11/28/2007

Medidas drásticas

(Articulo publicado en Díario Monitor el 27 de noviembre de 2007)

El pasado 20 de noviembre, el gobierno japonés puso en vigor un nuevo sistema para monitorear la entrada de extranjeros. A partir de esta fecha, todos los visitantes extranjeros mayores de 16 años, que ingresen a territorio japonés, estarán obligados a registrar sus huellas digitales y tomarse una fotografía. Si el viajero u “hombre de negocio” extranjero se niega; las autoridades migratorias japonesas tendrán todo el derecho de negarle el permiso de entrada y expulsarlo indefinidamente. De hecho, los únicos que estarán exentos de esto, son los diplomáticos y los extranjeros con residencia permanente. Es decir, los coreanos y chinos nacidos en Japón. Aunque, diversas ONG han afirmado que los norcoreanos nacidos en Japón no estarán exentos, ya que tienen vínculos “inevitables” con el régimen del generalísimo Kim Jong-Il.

Ante esta situación, como era de esperarse, Amnistía Internacional, así como otras ONG han manifestado abiertamente su rechazo y han señalado que es una política migratoria que atenta contra los derechos humanos. Igualmente, algunos grupos progresistas y los partidos de izquierda han advertido que este tipo de medidas pueden incentivar a otros países a emplear políticas similares hacia los japoneses que están en el extranjero. De hecho, cuando Estados Unidos implementó esta medida, Brasil decidió aplicar medidas similares a ciudadanos estadounidenses. De este modo, no se puede descartar que en meses próximos, muchos ejecutivos japoneses que viajen a Brasil, sean tratados como “visitantes de segunda”.

¿Por qué las autoridades de Tokio han decido medidas tan radicales? El gobierno japonés ha manifestado que esta política busca reducir principalmente, la inmigración ilegal, proveniente del continente chino y Sudamérica. Asimismo, es una medida para garantizar la seguridad nacional y prevenir la entrada de grupos terroristas islámicos provenivientes de Medio Oriente y el Sudeste de Asia. Finalmente, el gobierno japonés ha manifiestado que esta política permite cooperar con las políticas anti-terroristas de Estados Unidos.

En lo personal, me parece que es una medida sumamente dura e irresponsable, ya que se hizo sin un debate serio dentro de la sociedad japonesa. Además, las justificaciones que da el gobierno japonés no son convicentes. En primer lugar, el número de extranjeros con residencia ilegal, pese a ser un problema real, no ha llegado a números tan “alarmaentes” como Europa y Estados Unidos. En este sentido, lejos de ser un simple monitoreo, esta medida es sólo un pretexto para fortalecder la fuerza coercitiva del gobierno japonés.

Igualmente, considero que es una medida exagerada considerando la estructura social de Japón. En este país, pese a la existencia de diversos grupos étnicos, existe una raza “homogénea”. Así, salvo los chinos y coreanos, que son los que pueden diluirse dentro de la sociedad japonesa; es sumamente fácil identificar a cualquier grupo de extranjeros, especialmente los supuestos grupos terroristas. Algo que no pasa en otras latitudes. Por tanto, no queda tan claro, por qué emplear medidas tan drásticas.

Asimismo, como lo demostraron los ataques perpetuados por la secta religiosa Aum-Shinrikyo en 1995; los actos terroristas no tienen que ser dirigidos necesariamente por grupos extranjeros, sino que son los propios japoneses los que pueden ser un peligro mayor. Además, pese al aumento de mafias extranjeras, el crimen organizado sigue siendo dirigido por los propios japoneses.

Finalmente, lo más preocupante es que no existe una fortaleza en el gobierno japonés para garantizar la eficiencia de este nuevo sistema de monitoreo. Esto quedó demostrado con las recientes declaraciones de Kunio Hatoyama, ministro de Justicia. En una conferencia de prensa, Hatoyama admitió que “un amigo de un amigo” es miembro de Al Qaieda. Si una de las principales autoridades japonesas ha aceptado publicamete que tiene vínculos indirectos con grupos terrorristas, qué garantiza la efectividad del gobierno japonés.

En fin. Esperemos, que el gobierno japonés sea responsable; no viole los derechos humanos de los extranjeros; e impida la entrada de gente honrada. Aunque tengo mis reservas, ya que pese a que los extranjeros con residencia legal tienen derecho al seguro social; la sociedad japonesa no ha respetado nunca su integridad. A lo mejor, no han entendio muchos japoneses, que son los extranjeros, los que realizan los trabajos que ellos no quieren hacer y que en el futuro son los extranjeros, los únicos que podrán coadyuvar al cuidado de los ancianos, ya que el número de jovenes en Japón es escaso.

