3/13/2007

La ignorancia y los programas de concursos

(Texto publicado en Diario Monitor, 13 de marzo de 2006)

En el episodio de Los Simpsons, Thirty Minutes Over Tokio (Temporada 10, 1999), Homero Simpson y su familia visitan Japón y como siempre el gordito simpaticón hace de las suyas. Así, termina luchando en la arena de sumo, logrando un triunfo inesperado. Sin embargo, cuando el Emperador quiere felicitarlo, Homero “erróneamente” lanza al monarca y termina en la cárcel. Para no extender más el relato, basta decir que la familia se queda sin dinero y terminan participando en un concurso de preguntas, consiguiendo, finalmente, ahí los boletos para regresar a Springfiled.

Como dato trivial, este episodio nunca se transmitió en Japón. La razón fue que la empresa de televisión de paga (Wowow), que transmitía Los Simpsons, consideró que su contenido podría provocar una reacción “violenta” de la ultraderecha. Igualmente, los productores de Wowow no vieron propicio la parodia de Matt Groening. En el episodio, se muestra un Japón exótico en donde cohabitan la tecnología y la tradición milenaria. Igualmente, existe una burla hacia la cultura popular de la posguerra y muestra algunas facetas grotescas de aquel “capitalismo japonés”, que hizo a temblar a la economía estadounidense en los años 80.

Ahora bien, dentro de esta parodia, hay una frase que me llamó la atención. Cuando Homero participa en el concurso de preguntas, el conductor japonés le dice lo siguiente: señor Simpson, en Japón no premiamos el conocimiento, sino que castigamos la “ignorancia”. ¿Por qué traigo a colación esta frase? Justamente, es la imagen que cualquier persona ajena a Japón, es decir “nosotros” los extranjeros tenemos de los programas de concursos japoneses.

Por cierto, ¿esta postura hacia la “ignorancia” es algo peculiar? Haciendo un poco de memoria, nos daremos cuenta de que en los programas estadounidenses y británicos, base primordial de los programas de concurso mexicanos; no se observan ningún tipo de castigo corporal. Igualmente, en los programas de producción nacional como el que transmitió en su momento el canal del IPN, A la Cachi Cachi Porra, no se observa una postura abierta por resaltar la “ignorancia”.

Entonces, ¿por qué en Japón existe se castigar corporalmente la “ignorancia”? Sin duda, es la pregunta de los 64 Millones, pero intentemos responderla. Creo, con temor a equivocarme, que es el lugar especial que ocupa la educación en la sociedad japonesa, lo que explica esto. Como es conocido, los niños y jóvenes japoneses dedican mucha parte de su vida al estudio, más que sus contrapartes europeas. Así, según los cánones de la sociedad de la posguerra, la meta de cualquier niño o niña es adquirir el conocimiento necesario para entrar a las mejores universidades y con esto lograr un buen trabajo, garantizando así su futuro.

Justamente, esta importancia de la educación y su alto nivel en Japón ha hecho que muchos japoneses consideren la existencia, errónea, de un conocimiento general “mínimo” en los miembros de sus sociedad. Así, cualquiera que esté debajo de esta línea imaginaria, es tachado de “ignorante” y susceptible a la burla. Un ejemplo claro son los programas de concurso. Obviamente, hacer este tipo de diferenciaciones en sociedades más desiguales y con bajos índices educativos como México, sería motivo de repudio.

Sin embargo, los mitos de la alta educación japonesa se ha ido deteriorando en los últimos años. Según estudios del propio gobierno, muchos alumnos no tienen un conocimiento mínimo. De igual manera, pese a que el gobierno japonés dedique una importante cantidad hacia la ciencia, en los últimos años, el gasto que destina Tokio a la educación es bajo. De hecho, es casi el 3.6% del PIB, cifra inferior a los 5.3% que destina México. Esto implica que la educación en Japón depende totalmente de los ingresos de los padres.

Ahora bien, regresando al tema de los concursos de preguntas, quisiera señalar algo importante y que no se resalta muchas veces. La gente que participa en este tipo de programas no son personas ordinarias. Son artistas, cómicos, cantantes, modelos y no personas “normales” como Homero Simpson. Todo es un show.

Para finalizar, desconozco si el público japonés realmente se divierte viendo este tipo de programas de concurso, pero por su alta propensión a mostrar castigos corporales, creo que muchos son desagradables. Empero, si lo vemos de un lado positivo (no sé si se pueda), la transformación de la “ignorancia” como un entretenimiento es producto probablemente de un sistema educativo “eficaz”, bajo un esquema de igualdad de oportunidades mayor que el de muchos países… Pero no le echemos más flores a algo que es una trivialidad y una frivolidad.

1 件のコメント:

Armando Román Zozaya さんのコメント...

otra vez un estupendo texto, isami: qué bien! abrazos!