(Texto publicado en Diario Monitor, 28 de noviembre de 2006)
Uno de los comentarios que más abunda dentro mi círculo de amistades (la gran mayoría extranjeros) es la mala calidad que ostenta la televisión japonesa. Estoy de acuerdo, pero me intriga que sean los que dominan menos el japonés los que digan esto. Esto responde, claramente, a las imágenes cotidianas que proyecta la televisión. Probablemente, para los que nada más les gusta el fútbol; el golf o el béisbol les resulten aburridos. De igual manera, las caricaturas que se proyectan escenifiquen sólo un mundo infantil. Asimismo, es claro que el humor japonés es bastante sui generis. Castigos corporales y poca contenido en el discurso cómico; no permiten aseverar que la televisión sea de calidad.
Lo anterior no es una situación exclusiva de Japón. En general, la televisión a nivel mundial no es de buena calidad. Sin embargo, viniendo de un país en donde dos empresas controlan todo y existe demasiada autocensura; la televisión japonesa resulta interesante. Hay programas culturales que no son malos. Además, cada una de las cadenas tiene una clara línea política, lo cual permite una mejor oportunidad para informarse.
Ahora bien, dentro de este universo, un programa ha llamado mi atención: si yo, Hikari Ota fuera Primer Ministro… y su secretario Tanaka. Éste es un talk show que trasmite semanalmente la Nippon TV. Y básicamente, es un juego de roles en donde la dupla cómica Bakusho Mondai (Hikari Ota y Yuji Tanaka) actúan como los líderes de un país ficticio llamado “Japón”. Antes de abundar más sobre el programa, permítanme hablar sobre la dupla.
Bakusho Mondai se conforma en 1988 y ha concentrado sus actividades en el género cómico llamado manzai. Esta expresión cómica data desde la época Heian (794-1185) y consta de un diálogo de cuestiones cotidianas en donde cada uno tienen un papel determinado. El boke es el encargado de decir las partes más chistosas del diálogo, ya sea por medio de juegos de palabras o bien fingiendo ignorancia hacia un suceso. Por su parte, el tsukkomi es el que mantiene el diálogo en el mundo real y señala los errores al boke. Para hacerlo, utiliza el regaño verbal o bien golpes a la cabeza.
Este género ha sido desarrollado en Osaka, en donde se concentran los mejores teatros para ver manzai. Sin embargo, en el caso de Bakusho Mondai, Ota y Tanaka comienzan su carrera en Tokio. Y, a diferencia de los temas que suelen tratar su contrapartes en Osaka, decidieron abordar la política. Sus chistes se han editado en varios libros y se burlan de los personajes históricos, las guerras, los políticos y los crímenes. Esto les trajo problemas, ya que no acaparaban la atención de las masas. Empero, conforme se fue deteriorando la economía japonesa en los años 90 y comenzaron a trasmitirse programas de media noche con mayor grado de libertad, Bakusho Mondai logró un inusual éxito.
De hecho, Ota se ha convertido en uno de los líderes de opinión más importantes. Él ha mostrado una fuerte crítica hacia los conservadores por su entreguismo hacia Estados Unidos. De igual manera ha criticado los intentos de reformar la constitución. Esta postura ha hecho pensar que Ota se postulará en las siguientes elecciones, pero él ha negado esto. Sin embargo, no ha escondido que tiene un interés por la política y esto lo llevó finalmente ha emprender la realización del programa Si yo, Hikari Ota fuera Primer Ministro.
En éste se ha montado un Parlamento ficticio en donde el “Primer Ministro Ota” discute con profesores de primaria, cómicos, modelos, actores, periodistas, extranjeros, abogados y diputados reales diversos temas. En cada emisión, se propone una ley y se debate su aplicabilidad. Las propuestas suelen ser muy radicales, que van desde la eliminación de la educación obligatoria hasta la privatización del gobierno. Y en caso de lograr la aprobación del pleno, los diputados que participan ahí se han comprometido a llevar la propuesta a la Dieta para su discusión.
Desgraciadamente, el programa cae en muchas ocasiones en discusiones absurdas, ya que el nivel educativo y de información de los presentes es abismal, pero es interesante ver cómo la “ciudadanía” común regaña a los políticos a nivel nacional por sus imprudencias. Es un ejercicio necesario en un país caracterizado por la falta de debate y de una interacción entre las cúpulas del poder y los electores. Ahora bien, se podría hacer esto en México. Temo que no. La política es exclusiva de los especialistas y los líderes de opinión. Además, es difícil pensar que un contexto de mucha polarización, la televisión mexicana se preste a la apertura. Pero la última palabra la tendrá Televisa.