11/21/2007

Necesidad de un nuevo enfoque

(Artículo publicado en Diario Monitor el 20 de noviembre de 2007)

Desde el decenio de los 50, el Partido Liberal Demócrata (PLD) ha dirigido virtualmente los destinos de Japón. Esta “singular” situación ha hecho que muchos estudiosos, así como diplomáticos y periodistas extranjeros vean a la política japonesa como una de las más estables. Algunos radicales, inclusive, han considerado que, ante la clara situación de “estática”; es una pérdida de tiempo analizar la política japonesa, ya que su resultado es siempre predecible.

Sin embargo, esta idea de “estática” es exagerada. Basta con hacer un recuento del pasado, para darse cuenta de que los vaivenes políticos de este país asiático no son tan simples. Por ejemplo, la confusa estructura interfaccional de PLD, así como la lucha individuales de sus principales líderes han hecho difícil predecir los cambios políticos. Igualmente, la opinión pública, así como la oposición han podido impactar en momentos claves la dirección política que quieren seguir los conservadores. Finalmente, la influencia que tienen Estados Unidos también ha sido un motor de inestabilidad. Esto ha quedado demostrado con el eterno conflicto que ha existido entre las fuerzas de izquierda y el PLD entorno a la alianza militar que tiene Japón con Washington.

Para no extender más el relato, basta decir simplemente, que pese a que existe una tendencia constante hacia una “estática” política, la lectura de los cambios políticos no ha sido una empresa fácil. De hecho, en los últimos años, esta tarea se ha complicado por la inestable que vive actualmente Japón (con inestabilidad no me estoy refiero a la existencia de violencia ni mucho menos un peligro hacia la democracia japonesa, es simplemente a la existencia distinta al status quo que había hace 10 años).

Por ejemplo, la renuncia infantil e irresponsable de Shinzo Abe (2006-2007), ha traído un vació político, dejando sin mucha maniobra al PLD y anuncia una posible alternancia política. Igualmente, el triunfo del Partido Demócrata Japonés (PDJ) —la primera oposición— en las elecciones de la Cámara Alta de julio pasado, han traído una situación de gobierno dividido en la Dieta, inédita en la política japonesa. Esta situación trae, inevitablemente el conflicto y pone en riesgo el “eterno” dominio de los conservadores dentro del cuerpo legislativo.

Asimismo, con la virtual aniquilación de la oposición izquierda, Japón se está volviendo cada vez más en un sistema bipartidista en donde existen dos partidos conservadores. Sin embargo, esta estructura es inestable. Por ejemplo, en los últimos días, Ichiro Ozawa, líder del PDJ, buscó negociar con el primer ministro Yasuo Fukuda una coalición, defraudando a millones de japoneses, quienes depositaron su voto para que los demócratas saquen del poder al PLD. Por suerte, esta negociación no se consumó, por el amplio rechazo de la cúpula del PDJ, pero pone en claro que aún es prematuro hablar de un bipartidismo consumado.

Por otro lado, el amplio malestar que sienten muchos japoneses hacia la corrupción de los políticos y negligencia de muchos de los burócratas japoneses han traído una antipatía hacia la política, implicando un factor molesto para el PLD. Finalmente, el fracaso del modelo económico japonés, especialmente su estado de bienestar, muestran que es necesario cambiar la dirección de la políticas públicas.

En suma, estas muestras de inestabilidad hacen pensar que la política japonesa está entrando en una etapa de transmutación. Esta situación obliga, entonces, a los estudiosos a replantear el estudio de la política japonesa, pero, desgraciadamente, aún son especulaciones. De hecho, no es muy claro aún si realmente el malestar de la ciudadanía y la capacidad de convocatoria del PDJ, así como la calidad de sus líderes (especialmente Ozawa), son suficientes para traer la alternancia. Igualmente, no se puede olvidar la presión que pueda ejercer Washington. Las autoridades estadounidense han visto con suma preocupación de que el PDJ quiera bloquear la ayuda “militar” que está brindando Japón hacia sus misiones en Afganistán y esto puede redituar en una presión política que evite la alternancia.

Como palabras finales, no hay rumbo directo. Sin embargo, considero, que si algún día se da la alternancia, los estudiosos tendremos que replantear, necesariamente, el análisis de la política japonesa, tal como les sucedió a los estudiosos de México, quienes han tenido que transitar del mundo de la Revolución mexicana al del Conservadurismo blanquiazul. Empresa, que ha sido, por cierto, sumamente dolorosa para muchos.

11/13/2007

Mixi y las redes sociales de Internet

(Artículo publicado en Diario Monitor el día 13 de noviembre de 2007)

En la cavilación de esta semana, quisiera hablar sobre Mixi: la Red Social de Internet (RSI) más importantes de Japón.

