(Texto publicado en Diario Monitor, 6 de marzo de 2007)
Una de las constantes preguntas que me hacen en México es la siguiente: ¿qué nuevos adelantos tecnológicos se han desarrollado en Japón? Sin duda, es una interrogante inevitable. Para muchos, esta nación es el sinónimo de lo ultramoderno. Ahora bien, responder esta pregunta no es tan fácil. La verdad es que en un mundo tan “globalizado” como el actual, es irrelevante lo que uno pueda contestar como testigo ocular en Japón.
Entonces, ¿cuál es la respuesta? ¿Es realmente Japón un país ultramoderno? Parece que no, por lo menos para muchos de mis conocidos latinoamericanos, que están haciendo sus estudios de posgrado en las mejores universidades. Algunos, inclusive, me han comentado que el nivel de los estudiantes japoneses es bajo y eso hace que muchas investigaciones se atrofien.
Como lo señalaron Bruno Latour y Steve Woolgar, en su libro, Laboratory Life: The Construction of Scientific Facts, la ciencia, pese a su marcada relación con la lógica (esto no implica que sea la “verdad”) es una realidad socialmente construida por entes que sienten envidía dentro del labaratorio y están pendientes del resultado de su equipo de fútbol favorito.
Pero retomando los comentarios de mis camaradas, creo que son algo contradictorios. Si realmente es tan bajo el nivel, ¿por qué muchos de ellos han obtenido varios premios Nobel? Invirtiendo la pregunta, ¿por qué en América Latina no existe un adelanto similar? Responder esto nos llevaría decenas de cuartillas y a exaltar nacionalismo innecesarios, pero creo que la diferencia crucial está en el lugar privilegiado que tiene la ciencia para el gobierno japonés. De igual manera, otro punto nodal es el vínculo que existe entre la tecnología y la sociedad. ¿Qué es lo que quiero decir? Los centros educativos, pese a no ser los grandes ateneos, han logrado que sus adelantos tecnológicos puedan ser utilizados dentro de la sociedad, ya sea en forma de servicios o bien en productos comerciales. Y sin duda un ejemplo claro son las tiendas de autoservicio abiertas las 24 horas llamadas konbini (en México creo que es Oxxo el mayor consorcio).
Culminemos pues esta cavilación hablando un poco sobre estas tiendas. Los konbini son establecimientos pequeños ubicados en varios puntos de las zonas urbanas. El primer establecimiento aparece en 1969 y a partir de esa fecha su cantidad ha aumentado exponencialmente. Actualmente, existen varias cadenas de cobertura nacional como Lawson y Family Mart, aunque la que de mayor ganancia es el 7 Eleven. Asimismo, existen cadenas locales.
Por lo que respecta a los servicios que ofrecen los konbinis, al igual que sus contrapartes mexicanas, venden comida, refrescos, cigarros y cervezas. Pero también brindan otro tipo de servicios como la venta de revistas, comics y productos de papelería. De igual manera, ofrecen ropa íntima, cosméticos y otros productos de uso cotidiano. Asimismo, venden películas, juegos para las consolas electrónicas y pilas. Cabe advertir que el precio de los productos que ofrecen, suelen ser más altos que los supermercados, pero el precio del alcohol y los cigarros se mantiene estable las 24 horas.
Empero, esto no es todo. En los konbinis uno puede pagar todos los servicios públicos (luz, teléfono, etc.). También hay cajeros automáticos para sacar dinero y se pueden pedir libros por Internet y recogerlos ahí. De igual manera, existe el autoservicio de fotocopiado, el revelado de fotos y tintorería. Asimismo, uno puede reservar los boletos de eventos y conciertos, así como mandar desde los konbinis paquetes a todo Japón (normalmente tardan 2 días en llegar).
Probablemente, se estará preguntando qué tiene que ver todo esto con la tecnología. Todos estos servicios son posibles gracias a la existencia de aparatos que logran trasmitir rápidamente los datos (la mayoría funciona bien). También responden a un flujo rápido de los sistemas de comunicación. Pero no todos es tecnología. Existe un elemento indispensable para el éxito de cualquier tienda que abre las 24 horas: la seguridad. Los bajos índices de asaltos en Japón hacen que los konbinis puedan maximizar sus servicios, algo que México no es posible hoy en día.
A guisa de conclusión, quisiera finalizar diciendo lo siguiente: medir el adelanto tecnológico es una empresa difícil, pero no todo se tiene que reducir al número de éxitos científicos o a la proliferación de aparatos de música digital. Es justamente, el uso cotidiano de la tecnología lo que permite aseverar que un país está más “tecnificado” que otro. Y detrás de eso, está inevitablemente, las trampas de la modernidad y la necesidad de llevar acabo una buena ingeniería social y política.
