Canal del Politécnico y el Canal 22, pero nadie puede negar que la mayoría de los programas de televisión mexicano tiene un contenido bajo e inclusive muestran una marcada autocensura. Esto se debe, probablemente, al largo y abrumador dominio de Televisa.

Ahora bien, trasladando la misma situación al caso de Japón, cómo es la calidad de la televisión de este país. Temo decirlo, que en este país la calidad tampoco es satisfactoria. Los programas están supeditados a los patrocinadores y como lo han señalado, diversos corresponsales extranjeros, salvo los documentales que presenta la televisora estatal (NHK), los programas japoneses carecen de un contenido educativo.

No pienso refutar por completo estas visiones de los observadores extranjeros que viven en este país. Empero, tengo mis dudas si realmente las críticas de los corresponsales chinos (cuyo país mantiene una censura hacia los medios), así como de los coreanos (cuyo país tienden a copiar muchas de las producciones japonesas) tengan credibilidad. Igualmente, no sé si los programas que transmiten las cadenas europeas como RAI o Televisión Española sean ejemplos reales de buenos emisiones. Entonces, esto nos lleva a la inevitable conclusión: “la televisión es mala en todo el mundo”.


La pregunta obligada ahora es cómo podemos salir de esta situación. Es difícil responder esto, ya que es un problema que está concentrado no sólo en las televisoras, sino también en la calidad de los propios televidentes. Sin embargo, algunos han resaltado que dentro de un mar de posibilidades, un elemento indispensable es la competencia. Algo que carece México y Japón sí tiene. Pero, desgraciadamente esto tampoco es la panacea.


Un ejemplo típico de esto son los programas de televisión que se transmitieron el 31 de diciembre pasado en Tokio. Ahora bien, antes de hacer una mención más detalladas de estos programas, quisiera señalar una cosa. En Japón, el 31 de diciembre es una fecha especial. A diferencia de la Navidad, en este día la gente puede tener descanso (hay que recodar que este país no es de religión cristina, y por esta razón ni el 24 ni el 25 son días festivos) y se puede reunir con sus familias. Así, lo más común es que en la espera del nuevo año, la mayoría vea la televisión. Algo que probablemente no harían muchos mexicanos.


Ante esta situación, las diversas cadenas (que son independientes entre sí) aprovechan que existe una audiencia cautiva y transmiten programas especiales, cuya característica principal es que participan numerosas celebridades. Además, en busca de un mayor raiting buscan temas frívolos, menospreciando en muchas ocasiones a los millones de los televidentes que quedan presas de su programación. El resultado es que aún con una ardua competencia, no se puede salir de la trampa de los malos programas. Pero qué tan malos son estos programas. En gustos se rompen géneros, así que dejo a su consideración qué programa quisiera usted ver en un 31 de diciembre con su familia.


Por ejemplo, el fin de año pasado, la televisora estatal, la NHK, presentó el Kohaku Utagasen. Este es un show musical anual se lleva desde los años 50 y ahí participan diversos artistas (generalmente son escogidos por sus ventas anuales, pero muchos son viejas estrellas) que son agrupados en dos grupos: el rojo (el de las mujeres) y el blanco (el de los varones). Estos dos grupos compiten, pero el resultado no importa, lo cual hace sumamente monótono al programa. No por eso los últimos años, su raiting ha sido muy bajo.


Por lo que toca a las televisoras privadas. En este año, algunas buscaron innovar como Nippon TV que presentó un show de comedia por parte de Downtown (una de las duplas cómicas más populares de Japón) y TBS trasmitió un show deportivo llamado K-1, el cual se concentró en pelas de Kickboxing. Pero las otras decidieron programas convencionales. Por ejemplo. Fuji Sankei presentó un show de concursos ordinario; TV Asahi trasmitió un concursos de trivias; y Tokyo TV un concurso deportivo en donde participaron diversas personalidades de la farándula.

De nuevo le pregunto estimado lector quisiera ver estos programas. En lo personal, ninguno me trajo una satisfacción, aunque debo admitir que verlo con la familia, es una sensación interesante, pero esto no cambia en nada su esencia. Son malos.

1/08/2008

El año del ratón

(Artículo publicado en Diario Monitor el 9 de enero de 2008)

El 2008, según el horóscopo chino es el año del ratón. ¿Qué nos depara en este año? Muchos analistas han augurado que en este año se avecina un gran cambio, ya que se podría dar un resultado inédito en los comicios presidenciales de Estados Unidos. Aunque es prematuro decir quién ganará, todo indica que será el candidato del Partido Demócrata. Así, en el caso de que Barack Obama gane las elecciones primarias, será la primera vez que una persona de origen africano gobierne a Estados Unidos y si triunfa Hillary Clinton, será la primera mujer en dirigir las riendas de la nación más poderosa del mundo.

