(Puesto originalmente en Hermano Cerdo, el 7 de diciembre de 2010)
Este año regresé a México después de cinco años. También cambié de trabajo. Estuve nueve años en el mismo lugar, estudiando y trabajando. En esta vida no todo es para siempre. Lo sé. Extrañaré sin duda ese lugar.
Por mi nuevo trabajo también he dejado de viajar cuatro horas en tren, algo positivo para mis piernas y espalda, pero que significan menos horas de lectura. He encontrado que el mejor lugar para leer una novela en Tokio es en un vagón.
Los libros que más me gustaron este año fueron sin duda los de Horacio Castellanos Moya: Con la congoja de la pasada tormenta (2010) y El asco (2003). El año pasado había leído varios libros de Horacio. Me he dado cuenta de que ya soy su fan. Espero con ansia que salga su nuevo libro el próximo año.
También las traducciones castellanas de Junichito Tanzaki —Jotaro el Masoquista (2009)— y Kobo Abe —Idéntico al ser humano (2010)— buenos libros y bien traducidos. El segundo una maravilla, espero más traducciones al castellano de este autor.
Por otro lado, Los detectives salvajes (1998) de Roberto Bolaño. Caí en el marketing, pero me gustó.
La lista sigue con Por cielo, may y tierra (2010) de Ximena Sánchez Echenique. Una obra interesante, más para los que estamos fuera de nuestra patria, se disfruta más. También la antología de cuentos editados por Norma Lazo, Cuentos violentos (2006). En un momento en el cual la violencia está presente en todo México, este libro me hizo pensar varias cosas. En la misma tónica está Los Límites de la noche (2001) de Eduardo Antonio Parra. Juan Villoro me recomendó a este autor. Por cierto, Forward Kioto (2010) de Juan Villoro. Japón está presente cada día más en las obras literarias latinoamericanas.
Un ejemplo claro es Tan cerca de la vida (2010) de Santiago Roncangliolo. No me gustó. Hanami (2009) de Cristina Rascón Castro. Una visión interesante de la extranjería en Japón.
Un libro que no es de literatura pero me gustó fue Historia y Celebración. México y sus celebraciones (2009) de Mauricio Tenorio. Me tocó estar en los festejos del bicentenario. Muchas cosas que celebrar, pero también muchas que quisiéramos olvidar.
Finalmente, dos libros en japonés. El atajo de Yuko-chan (夕子ちゃんの近道) de Yu Nagashima (長島有) (2010). El otro, Mis años posteriores (晩年) (1936) de Osamu Dazai (太宰治). El primero un libro cálido y tierno. El segundo, la obra prima de un maestro de la literatura japonesa, pero deprimente. Es una carta de suicidio.
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