2/20/2007

La memoria histórica, China y Japón

(Texto publicado en Diario Monitor, 20 de febrero de 2007)

En los últimos años las relaciones diplomáticas entre Japón y China se han tornado conflictivas. Por un lado, las exploraciones, que emprendió China en las zonas oceánicas “japonesas”, acrecentaron la percepción del “peligro chino” dentro de las autoridades conservadoras de Tokio. Por otro lado, las políticas nacionalistas de Jun’ichiro Koizumi (2001-2006) eliminaron por completo las posibilidades de un diálogo con Pekín.

Sin embargo, esta conflictiva relación cambia en octubre del año pasado, cuando el nuevo primer ministro Shinzo Abe visita China y se entrevista con Hu Jintao. Este suceso permite mejores lazos, fortaleciendo también el proyecto de la Comunidad de Este de Asia. Así, los pronósticos de muchos es que en los próximos años observaremos un cambio sustantivo. Pero, aún existe un problema que no se ha solucionado: las diferentes percepciones que tienen cada país sobre el pasado. Mientras que Japón mantiene una reticencia en reconocer las atrocidades cometidas en las guerras de expansión, China sigue fortaleciendo una historia nacionalista y chauvinista que evita la crítica y distorsiona los sucesos que ocurrieron en los decenios de los 30 y 40.

Probablemente, la solución “idónea” es que Japón emprenda una disculpa oficial convincente en donde reconozca sus errores y dé una ayuda económica más jugosa a China. Pero esa opción es muy improbable. Las autoridades conservadores no tienen la mínima intención de hacer eso. Además, viendo la postura que ha manejado durante mucho tiempo España hacia la Conquista y el genocidio en América Latina, probablemente no se dé nunca una respuesta definitiva por parte de Tokio.

Entonces ¿quién tiene la razón? Contestar esto es una historia sin fin. Sin embargo, de acuerdo a una encuesta que realizó el periódico singapurense, The Straits Times, en 7 naciones asiáticas (Singapur, Filipinas, Malasia, Indonesia, Tailandia, Corea del Sur y China), el 48% de los “asiáticos” considera que Japón es el responsable del deterioro de las relaciones, mientras que un 17% le adjudicó esta culpa a China. Asimismo, un 54% de los encuestados consideró que la memoria histórica es el principal problema, dejando a los conflictos económicos (18%) y el ascenso chino en Asia-Pacífico (16%) como problemas secundarios.

Esta encuesta es interesante, pero hay que tener cuidado con el análisis de sus datos. Tiene problemas metodológicos, ya que incluye las opiniones chinas, sin meter a las japonesas. De igual manera, no capta las diferencias que dejó el expansionismo japonés en Asia-Pacífico y sus posteriores traumas. Por ejemplo, pone en un mismo conglomerado las percepciones de naciones como Malasia o Tailandia que han buscado establecer una reconciliación mayor y las visiones antijaponesas de Corea del Sur.

De hecho, esto queda demostrado en el tema de las visitas que hizo Koizumi al Mausoleo de Yasukuni (lugar donde reposan simbólicamente los militares caídos en las guerras de expansión japonesa). Un 43% reprueba las visitas, mientras que un 21% contesta que se pueden tolerar y un 27% no las considera importantes. En lo personal, esperaba un número mayor de reprobación y me hacen pensar que fueron, finalmente, las opiniones chinas y coreanas las que consideraron reprobable la conducta de Koizumi.

Por lo que toca a la memoria histórica. La encuesta busca establecer atropelladamente cuál de los dos países ha establecido una mayor distorsión de la historia. Así, cuando se les preguntó a los encuestados sobre el contenido de los textos de historia chinos, el 29% respondió que eran correctos, mientras que el 21% contestó que estaban incorrectos. Al hacer esta misma pregunta para el caso de Japón; un 54% respondió que el contenido de los textos japoneses era incorrecto y un 7% que estaba correctos.

De este manera, observamos que existe la percepción de que Japón sigue distorsionando la historia. Empero, hay que tener en cuenta dos cosas. La primera es que no se ha difundido en Asia-Pacífico el contenido real de los libros de China. La distorsión existe. La otra es el nulo reconocimiento de las “disculpas” ofrecidas por el primer ministro socialista Tomiichi Murayama (1994-1996) y su evolución como la postura oficial hacia este problema.

Como palabras finales, comparto la preocupación de muchos asiáticos sobre la “amnesia” de los japoneses y su nulo reconocimiento de sus errores del pasado, pero creo que hay de igual manera una gran ignorancia sobre la memoria histórica en China y han sido los medios los responsables de no difundir esto.

3 件のコメント:

Armando Román Zozaya さんのコメント...

Estupendo ensayito, Isami. La neta, bastante más chido que lo del baseball. En fin: cuestión de gustos.

Abrazos

Armando Román Zozaya さんのコメント...

Estupendo ensayito, Isami. La neta, bastante más chido que lo del baseball. En fin: cuestión de gustos.

Abrazos

Armando Román Zozaya さんのコメント...

Estupendo ensayito, Isami. La neta, bastante más chido que lo del baseball. En fin: cuestión de gustos.

Abrazos