Por lo que toca a Japón, el triunfo de los demócratas podría implicar un duro golpe para el actual gobierno conservador, ya que la historia ha mostrado que el Partido Demócrata suele ser menos amable hacia Japón. Empero, el cambio crucial no parece que vendrá desde el exterior, sino desde el interior. Para entender esto, es necesario un poco de historia.

Desde que Jun’ichiro Koizumi (2001-2006) deja el poder en septiembre de 2006, el gobierno conservador comienza a perder fuerza política. Esto se debe a la poca capacidad del nuevo primer ministro, Shinzo Abe (2006-2007), pero también a la ventilación de numerosos casos de corrupción que vincularon a varios diputados del gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD), así como a la negligencia de los burócratas en el manejo de las pensiones y al aumento de la brecha entre los ricos y los pobres. Desde modo, en las elecciones de la Cámara Alta, efectuadas en julio de 2007, el PLD tiene un revés gigantesco y el Partido Demócrata Japonés (PDJ) —la primera oposición— logra convertirse en la primera fuerza dentro de la Cámara Alta, provocando así la formación de un inédito gobierno dividido. Ante esto, Abe no claudica, pero finalmente no puede aguantar y en septiembre de 2007 deja el poder y Takeo Fukuda ocupa el cargo de Primer Ministro.

En medio de esta crisis, Fukuda decide cambiar la estrategia de su antecesor y comienza fomentar el diálogo con la oposición para poder salir así de la situación de gobierno dividido. Igualmente, busca establecer la implementación de nuevas leyes en la Dieta, especialmente una que permita seguir despachando a las tropas de las Fuerzas de Autoseguridad en el Océano Índico y ayudar, así, a las misiones antiterroristas que están emprendiendo Estados Unidos. Sin embargo, Ichiro Ozawa, líder el PDJ manifiesta que su partido no cooperará. Ante esto, Fukuda opta por seducir al líder opositor y le plantea la posibilidad de crear una coalición gigante. El ambicioso Ozawa lleva esta idea a la cúpula de su partido, pero es rechazada, costándole casi su puesto y un repudio de la opinión pública. Finalmente, el PDJ acrecienta con mayor fuerza su postura de confrontación en el Dieta.

De esta manera, las posibilidades de que se dé una parálisis de la Dieta se hacen ostensibles y la cúpula del PLD comienza a admitir públicamente que no hay otra alternativa que convocar a nuevas elecciones y preguntarle a la ciudadanía si quieren la continuidad del PLD en el gobierno (este partido ha gobernado a Japón desde 1955), pero Fukuda manifiesta que las elecciones de la Cámara Baja se efectuarán sólo después de que culmine la Cumbre del G-8, que se llevará acabo en Hokkaido en julio de 2008.

¿Por qué retrazar las elecciones? Las razones son simples: los sondeos de opinión pública son sumamente desfavorables para el PLD. Por ejemplo, en una encuesta del Diario Mainichi, el 46% de los encuestados han respondido que prefieren que Japón sea dirigido por el PDJ, mientras que el 36% quiere que lo haga Fukuda. Igualmente, la ineptitud del Ministerio de Salud y Trabajo, en la solución de la pérdida de 50 millones de folios que contienen información de miles de pensiones, ha acrecentado el repudio hacia el PLD. Finalmente, los escándalos de corrupción de burócratas de alta jerarquía del Ministerio de Defensa han hecho difícil el impulso de una ley que permita el despacho de nuevas fuerzas hacia el Océano Índico.

A guisa de conclusión, el escenario para Fukuda no es nada prometedor, pero el electorado japonés es sumamente “conservador” y es muy difícil pensar que se dé una histórica alternancia. Sin embargo, si se me permite hacerla de adivino, creo que en este año del ratón; el PDJ tendrá un avance histórico y aunque no podrá ganar las elecciones de la Cámara Baja, los escaños que obtenga ahí serán suficientes para obligar a un cambio político. Y en caso de seguir la parálisis legislativa, no se puede descartar la formación de coalición entre el PLD y el PDJ como la que se hizo en Alemania en el 2005. Pero aún es prematuro decir esto: el año de la rata ha comenzado apenas.