Antes de emprender lo anterior, es pertinente señalar qué es una RSI. De acuerdo a Wikipedia, la “Enciclopedia Libre” en Internet, una RSI es un servicio en línea que busca entrelazar a comunidades de personas con intereses comunes. Generalmente, la membresía es gratuita y uno puede charlar, mandar mensajes a otros miembros, colocar bitácoras (blogs), así como compartir música, videos y archivos. Algunos ejemplos concretos son las empresas estadounidenses Myspace, Bebo, Facebook, Hi5 y Yahoo! 360°. También existen otros variantes como la empresa británica Last.fm que permite a sus usuarios fungir como los engranes de una gigantesca radio en Internet.

Por lo que toca a Japón, junto a los grandes emporios extranjeros, existen versiones nacionales, siendo Mixi la más importante. Esta empresa, fundada en el año de 2004, ofrece la posibilidad de escribir diarios, colocar fotos y videos, así como hacer recomendaciones musicales. Actualmente, están afiliados 10 millones de personas (la mayoría japonesas) y existen dentro de Mixi alrededor de 1 millón de comunidades.

Ahora bien, como la mayoría de las RSI, Mixi ofrece membresías gratis, pero pone como requisitos tener más de 18 años y es necesario recibir la invitación de algún usuario de Mixi. Cabe destacarse, que esta situación no es una innovación. Las otras versiones diseñadas en Estados Unidos ofrecen servicios similares. Sin embargo, el éxito de Mixi, es que sus creadores han logrado satisfacer muchas de las necesidades de los usuarios japonés.

Por ejemplo, han desarrollado un programa fácil (sumamente monótono), que permite a las personas de edad avanzada ingresar sin problemas a una RSI. Además, dado el amplio número de usurarios de celulares en Japón, Mixi ha permitido a sus miembros, acceder desde cualquier teléfono móvil a sus servicios. Asimismo, dado que los japoneses son más reticentes a expresar públicamente sus pensamientos, se ha diseñado un sistema que permite a los usuarios restringir, lo más posible, el accesos a sus diarios y muestra también quiénes son las personas que han buscado leen sus textos (Esto ha permitido subsanar algunos problema de privacidad, pero no ha sido un filtro suficiente para evitar los hostigamientos en la red).

Como vemos, Mixi es un mecanismo importante de comunicación dentro de la sociedad japonesa. Ahora bien, en los personal, no había puesto mucha atención a su existencia. Sin embargo, en los últimos meses por razones diversas me he vuelto miembro de Mixi y he encontrado que es un instrumento sumamente interesante. Y, justamente, utilizando sus funciones, una curiosidad “involuntaria”, me llevó a buscar las comunidades que dedican un espacio especial hacia México.

En un inicio, encontré lo que esperaba: comunidades que resaltan aspectos generales de la cultura mexicana, su comida y música. Muchas de estas comunidades están formadas por latinófilos (mexicanófilos) que sienten una atracción especial hacia México. Algunos, desgraciadamente, muestran un idealismo exacerbado sobre nuestro país. Igualmente, otros presentan marcados estereotipos del mexicano como el borracho tirado bajo un nopal. Esta forma de ver a México es una manifestación común en los llamados países “desarrollados” y es producto de los prejuicios que existen hacia México, pero también por la continua reproducción de muchas autoridades y ciudadanos mexicanos de elementos chauvinistas (llamémosles “mexicanidad”).

Empero, al ir navegando dentro de Mixi, encontré otro tipo comunidades que rebasaron por completo la “mexicanidad”. Por ejemplo, hay una comunidad dedicada a los Narcocorridos. Igualmente, existe una dedicada a la banda de rock regiomontana Volován o la disquera independiente mexicana Nuevos Ricos. Cabe destacarse que esta situación, no se da sólo en la música. En las comunidades sobre deporte, uno encuentra una faceta similar. Por ejemplo, existen comunidades dedicadas a jugadores mexicanos de fútbol, no tan famosos como Osvaldo Sánchez o Ricardo Osorio. Asimismo, hay comunidades de “deportes mexicanos” que han tenido poca difusión como la Liga Mexicana de Béisbol

En suma, esta existencia de nuevos aspectos de México me hacen pensar que existe, actualmente, un sector dentro de Japón que ha sobrepasado las trampas de la “mexicanidad”. Con esto no estoy diciendo que el japonés promedio siga viendo a México con prejuicio, pero quisiera pensar que es una señal positiva de una pluralidad por lo menos dentro de un espacio llamado Mixi .

11/06/2007

¿Hacia dónde va el turismo japonés?