Una de las constantes preguntas que me hacen en México es la siguiente: ¿qué nuevos adelantos tecnológicos se han desarrollado en Japón? Sin duda, es una interrogante inevitable. Para muchos, esta nación es el sinónimo de lo ultramoderno. Ahora bien, responder esta pregunta no es tan fácil. La verdad es que en un mundo tan “globalizado” como el actual, es irrelevante lo que uno pueda contestar como testigo ocular en Japón.
Entonces, ¿cuál es la respuesta? ¿Es realmente Japón un país ultramoderno? Parece que no, por lo menos para muchos de mis conocidos latinoamericanos, que están haciendo sus estudios de posgrado en las mejores universidades. Algunos, inclusive, me han comentado que el nivel de los estudiantes japoneses es bajo y eso hace que muchas investigaciones se atrofien.
Como lo señalaron Bruno Latour y Steve Woolgar, en su libro, Laboratory Life: The Construction of Scientific Facts, la ciencia, pese a su marcada relación con la lógica (esto no implica que sea la “verdad”) es una realidad socialmente construida por entes que sienten envidía dentro del labaratorio y están pendientes del resultado de su equipo de fútbol favorito.
Pero retomando los comentarios de mis camaradas, creo que son algo contradictorios. Si realmente es tan bajo el nivel, ¿por qué muchos de ellos han obtenido varios premios Nobel? Invirtiendo la pregunta, ¿por qué en América Latina no existe un adelanto similar? Responder esto nos llevaría decenas de cuartillas y a exaltar nacionalismo innecesarios, pero creo que la diferencia crucial está en el lugar privilegiado que tiene la ciencia para el gobierno japonés. De igual manera, otro punto nodal es el vínculo que existe entre la tecnología y la sociedad. ¿Qué es lo que quiero decir? Los centros educativos, pese a no ser los grandes ateneos, han logrado que sus adelantos tecnológicos puedan ser utilizados dentro de la sociedad, ya sea en forma de servicios o bien en productos comerciales. Y sin duda un ejemplo claro son las tiendas de autoservicio abiertas las 24 horas llamadas konbini (en México creo que es Oxxo el mayor consorcio).
Culminemos pues esta cavilación hablando un poco sobre estas tiendas. Los konbini son establecimientos pequeños ubicados en varios puntos de las zonas urbanas. El primer establecimiento aparece en 1969 y a partir de esa fecha su cantidad ha aumentado exponencialmente. Actualmente, existen varias cadenas de cobertura nacional como Lawson y Family Mart, aunque la que de mayor ganancia es el 7 Eleven. Asimismo, existen cadenas locales.
Por lo que respecta a los servicios que ofrecen los konbinis, al igual que sus contrapartes mexicanas, venden comida, refrescos, cigarros y cervezas. Pero también brindan otro tipo de servicios como la venta de revistas, comics y productos de papelería. De igual manera, ofrecen ropa íntima, cosméticos y otros productos de uso cotidiano. Asimismo, venden películas, juegos para las consolas electrónicas y pilas. Cabe advertir que el precio de los productos que ofrecen, suelen ser más altos que los supermercados, pero el precio del alcohol y los cigarros se mantiene estable las 24 horas.
Empero, esto no es todo. En los konbinis uno puede pagar todos los servicios públicos (luz, teléfono, etc.). También hay cajeros automáticos para sacar dinero y se pueden pedir libros por Internet y recogerlos ahí. De igual manera, existe el autoservicio de fotocopiado, el revelado de fotos y tintorería. Asimismo, uno puede reservar los boletos de eventos y conciertos, así como mandar desde los konbinis paquetes a todo Japón (normalmente tardan 2 días en llegar).
Probablemente, se estará preguntando qué tiene que ver todo esto con la tecnología. Todos estos servicios son posibles gracias a la existencia de aparatos que logran trasmitir rápidamente los datos (la mayoría funciona bien). También responden a un flujo rápido de los sistemas de comunicación. Pero no todos es tecnología. Existe un elemento indispensable para el éxito de cualquier tienda que abre las 24 horas: la seguridad. Los bajos índices de asaltos en Japón hacen que los konbinis puedan maximizar sus servicios, algo que México no es posible hoy en día.
A guisa de conclusión, quisiera finalizar diciendo lo siguiente: medir el adelanto tecnológico es una empresa difícil, pero no todo se tiene que reducir al número de éxitos científicos o a la proliferación de aparatos de música digital. Es justamente, el uso cotidiano de la tecnología lo que permite aseverar que un país está más “tecnificado” que otro. Y detrás de eso, está inevitablemente, las trampas de la modernidad y la necesidad de llevar acabo una buena ingeniería social y política.
3 件のコメント:
muy buen texto, isami.
saludos!
En los conbini de Mexico no se podran comprar boletos para conciertos pero si que puedes conseguir droga despues de las 11pm -_-u
exelente post,tambien yo siempre me hago un sin numero de preguntas como estas,sobre paises como japon.
saludos
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