(Artículo publicado en el Polifonía blog de la revista Letras Libres el 29 de julio de 2013)
Los primeros resultados de las encuestas de salida no fueron
sorpresivos: los “chicos malos” estaban de regreso. Su partido, la
primera fuerza opositora, había triunfado de manera apabullante. Salvo
un pequeño sector, la población no estaba alarmada, tampoco lo estaban
los mercados bursátiles. Estados Unidos vio con buenos ojos su retorno,
ya habían dirigido años atrás los destinos de esta nación amiga.
Llegaban al poder unos viejos conocidos de Washington.