(Artículo publicado en Diario Monitor el 6 de noviembre de 2007)

En los últimos años, los jóvenes japoneses (me refiero a las personas que oscilan entre los 18 y 30 años) han cambiado de manera importante su patrón de consumo. Esta situación se debe, principalmente, a la desigualdad social que ha prevalecido desde los años 90 y que se ha incrementado con mayor ímpetu, después de las reformas neoliberales, que han aplicado los gobiernos conservadores. Sin embargo, hay que señalar que esta transmutación también es producto de la diversificación del consumo de los jóvenes.

Por ejemplo, actualmente, muchos prefieren quedarse en sus casas los fines de semana, mirando el Internet, que salirse a bares. Igualmente, cada vez es mayor el número de jóvenes que han dejado de comprar automóviles. De hecho, en una reciente investigación emprendida por la Cámara Japonesa de la Industria Automotriz, se ha demostrado que muchos jóvenes no ven ventajoso comparar un coche, ya que el transporte público es sumamente eficiente y “barato”. Además, dado que las leyes de tránsito son muy estrictas, especialmente entorno a la ingestión de bebidas alcohólicas; muchos ven poco provechoso salir a divertirse en coche. Finalmente, las condiciones geográficas de las zonas urbanas, sus características demográficas, el altísimo costo que implica mantener un automóvil, así como una pensión; hacen difícil comprar un auto.

Ante esto, las empresas automotrices han decidido desarrollar nuevos modelos más deportivos para atraer la atención de los jóvenes. Asimismo, han buscado mejorar los interiores de los coches, así como sus aditamentos, colocando estéreos más modernos, navegadores satelitales y hasta mejores asientos. Finalmente, han desarrollado motores que gastan menos gasolina y que son más ecológicos. El éxito no ha sido inmediato, pero parece que está dando resultado.

Ahora bien, otro cambio importante entre los patrones de consumo de los jóvenes ha sido en el turismo, especialmente el que va hacia el extranjero. De acuerdo a las cifras gubernamentales en los últimos 10 años, han disminuido abruptamente el número de jóvenes que viajan fuera de Japón. Asimismo, de acuerdo a una encuesta del Nikkei Marketing Journal, un 75% de jóvenes no tienen un interés por visitar un país extranjero y prefieren mejor viajar dentro de Japón o bien ahorrar. Inclusive, algunos han contestado que ante el desarrollo del Internet, es innecesario salir de Japón para conocer el mundo.

Ante este tipo de respuestas, los encuestadores decidieron indagar por qué no quieren salir al extranjero. Un amplio número ha contestado que es demasiado caro viajar. En esto puede que tengan razón. Se calcula que en promedio, un japonés gasta 250 mil yenes (25 mil pesos, aproximadamente), cada vez que sale de Japón. Además, las agencias de viajes no ha buscado ofrecer paquetes más accesibles y sólo se han concentrado en satisfacer a una clientela acaudalada, especialmente el sector de 40 y 50 años.

Pero la historia no termina aquí. Otra razón que explicar el rechazo de viajar hacia el extranjero ha sido la insatisfacción que genera esto dentro de muchos jóvenes. La mayoría de los encuestados considera que los problemas de comunicación generan un estrés innecesario. Además, muchos están convencidos de que es mejor viajar dentro de Japón (especialmente visitar las termas), que salir al extranjero. Asimismo, según ellos, afuera de su país es muy inseguro (en esto tienen razón) y siempre tratan de engañarlos (esto es paranoia, pero sí tiene algo de cierto). Finalmente, muchos jóvenes consideran que al tener tan pocos días de vacaciones, estos viajes, lejos de ayudarles a quitarles su estrés, les genera más. Por esta razón, muchos han visto en el Internet un puente idóneo para conocer el mundo.

Como vemos, los jóvenes japoneses comienzan a fijarse mejor en las bondades que ofrece su país y esto puede ser positivo para poder reactivar muchas zonas turísticas que fueron olvidadas en los años 80 y 90, cuando millones de japoneses salieron a viajar hacia el exterior. Empero, visto desde una perspectiva mexicana, son números problemáticos. El tipo de turismo que ofrece nuestro país, está más enfocado hacia un sector adinerado de Japón, que a los jóvenes, quienes en 10 años serán los potenciales turistas que vengan a visitar Cancún o la Ciudad de México. Así, es necesario que el gobierno vuelva a revalorar su estrategia turística y busque enfrentar a un turista japonés muy apático. Desgraciadamente, el gobierno de Calderón no ha mostrado un avance en esto, pero bueno hablar de esto requiere de más espacio y, probablemente, una mayor investigación del autor de esta columna.