Uno de los comentarios que más abunda dentro mi círculo de amistades (la gran mayoría extranjeros) es la mala calidad que ostenta la televisión japonesa. Estoy de acuerdo, pero me intriga que sean los que dominan menos el japonés los que digan esto. Esto responde, claramente, a las imágenes cotidianas que proyecta la televisión. Probablemente, para los que nada más les gusta el fútbol; el golf o el béisbol les resulten aburridos. De igual manera, las caricaturas que se proyectan escenifiquen sólo un mundo infantil. Asimismo, es claro que el humor japonés es bastante sui generis. Castigos corporales y poca contenido en el discurso cómico; no permiten aseverar que la televisión sea de calidad.
Lo anterior no es una situación exclusiva de Japón. En general, la televisión a nivel mundial no es de buena calidad. Sin embargo, viniendo de un país en donde dos empresas controlan todo y existe demasiada autocensura; la televisión japonesa resulta interesante. Hay programas culturales que no son malos. Además, cada una de las cadenas tiene una clara línea política, lo cual permite una mejor oportunidad para informarse.
Ahora bien, dentro de este universo, un programa ha llamado mi atención: si yo, Hikari Ota fuera Primer Ministro… y su secretario Tanaka. Éste es un talk show que trasmite semanalmente la Nippon TV. Y básicamente, es un juego de roles en donde la dupla cómica Bakusho Mondai (Hikari Ota y Yuji Tanaka) actúan como los líderes de un país ficticio llamado “Japón”. Antes de abundar más sobre el programa, permítanme hablar sobre la dupla.
Bakusho Mondai se conforma en 1988 y ha concentrado sus actividades en el género cómico llamado manzai. Esta expresión cómica data desde la época Heian (794-1185) y consta de un diálogo de cuestiones cotidianas en donde cada uno tienen un papel determinado. El boke es el encargado de decir las partes más chistosas del diálogo, ya sea por medio de juegos de palabras o bien fingiendo ignorancia hacia un suceso. Por su parte, el tsukkomi es el que mantiene el diálogo en el mundo real y señala los errores al boke. Para hacerlo, utiliza el regaño verbal o bien golpes a la cabeza.
Este género ha sido desarrollado en Osaka, en donde se concentran los mejores teatros para ver manzai. Sin embargo, en el caso de Bakusho Mondai, Ota y Tanaka comienzan su carrera en Tokio. Y, a diferencia de los temas que suelen tratar su contrapartes en Osaka, decidieron abordar la política. Sus chistes se han editado en varios libros y se burlan de los personajes históricos, las guerras, los políticos y los crímenes. Esto les trajo problemas, ya que no acaparaban la atención de las masas. Empero, conforme se fue deteriorando la economía japonesa en los años 90 y comenzaron a trasmitirse programas de media noche con mayor grado de libertad, Bakusho Mondai logró un inusual éxito.
De hecho, Ota se ha convertido en uno de los líderes de opinión más importantes. Él ha mostrado una fuerte crítica hacia los conservadores por su entreguismo hacia Estados Unidos. De igual manera ha criticado los intentos de reformar la constitución. Esta postura ha hecho pensar que Ota se postulará en las siguientes elecciones, pero él ha negado esto. Sin embargo, no ha escondido que tiene un interés por la política y esto lo llevó finalmente ha emprender la realización del programa Si yo, Hikari Ota fuera Primer Ministro.
En éste se ha montado un Parlamento ficticio en donde el “Primer Ministro Ota” discute con profesores de primaria, cómicos, modelos, actores, periodistas, extranjeros, abogados y diputados reales diversos temas. En cada emisión, se propone una ley y se debate su aplicabilidad. Las propuestas suelen ser muy radicales, que van desde la eliminación de la educación obligatoria hasta la privatización del gobierno. Y en caso de lograr la aprobación del pleno, los diputados que participan ahí se han comprometido a llevar la propuesta a la Dieta para su discusión.
Desgraciadamente, el programa cae en muchas ocasiones en discusiones absurdas, ya que el nivel educativo y de información de los presentes es abismal, pero es interesante ver cómo la “ciudadanía” común regaña a los políticos a nivel nacional por sus imprudencias. Es un ejercicio necesario en un país caracterizado por la falta de debate y de una interacción entre las cúpulas del poder y los electores. Ahora bien, se podría hacer esto en México. Temo que no. La política es exclusiva de los especialistas y los líderes de opinión. Además, es difícil pensar que un contexto de mucha polarización, la televisión mexicana se preste a la apertura. Pero la última palabra la tendrá Televisa.