8/28/2011

Espionaje en las Américas

Schuler, Friedrich, Secret Wars and Secret Policies in the Americas, 1842-1929 (Albuquerque: University of New Mexico Press, 2010).


    Durante los últimos cinco años, he dedicado una parte de mi vida académica a la lectura de los archivos diplomáticos de Japón, de México y de Estados Unidos. En esta incansable e interminable pesquisa he encontrado documentos sin mucha trascendencia (como informes sobre los gastos de los diplomáticos en el exterior). Sin embargo, algunos documentos han sido interesantes.
    En particular, me ha llamado la atención, los bosquejos diseñados por los diplomáticos japoneses y mexicanos para evadir responsabilidades o temas espinosos.
    Por ejemplo, he encontrado una guía diseñada por el Ministerio de Asuntos Exteriores en la cual se delimita qué hacer cuando un país exige ayuda financiera al gobierno japonés. También, hallé un manual creado por la Cancillería mexicana en el momento que el presidente estadounidense pida al mandatario mexicano la instalación de misiles nucleares en México. En ambos casos está plasmada una regla de oro de la diplomacia moderna: ¿Cómo decir “no” sin ser grosero?
    Empero, no todos los bosquejos diseñados por los diplomáticos son manuales para evadir algún tema peliagudo. En algunas ocasiones son guías reales de cómo influir en la política de un país determinado, o bien manipularlo para presionar a otro. Dicho en otras palabras: uno puede encontrar en los archivos diplomáticos, manuales de espionaje y de conspiración dignos de cualquier película de Hollywood.
    Ésta es la temática del libro de Friedrich Schuler. Autor también de Mexico between Hitler and Roosevelt: Mexican Foreign Relations in the Age of Lázaro Cárdenas 1934-1940, publicado por la University of New Mexico Press en el año de 1999. En esta ocasión, el profesor de la Portland State University deja la década de 1930, así como la presencia del Tercer Reich en México y concentra su interés en todo el continente americano. Es una obra interesante.
    Por medio de un análisis de los archivos estadounidenses, alemanes, ingleses y españoles, muestra cómo el Imperio alemán y el japonés, así como la Italia de Mussolini, la España de Primo de Rivera y la URSS buscaron influir en los destinos del Hemisferio Occidental. Schuler muestra, también, con gran claridad, cómo algunos diplomáticos y militares manipularon a distintos grupos étnicos de América Latina. Incluso, señala que muchos tantearon la posibilidad de utilizar este sentimiento nacionalista y enfocarlo a la principal potencia de la región: los Estados Unidos. De igual manera, este estudio muestra cómo algunos políticos latinoamericanos como Victoriano Huerta, Venustiano Carranza e Hipólito Irigoyen buscaron aprovechar las rivalidades de las grandes potencias para su propio beneficio. Finalmente, Schuler demuestra la existencia de una red de espionaje alemán, japonés, español e italiano y cómo estos “siniestros” espías colaboraban entre sí.
    El libro es un poco largo, pero creo que es un lectura agradable. En particular, el análisis de las actividades de espionaje alemán es muy interesante. En este sentido recomiendo este libro a cualquier estudiante o lector interesado en la historia diplomática de las Américas. En el caso mexicano, si leen previamente La Revolución intervenida de Berta Ulloa y La Guerra Secreta de Friedrich Katz podrán tener un mejor panorama.
    Ahora bien, a pesar de que es una obra interesante y una temática importante, tiene algunos puntos problemáticos. Quisiera señalar tres y terminar esta reseña.

    1. Los estudios sobre espionaje analizan siempre documentos y manuscritos escritos por diplomáticos (normalmente de rango superior) y por militares, quienes buscan conspirar o influir en un determinado país. Sin embargo, este tipo de proyectos en muchas ocasiones no se logran consumar. De hecho, son excepcionales los que se llevan acabo. Un ejemplo, es el caso del PBSUCCESS de 1954: plan aplicado por la CIA para derrocar a Jacobo Árbenz en Guatemala.
    Por lo tanto, ¿qué podemos inferir de casos de espionaje que nunca se dieron? Podemos comprender cómo determinadas personas buscaban influir en un país, pero también nos puede llevar hacia interpretaciones exageradas, o atribuirle responsabilidades distintas a actores quienes no tuvieron vela en el entierro. Lo anterior sucede muchas veces en Secret Wars and Secrtet Policies in the Americas.
    Por ejemplo, no dudo que algunos oficiales de la marina japonesa hayan buscado influir en México, pero ese tipo de políticos eran decisiones personales y no políticas diseñadas por el gabinete ni muchos menos por el primer ministro en turno.

    2. El análisis de Schuler sobre Alemania es bueno, pero su análisis del caso japonés es deficiente. Confunde y transcribe mal los nombres. No hay un análisis más amplio de los políticos japoneses y las explicaciones sobre ellos muchas veces son acartonadas como es el caso de Takeaki Enomoto a quien le cambió incluso el nombre.
    ¿Por qué no analizó los documentos japoneses? En su libro no lo explica. Entiendo que no domine este idioma, pero si dedicó 8 años en leer los archivos europeos, entonces hubiera dedicado otros años más a la lectura de los japoneses: documentos que se pueden consultar en Internet.
    De este modo, sus aseveraciones sobre Japón y su política hacia las Américas son exageradas y simplista. Es un análisis basado sólo en algunas traducciones de documentos resguardados en el National Archives de Estados Unidos y en la tesis doctoral de Iyo Kunimoto (1975): la “única” obra que ha analizado las relaciones méxico-japonesas utilizando archivos. Desgraciadamente por alguna razón, esta obra nunca se ha publicado como libro. No sé si fue porque la autora tuvo pereza de hacerlo, o porque los datos que utilizó no eran tan confiables.

    3. Para Schuler, los actos espionajes de los europeos y japoneses fueron un peligro y en algunas líneas muestra su satisfacción por el fracaso de las misiones de espionaje. Lo anterior le quita seriedad a su libro. Sinceramente, se hubiera abstenido de este tipo de comentarios.
    Además, en el análisis de Schuler falta un último actor y el principal conspirador de las Américas: los Estados Unidos. Este país ha buscado desde su nacimiento constantemente control los destinos sobre el Hemisferio Occidental, apoyando a personajes siniestros y saboteando cualquier proyecto que vaya en contra de sus intereses. Una prueba de lo anterior se muestra en el libro de Greg Grading: Empire’s Workshop (2010). En este sentido, al no dedicarle una sección especial a las actividades de espionaje de Estados Unidos, la obra de Schuler pierde mucha consistencia y no logra mostrar un panorama más “real” de las guerras secretas y el espionaje en las Américas.

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