A raíz del terremoto del 11 de marzo, numeroso artículos e información de dudosa procedencia se han publicado en el Internet. Los que están afuera del archipiélago, las difunden, con cierto morbo, pero los que estamos aquí, las tenemos que analizar con cuidado. Tenemos que discernir si son verdaderas o no. Una tarea, que supera muchas veces nuestro propio intelecto.
He aquí un ejemplo. De acuerdo con un amigo chileno, en su país confundieron algunos datos y dijeron que la radiación de Tokio era de milicibers y no de microcibers. Un error garrafal. En el primer caso, no estaríamos vivos muchos por acá. ¡Sean congruentes, por favor! También, Tv Azteca, una de las televisoras privadas mexicanos ha realizado una pésima cobertura. Me imagino, nada más la nefasta voz de Javier Alatorre diciendo: ¡Miles de muertos en Japón! ¡El país del Sol Naciente ha dejado de existir!
Ahora bien, en algunos medios electrónicos japoneses también han salido notas maliciosas. Por ejemplo, una dice que hay ladrones extranjeros merodeando en las cercanías de Sendai para robarse algo, o bien que hay casos de violaciones de mujeres. Del primer caso, es sin duda una mentira y es peligrosa, ya que puede llevar hacia un ataque xenofóbico. De hecho en el terremoto de Kanto de 1923, hubieron rumores de que los coreanos habían envenenado el agua y muchos japoneses salieron a cazarlos y matarlos. No se debe repetir un caso similar. Del segundo caso, no se puede descartar. Vivir en los refugios debe provocar una excesiva tensión y puede derivar en un ataque hacia las mujeres. De hecho, en el terremoto de Kobe de 1995, sí hubieron casos de violaciones. Sin embargo, por ahora nadie ha demostrado la existencia de estos incidentes y creo que son rumores (esperemos).
Finalmente, una nota que me ha sorprendido es la siguiente. Según ésta, el 11 de marzo, Estados Unidos ofreció mandar a sus tropas estacionadas en el archipiélago para solventar la crisis de las plantas de Fukushima y ocupar la región, pero el primer ministro Naoto Kan la rechazó. Algunos internautas han mostrado su enojo y no sólo han exigido la cabeza del mandatario japonés sino que han pedido la intervención y ocupación de las fuerzas estadounidenses. Imaginarme que hubo ese chanchullo me da escalofrío. Este país no puede volver a experimentar de nuevo una humillación de ese tipo. Empero, pensándolo fríamente, es un escenario inverosímil.
Mi experiencia analizando los documentos estadounidenses, me hacen pensar que es escenario no se dio. Por tres razones.
Primero, ese tipo de decisiones no se filtran a la prensa y si realmente los líderes de Estados Unidos sabían del peligro, hubiera actuado sin o con el consentimiento de Kan, como lo han hecho durante estos últimos 100 años.
Segundo, el Acuerdo de Seguridad Nipo-Estadounidense firmado en 1951 y revisado en varias ocasiones, no estipula que las fuerzas estadounidenses tengan que movilizar a sus tropas para solventar los problemas internos de Japón. Si no lo hicieron en los disturbios estudiantiles de la década 1960, no creo que lo hagan ahora. Tampoco, creo que los agentes del CIA lo hagan, ellos no son James Bond ni Tom Cruise. Los militares estadounidense están sólo para resguardar la seguridad de Japón en caso de un ataque de los países vecino (algo que no ha sucedido nunca, por lo que tampoco podemos aseverar que lo harán en el futuro). Tampoco, en el mismo documento hay una cláusula sobre un desastre nuclear.
Tercero, ni Obama ni Hilary Clinton van a arriesgar a sus oficiales en una misión que concierne sólo a las autoridades japoneses. Sólo pueden ayudar con lo indispensable y es más, pienso, a veces que no les ha importado mucho. Es cierto, han dado equipo y ayuda técnica, pero sus cabezas ahora están en Libia y aprovechar esta situación para fortalecer a sus empresas automotrices. Además, ¿realmente los militares estadounidenses hubieran podido hacer algo? No hay que olvidar que en el huracán Katrina, los efectivos del Pentágono fueron incapaces de salvar la vida de muchas de las víctimas de Nueva Orleans.
Fukushima, no es el guión de un cómic japonés ni una mala película estadounidense. Hay gente que está arriesgando su vida para salvar esta crisis. No sirve de nada especular, si en la oficina del primer ministro hubo algún tipo de chanchullo. Las decisiones ya se hicieron. En treinta años, cuando desclasifiquen los documentos estadounidenses podremos saber qué pasó ese día. Bueno si los de Wikileaks logran sacarlas antes de tiempo, la espera será menor.
Sea lo que sea, mi humilde opinión. Sólo la historia probará quién tuvo la razón.
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